4 Discursos del Padre Santo a los nuevos Esposos, con breves comentarios del P. FRANCISCO PELLEGRINO, S. J. Novena ediciôii EDITORIAL LIBRERÎA RELIGIOSA AVÎNÔ, 20 BARCELONA • Λ* - - ' 1 Los Discuisos del bumo Pontifice se reproducen enteros y por su orden. Solo se h omitido aquellos oarrafos que se referian a otros grupos de fieios présentes a las mismas Audiencias. Lector, lectore; Aqui tienes como en bondeja de piata un ramo de flores olorosas, incomparablemente mas bellas que las pontificias rosas de oro, codiciado obsequio de % reinas. Han nacido al sopio de Cristo en el paterno corazôn de su Vicario en la tierra, y te traen aromas de cielo, que sin duda alguna enajenarem tu espfritu de ciertas ideas, tendencies y preocupaciones maté­ rialistes y mundanas, y esforzaran tu corazôn para que en la senda que acabas de emprender marches siempre adelante con paso seguro, mente iluminada, concienda tranquila y corazôn rebosante de paz y dicha verdadera. No olvides: en materia de moral no hay en la tie­ rra voz mas autorizada que la de S. S. el Papa. EL EDITOR PRÔLOGO Este libro, dedicado a los esposos que en el tim­ brai de su nueva vida tuvieron la suerte feliz de vi­ sitor al Supremo Pastor de la Iglesia, aspira a ser como el recordatorio de aquel dia para ellos memo­ rable. Sera un precioso recuerdo de familia. Precioso como el mejor tesoro, porque les despertara en anos venideros la venturosa memoria de dias felices. Su lectura, al correr de los anos, renovard con fuerza en su corazôn y en su oido el eco de la voz mds augusta de la tierra, que con ternura de Padre les hablo palabras de enhorabuena, de aliento y de bendicion. Pretende también este libro, si se lee con frecuencia, servir de guia. Guia de la familia cristiana, que florece entre las manos de Cristo y bajo el soplo de Cristo crece y se multiplica. Y guia, no solo para aquellas familias a quienes sirva de recuerdo, sino para todas las familias cris- ρίο XII A LOS ESPOSOS tianas y principalmente para los padres y madrés que tienen conciencia de su altisima dignidad y de la responsabilidad que aceptaron. Los tiempos actuales, prodigos en teorias extra­ nas y perversas, en falsos modelas y perniciosos ejemplos — que bien pudieran llamarse a veces, crimina­ les—, es de temer que resulten ruinosos para la familia. Una mirada de conjunto sobre el mundo nos induce a creer que la familia esta pasando un pe­ riodo de verdadera decadencia, un poco en todas partes y también en al gunos sectores de Italia, pero sobre todo en alguna otra nacion que ha confesado ya de piano haber recogido amargos y trâgicos frutos de la relajaciôn de la familia. Con providencial acierto el Papa Ρίο XII, como su Augusto Predecesor, quiere cerrar decididamente el paso a un peligro tan grande. Siguiendo la costumbre de reunir a su alrededor a los noveles fundadores de las futuras familias cristianas, les concede Audiencias especiales, en las que con scberanas y solicitas ensenanzas ofrece a todas las familias del mundo catôlico un codigo de restauraciôn. Y esto es precisamente este libro en que se recogen las augustas Alocuciones dei Sumo Pontifice a los noveles esposos: un codigo de facil lectura, una brûjula al alcance de la mono para los padres que quieran orienter hacia Cristo sus familias. AUDIENCIAS CORDIALES La nueva casa esta henchida todavia de intenso perfume. Sucesivas emociones han encendido las mejillas de la jovencita, hoy esposa, arrancândola dei mundo ordinario y transportândola a un cielo de dulces ensuenos, largo tiempo acariciados, que se proyectan sobre un fondo perenne de blancura de vélos y capullitos de azahar. El esposo, en apariencia mas impasible, vive también su secreto ensueno, que tal vez un dia creyera inasequible, pero que hoy ve convertido en realidad. Râpidamente la fiesta, mas o menos esplendida, pero siempre solemne, corre a su fin. Ahora se encuentran solitos, entre desconocidos, en un tien — imagen de un destino dichoso — que les lleva lejos, muy lejos... Napoles, Venecia, Palermo, Flcrencia son puntos de ραrada en su largo viaje, cuyo termino y corona ciertamente es Roma. Porque es ya una tradiciôn, que del Norte y del Sur, de la aristocracia y de las clases pobres, los noveles esposos italianos incluyan siempre la Ciudad Eterna en el itinerario de su viaje de bodas. |Hay en el viejo corazon dei mundo tantas cosas para la colecciôn de los dulces recuerdos! Ellos lo saben muy bien; pero lo que mejor saben es que en la ciudad de las siete colinas S. S. el Papa les espera. Mas afortunados que sus padres o abuelos, estân >11 seguros de que veran al Papa y de que el Papa les hablarà a ellos exclusivamente. Y prestarân a eus palabras muchisima atencion, a fin de recordarias despues toda PIO XII A LOS ESPOSOS IO la vida, y poder responder, a su regreso, a quienes les pregun ten iqué os ha dicho el Papa? Pero sobre todo para repetirselas muchos anos adelante a misteriosas criaturas que se abriran como flores maravillosas en derredor suyo y que hoy vislumbra ya con perfiles de àngeles su corazôn esperanzado. Si les reden casados tienen grandes deseos de ver y oir ai Papa, también el Papa por su parte desea mucho recibirles y hablarles: que en este punto han cambiado muchisimo las tenaces tradiciones de la Corte Pontificia. En otres tiempos no era fadl ni sendllo pasar la Puerta de Bronce y, luego de atravesar varias salas famosas, asistir a un a Audienda del Papa. Pedianse informes, requerianse recomendadones, presentaciones. espera de varios dias, trajes de étique­ ta, etc. Todas estas formalidades subslsten tedavia para los demas. Para los noveles esposos todo queda reducido al minimo indispensable: basta con justificor que se han casado recientemente, presentando un sendllo billete del propio Pârroco; y con esto son amos de medio Vaticano y casi del Papa en persona. Porque pueden llegarse derechamente hasta el trono blanco de armino, sin que nadie les vaya a preguntar nada. Alli se reunen algunos dentos y a veces miles; como que alguna vez la Sala de las Bendidones, larga cuanto tiens de ancho la fachada de la Basilica, no basta a contenerlos a todos. Aldeanos y burgueses, campesinos y nobles, vestidos de seda o de pano burdo, todos son recibidos igualmente y ninguno invoca titulos de precedenda. El Papa siempre se muestra padre, pero de un modo especialisimo en las Audiendas de los miércoles, en que redbe a los recién casados. Se le ve en la cara su jovial y augusta pator,···· AUDIENCIAS CORDIALES V ; nidad. Y ©llos son en tales dias los hijos privilegiados. Asi lo declaran expresamente sus primeras palabras, aun cuando al grupo de los reden casados se junten otros de peregrinos, de religiosos o de miembros de la Acdon Catolica. Las visitas de los primeras siempre las 11 .a el Papa ? Seguramente, los esposos cristianos que descubrieron algo tarde acaso los tesoros encerrados en el sacr ento dei matrimonio, en adelante harân todo lo posible para que sus hijos, si por ventura eligieren el estado matrimonial, se preparen y se instruyan convenientemente sobre los grandes bienes que nuestra santa fe les ofrece. • Kl NO OLVIDES — El matrimonio entre cristianos es un Sacr .ento, que signi­ fica la union o desposorio mistico de Jesucristo con la Iglesia. — Jesucristo enriquecio este sacr ento con todas las gracias y auxilios sobrenaturales necesarios y utiles a los esposos para que, cumpliendo bien sus deberes o ejercitando bien sus derechos, consi g cm los fines dei matrimonio. — Los esposos cristianos deben velar siempre con su conducta por la grandeza, alteza y dlgnidad dei matrimonio. ··«« ·■·« EL SANTIFICADOR DE LAS BODAS 3, Mctyo, 1939. EL BANQUETE DEL MILAGRO Con la vuelta de las golondrinas que llenan de chirridos el cielo de Roma en busca dei antiguo nido parecen ser mas nume­ rosas, en este comienzo de la primavera, las timidas parejas de recién casados. El Papa esta siempre alli dispuesto a recibir a las jôvenes desposadas, que hace solo unos dias fijaron también entre los montes y los mares de la hermosa peninsula el nido de sus amores bendecido al pie del altar. ^Qué les dira en esta segunda audiencia? Su presencia despierta en la mente de Pio XII antiguos cuerdos de la historia mas bella del mundo, del Evangelio. Alla en el Oriente, en dia lejano, segun cuenta el Evangelio y repite todos los anos el sacerdote en el altar, una modesta familia ce­ lebro un banqueté nupdal. La historia no nos ha legado el nombre de aquellos afortunados esposos; pero algunos lienzos de insignes maestros de la pintura nos presentan sus rostros ra­ diantes de gozo y banados en dulce serenidad. Los protagonistas de las bodas de Canà no fueron tanto los 20 ρίο XII A LOS ESPOSOS esposos, como dos augustos huéspedes, los mas ilustres qu© jamâs honraron un banquet© nupcial: Jesus y la Virgen Madr©, Maria Santisima, a qulenes acompaüaban los Apôstoles. Alegremente transcurria el sencillo y bien dispuesto ban­ queté, cuando importuna nube cmenazô aguar la fiesta. Iba a faltar el vino, aunque ninguno de los convidados se habia percatado de ello. Contrariedad, imprevisiôn, efecto quizà de la pobreza, que habria causado gran sonrojo a los esposos. Porqu© en tales fiestas todo deb© estar muy a punto; si no lo esta, aunque sea en ccsa insignificant©, la comûn alegria s© transforma en amarga pesadumbre que jamâs s© olvida. «|NO ΊΊΕΝΕΝ VINO!...» Los comensales en animada conversaciôn no advirtieron el ir y venir constemado de los sirvientes. Solo Maria, con ojos y corazôn de mujer, siempre ansiosa de que nada faite, observo la congoja de los criados y el peligro de sonrojo para los esposos. Un secreto sobresalto siente en su corazôn, que con la urgencia dei remedio le hace ver también la necesidad de un milagro. Y nada menos que un milagro es lo que Maria pide a su hijo; pideselo con exquisita delicadeza, mas con la mirada, que con las palabras, murmuradas en voz baja: «Mira, le dice, no tienen mas vino.» Suspéndese un memento la conversaciôn. Iras brevisima pausa reanudan los comensales la animada charla y Jesus aprovecha el instante para dear a su Madré: «èQue nos va a ti y a mi, mujer? No es llegada todavia mi hora.» Respuesta misteriosa, dura y, al parecer, negativa. Pero la Virgen que conoce a Jesûs, como solo ella podia conocerle, fuerza los hechos. Hace una leve senal a los sirvientes, y les dice: «Haced lo que El os diga.» La hora todavia no llegada va a ser adelantada: El Hijo, vencido por el corazôn de la Madré, ordénales que llenon de agua seis grandes vasijas de donde, tras EL SANTIFICADOR DE LAS BODAS 21 la bendiciôn del Senor, eacan vino y vino puro, de color de oro, cual no lo habian probado todavia los convidados. El primer milagro de Jesûs esta hecho. Fue en obsequio a dos jôvenes esposos en el dia de sus bodas. Vuestra presencia, amadisimos esposos, Nos trae a la memoria, como también a la vuestra, aquel hecho tan delicado y a la par tan portentoso que leemos en el sagrado Evangelio: Las bodas de Cana de Galilea, en donde Jesûs nuestro Serior obrô su primer milagro. Jesûs asiste a un banqueté nupcial juntamente con su Sàntisima Madré y sus primeras disci­ pulos; no fué ciertamente sin profundas razones que el divino Maestro se dignô aceptar con tanta benevolencia semejante invitation. LA PRUEBA DEL MILAGRO Conviene meditar atentamente zones que el Padre Santo seüala las Bodas de Canâ. Se derivan de gélico: El milagro, la presencia de sobre las ires profundas raa la intervenciôn de Jésus en tres aspectos del pasaje evanMaria y la presencia de Jesus. Alli habia de dar la primera serial de su omnipo­ tentia, en confirmation de su mision divina y para sostenimiento de la fe de sus primeras seguidores... El matrimonio fue elevado a la dignidad de sacramento, es decir, de signo sensible y eficaz de la gracia. Jesucristo pudo hacer esto porque, como Hijo natural de Dios, es el unico mediador entre su Padre y los hombres. Doctrina fâcil de aceptar para los que creen en la divinidad de Jesucristo. Pero convenia que les 22 XII A LOS ESPOSOS t'l Apostoles, y también nosotros, tuviéramos pruebas de que Jesucristo es Hijo de Dios. Una de las mas convincentes es el milagro, o sea, un hecho extraordinario, suoerior al orden natural y a las fuerzas humanas. El santo Evangelio trae muchos. El primero es el de Canâ. Los comensales que gustaron el rico vino escanciado de aquellas hidrias llenas de agua, por fuerza se convenderon del milagro: por esta nota el Evangelio que entonces se robustedô la fe de los disdpulos en la divinidad de Jesucristo. Es muy justo, pues, que los esposos mediten con par­ ticular atenciôn en este amable milagro de Jesus, a fin de corro­ borer mas y mas la fe que exige el sacramento del Matrimonio. Β·Λ LA MEDIACION DE MARIA En las circunstandas particulares de este suceso prodigioso hallarân también un providendal simbolismo: el banqueté, el vino, la presencia de los Apostoles y, en especial, la de Jesus y la Virgen Santisima, y la solicitud de esta en favor de los esposos. ...y alli habia de comenzar Maria a manifestai su poderoso valimiento ante Dios en favor de los hombres. •4 11·«· en la sôlida formaciôn cristiana de El Padre Santo, confiando las parejas alli présentés, déjà para ulteriores audiendas el tema de la «Mediadon de la Virgen Santisima>. A su tiempo nos ocuparemos de el. El hecho evangelico recordado por el Papa es de suyo tan elocuente, que nadie puede quedarse con el corazén frio ante la dellcadisima inidativa de Maria y la filial condescendenda de Jésus al requerimiento de su Madré. Ni la respuesta de Jesus, dura en aparienda, ni la frase misteriosa >»· a désarmai la omnipotenda «no es lleaada mi hora», bastan suplicante de Maria. EL SANTIFICADOR DE LAS BODAS LA PRESENCIA DE JESÛS Pero Jesûs, el Maestro Bueno, quiso igualmente llevar con su presencia una bendicion a aquellos afortunadisimos esposos, y como santificar y consagrar su enlace matrimonial, a la manera como al tiempo de la creaciôn Dios habia bendecido a los progenito­ res del linaje humano. El dia de las bodas de Canâ, Jesucristo, abarcando con su divina mirada a los hombres de todos los sigîos venideros y de un modo particular a los hijos de su futura Iglesia, bendijo sus bodas y acumulô aquellos tesoros de gracias, que por medio del gran sacramento del matrimonio, por É1 instituido, habia de derramar con divina largueza so­ bre los esposos cristianos. A1 pensar en los esposos de Cana, podrian tal vez creer los esposos cristianos que no son tan afortunados como ellos. Y, sin embargo, es todo lo contrario. En Canâ Jesûs ccn su presencia y per el milagro del vino obro un simbolo; en el altar ebra É1 mismo una realidad. Mo pedriamos decir en que medida el rito nupcial de aquellos esposos se troeô, por la bendicion de Jesus, en frutos de vida etema; pero si es cierto que el rito enstiano ha sido plenamente santificado y sobrenaturalizado gracias al Sacramento. JESÛS EN LA PERSONA DEL PAPA Mas aun; ni siquiera la asistencia de Jesus a la fiesta nupcial de Canâ debe iuzgarse privilegio exclusive de aquellos ee- KX PIO XII A LOS ESPOSOS posas. El Padre Santo es quien lo asegura. Escuchad sus propias palabras, como si Jesus mismo, huésped divino, os hablase en la intimidad de vuestro corazôn gozoso. Jesucristo ha bendecido y consagrado también vuestras bodas, amados esposos, y la bendicion que habéis recibido al pie del altar desecris verla confirmada y como ratificada a los pies de su Vicario en la tierra, y por esto os habéis llegado hasta él. Y Nos de todo corazôn os damos esta bendicion, deseando que permanezca siempre con vosotros y que os acompane dondequiera en el curso de vuestra vida. Ella permanecerà con vosotros, si entre las paredes dei hogar domestico hacéis que reine Jesucristo, su doctrina, sus ejemplos, sus preceptos y su espiritu; si Maria Santisima, invocada, venerada y amada por vosotros, es la Reina, la Abogada y la Madré de la nueva familia que habéis sido llamados a fundar, y si bajo la mirada benigna de Jesûs y Maria vivis como esposos cristianos, dignos de tan gran nombre y de tan alta profesién. Js — Como en las bodas de Cana, asi al pie del altar Jesus mismo bendice y consagra las bodas cristiana*. — La bendicion de Jesus, ratificada por su Vicario, permanecerà siempre con los esposos, si ellos hacen que Jesucristo reine en sus casas iuntomente con su doctrina, sus ejemplos y su espiritu. » i·** * : Ί - ··■ /1 LA REINA CELESTIAL 10, Mayo, 1939. BUSCA DE UNA BASE SÔLIDA No por vano lujo de doctrina tien© el cristianismo tan sublime concepto del matrimonio catôlico e ideales tan altos de la familia cristiana. jAy, si las ensenanzas del Evangelio, con sus deberes, anhelos y virtudes se quedasen solo en el campo ©speculative a titulo de teoria hermosisima, o en los libros de devocion como preciosa letra muertal... H cristiano necesita ciertamente poseer una doctrina para saber defenderla, pero mas falta le hace todavia la practica de la misma; porque el cielo esta prometido no a los doctos, sino a los justos. En esta tercera audiencia se diria que el Papa déjà entrever cierta preocupacion por aquellos que, por no pénétrât bien la doctrina verdaderamente sublime dei sacramento del matrimonio, se hallan algo desorientados al tratar de conducirse en su nuevo estado como buenos cristianos. He aqui, pues, que les propone un medio universal, sencillisimo, eficacisimo, intuitivo: La Virgen Santisima, patrona y modelo a XII A LOS ESPOSOS de la vida de familier, Maria que con su prodigiosa virginidad purifico el amor, enalteciô la matemidad y generalize la mise­ ricordia. Si los esposos, por humildes que sean, se miran en el espejo de Maria y procuran imitarla, llevarân una vida perfectamente cristiana en el matrimonio. Escuchad la palabra clara y augusta de Pio ΧΠ. Damos Nuestro cordial saludo a les noveles esposos que siempre en gran numero nos circundan en estas pùblicas audiencias; saludo tanto mas cordial y alegre por la grata circunstancia de hallamos en el mes de Mayo, mes especialmente consagrado por la piedad de los fieles al culto de la Virgen Santisima. Vosotros, queridos hijos, que habéis sido llamados a constituir nuevas familias, queréis sin duda dories un caracter esencial y profundamente cristiano y una base sôlida de bienestar y felicidad. Pues bien, en la devocion a Maria Nos os senalamos el medio para conseguirlo felizmente. En otras palabras, para ser esposos verdaderamente cristianos en lo esencial y hasta en lo perfecto, para fundar un nuevo hogar que sea fuente inexhausta de felicidad y de bienestar, es suficiente que la Reina de la familia sea la Virgen Santisima. Todc lo demas vendrà por sus pasos. • 111 ESPOSA Y MADRE Maria tiene muchos titulos para ser considerada patrona de las familias cristianas, y estas tienen otros tantos motives para esperar su particular asistencia. _ LA REINA CELESTIAL > 27 Maria supo de los gooes y de las penas de familia, de los alegres y tristes sucesos, de la fatiga del trabajo cotidiano, del desabrimiento y la tristeza de la pobreza, del quebranto de las separaciones. Pero gusto también todos los inefables goces de la convivencia familiar, alegrada con el amor mas puro de un esposo castisimo y con las sonrisas y las temuras de un hijo que era a un tiempo Hijo de Dios. Por esto Maria Santisima se compadecera en su corazôn misericordioso de las necesidades de vuestras familias y les dara el esfuerzo y el consuelo que necesiten en medio de los inevitables dolores de la presente vida, asi como con su mirada maternal les volverà mas puras y serenas las dulzuras del hogar domestico. Tanto mas, cuanto que la Virgen Santisima, no solo conoce por propia experienda las necesidades graves de las familias, sino que como Madré piadosa y misericordiosa quiere de hecho socorrerlas. Bienaventurados y verdaderamente dichosos aquellos esposos que entren en su nuevo estado con tales propositos de filial y confiada devociôn a la Madré de Dios, con el santo programa de fundar su nueva familia sobre este inquebrantable fundamento de piedad, que se le ha de infundir, para transmitirla como preciosa herencia a los hijos que Dios quisiere concederles. 28 ρίο XII A LOS ESPOSOS ACCIÔN PARALELA...: LA IMITACIÔN La entronizacion de Maria Santisima en la familia, como seguro baluarte contra las insidias materiales y morales que a todos nos acechan en esta vida caduca, es el primer paso hacia el bienestar y la felicidad deseada por el Padre Santo. Pero es igualmente importante el segundo paso, que consiste en la imitaciôn; la cual requiere esfuerzo espiritual por parte de entrambos esposos. Si la Virgen Santisima esta dispuesta a reinar en la casa, es >··· necesario que, obrando paralelamente, los esposos y despues los hijos cooperen en la medida de sus fuerzas al buen orden establecido en el pequeôo reino del hogar. Colaboraciôn facil de lograr y que no agota las fuerzas cuando el corazon la inspira: basta copiar en si las virtudes domesticas de la Santisima Virgen. El Papa senala las principales, que son amor, entrega de si, humildad. Virtudes propias de la esposa, dira tal vez alguno. Si, pero en el matrimonio — llamado justamente vida de dos en comûn — iqué cosa hay tan propia de uno de los cônyuges que no toque muy de cerca al otro? Escuchad de nuevo la palabra del Papa. No olvidéis, queridisimos hijos, que la devociôn a Nuestra Senora, para que sea verdadera y sôlida, y por lo tanto engendradora de frutos preciosos y gra­ cias abundantes, debe estai vivificada por la imita­ tion de la vida misma de Aquella a quien nos place honrar. LA REINA CELESTIAL 29 COPIA DE VIRTUDES La Madré divina es también y de un modo espe­ cial modelo perfectisimo de virtudes domesticas, de aquellas virtudes domesticas que deben embellecer el estado de los conyuges cristianos. En Maria resplandece el amor mas puro y fiel a su castisimo Esposo, amor hecho de sacrificio y de delicadas atenciones; en Ella la entrega absoluta y constante a los cuidados de la familia y de la casa, del Esposo y sobre todo del amado Jesûs; en Ella la humildad, manifestada en la amorosa sumision a San José, en la paciente resignacién a las disposiciones, cuantas veves jay! dificiles y penosas, de la divina Providencia, en la afabilidad y caridad para con todos los que se acercaban a la casita de Nazaret. Que la devociôn a Maria sea siempre para vosotros, oh esposos cristianos, fuente viva de celesticdes favores y de verdadera felicidad; felicidad y favores en prenda de Alos cuales os damos de todo corazôn Nuestra paternal Bendicion. Asi que I ■■η PÎO XII A LOS ESPOSOS donde estan los verdaderos goces: inter mundanas varietates ibi nostra fixa sint corda, ubi vera sunt gaudia» *. Y Nos, caros esposos, os bendecimos en el nom­ bre de aquel Jesûs que mientras subia al cielo bendijo a los Apôstoles y a los primeros discipulos: «dum benediceret illis recessit ab eis et ferebatur in coe­ lum» \ I X1 f4 — Para que nuestra alegria en la tierra sea verdadera y pura, y no efimera como la de los mundanos, debe hin darse en motivos cristianos. —Jesucristo, nuestro Senor, nos infunde serenidad y virtud con la promesa dei cielo que É1 mismo fué a prepararnos. — La esperanza dei cielo debe ser el motivo de iodo nuestro gozo en la tierra. " Dorn. IV pOst Pascha. FUNDANDO NUEVOS LARES 24, Mayo, 1939. PROFESIÔN DE FE En el discurso de este dia el Sumo Pontifice expone con admi­ rable concision los fundamentos de la grandeza dei matrimonio cristiano: sus fines altisimos, su responsabilidad grande y sus obligationes principales. Pero ante todo manifiesta Pio XII su sentir acerca del significado de estas audientias a él tan gratas; las cuales equivalen a una profesion de fe y a una promesa, depositada en sus manos, de que los jôvenes esposos, présentes a aquéllas, querran vivir siempre como esposos y padres cristianos. Nos sentimos verdaderamente jubïlosos y profundamente conmovidos, al ver, amados esposos, que habéis venido hasta Nos, despues de haber con la bendicion nupcial santificado y consagrado vuestro mutuo afecto, y prometido al pie dei altar llevar una vida cada vez mas intensamente cristiana. Porque de ahora en adelante debéis sentiros doblemente obligados a vivir como verdaderos cristianos: Dios exige £ ρίο XII A LOS ESPOSOS de los esposos que secm conyuges cristianos y padres cristianos. LA FUTURA FAMILIA Ahora Ρίο XII no solo ve delante de si a noveles esposos, que llevadcs de su amor reciproco y feliz se han aislado del mundo, sino que vislumbra ya nidadas de ninos preciosos que los Ml rodean, que forman sus familias. Y quiere llamarles la atenciôn sobre este futuro cercano, para que su alegria sea grande y completa. >ïit Hasta ayer fuisteis hijos de familia, sujetos a los deberes propios de los hijos; pero desde el instante que contrajisteis matrimonio sois fundadores de nuevas familias, tantas cuantas son las parejas de espo­ sos que Nos circundan. ERRORES QUE HAY QUE EXTIRPAR La Hamada del Padre Santo en favor de este ideal del matri­ monio se dirige evidentemente a mas amplios circulos de per­ sonas. Es increible el dano producido a la instituciôn matrimonial por recientes teorias revolucionarias, ateas o laicas. Para sus obeeeados y brutales seguidores el matrimonio, sacado de la orbita religiosa, despojado de su finalidad natural, rebajado a un nivei desconocido aun por los seres inferiores, ha perdido todo su esplendor. Y aun donde no se ha llegado tan lejos en su deformacion sacrilega, la mera aceptacion de la doc­ trina laica dei matrimonio produce resultados no menos vergonzosos para los contrayentes, ni menos nocivos para la sociedad, ni menos provocadores de prâcticas delictivas. La raiz de todo ello està en la intoxicaciôn materialista de las inteligencias, en >111 FUNDANDO NUEVOS LARES 39 el deseo inmoderado de los solos placeres sensuales; en una palabra, en la pérdida de la fe en Dios y de la vida espiritual. Semejante deformaciôn mental y etica ha sido hartas veces alentada por ciertos côdigos civiles, a titulo de una concepciôn tan abusiva como falsa de la libertad. Los frutos engendrados por dichas legislaciones no podian por menos que resultor catastrôficos para el mismo Estado, segùn propia confesion de algunas naciones. êPOR QUÉ LOS HIJOS? Por otro lado es preciso tener présentes todos los motives, por los cuales deben los esposos acariciar y fomentar el ideal de crear una nueva familia. Los motivos puramente humanos, senti­ mentales, sociales, patrioticos no bastan a dar a un tal proposito una base inquebrantable, ni menos a darie el supremo esplendor. Los verdaderos motivos los expone el Sumo Pontifice inspîrândose en la doctrina y en las tradiciones del cristianîsmo. Nuevas familias, decimos, destinadas a cdimentar un parvenir oculto en los misterios de la divina Pro­ videnda; destinadas a dar a la sociedad civil Buenos ciudadanos, solicites de su salvaciôn y seguridad, cuya falta nunca tal vez como ahora se habia sentido tante; destinadas tambien a nutrir las filas de la Iglesia de Jesucristo, porque de las nuevas familias espera la Iglesia nuevos hijos de Dios, obedientes a sus leyes santisimas; destinadas, finalmente, a preparar nuevos ciudadanos para la patria del cielo una vez terW minada esta vida temporal. a ES PIO XII A LOS ESPOSOS 40 Por consiguiente, los esposos que se sujetan cristianamente al dulce peso de la patemldad y de la matemidad, tengan cabal conocimiento de la dignidad de su estado. En cooperaciôn con el Creador Etemo, no solamente forman hijos que en esta vida les darân todo su amor y ayuda, sino ademâs ciudadanos dignos de la sociedad, nuevos miembros del cuerpo mistico de Cristo, futuros ciudadanos de la etema patria. Este ùltimo fin sobre todo, plenamente comprendido, basta a consolidor la voluntad contra toda insidia de falsas doctrinas y de ejemplos pésimos. Engendrar hijos que vivirân etemamente la bienaventuranza del cielo unidos a sus padres con fuertes lazos de amor agradecido, bien vale todas las penas, cuidados y alegrias de esta vida. Mas aun, bien vale todas las estrecheces que para si y los hijos la falta de comodidades impusiere. VIVIR CRISTIANAMENTE Mas todos estas grandes bienes, que estais 11amados a actual, solamente podéis prometéroslos, viviendo como esposos y padres cristianos. Vivir cristianamente en el matrimonio significa cumplir fielmente los deberes comunes a todo cristiano, a todo hijo de la Iglesia catôlica, y ademâs las obligaciones propias del estado conyugal. El apôstol San Pablo escribiendo a los primeras esposos cris­ tianos de Efeso, ponia de relieve sus mutuas obliga-< ciones, y las resumia con estas enérgicas palabras: «Esposas, sujetaos a vuesiros maridos, como al Senor, porque el marido es la cabeza de la mujer, como Cris­ to es la cabeza de la Iglesia.» «Esposos, amad a vuestras mujeres, como Cristo ama a la Iglesia y ha dado . : e · FUNDANDO NUEVOS LARES 41 la vida por ella.» «Vosotros, oh padres, continuaba el Apôstol, no provoquais a ira a vuestros hijos, sino educadles en la disciplina y en las ensenanzas dei Senor. > La dignidad grande de los esposos y padres se funda, pues, en sus deberes. Dos series de deberes: los comunes a todos los crisüanos, y los propios de su estado. Aun que teoric • en ente distintos, los segundos no son sino una derivaciôn de los primeros, y éstos no hacen sino facilitar el cumplimiento de aquéllos. El punto de partida para que un matrimonio viva cristiana­ mente es siempre y en todas partes la observancia de la ley de Dios, primero en si mismo y luego en sus relaciones con el otro conyuge. DULCE DEBER Echemos ahora una mirada a los deberes que el Papa expone, sacândolos de San Pablo. Tal vez se maraville alguno de que sean tan pocos, très sola­ mente, cuando en los côdigos religiosos y civiles se expresan en numerosos articulos. <î,Por que? Pues porque el Apôstol enumera solamente los fundamentales, cuyo exacto cumplimiento allana de suyo el camino a la observancia de todos los demas. Es mas: podriamos decir que los très se reducen a uno solo: al deber del •Ut or. I Dulce deber que todo lo puede! Mas por desgracia hoy dia se ha adulterado el sentido de esta palabra, a la cual deben los cristi os restituir en si mismos su verdadero significado, ajustandose en todo al Evangelio. El amor que manda Jesucristo no es, en substancia, cosa de mero sentimiento, ni consiste tampoco en las complacientes reacciones de los sentidos; es la mutua entrega de si mismos fundada en Cristo. Dios es padre de todos PIO XII A LOS ESPOSOS los hombres; de aqui dimana el amor fratemo entre los pueblos. La Iglesia es un cuerpo mistico: de aqui el amor especial de los fioles entre si. La familia cristiana, mundo minûsculo, pequeüa Iglesia, es un organismo mistico: el padre représenta a Cristo, la madré y los hijos significan los miembros. êQue otro lazo une entre si los miembros y les organos, sino el amor? Y aunque hay una justa jerarquia entre los miembros, el amor siempre subsiste. AMOR, JERARQUIA, UNIDAD Si el padre es la cabeza, amarà ciertamente el propio cuerpo; si la esposa es miembro, amarà igualmente a su cabeza, que es la parte principal y mas responsable; si los hijos son miembros, tienen perfecto derecho a que sus padres se ocupen de ellos y los hagan organes perfectos. |Oh, que union tan perfecta y disciplinada reina en la familia cristiana cuando todos se aman en Cristo! jCuân mezquino resulta el concepto de la familia ensefîado y difundido en nuestros dias por ideologies laicas o subversivas! Quitese a la familia uno solo de estos elementos cristianos (el amor como deber, la jerarquia, la unidad), y la familia se convierte en una fonda sin clientes, o en una càrcel para todos, o en un cubil de anarquistas: en una palabra, en un infierno. Expresion esta que instintivamente tienen a flor de labios las victimas de ciertas familias que expulsaron de su seno a Cristo. Es dificil realmente que fuera de Cristo exista el amor puro y espiritual, semejante al de Cristo «que amô a la Iglesia hasta dar su vida por ella». • III ΜΝΝΜΕ» >M· • 111 >11· >11· •III 4 Al recordaro s, amados esposos, la observanda de estos deberes, os deseamos toda close de bienes Y os damos la Bendiciôn que habéis venido a recibir del Vicario de Cristo, y que deseamos descienda co­ FUNDANDO NUEVOS LARES 43 piosamente, tanto sobre las familias de donde procedéis, como sobre las nuevas que inaugurais. N O — Dios quiere que los esposos scan padres cristianos. — É1 los ha Uamado para transmilir la vida que recibieron, dando asi Buenos ciudadanos a la naciôn, excolentes miembros a la Iglesia, y bienaventurados a la patria del cielo. — Vivir como esposos cristianos significa cumplir fielmente los deberes personales del cristiano y ademâs los propios de su estado. — El amor cristiano, esto es, fundado en la vida espiritual, facilita el cumplimiento de las demas obligaciones. ! 1 'ΙΐΚΙΙ|«1»ΦίΐΜ TOT VIRTUDES DOMESTICAS 31, Μάγο, 1939. LA REINA DE LOS NIftOS El numeroso grupo de noveles esposos que hoy rodean al Papa conserva sin duda en el corazôn un mismo idéntico recuerdo: el de! templo en que su amor fue bendecido entre los efluvios de las rosas de Mayo. Tal vez la sagrada ceremonia se celebrô precisamente en el altar de la Virgen, escalado por las mas hermosas flores de los jardines. jCuântas veces, en otros mayos, frecuentaron de ninos el mismo altar que hoy presidio sus bodas! Cada nuevo Mayo la Virgen les acogia mas creciditos, mas fuertes, mas hermosos. [Cuànta pureza juvenil salvôse al lado de la Reina de las Virgenes! En el Mayo proximo las jôvenes esposas visi­ tarem de nuevo el trono florecido de la celeste Madré, acompafîadas del esposo y quiza llevando en brazos un angelillo, su tesoro... Nuestra Sefiora les dirà muchas cosas nuevas, con nuevas bendiciones, como es nueva la vida que ha poco iniciaron al pie del altar, en nombre de Dios y bajo su maternai carida. K.i • If OCASO DE MAYO Al dirigir en primer lugar, como tenemos por costumbre, Nuestro paternal saludo a los recién casados, Ii 46 pio XII A LOS ESPOSOS no podemos dejar de llamarles la atencién sobre una circunstancia especial de esta pùblica audienda de la que form an una parte tan importante. El mes de Maria està tocando a su fin; vosotros, amados hijos, siguiendo la tradiciôn piadosa de todo el pueblo cristiano, lo habéis pasado honrando con particulares y mas devotos obsequios a la Virgen Santisima: mes en el cual, respondiendo con fervoroso arranque a Nuestro llamamiento, os habéis unido a Nos para orar por la paz dei mundo. Esta tocando a su ocaso, es verdad, el mes de Maria; pero no debe transponerse en vuestros corazones, ni debe decrecer en vosotros la devocion, tan provechosa como dulce, a la Madré de Dios, porque mayormente de la fidelidad constante en practicarla podéis prometeros preciosisimos frutos de bendiciôn y de gracias. Perdure, pues, esa devocion en las manifestaciones publicas y en la vida privada, en el templo y entre las paredes domesticas. Sea para Maria el tri­ buto cotidiano de vuestra veneracién y de vuestras oraciones, el homenaje de vuestra filial confianza y temura para con la Madré de piedad y de miseri­ cordia. LO QUE DIRA MARÎA Las cosas que en adelante les dira la Virgen Santisima son mucho mas graves, porquo también es mas grave boy su respon- 1 VIRTUDES DOMESTICAS 47 sabilidad. Yo también fui esposa, les dira, fui madre, vivi en familia. En Ella hallarân, pues, los esposos, no solo el espejo de sus virtudes juveniles, sino también el modelo de la vida do­ mestica. Pero no querais olvidar, oh esposos cristianos, que la devocion a Maria, para ser verdadera y eficaz, debe ester vivificada por la imitaciôn de las virtudes de Aquella misma a quien queréis honrar. La madre de Jesûs es, en efecto, modelo perfectisimo de las virtudes domesticas, de las virtudes que deben embellecer el estado de los esposos cristianos. En Maria hallaréis el aiecto mas puro, santo y fiel, hecho todo de sacrificio y delicadas atenciones, para con su castisimo Esposo; en Ella la entrega absoluta y continua a los cuidados de la familia y de la casa; en Ella la fe y amor perfectos para con su divino hijito; en Ella la humildad que resplandecia en su sumisiôn a José, en la paciencia inalterable y serena en medio de las incomodidades de la pobreza y del trabajo, en la plena conformidad con las disposiciones, arduas a veces y penosas, de la divina Providencia, en la dulzura dei trato y en la caridad para con todos los que se acercaban a los santos muros de la casita de Nazaret. Fuera, pues, el ansia que suele atormentar especialmente a los caractères timidos, faltos de conii za en si mismos, que buscan en tomo a si quien les pueda dar seguros consejos sobre el camino que han de seguir. Ahi esta Maria: el modelo. Con Elia basta; no hay mas que im Harla. • II 48 PIO XII A LOS ESPOSOS Existe otra clase de almas selectas que por su cultura o por su profunda educaciôn cristiana experimentan grandes ansias de perfection en su nuevo estado de vida. Suenan con un ideal de familia, libre de remord imientos, desilusiones y aun sombras de imperfection. Fascinales el ideal, tienen voluntad de hierro para conseguirlo, pero en la practica cotidiana, al decidir sus actos, se encuentran en tierta manera vatilantes. Pues bien, a estas aimas extraordinarias singularmente senala la Virgen Santisima el ca­ mino seguro. No hay ideal de vida doméstica ni de vixtud fami­ liar que pueda ni siquiera igualar las virtudes familiares de la Virgen Santisima. Tengase siempre delante de los ojos su con­ ducta inmaculada, recuérdense durante el dia, procurando imitarlos, sus sentimientos, sus actos, sus palabras, sus virtudes: esta es todo. Con ello el ideal de una familia perfecta sera una realidad. He aqui, amados hijos, a cuàn alto grado debéis llevar vuestra devociôn a Maria, si queréis que Ella sea para vosotros fuente siempre viva de espirituales y temporales favores y de verdadera felicidad: felicidad y favores que para vosotros implorâmes de la misma Santisima Virgen, y en prenda de los cuales os damos Nuestra paternal Bendicion. Miré — A los devotos constantes de Maria Santisima les estân reservados preciosisimos frutos de bendicion y de gracia. model© acabadisîmo d© todas las — La Madré de Jesûs virtudes domesticas. I PAN DEL CIELO 7, Junio, 1939. JESUS MIRÔ A LAS TURBAS Claridades vespertinas alumbran todavia cierto paisaje escualido de Oriente. Rizan el terreno pedregoso ondulaciones sin cuento; ningûn vestigio de casas, ninguna serial de vida. Una turba de hombres, mujeres y ninos, en multicolor mescolanza, se agrupan alrededor de un hombre extraordinario, cuyas obras y palabras a todos fascinan. Lejos de sus aldeas y casas, aquella turba habia seguido a Jesûs durante tres dias sin preocuparse por ctra cosa. Ha Uegado la hora de partir; todos se aprestan a regresar a sus casas, llevando guardadas en el corazôn las para­ bolas admirables oidas de labios de Jesûs. En este momento, nos dice el Evangelio, al poner Jesûs los ojos en aquella multitud ayuna se le estremeciô el corazôn: no podia dejarles partir sin viâtico: desfallecerian en el camino. Lo demas es conocido: cinco mil personas se saciaron milagrosamente con cinco panes y algunos peces. En este milagro ha visto siempre la sagrada tradiciôn una promesa y un simbolo de la futura Eucaristia. PAN PARA UN LARGO VIAJE Pequeho era el grupo de noveles esposos que hoy se reunia ante el Vicario de Jesucristo: también ellos yenian de leios, qtrqi- PIO XII Λ Lüb ESPOSOS 50 dos asimismo por un mistico hechizo, en visperas de emprender un largo y duro camino. Los ojos del Papa parecen brillai con la misma repentina emociôn que los de Jésus en la tarde aquella. Por esto les ofrece asimismo un viâtico: la Eucaristia. Aprécienla cuanto es posible a las humanas fuerzas, recibanla con frecuencia y vivanla, a fin de que se conserve y fructifique en elles la gracia recibida por el santo matrimonio. Estando para invocar la abundancia de las bendiciones del cielo sobre los noveles esposos, Nos son­ ne la idea de que para muchos — por no decir para todos— la nupcial ceremonia habra tenido su com­ plemento en la Comuniôn Eucarisiica, segun piadosa costumbre en las bodas cristianas: de todos modos, aprovechando la fausta ocasiôn de celebrar mariana la Iglesia la festividad del Corpus Domini, queremos senalaros, amados hijos, en la santa Comuniôn un medio eficacisimc para conservor los beneficos frutos de la gracia que habéis recibido por el sacramento del matrimonio. LA EUCARISTÎA, COMPLEMENTO DEL MATRIMONIO Las primeras palabras del Papa son de suave reproche, no ciertamente para los présentes, sino en general para aquellos que, rompiendo con la tradiciôn del pueblo cristlano, por futiles motivos dejan de tomar la sagrada Comuniôn cuando se cas . El matrimonio es sacramento de vivos, lo cual significa que se ha de recibir con el alma limpia de todo pecado mortal, para que pueda producir inmediatamente sus efectos sobrenaturales, y para que el aima no se mancille con horrible sacrilegio. Pero la Iglesia cjeçea. ademas, en la practica que los esposos comulguen. ··· t- I EL PAN DEL CIELO 51 Y con razôn. Porque, como die© el Papa, la sagrada Comuniôn complota la ceremonia de las bodas, esto es, la perfecdona, la hace cabal. |Cuàn incohérente séria que los esposos, preocupadisimos por que nada faite a la fiesta, omitieran lo mas substancial y hermoso! Es verdad que la validez del ri to no padece mengua por ello, pero aun estando en posesion de la gracia santificante, iquien osarà representor la union mistica de Cristo con la Iglesia sin recibirle en la sagrada Comuniôn, para agradecerle tan grande merced y recibir otros especiales auxilios? He aqui, pues, lo que el Papa recomienda a los présentes, los cuales individualmente y como esposos necesitan de la Eucaristia. LA EUCARISTÎA ES PARA TODOS Toda aima cristiana necesita de la Eucaristia, se­ gun lo que dijo nuestro Senor Jesucristo: «Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre no tendréis vida en vosotros. Quien corne mi came y bebe mi sangre tiene vida etema.» 1 La Comuniôn Eucarisiica tiene, pues, por efecto alimenter la union santificante y vivificadora del aima con Dios, mantener y robustecer la vida espiritual e interior, impedir que en el viaje de la tierra y en su batallar continuo venga a faltar a los fieles la vida que recibieron por el santo bautismo. Con tan preciosos bienes quiere Jesucristo enriquecer el aima en la santa Comuniôn. jDichosos aquellos que, secundando sus amorosas intenciones, sepan aprovecharse de un medio tan poderoso de santificaciôn y de saludl I 1Jn„ 6, 54-55. . ' 52 ρίο XII A LOS ESPOSOS EN ESPECIAL PARA LOS ESPOSOS Pero los esposos tienen todavia otros motivos para resolverse a frecuentar asiduamente la sagrada Comuniôn. Andaria muy equivocado quien creyera que, siendo el cuerpo de Cristo la misma pureza y la. misma santidad, no tiene nada que ver con el matrimonio, como si este llevara consigo cierta contamination. Para convencerse de lo contrario, basta reilexionar sobre el simbolismo que la Iglesia atribuye al matrimonio cristiano y que hace de el un signo sacramental. Los esposos representan de hecho la union de Cristo con la Iglesia y al engendrar hljos quieren dar nuevcs adoradores a Dios y nuevos miembros a Jesucristo. Repitâmoslo otra vez: el matrimonio es un sacramento, cuyos ministros son los mismos esposos. EUos, pues, no solo pueden licitamente en cualquier dia del αήο recibir a Jesucristo en la sagrada Comuniôn, sino que ha ran una cosa muy buena y laudable recibiéndola con la mayor frecuencia posible. LES ES NECESARIA Mas de todos esos auxilios tienen particular necesidad los esposos y padres cristianos que, conscientes de la grave responsabilidad por ellos contraida, tienen propositos serios de corresponder a ella. Base necesaria de la familia es la union intima, no solo de los cuerpos, sino principalmente de las almas, union hecha de amor y de paz reciprocos. Ahora bien, la Eucaristia, como bellamente dijo San Agustin, es signo de union y vinculo de amor, «signum «KA 11 EL PAN DEL CIELO unitatis, vinculum caritatis», y por esto une y como suelda entre si los corazones. Para sobrellevar las cargas, las pruebas, las penas comunes, a las que ninguna familia, por ordenada que sea, escapa, son menester cotidianas ener­ gias; la Comuniôn Eucaristica es engendradora de fuerza, de valor, de paciencia, y con la suave alegria que difunde en las aimas bien dispuestas, dales serenidad, el mas preciado tesoro dei hogar domestico. Nos alegramos, amados hijos, al pensar que vos­ otros, de regreso a vuestras ciudades, a vuestras aldeas, a vuestras parroquias, daréis el bello y edificante espectâculo de acercaros frecuentemente a la mesa Eucaristica, y que de la iglesia volveréis a casa llevando con vosotros a Jesûs, y con Jesûs, toda suerte de bienes. Très son, por lo tanto, los motivos principales: 1) para recibir mayores auxilios en sus graves obligaciones; 2) para fundar en Cristo, unico Dios y Redentor, su mutua union; 3) para poder sobrellevar las inevitables contrariedades de esta vida. I FIESTA DE BL ANCURA Vendrcm luego los hijos, los pequenines que educaréis y formaréis en vuestra misma fe, en la fe y el amor de la Eucaristia, y que encaminaréis solicitamente a la sagrada Mesa, persuadidos de que no hay medio mejor para salvaguardar la inocencia de vuestros nines,· y vosotros les acompanaréis al altar I Pio XIÎ A Los ESPOSOS para recibir a Jesûs, pues para ellos la leccion mas elocuente y persuasiva serà vuestro ejemplo. Nos pensâmes con gozo en todo esto y lo deseamos de vosotros, esposos cristianos, y para que este deseo llegue a ser consoladora realidad recibid en prenda Nuestra paternal Bendicion, que de corazon os impariimos. ··· 2. Dare paz a sus familias. 3. Los consolare en todas sus aflicciones. Sere su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte. 5. Bendecire abundantemente sus empresas que redunden en mi mayor gloria. 6. Los pecadores ballarem en mi Corazôn la fuente y el océano infinito de la misericordia. 7. Las aimas tibias se harem fervorosas. 8. Las aimas fervorosas s» elevarem con rapides a la perfeed on. • -λΤ**. pio XII A LOS ESPOSOS 9. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones mas endurecidos. 10. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazon sea expuesta y honrada. 11. Las personas que propaguen esta devociôn tendron escrito su nombre en mi Corazôn, y jam as sera borrado de el. 12. Te prometo en el exceso de misericordia de mi Corazôn, que mi amor todopoderoso concédera a todos aquellos que comulguen nueve primeros viornes de mes sin interrupciôn, la gracia de la penitencia final: que no morirân en mi desgracia, ni sin recibir los Sacramentos, siéndcles mi Corazôn seguro asilo en aquella hora postrera. Entre estas promesas hay cdgunas que se refieren especialmente a la familia cristiana, y par lo tanto a los esposos, a los padres y a los hijos que vendran el dia de manana a aiegrar vuestro hogar domestico. «Yo doré y conservare la paz en sus familias». — «Bendeciré las casas en que la imagen de mi Cora­ zon sea expuesta y honrada.» JESÛS EN LA FAMILIA Al hacer estas promesas, Jésus se proclama en realidad Soberano de la familia cristiana. El esposo o el padre no es mas que un représentante suyo: Jesus es el verdadero cabeza de familia, como lo es de toda la Iglesia. Compétele este derecho y prerrogativa por muchos titulos: como a Dios y Creador de todas las cosas; como a Legislador del orden natural, en el cual toda familia està comprendida; como a Redentor y Cabeza de la Iglesia, a quien les esposos dan nuevos miembros. Hay, finalmente, otro motivo que consiste en la tutela especial que por un amor de predilecciôn promete Jesus a las familias consagradas a su Co razon. Entre las razones quo fundan este ultimo titulo hay una ···· • EL SOBERANO DE LA FAMILIA que no deb© olvidarse, y es que, en hecho de verdad, Jesus pertenece realmente a la gran familia humana. Es verdadero hijo suyo, si bien su generaciôn no puede en manera alguna parangonarse con la ordinaria de los hombres. É1 tuvo un padre pu­ tativo y una madré verdadera, la Virgen Santisima, en cuyo seno se formô su cuerpo santisimo; en pobre cuna se adormeciô de nino; sus labios se abrieron por vez primera al embeleso de un suavisimo «marna»; muchas veces sintiô llamarse «hijito»; probô el suave yugo de la autoridad patema y gozo tambien las infinitas temuras de su madré; con los suyos compartiô alegrias, temores, esperanzas, quehaceres y ausencias dolorosas. En una palabra, su Corazôn latiô muchos anos en la familia y por la familia. Hijo de una familia israelita y, por consiguiente, de la >ΐΓ· universal familia humana, quiso dignificarla y darle un destino sublime. Justo es, pues, que su Corazôn amanb'simo reine siempre como Soberano absoluto de toda familia creyente. ; .1 · ■ ;i 5 rr ' Κί : 8 >111 LA CONSAGRACIÔN DE LA FAMILIA AL SAGRADO CORAZÔN Al derecho anadiô mas tarde la promesa... iCômo le demostrarcm piacticamente los esposos su gratitud y devociôn? He aqui lo que el Papa sugiere: De estas promesas puede decirse que trae su origen aquella devociôn familiar que se llama Consagracion de la familia al Sagrado Corazôn de Jesùs, prâctica que en esta ocasiôn os recomendamos, oh esposos cristianos, que tan recientemente al pie del altar de Dios habéis dado principio a nuevas fa­ milias. Esta consagraciôn significa una entrega absoluta ' .‘J I · Ί L Λ 1 j Ρίο XII A LOS ESPOSOS al Corazon Divino: es un acto de reconocimiento de la soberania de Nuestro Senor sobre la familia y expresa una confiada sùplica para obtener de El sobre la propia casa el cumplimiento de sus bendiciones y promesas. La familia que se consagra al Corazon Divino protesta de querer vivir la vida misma de Jesucristo y de hacer florecer las virtudes por El ensenadas y vividas; El preside sus reuniones, bendice sus empresas, santifica sus alegrias, suaviza sus afanes, conforta a les moribundos e infunde resignacion a les que quedan. CEREMONIA INTIMA Acto magnifico el de esta Consagraciôn. Para hacerla no hay que esperar a que la familia crezca. Cuanto antes mejor, recien inaugurado el hogar, en presencia de un sacerdote, en dia senalado y en compania de los propios padres y otros invitados; delante de la imagen del Corazon de Jesûs, colocada en sitio de honor, recese el acto de consagraciôn. Cuando el Sefior haya alegrado el nido ahora todavia cilencioso con nuevos pimpollos, cuando en la casa haya florecido toda una primavera de aimas, podrà enfonces repetirse y renovarse el acto. En tomo cd Rey dulcisimo y bajo su vigilante mirada deslicese la vida doméstica por el cauce del trabajo y de la virtud, asi en los dias tristes como en los dias alegres. Y si algun dia lejano de duelo, para el que es bien que el cristiano con realista y previsora resignacion se prepare, arrancare definitivamente alguno de los seres queridos de la familia, su dolor no sera nunca ulcerante ni abrumarà el corazon, porque alli esté Jesûs, faro de esperanza y anillo fortisimo que junta esta vida mortal con la vida etema. Teniendo EL SOBERANO DE LA FAMILIA 6ι α su divino e inimitable Roy, la familia cristiana jamâs se quiebra ni se dispersa, sino que poco a poco se traslada a la patria dei cielo, en donde toda separaciôn es desconocida y en donde Cristo es también Rey Soberano. Asi en vuestras familias consagradas al Corazon Divino, Jesûs serà la regia soberana de vuestra con­ ducta y el protector vigilante de vuestros intereses. Esto os alcance Nuestra paternal Bendicion, que de corazon os damos. — La devocion al Corazon Sacratisimo del Redentor dei mundo ha sido establecida y querida por Jesus mismo. — El Papa recondenda encarecidamente a los esposos Cris­ tianos la consagraciôn de la familia al Sagrado Corazon. a É1 consagradas, Jesus preside las reuniones, bendice las empresas, s tifica las alegrias, suaviza los afanes, conforta a los moribundos e infunde cristiana resignacion a los que aca se quedan. • ■«9 • •If • ■Μ r- MISION EDUCADORA 21, Junie, 1939. FIESTA DE LOS LIRIOS No escaparia a la vista de las tresdentas parejas de noveles esposos, que a hora temprana de este dia esplendoroso de verano confluian de los cuatro àngulos de Roma hada San Pedro, un ©spectaculo por demas curioso. En el corazôn de la capital, siguiendo el dédalo de lindas calles, ricas en iglesias, palados historicos y ruinas venerandas, se cruzarian dertamente ccn muchos niüos y niüas que, solos o en grupos, parecian dirigirse a un mismo punto, llevando en las manos candidos lirios. Si, de no tener ellos seüalada audienda solemne en el Vaticano, les hubiesen seguido, guiados por el aroma embriagador de aquellas flores, habrian acertado con la maravillosa Iglesia de San Ignado, en donde junto a una sagrada tumba, simbolo de pureza, se concentraba la ninez romana para tributar a su Patrono y Modelo, San Luis Gonzaga, el mistico homenaje de los lirios. Hace muchos aflos entre aquel ramillete de fresca juventud, hecho una misma cosa con su hermoso lirio, distinguiase un piadoso nino, cuyo nombre habia de conocer muy oronto el mundo universo. Aquel nifio escogido entre mil por la divina Providenda es hoy Ρίο ΧΠ. Los recuerdos de la infanda nunca se olvidan. A tantos anos de distanda el ρίο y diligente alumno de gimnasio, que redbirà hoy • III PIO XII A LOS ESPOSOS a su augusta presencia a los noveles esposos, no podia menas de recordar al ideal de su juventud, San Luis Gonzaga, para proponérselo a ellos también como ideal de la juventud futura, a la que pronto darân vida y que sera, Dios mediante, su gloria y su corona. BELLAS Y SANTAS ESPERANZAS Ante todo, el augurio, el acostumbrado y complacido augurio de toda suerte de felicidad, la cual solamente es cumpllda en la casa donde cunas y juguetes lo llenan todo. Con verdadera alegria contemplamos el nûmero siempre creddo de noveles esposos, que vienen a los pies del Vicario de Cristo para pedir su bendiciôn, que les acompane en el radioso camino abierto a sus esperanzas. Nos deseamos sinceramente y hacemos votos por que estas bellas, alegres y son tas esperanzas se realicen en adelante con el logro de la felicidad perfecta y verdadera, no solamente para vosotros, sino también para los hijos que la Provi­ denda os diere, ya que no vivis solo para vosotros mismos, sino también para los que naderen de vosotros. jCucmtc dista este concepto de la vida del mezquino egoismo de ciertos esposos mal aconsejados por la falsa cultura modemal Si Dios ha sido generoso para con los esposos, dândoles el don de la vida, seria sencillamente un delito creer que esta en sus manos el poner obstâculos a la transmisiôn de la misma vida. Solo por motives altamente espirituales y por el bien mas uni­ versal de los hombres, pueden laudablemente los elegidos para ç) çelibato, especialmente eçlesiâstico, eximirse del precepto ge- 53 MISIÔN EDUCADORA neral de aumentar la familia humana dado por Dios a cuantos escogen el estado conyugal. VIVIR PARA LOS HIJOS El Padre Santo insistirà muchas veces sobre este punto, ya expresamente, ya de pasada; porque es de suma importanda. Hoy prefiere hacer notai que, aun desde el punto de vista hu­ mano, la vida de los esposos sera malograda y sera infeliz, si no vienen a alegrar la casa algunas cunas. Y afiade este gran prindpio: los esposos deben vivir para los hijos. Es mas: los esposos verdaderamente cristianos viven, quieren vivir y sienten la obligaciôn de vivir de un modo especial para el bien de los hijos, persuadidos de que su propio personal bienestar de­ pende finalmente del de los hijos. PARA EL BIEN VERDADERO DE LOS HIJOS Aqui se da un paso mas. La feliddad de los padres no se logra con solo engendrai hijos, sino muy de otro modo: solamente sera cumplida, si los criaren para el bien. Sin esto segundo la patemidad se verà afligida por la mas grave de las desgradas, cuando los hijos, abandonados a si y a sus instintos, transformen la casa en un infiemo para si y para sus padres. El bien de los hijos redunda, por lo tanto, en bien de los padres. Por bien debe entenderse todo lo que perfecdona al hombre en el cuerpo, en la vida civil y en el aima; sobre todo en el aima. No es posible a las veces évitai que la enfermedad no visite a la familia, que los pequeüos no puedan ii a la escuela, que no se tenga siquiera un mediano bienestar; pero se puede y se debe siempre lograr que δ. 66 ρίο XII A LOS ESPOSOS ©1 mas preciado tesoro, la vida cristiana, s© m .tenga incolume. Esto ©s indispensati©, ©s obligatorio: la comodidad, la salud, la cultura y bienes parecidos, por gr des y deseables qu© sean, Y aun dentro d© lo posibl© d© adquisiciôn obligada, son siempr© bienes accesorios. Fuera d© que, ademâs, son caducos y terrenos; y que, si ©s bien pedirlos a Dios, nunca deben estimais© iguales o superiores al bien de la ©ducacion moral y cristiana. Por otra part©, Dios no suel© negar a sus fieles servidores estos dones de la vida: salud, bienestar, cultura... Jesus dijo: «Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y lo demâs se os dora por ana> didura.» Pero ©1 bien supremo de los hijos, la felicidad de los hijos — que es una misma cosa con la de los padres — consiste ©n la educaciôn cristi a. ··· LO QUE PUEDE UNA MADRE Anora, oh caros recién casados, la felicidad de vuestros hijos esta, a lo menos en gran parte, en vuestras manos, puesto que esta ligada a la educa­ ciôn que a vuestros hijos diereis desde el alborear de su vida en vuestra propia casa. Precisamente hoy célébrâmes la fiesta de San Luis Gonzaga, gloria fulgentisima de la juventud cristiana. No hay duda que la gracia de Dios previno y acompanô desde los primeras anos con dones extra­ ordinarios esta aima privilegiada; pero no es menos cierto que Dios hallô en dona Marta, madré afortunadisima de nuestro amable santo, una atenta, delicada e industriosa cooperadora. jTanto puede la madré MISION EDUCADORA que siente toda la sublimidad de su mision educadora! UN MODELO: SAN LUIS GONZAGA Mas para ayudaros en el cumplimiento de esta mision Nos place poner de relieve a este angelico joven, como modelo que debéis proponer a los hijos que Dios os diere y como patrono a cuya tutela con­ ficis las caras prendas de vuestro amor. Ciertamente, los tiempos han cambiado y son distintas las costumbres y los aspectos y métodos de education; pero la verdadera y genuina figura de Luis Gonzaga es y sera siempre modelo sublime, cuyos ejemplos y rasgos principales se adaptan a los jovenes de todos los tiempos. Por ello Nueslro Predecesor, Pio XI, de venerada memoria, confirmando lo decretado antes por Benedicto XIII y Leon XIII, quiso de nuevo pro­ clamor solemnemente a Luis Gonzaga celestial Pa­ trono de toda la juventud cristiana. Y poniendo bajo su protection y tutela a esta escogidisima parte de la familia humana, le exhortaba y le rogaba paternalmente que tuvieran siempre fija la mirada en este joven maravilloso, obra maestra de la naturaleza y de la gracia, que con viveza de ingenio, vigor de caracter y fuerza de voluntad, con obras fervientes y generosas renuntias se consagrô a la râpida conquis- ‘--**v** kJ F Ή 68 pio XII A LOS ESPOSOS ta de una santidad consumada, Uegando a ser verdadero àngel de pureza, verdadero martir de caridad «OBRA MAESTRA DE LA NATURALEZA Y DE LA GRACIA» Esta exhortaciôn del Padre Santo debe estimular a todos los padres a tomar con toda seriedad la educaciôn cristiana de sus hijos. Muchos modèles se proponen a veces a los jôvenes, ora en el campo militât, ora en el de las ciencias o el de las artes bellas. No los despreciamos. Pero es indispensable que entre todos esos modelos descuelle el fulgido ejemplo de pureza y fidelidad a Dios de San Luis Gonzaga. PATRONO DE LA JUVENTUD Visitad hoy, si podéis, la iglesia de san Ignacio aqui en Roma, y arrodillados junto a la uma que guarda los sagrados huesos de san Luis, pedidle que ya desde ahora tome bajo su protecciôn a los hijos que espérais de Dios. Nos con el pensamiento y con el corazôn os acompaharemos hasta aquel venerando sepulcro, ante el cual también Nos muchas veces hicimos oraciôn, especialmente cuando joven frecuentabamos las aulas escolàsticas del vecino Colegio Romano, testigo de la santa vida y precicsa muerte de Luis Gonzaga. Sea Nuestra Bendicién feliz auspicio de las gra­ cias que de corazôn os deseamos por intercesiôn del ’Men -· ■ ÆS • i f V Βό* ■ γ P îrî’wfi’A; 5 i · ? ΧΊ · -ζ *. i > / u L ·* ·?;3| A- ί*ΤΓ4·',/<ρ3τ.*23Γ.·5*>·^* MISIÔN EDUCADORA angelico Santo, a quien esta reservada en la Iglesia una mision perenne a favor de la juventud. — Los esposos cristianos no deben vivir solo para si, sino también para los hijos que de ellos nacieron. — Su fc-licidad, su bionestax personal depende en ultimo ter­ mino del do los hijos. — En el destino de los hijos ejsrce muchisima influencia la accion educadora do la madré que siente toda la sublimidad do su mision: en el campo religioso y moral ella es cooperadora dol misrno Dios. — San Luis Gonzaga es ol modolo que hay que proponet a Jos hijos de familia cristiana, aunque los tiempos, las costumbres y distintos. É1 es el Patrono de los medios éducatives do hoy se la juventud cristicma. ► Βλ ··, ft, JS I I ’ HI : ··5κ. I ’ùj EL PATROCINIO DE LOS SANTOS APÔSTOLES 28, Junio, 1939. O ROMA FELIX! Unas 450 parejas de novales esposos se hallan présentes en Roma en la vigilia de los santos apôstoles Pedro y Pablo, a quienes la Roma catôlica se reconoce deudora de su actual grandeza. Manana un gentio extraordinario visitara sus santos sepulcros. Por la tarde, bajo las arcadas inmensas del templo mayor de la cristiandad se cantara el ·<· Ciertamente que nadie aborreciô jamâs a su propia carne, sino que la sustenta y cuida, como lo hace Cristo con la Iglesia, porque nosotros somos miembros de su cuerpo, formados de su came y de sus huesos. Por eso dejarà el hombre a su padre y a su madré, y se juntarà con su mujer, y serân los dos una came. Sacramento es este grande, mas yo hablo con respecto a Cristo y a la Iglesia. Cada uno, pues, de vosotros ame °·1» a su mujer, como a si mismo, y la mujer respete a su marido. Ps., 127, 3. — Tu esposa sera como vid fecunda en el recinto de tu casa; y tus hijos como retonos de olivo alrededor de tu mesa. Alleluya, alleluya. Ps„ 19, 3: El Senor os envie su auxilio desde su santuario y tome vuestra defensa desde Siôn. Alleluya. I Luego el Apostol cede reverente el puesto al Maes­ tro, y Jesûs mismo en el Evangelio de la Misa pro­ nuntia la grande y definitiva palabra: «Quod Deus coniunxit, homo non separet» \ Lo que Dios unio, el hombre no lo separe. Pasaje dei Evangelio de San Mateo (19, 3-6). — En aquel tiempo: Se acercaron a Jesûs los fariseos para tentarle, y le dijeron: iEs licito a un hombre repudior a su mujer por cualquier motivo? Jesûs en respuesta les dijo: ^No habéis leido que aquel que al principio hizo al hombre «los hizo varôn y mujer», y dijo: «Y por esta causa dejarà el hombre a su padre y a su madré, y se unira con su mujer, y no harân los dos sino un solo cuerpo»? Asi que ya no son dos, sino un solo cuerpo. Lo que Dios, pues, ha unido, no lo desuna el hombre. SECRETA I I Mas para que el pensamiento de las graves obli­ gationes y responsabilidade0 ^ontraidas no les opri1 Mt.. 19, 6. PIO XII A LOS ESPOSOS con su peso, he aqui que la Iglesia ora por les recién casados, implora las divinas gracias sobre la nueva familia y recuerda los premios reservados, aun en la tierra, a los esposos verdaderamente cristianos. Recibe, te su plicam oe, oh SeSor, el don que te ofrecemos por la sagrada ley del matrimonio, y pues tu fuiste su autor, sé t bien el guia de los que lo han contraido. Por Jesucristo N. S. >111 INVOCACI0N ESPECIAL Hay un pormenor importante en la liturgia de esta santa Misa: después del Padre nuestro, el sacerdote, volviéndose hacia los esposos, invoca sobre ellos las divinas bendiciones en una oracion que llega hasta las fibras màs intimas del corazôn y rebosa de los mas conmovedores augurios. : I I· Atiende propicio, Seâor, a nuestras suplicas, y asiste benigno con tu gracia a este sacramento que has instituido para propagaciôn dei género humano; y haz que se conserve con tu auxilio lo que se une con tu autoridad. Por Jesucristo N. S. Oh Dios, que con la virtud de tu poder hiciste de la nada todas las cosas; que ordenaste los elementos dei universo, y diste al hombre, hecho a la imagen de Dios, la ayuda inseparable de la mujer, hasta el punto de format el cuerpo femenil del cuerpo del varôn, para ensenamos que no esta permitido separar jamâs lo que tu quisiste unir: oh Dios, que has consagrado la union conyugal con un misterio tan excelente, presentando la alianza nupcial como figura de la union sagrada de Cristo y de su Iglesia: oh Dios, por quien la mujer se une al varôn, y se da a esa celula de la sociedad una bendiciôn tal, que ha sido la unica de que no fué privado el genero humano, ni por la pena del pecado original, ni por la sentencia del universal diluvio; mira propicio a esta tu sierva, que, debiendo unirse a su marido, implora e! auxilio de tu protecciôn; haz que su yugo sea de amor ensenanzas de la liturgia y de paz, que casta y fiel se despose en Cristo, que imite los ejemplos de las santas mujeres, que sea amable a su esposo como Raquel, prudente como Rebeca, alcance la longevidad y sea fiel como Sara; que el autor de la prevaricaciôn nada suyo encuentre en ella, que oermanezca firme en la fe y en la observancia de los mandamientos, y que unida solamento a su marido, huya de toda relaciôn ilicita; que fortalezca su debilidad con la austeridad de su conducta, que sea grave por su pudor, venerable por su recato, instruida en las doctrinas celestiales; que sea fecunda en hijos, pura e inocente en sus costumbres, y llegue al descanso de los bienaventurados y al reino celestial; y que ambos consortes vean a los hijos de sus hijos hasta la tercera y cuarta generaciôn, y lleguen a la ancianidad deseada. Por el mismo Jesucristo N. S. >111 POSTCOMUNIÔN La misa reanuda su curso y s© pide con la liberacion de todo mal, la paz, el bien mas grande de la vida terrena. Ps., 127, 4, 6. —De esta suerte sera bendecido todo hombre que terne al Senor; que veas a los hijos de tus hijos; la paz sea sobre Israel. Te rogamos, oh Dios omnipotente, que sigas iavoreciendo con amorosa protecciôn lo que has instituido por tu providencia; para que conserves en larga paz a los que has unido con legitimo vinculo. Por Jesucristo N. S. El Dios de Abrahàn, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob sea con vosotros, y os colme de bendicionese, para que veàis a los hijos de vuestros hijos hasta la tercera y cuarta generaciôn, y después poseàis para siempre la vida etema; con el auxilio de N. S. Jesucristo, que, siendo Dios, vive y reina con el Padre y con el Espiritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amen. PAZ Y FELICIDAD Nos, recogiendo las palabras de esta oraciôn, deseamos que ©lias se cumplan en los noveles esposos: ρίο XII A LOS ESPOSOS que el Senor les dé la paz, que es lo mismo que una real cristiana felicidad. Que todos los dias de vuestra vida sean felices como el de las bodas, alegrados con la sonrisa de les seres queridos, prendas de vuestro mutuo amor y de las bendiciones del cielo, que el Senor hard ciecer como retonos de olivo alrededor de vuestra mesa. Y si no todos los dias transcurren tan alegres como los primeras, que sean a le menos despejados y se­ renos con la confianza en Dios, que es el ùnico verdadero consuelo para los males de acà abajo. •H» Despues Su Santidad quiso bendedr largamente a los pré­ sentes, a fin de que los patemales deseos de su corazon se vieran mejor confirmados y realîzados. elemento esencial dei matrimonio es el mutuo consentinuento, declarado en presenda de los testigos, de la Iglesia y de Dios. el cual convalida y sanciona la promesa solemnemente jurada. — Jesus pronundô esta gran sentenda definitiva: Lo que Dios ha unido no lo desuna el hombre. — La paz que la Iglesia invoca sobre los esposos es el mayor bien de esta vida y la que trae la verdadera feliddad. —· Los hijos que el Senor harâ crecer como retonos de olivo en torno a la mesa de los esposos, son prendas de su mutuo amor y de las bendiciones del delo. — La confianza en Dios volverà la serenidad en los dias tris­ tes; en ella esta el ûnico y v ordad ero consuelo de los males de esta yldg. GARANT1A DE SANTIDAD 12, Julio, 1939. SEMEIANTE A LA EUCARISTIA Los esposos que asistieron a esta audiencia fueron en cierto modo privilegiados, porque pudieron oir de los augustos labios de Pio XII toda la doctrina magnifica del matrimonio catôlico. Seria erroneo creer que toda su sacra grandeza deba atribuirse a la mera ceremonia con que se celebro un dia y de la cual solo queda despues un leve recuerdo. Ya el Papa Pio XI en su celebre carta enciclica «Casti Connubii» expuso clarisimamente que «la virtud y eficacia dei sacramento dei matrimonio, aunque no imprima carâcter (como el Bautismo, la Confirmaciôn y el Orden Sagrado), es con todo permanente». Consoladora doctrina que deben tener présente los esposos. A este proposito — nota la misma Enciclica — el doctor de la Iglesia, San Roberto Belarmino, estableciô una comparacion que no dejarà de conmover el ànimo dulcemente. «El sacramento del matrimonio se puede consideror de dos modos: el primero, en el acto de celebrarse; el segundo, en su permanenda despues de celebrado. Porque es un sacramento semetante al de la Euoaristia, el cual es sacramento, no solo cuando ρίο XII A LOS ESPOSOS se hace, sino todo el tiempo que permanecen las sagradas espeçies; pues bien, mientras vlven los conyuges, su union es siempre el sacramento de Cristo y la Iglesia. DERECHO CONSTANTE De esto saca Pio XH una consecuencia importantisima: a saber, que de este saarameno emana como un derecho constante a impetrar de Dios las gracias y auxiiios a el anejos. He aqui las palabras précisas dei Sumo Pontifice. Entre los grupos de amados hijos que con tanta irecuencia desfilan ante el Vicario de Cristo, vemcs siempre con particular satisfacciôn las numerosas parejas de noveles esposos. Don inestimable y precioso el de estas nuevas familias que han comenzado a existir en virtud y fuerza de un gran sacramento instituido por N. S. Jesucristo para santificar las bodas y con ello la familia en su misma raiz y consiguientemente en sus retonos y en sus frutos. Reflexionad, queridos recién casados, sobre lo que os ensena el mismo Catecismo y Nos queremos recordaros en la présente audiencia; a saber, que la familia tiene por base un sacramento. Lo cual quiere decir que no se trata de un simple contrato, de una mera ceremonia o de cierta pompa exterior con que senalar una fecha importante de la vida; sino propiamente de un verdadero acto religioso de vida sobrenatural, dei cual emana como un derecho cons­ tante a impetrar todas aquellas gracias, todos aque- GARANT IA DE SANTIDAD lies auxilios divinos que son necesarios y convenien­ tes para santificar la v.dci matrimonial, para cumplir con las obligaciones del estado conyugal, para su­ peror las dificultades, para mantener los propositos V para alcanzar los mas altos idéales. CONSTANTE COOPERACIÔN Es, pues, évidente que, si la union matrimonial contraida y vivida con las debidas disposiciones es santa, santos serân sus frutos, asi para los esposos como para los hijos. Frutos fascinadores, a los cuales ciertamente nînguno querrà renunciar. Mas, • * para obtenerlos, esto es, para que el sacramento ejerza en realidad de verdad su eficacia, requiérese el activo concurso de los conyuges. Concurso que consiste en que ellos «con los actos e industria propia se esfuercen seri ente por cumplir, cuanto puedan, las obligaciones de su estado» (Casti connubii). ade el Papa son de una gravedad Las palabras que ahora extrema. De las gracias de Dios participan tan solo las familias verdaderamente cristianas. Para las otras solo resta la descomposicion y la ruina. jCuântas làgrimas, cuàntas tragédies, cuàntas victimas encierran estas dos palabras! Ya Pio XI, fundado en la experienda, las enumerô en la mencionada Enciclica. Pio XII se refiere a ellas, no para turbar la felicidad de los noveles esposos, sino para ponerlos paternalmente en guardia ahora que estos sus hijos se disponen a comenzar un nuevo camino. Un hecho puede afirmarse con certeza: por la puerta que se derra a Dios entra la ruina. ···· .’J 88 pfo XII A LOS ESPOSOS ESPLÉNDIDAS PROMESAS Por su parte, Dios ha dado garantfas de eso, al elevar el matrimonio cristiano a la dignidad de sfmbolo permanente de la union indisoluble de Cristo con la Iglesia; por donde se puede afirmar que la familia cristiana, verdadera y practicamente cristia­ na, es garantia de santidad. Bajo este benéfico inilujo sacramental, como regados por providencial rocio, crecen los hijos cual pimpollos de olivo alrededor de la mesa paterna. Alli reina el amor y el respeto reciprocos, alli se espera y se recibe a los hijos como dones de Dios y casi como depositos sagrados, que se han de guardar y cuidar con trémula mono; alli el dolor y la prueba, si alguna vez entraren, no llevan consigo la desesperaciôn o la rebeldia, sino la con fianza serena, que atenuando los inevitables padecimientos, hace de ellos medio providencial de justificaciôn y de mérito. ••1 Esa es también la oracion con que la Iglesia ter­ mina la Misa de desposorios, «quos legitima societate connectis, longaeva pace custodias»: Omnipotente 92 PIO XII A LOS ESPOSOS Dies, te suplicamos conserves en paz duradera a ios que uniste con legitimo vinculo. Y eso expresa asimismo la congratulacion pater­ na que Nos solemos dirigir a los esposos que vienen a Roma a imploror la Bendiciôn Apostôlica.· bendi cién que es prenda de celestiales favores, de paz y de felicidad para todos aquellos carisimos hijos. Ya se ha visto en los discurses precedentes que la felicidad, tan anhelada como contjqriada, no es un sueno irrealizable: en el cielo sera perfecta, en esta vida es limitada. Los que en libros, comedias, peliculas y discursos pintan nuestra existenaa con ;<·· negros brcchazcs de pesimismo, como blanco de toda desilusiôn, no hacen sino descubrir el estado morboso de su aima, su anor­ mal situaciôn en la vida y en el terreno de la verdad. No les creamos. Parque es ciertamente injusto generalizar el enviledmiento del espiritu. La felicidad del hombre puede ser, dentro de los limites dichos, una realidad y ha de ser una realidad. Todo esta en dar con la Have misteriosa que abre su puerta...; el matrimonio es una de estas Hâves, que Dios mismo concede. Mas para muchos resulta una Have falsa o mal empleada. Formar una familia, no segûn los prindpios catôlicos, antes al contrario profanândola con falsos idéales o despojândola de la concienda de sus deberes, no es dar paso a los dias largamente fehees. Parte del gran secreto para que los esposos vivan felices consiste en la paz. •ni Al dirigiros hoy a vosotros también esta felicitaciôn, Nos complacemos en haceros notai su profun­ do significado oristianisimo, precîosa herencia del di vino Maestro: Pax vobis. . * * f LA PAZ DOMÉGTICA 93 PAZ CON DIOS La paz, que consiste en ©1 orden ©stable — cada cual y cada cosa en su lugar y de modo permanent© — no es menos >··· la familia, que para la naciôn, el elemento fundamental del bienestar. Fund mental: esto es, que sin él es imposibl© toda clase de bienestar, y por lo tanto de felicidad. Un ejemplo: icômo puede una naciôn promover ©1 comercio, la industria, las ci©ncias, procurai trabajo, contentai a los ciudadanos, si hay guerra en casa, si las ciudades estân amenazadas, si los sùbditos tienen que abandonar la familia y dejar sus tranquilas ocupaciones para ir a defender las ironteras patrias? Es absurdo. Por ©1 contrario, es necesario qu© todo y todos, asi en el interior como en el ex­ terior, ocupen su puesto establemente, sin amenazas ni peligros .•ne de desorden. Pues digase lo mismo de la familia. Si entre las paredes d©l hogar domesico y dentro del corazôn d© cada cual hay guerra, es imposibl© qu© exista la felicidad, qu© es fruto del amor. E importa mucho notai que la paz debe ser completa, esto es, con todos aquellos con quienes esta en relaciôn la familia. Basta con el sentido comûn para convencerse de que todo choque entre esposos, entre padres e hijos o entre los miembros de la familia y los extrarios, hace de la vida un tormento. Pero quizô no todos advierten que lo primero de todo es conservai la paz con Dios. No solo por los danos directos que del estado de guerra con el Omnipotente se derivan al individuo, sino ademâs por las tristes consecuencias que del pecado se siguen contra las mismas relaciones humanas. Esta fuera de toda duda que la paz con Dios es en verdad indivisible, ©sto ©s, que ni es posibl© gozar d© tranquilidad y de felicidad, ©stando ©n guerra con Dios y en paz aparente con los démets, ni viceversa tener paz con Dios y al mismo tiempo combatif a los prôjimos, hechos a su imagen e hijos suyos. La paz con Dios es, pues, el primer secreto de la humana felicidad, asi en los individuos como ©n la familia, en lq tierra como ©η ©1 cfelo. J I -.'ù ρίο XII A LOS ESPOSOS 94 LA PAZ CON DIOS Oigamos al Vicario de Cristo: La paz, fuente de felicidad verdadera, no puede venir sino de Dies, no puede hallarse mas que en Dios: «Oh Senor, nos hiciste para Ti y nuestro corazon està intranquilo hasta que descanse en Ti.» Poi esto el descanso absoluto, la felicidad completa y perfecta no se tendra hasta el cielo, en donde veremos a la divina esencia. Pero aun durante esta vida terrena es condiciôn fundamental para la verdadera paz y para la sana alegria, nuestra dependenda fi liai y amorosa de la voluntad de Dios: todo lo que debilita, rompe, destroza esta conformidad y union de voluntades, se opone a la paz: antes que nada y por encima de todo, el pecado. El pecado es rom· pimiento y désunion, desorden y desconderto, remerdimiento y temor, y quienes resisten a la voluntad de Dios no tienen, no pueden tener paz: «Quis restitit Ei et pacem habuit?» \ ^quién le resistiô y tuvo paz?. mientras que esta es la feliz herencia de los que ob· servan la ley de Dios: «Pax multa diligentibus le­ gem tuam» El Papa ha llamado las cosas por su nombre, El pecado — especialmente el mortal — es el verdadero enemigo de la paz y de la felicidad. El pecado en la conducta particular de un miembro de la familia, destruye la felicidad, por cuanto este no goza de los bienes y alegrias de la f tilia, sino que oculta • •Il 1 Job., i, 4. » Ps., J18, 165. LA PAZ DOMÉSTICA 95 en el fondo de su corazôn remordimientos y temores, que ya dijo el Espiritu Santo «que no puede haber paz para los que no sirven a Dios»; si el pecado se refiere por el contrario al trato mutuo en la familia, enfonces se hace todavia mas patente la ausencia de felicidad. Tan intimamente unidas estân la ley de Dios y la felicidad de la familia, que no se puede atentar contra aquella sin demoler a esta. PAZ CON LOS DEMÂS Establecida solidamento esta base, los esposos y padres cristianos encontrarân que de ahi les nace la felicidad y el sostén de la paz en la familia. Por­ que la familia cristiana que huye del egoismo y no busca las propias satisfacciones, està toda rebosante de amor y de caridad; y aun cuando desaparezcan los fugaces atractivos de los sentidos y caigan una iras otra marchitas las flores de la juvenïl hermosura y se desvanezcan los falaces fantasmas de la imaginaciôn, se conservera fuerte el vinculo de los corazones, que une a los esposos entre si y a los hijos con sus padres, y permanecerd sin mudanza el amor, gran animador de la vida domestica, y con él la feli­ cidad y la paz. Con otra razôn indirecta se puede hacer ver clarament© que la felicidad no mora donde se hospeda al pecado. La armonia, el consuelo en las penas, el esfuerzo en el cumplimiento del deber recibelos de Dios la familia. Despreciada y rechazada la divina amistad, secase la fuente de las ayudas especiales y asiduas que Dios esta siempre dispuesto a concéder en virtud dei sacra­ mento que se recibiô una vez, pero cuyos efectos per necen stempre mientras la buena disposiciôn perduro. Ht· pio XII A LOS ESPOSOS |AY DE LOS PROFANADORES! Quien, por el contrario, toma el sagrado rito de las bodas cristianas como una mera ceremonia exte­ rior que hay que observer para seguir la costumbre, quien va a ellas con el aima en desgracia de Dios, profanando asi el sacramento de Cristo, seca la fuente de gracias sobrenaturales, destinadas en los designios admirables de la Providenda a fecundar el jardin de la familia y a hacer germinor en él juntamente con las flores de la virtud los frutos de la verdadera paz y de la alegria mas pura. Familias inauguradas en el pecado, al primer sopio daiàn contra los escollos, o bien, como naveci11a abandonada quedardn a merced de las olas e iron a la dériva de doctrinas que, proclamando libertad o licencia, las someterdn a la mas dura esclavitud. Los que profanan la familia no tendron paz; solo la familia cristiana, cbediente con la ayuda de la gracia a la ley del Creador y del Redentor, ofrece garantias de paz. Ninguno, pues, se maraville si ciertos matrimonies, acariciados al parecer por la mas auténtica dicha y tenidos en todos conceptos por envidiables —amor, juventud, salud, riqueza, honores, caractères afines, etc. —, naufragan miserablemente en una sima de infortunios. No tuvieron cuenta ninguna con el se­ creto fundamental de la felicidad, la paz con Dios, la ley divina: he aqui la causa. Al contrario, la paz con Dios suple suficienteIjiente todas aguellas cosas que los ojos insensatos miran con ···· LA PAZ DOMESTICA 97 envidïa. Mas aun: ©xperimentada su dulzura, ©1 mas modesto hogar s© conviert© infaliblement© en un nido d© v©rdad©ra fe­ licidad, contra el cual nada pueden los ©mbates dei trabajo duro, del dolor, de las divergencies de ideas. El secreto d© la felicidad esta, pues, en las manos de los esposos. He aqui, mis carisimos noveles esposos, el alcance del parabién patemo que brota férvido y sincero de Nuestro corazôn: paz con Dios en la sumision a su voluntad; paz con los hombres en el amor de la verdad; paz consigo misme en la victoria de las pasiones: triple paz, que es la ùnica verdadera felicidad de que es pcsible gozar durante nuestra peregrinacion terrena. Prenda de tanto bien os sea la paternal Bendicion que de todo corazôn os damos. — El Papa oro por vosotros diciendo: «Omnipotent© Dios, guarda, t© suplicamos, en paz duradera a los que uniste con leqitimo vinculo». — La paz, iuente de la felicidad verdadera, solo pued© venir de Dios. — En esta vida la paz es limitada; solo en el ci©lo, viendo la esencia divina, sera absoluta, completa y perfecta. — En la tierra la paz verdadera y alegre depende d© nuestra sumision filial y amorosa a la voluntad de Dios. — Familias que s© inaugur l en pecado, al primer soplo daràn contra los escollos... — Los que profanan la familia jamâs tendron paz. — Solo la familia cristiana obediente a la ley del Creador y de Cristo ofrece garantia* d© paz. '••It [··· î ···· » SAGRADA ALIANZA I 8, Noviembre, 1939. SE REANUDAN LAS AUDIENCIAS Si en este otoîio particulormente triste alguna nota alegre animô las calles de Roma, fue por cierto la de numerosos grupos de jovenes esposos. Inesperado soplo de primavera que momentaneamente acaricia los bancales antes de que el invierno arrebate a los arboles su folia je y al cielo los resplandores del sol estival. Très meses han pasado desde la ultima audiencia concedida por el augusto Pontifice a los noveles esposos. No obstante en la quietud solitaria de Castelgandolfo el Papa trabajô con insolita intensidad. jVerano dramatic©! Los gravisimos acontecimientos de esta estaciôn que vio a los pueblos de Europa tomar las armas y partir a la guerra, han repercutido en su corazon de Padre, porque los dolores de los pueblos son sus dolores. Hubo dias de timidas esperanzas, y otros de luto, al hundirse ellas, haciendo vanos los nobles esfuerzos del Papa para salvar la paz y la justicia. Pio XII no ha conocido el descanso: fruto de sus fatigas son, entre otros, la admirable Enciclica «Summi Pontificatus», grandioso plan de reconstrucclôn espiritual dei mundo, y la otra dirigida a los catôlicos de los Estados Unidos. IOO pio XII A LOS ESPOSOS SOLEMN ES ENSENANZAS Y entre tantos pesares y fatigas ^habra el Papa olvidado a los esposos? Aunque los acontecimientos, màs que su estancia en Castelgandolfo, interrumpieron las acostumbradas cordiales Audtencias, y con ellas el ciclo de sus magistrales alocuciones, no se puede detir con iodo que Pio ΧΠ echara en olvido sus paternos cuidados para con la familia cristiana. En realidad, una y otra Enciclica contienen paginas importantisimas para los esposos y los padres. La «Summi Pontificatus» espetialmente, al investigor las fuentes de la segura restauration dei orden cristiano en el mundo, asigna a la familia y a la education una mision decisiva. Alli pro­ clama una vez mâs los inaliénables derechos de la familia frente al Estado, y se déclara abiertamente «firme defensor de tales de­ rechos con plena concienda del deber que le impone su Aposto­ lic© Ministerio». En la otra, dirigida al Episcopado de los Estados Unidos, mas para comûn provecho de la universal Iglesia, cuenta especial­ mente entre los males que hay que combatir las falsas doctrinas y prâcticas contra la familia e insiste de un modo particular en llamar la atenciôn de los legisladores civiles para que en materia matrimonial se conformen al derecho natural y divino. SÎNTESIS ADMIRABLE Asi que no se ha roto el cielo de sus enseüanzas. La alocuciôn de hoy, tenida pocos dias despues de su fausto regreso a la ciudad, lo confinna. No es sino un resumen conciso de las exhortationes precedentes, una llamada a las mismas doctrinas. Con particular benevolencia os saludamos a vosotros en primer lugar, oh caros noveles esposos, que SAGRADA ALIANZA ΙΌ I movidos por espiritu de fe habéis venido hasta Nos, para recibir Nuestra bendicion en momento tan trans­ cendental para vosotros, asi por las obligaciones contraidas como por las gracias que se os han concedido. El matrimonio, en efecto, impone obligaciones nuevas. Hasta el présente muchos de vosotros habran vivido bajo el techo patemo, sin responsabilidad propia, limitândose a ayudar, segùn su edad y fuerzas, al padre y madré amadisimos, que les aseguraban un sitio en el hogar y en la domestica mesa. Ahora en cambio, habéis fundado una nueva familia, de la que seréis responsables ante Dios y ante los hombres. Raced que desde el primer dia vuestra casa sea y aparezca francamente cristiana. Que el Sagrado Cora­ zon de Jesûs sea su Rey; que la imagen del Senor Crucificado y de la dulcisima Virgen Maria ocupen el puesto de honor, y esto, no solamente para que sea manifesto a los ojos de todos que en vuestra morada se sirve a Dios y que las visitas y amigos deben como vosotros mismos alejar de ella toda violacién de la ley divina: conversaciones deshonestas, pala­ bras mentirosas, arrebatos de ira o debilidades culpables; sino también para acordaros de que Jesûs y Maria son los mas constantes y mas amantes testigos y como asociados en los sucesos de vuestra familia: qlegnas, que Nos os deseamos abundanti- 102 ρίο XII A LOS ESPOSOS • : •-J1 ! simas, dolores y pruebas, que tampoco dejaran de visitaros. FRENTE A LA DURA REALIDAD Porque también vosotros, como todos en este mundo, tendréis vuestras horas de tristeza. Ahora vivis tal vez dulces ensueüos; perc, · CADA CASA UN TEMPLO 15, Novïembre, 1939 : PRODIGIOS DE ARTE La cupula de San Pedro es lo primero que buscan los ojos de quien se acerca a Roma, es también lo ùltimo que recoge sus adioSP3. Las sensaciones que experimented ojos y aima a la vista de la gran Basilica son muy diversas: de admiraciôn, desconcierto, conmociôn y aun a veces, segùn sea el punto de vista, de cierta como desilusiôn que parece decimos: pero £es esta la maravilla dei mundo? Mas poco a poco, cuando uno se ha familiarizado mas con sus lineas, su mole, su signïficado, acaba por dejarse vencer de su incomparable hechizo. Su ojo mide la grandeza de la fa­ brica, el marco maravillosamente bello de la plaza y columnatas que la encuadran, calcula las proporciones de la cupula confrontândola con cien otras que emergen de los tejados romanos, estudia sus pormenores, fija en la memoria las impresiones varias que los cambios de luz, de sombras, de distancia producen. Maravillosa exteriormente, menos comprensible en su interior, en cuya vastedad el hombre, empequenecido, se pierde, la Basilica •I· Pedro absorbe todas las horas de un dia, sin que se agote de San el interés que ella despierta. Otro aire, otro color hacen de la Basilica de San Pablo una cosa totalmente distinta. Muy dlficil se • Illi·' j ?:1 106 PIO XII A LOS ESPOSOS hace establecer comparadones entre ambas; pero tienen algunas notas comunes: la grandiosidad, la armonia, el fausto religioso, la perennidad retadora de futuros milenarios. MORADA DE DIOS 4·/! £ a Y «itodo esto para los ojos? No, no es posible. Viene al punto la reflexion con que el espiritu, enajenândose de las piedras, granites, màrmoles, bronces y formas, se hunde en un mundo antigua, religioso y mistico, hecho de genios y de Sanios y de grandes gestas. Aun los que carecen de mediana cultura sacan esta conclusion, que es la unica y verdadera razôn de tanto arte, derramado con profusion a lo largo de las viejas calles de la Ciudad Etema: Si les siglos, los reyes, los sabios, si cien generaciones han levantado estas insuperables creaciones del arte, llegando hasta los limites màximos de la belleza, es porque Aquel en cuyo honor tales obras fueron lovantadas es bien digno de ellas. Idea profunda que el Papa ha descubierto en las mira· das de sorpresa de los recién casados, la mayoria de los cuales le veian por vez primera. Donde Dios pone su morada, ninguna obra humana, por bella que sea, es bastante digna de Él. iQué consecuencias en trana este pensamiento? Porque Dios no mora solo en las Basilicas y en los sanluarios; Dios mora dondequiera que hay un corazon puro. Dios mora de una manera especial en la familia cristiana: ella es su pequeâo reino; su pequeno templo, y de esos temples intimos y desconocidos, los ministros son los espesos. Idea que el Papa desarrolla en la présente audien­ da con palabra limpida y paternal, como de costumbre. Habéis venido a Rama, muy amados noveles es­ posos, precisamente en la semana en que la Iglesia conmemora la dedication de las Basilicas de los San­ tos Apôstoles Pedro y Pablo, que a buen seguro ha- CADA CASA UN TEMPLO ΓΟ7 béis ya visitado o que no dej aréis de visitai. La pa­ labra «Basilica» significa originariamente la «casa del rey», y la de «dedicacion», la ceremonia solemne de la consagraciôn de un templo a Dios, Rey y Senor su­ premo, para que sea su morada, y que recibe el titulo de algun misterio o santo particular, en cuyo honor o memoria ha sido levantado. Ciertamente, ni aun las mas maravillosas basilicas son dignas de acoger al Rey de reyes. Y con todo, como bien sabéis, no se desdena de morar a veces en pobres capillitas o en miseras cabanas de misioneros. Considerad cucmta dignaciôn, cuànto amor sig­ nifica esto, vosotros que habéis venido a recibir del Vicario de Cristo una bendiciôn especial, asi para vosotros mismos como para el nuevo hogar que vais a fundar. LA CASA Recordad lo que desde vuestra infancia decia a vuestro corazôn esta palabra |la casai Alli estaba todo vuestro amor, concentrado en un padre, en una madré, en los hermanos y en las hermanas. Uno de los sacrificios mas grandes que Dios pide a un aima, cuando la llama a un estado superior de perfecciôn, es el de dejar la propia casa: «escucha, hijo, ...y ol· vida la casa de tu padre. » 1 «Todo aquel que aban1 Pi., 44, io. 108 PIO XII A LOS ESPOSOS • Ill done su casa por amor de mi nombre... tendra la vida etema.» ’ Pues he aqui que también a vosotros, que caminais por la via ordinaria de los mandamientos, un amor nuevo e imperioso os hizo sentir un dia su Ha­ mada: déjà — ha dicho a cada uno de vosotros — la casa «de tu padre», porque tù debes fundar otra que serà «la tuya». Y desde entonces vuestro ardiente deseo ha side encontrar y establecer la que para vos­ otros sera «la casa». Porque, como dice la sagrada Escritura, «lo esencial de la vida humana es... el pan, el vestido y la casa.» ’ No tener casa, carecer de techo y de hogar, como desgraciadamente no pocos infelices, £ηο es acaso el simbolo de la màxima congoja y miseria? Con todo, ciertamente recordâis que Jesûs, nuestro Salvador, aunque bajo el humilde techo de Nazaret exoerimenté las dalzuras del hogar familiar, quiso durante su vida apcstolica vivir como hombre que no tiene casa: «Las zonas, decia, tienen sus guaridas y los pajaros del cielo sus nidos; mas el hijo del hombre no tiene dônde reclinar la cabeza.» * Considerando este ejemplo dei Redentor divino, aceptaréis mâs facilmente las condiciones de vues­ tra nueva vida, aun cuando esas no correspondieren pronta o totalmente a lo que habéis sonado. • Eccli·, =9, 38. 8, 20. CADA CASA UN TEMPLO EL BIEN ESTAR DEL HOGAR De todos modos, pondréis sumo cuidado, especialmente vosotras, jovenes esposos, en hacer vues­ tra morada amable e intima, en hacer que alli reine la paz, en la armonia de dos corazones lealmente fieles a sus promesas, y después, si Dios quisiere, con una corona alegre y gloriosa de hijos. Ya hace mucho tiempo dijo Salomon, desenganado y convencido de la vanidad de las riquezas teiTenas, que «mas vale un mendrugo de pan seco, con paz, que una casa con discordia, llena de came» c. Mas no clvidéis que todos los esfuerzos resultarian vanos y que no encontrariais la felicidad de vuestro hogar, si Dios no edificase con vosotros la casa, para morar en ella con su gracia. También vosotros debéis hacer, por decirlo asi, la «dedicacién» de esta «basilica», esto es, debéis consagrar a Dios bajo la invocation de la Virgen Santisima y de vuestros santos Patronos vues­ tro pequeno templo familiar, en donde el amor mu­ tuo quiere ser rey pacifico, observando fielmente los divinos preceptos. Con estos deseos de verdadera y cristiana feli­ cidad y como prenda de los favores del cielo, Nos os damo de todo corazon, amados noveles esposos, nuestra paternal y Apostélica Bendicién. 6 Prov., IIO 140 XII A LOS ESPOSOS Ahora volverân los esposos a su nido, oreado por una pri­ mavera invisible a los ojos exlranos, llevando consigo en el co­ razôn las impresinnes vivas y los religiosos recuerdos de las basilicas romanas. Al atravesar el umbral de su casa dirân: este lugar no es menos sagrado que las gigantescas y admirables Iglesias de Roma. Aqui mora Dios; aqui habitara siempre Dios ••et os fielmente, con la observanda de mientras nosotros le sirvam su ley santa, con la cradôn cotidiana y con la alegria prometida a los que moran bajo un mismo techo. — «Basilica» significa «casa del rey». Pero Dios gusta tanv bien de morar en capillitas pohres y de un modo màs intimo en la casa de los hombres. «Tu casa» debe ser su reino. — Los esposos, dejada la casa de su infancia, atraidos por un amor nuevo, axden en deseos de fundar «su propia casa»: este es uno de los elementos de la felicidad terrena. — Si Jesus sacrifico las alegrias de su propia casa, es razonable que los hombres acepten las condiciones menos holgadas acaso de la suya. — Haz amable e infima tu propia casa, en paz, en amor, en medio de una alegre corona de hijos. — No hay felicidad en los hogares edificados sin Dios y donds* no se conserva su gracia. 9 J ARMONÎA DE ALMAS 22, Noviembre, 1939. El templo de Dios no es sitio de guerra ni de desorden. Las iglesias son simbolo y morada de la paz. La paz, fundamento del bienestar y de la felicidad, no consiste sino en la armonia de las mentes y de los corazones. Para que haya armonia, esto es, acorde musical, se requiere la combinaciôn de varias notas diferentes, de varios tonos sonoros. Melodia de una sola nota, pobre musica daria; jamâs podria causar los efectos magnifices de una buena sinfonia. El Padre Santo, tornando pie de la fiesta hodiema de santa Cecilia, declara a los esposos este tema. SANTA CECILIA > Mientras resuena en vuestros corazones el himno etemo y siempre nuevo del amor cristiano, la Iglesia celebra en el dia de hoy la fiesta de una joven romana, Santa Cecilia, tradicional Patrona de la mùsica. Esta es para Nos una ocasion oportuna para deciros unas palabras sobre la importanda de una concorde y constante armonia entre esposo y esposa. l b r Π2 pio XII A LOS ESPOSOS Quiza juzguéis inûtil recomendaros la armonia en estos dias en que el acorde perfecto de vuestros corazones ignora todavia las disonancias. Pero Enfonces enmudecerân las falsas notas del mal humor, las disonancias se resolverem en una armonia perfecta, y vuestras aimas entonarân de nuevo, unidas, su canto de agradecimiento a Dios, que os ha dado el uno al otro. En prenda de estas celestiales gracias, Nos os damos de corazôn la Bendiciôn Apostôlica, que ha­ béis venido a implorar del Padre comùn de las aimas. NO OLVIDES — La primera condicién de la armonia entre los esposos y de la consiguiente paz doméstica es la constante buena voluntad por ambas partes. — Las discordias conyugales nacen casi siempre de la falta reciproca de confianza, condescendencia y perdôn. — Evitar dos peligros: las desconfîanzas muy prontas a nacer y los disentimientos muy tardos en morir. — Los posibles choques y disensiones deben remediarse pron· tamen te con el mutuo acuerdo. — 111 Es inmaculado delante de Dios todo el que cumple fielmente y sin debilidad las obligaciones propias de su estado. Dios no llama al estado de perfeccion a todos sus hijos, pero invita a todos y a cada uno a la perfeccion de su estado: Sed perfectos, decia Jesûs, como vuestro Padre celestial es perfecto B. Ya conocéis vosotros los deberes de la castidad conyugal. Elios exigen verdadero animo, a veces heroismo, y una confianza filial en la Providenda; pero precisamente para afrontar estos deberes os ha sido dada la gracia del sacramento. En consecuencia, no os dejéis desviar por pre textos, desgradadamente muy en boga, y por ejemplos desdidhadamente muy frecuentes. SOMOS HIJOS DE SANTOS Old antes bien los consejos del angel Rafael al joven Tobias, que vacilaba en tomar por mujer a la “Mt.. s, 48. ΓΙΟ XII A LOS ESPOSOS virtuoso Sara: *Escùchame, que yo te ensenaré cuàles son aquellos sobre quienes tiene potestad el demonio: los que abrazan con tal disposicion el matri' monio que apartan de si y de su mente a Dios.» 0 Y Tobias, iluminado por esta angélica exhortaciôn, dijo a su joven esposa: «Somos hijos de Santos, y no podemos juntamos a la manera de los gentiles que no conocen a Dios.» 7 No olvidéis nunca que el amor cristiano tiene un fin mucho mas alto que el de una fugaz satisfacciôn. TÂLAMO SIN MANCHA Escuchad, finalmente, la voz de vuestra concienrnrr rnio Irr ΟΓγΙρτΊ ΗπΠΠ ΏΟΙ LA CASTI DAD CONYUGAL 123 puede, pues, comprender vuestros deseos de pureza interior y también vuestras aspiraciones a los goces de la familia. Cuanto mas santa y limpia de pecado sea vuestra union, tanto mas os bendeciran Dios y su purisima Madré, hasta el dia en que la suprema bon­ ded junte para siempre en el cielo a los que en este mundo se amaron cristianamente. No es de creer que ninguno de los esposos présentes en esta audiencia dejara de tomar la firme resoluciôn de poner su felicidad en la pureza, cuyo modelo y Patrona es la Virgen Inmaculada. Cuando pasado manana por las calles de Roma vean a Pio XII, dirigiéndose temprano a la Basilica Mariana del Esquilino, le aplaudirân a una con los romanos, pero su aplauso tendra todo el valor y significado de una nueva promesa, la de que mantendrân firmemente su palabra: | Puros hasta la muertel Con este feliz augurio y en prenda de los mas co­ piosos favores divinos, Nos os damos de corazon, que· ridos noveles esposos, la Bendicion Apostolica. — La pureza inmaculada cabe iambién en el estado conyugal, en el cual debe procurais© en la medida coirespondiente. — La obligation de la castidad conyugal exige verdadera va­ lentia, a veces valor heroico, y una confîanza filial en la Provi· dencia y en el Sacramento. ·■· — El amor cristiano tiene por blanco un fin mucho mas alto que la mera fugaz satisfacciôn. __ La Virgen Inmaculada bendecira siempre mas a los esposos y a las familias que sean refleio de su pureza sin mandlla. sonando en una cuna 3t Enero, 1940. LA POESÎA DEL BELÉN En tcdas las casas donde hay ninos, las Navidades adquieren extraordinaria importanda. La construcdon dei Belén, segun es tradidon en las familias cristianas de algunos paises y por derto hermosisima, es algo en verdad fascinante. Montar el Nacimiento en casa, para lo cual los padres mismos se hacen pequenos con los pequenos, o visitarlo en el templo, donde con no menor temura le construye la gran madré, la Iglesia, tiene tal encanto de hermosura, tal perfume de poesia, que no es posible que se bone su memoria en ningun tiempo futuro. Los esposos que asistieron a esta audienda pasaron tal vez la Navidad sin pensar en el belén, embelesados con la feliddad redén lograda. Sin embargo, nunca como este ano les puede interesar tanto el belén, porque en él esta el augurio mas feliz y amable de sus bodas. Quiza en la proxima Navidad su casa ya no estara, como hoy, vada, porque esperan tener también ellos su cuna y su nino. Y ya en adelante sentirem, todos los anos, aun antes que los pequenos, la necesidad de plasmar con un poco de yeso y unos corchos y musgos los bellos ensuenos y devotas poesias de la infanda. Cfertamente no séria feliz çu vida, 5Î poj • HI »2 H* 1 ρίο XII A LOS ESPOSOS 126 las Navidades no experimentasen la dulc© necesidad de pasar largos ratos delante del Nacuniento, contando a los hîjitos extasiados los misterios de la noche sagrada de Belén. •H EL MISTERIO DE NAVIDAD Pio XH habla a los esposos de la felicidad que se gaza junto a una cuna. Si existe, amados noveles esposos, entre las tristezas de la tierra, un grupc de seres que pueden mirar con ojos serenos el parvenir, este Nos parece que sois ciertamente vosotros, unidos con los recientes vinculos dei matrimonio cristiano y resueltos a cumplir lealmente, con los auxilios divinos que el sacra­ mento confier©, las obligaciones a él inhérentes. En los ultimos dias habéis realizado uno de los suenos mas dulces de vuestra vida. Mas, para el ano que acaba de empezar, os queda por hacer un voto: el de que vuestra union, asi como ha recibido ya la bendiciôn invisible de Dios con la gracia sacramental, re ciba también la visible de la fecundidad. Pues he aqui que la Iglesia, en este tiempo navidefio, propone a vuestra consideration una mujer y un hombre que se inclinan tiemamente sobre un ninito retién nacido. Meditando el misterio de Navidad, contemplad la actitud de Maria y de José; mirad sobre todo de penetrar en sus corazones, y de que os hagan partipices de sus sentimientos. Enfonces, no obstante la diferentia infinita entre el natimiento SONANDO EN UNA CUNA I27 de Jesûs, Verbo Encarnado, hijo de la Virgen purisima, y el nacimiento humano del pequeno ser al cual daréis la vida, pcdréis tomar con confianza por modèles vuestros a estos esposos idéales: Maria y José. LA DURA REALIDAD La felicidad de los hombros esta hecha en gran parte de esperanzas. Inclinados sobre la cuna de su hijito, los padres suenan: no sabrian decir que cosa, pero podrian ciertamente res­ ponder que desean para su nino todo el bien que imaginar se puede. H padre y la madré estân tan embelesados con el misterio de una nueva vida en flor, que se escapan a su percepciôn muchas duras realidades, su imaginaciôn se niega a pensar en las dolorosas heridas que por desgracia la vida reserva a coda uno de los mortales. Puestos en un brete, responderian: Si, es verdad, la vida es dura, y las heridas son para todos inevitables; mas para este nuestro angelito habrà una excepciôn, el saldrà inmune. Sin embargo, no es asi. Jesûs, el Divino Nino, conociô toda la dureza de esta vida terrena desde los primeras instantes de su existencia; y juntamente con Jesûs padecieron Maria y José. Pero (jdesapareciô con esto de la casa de Nazaret la sonrisa y la paz del corazôn? Mirad la cueva de Belén. ^Es acaso conveniente esta morada aun para modestos artesanos? ^Por que estos animales, por que estas alforjas de viaje, por que esta absoluta pobreza? 111 PIO XII A LOS ESPOSOS 134 bien en erprovecharae de estas tesoros como de cosa que pertenece mas a Dios que a elles mismos. Son tesoros dejados en deposito, en usufrudo, no sin condiciones o con dominio absoluto. Ofrecerlos a Dios significa, por lo tanto,. observor flelmente los deberes que tales dones importem. Escuchad cuan crmorosamente explica Ρίο ΧΠ esta correspondenda de amor entre Dios, que da, y los esposos cristianos que en retomo le ofrecen los mismos dones que de É1 recibieron. COMO LOS MAGOS La Iglesia durante la solemne octava de la Epifania repite en la liturgia aquellas palabras de los Magos: «Vimos en Oriente la estrella del Senor y he­ roos venido con el fin de adorarle» \ También vosotros, amados noveles esposos, cuando en presencia de Dios, al pie dei altar, os haciais vuestras mutuas promesas, visteis un firmamento lleno de estrellas que iluminan con radiosas esperanzas vuestro futuro, y ahora trayendo ricos dones habéis venido aqui para honrar a Dios y recibir de su Vicario en la tierra la bendicion. TRES DONES PRECIOSOS ^Oué dones son éstos? Nos sabemos bien que vuestro equipaie no présenta el luio que la tradicién y el arte ha siglos atribuyen a los Reyes Mages: séquito de siervos, animales con suntuosos aparejos, tapetes, esencias raras, y, como dones para el Nino 1 Cfr. Mt DONES NUPCIALES ISS Jesûs, oro, probablemente el de Ofir, tan estimado por Salomon ”, incienso y mina: dones recibidos de Dios, porque todo lo que puede ofrecer una criatura es don del Criador. También vosotros por el matrimonio cristiano habéis recibido de Dios tres bienes preciosos, como dice San Agustin: la fidelidad conyugal (fides), la gracia dei sacramento (sacramentum) y la procreacién de los hijos (proies); très bienes que vosotros a vuestra vez habéis de ofrecer a Dios y que estân simbolizados en la oferta de los Magos. EL ORO: LA FIDELIDAD 1. La fidelidad conyugal es vuestro oro, o mejor, un tesoro preferible a todo el oro dei mundo. El sa­ cramento del matrimonio os da los medios para poseer o, mas bien, para aumentar este tesoro; ofrecédselo a Dios, para que os ayude a conservarlo. El oro, por su belleza, por su bnllo y por su inalterabilidad, es el mas precioso de los metales; su valor sirve de base y medida de las otras riquezas. Asi igualmente la fidelidad conyugal es la base y la me­ dida de toda la felicidad del hogar doméstico. En el templo de Salomon, para evitar la alteracién de los materiales, no menos que para embellecer todo el con junto, no habia parte alguna que no estuviese revestida de oro3. Asimismo, para asegurar la soli3 3 Reg.. 9» 28. 3 Ib., 6, az. ρίο XII A LOS ESPOSOS 136 dez y el esplendor de la union conyugal, el oro de la fidelidad debe como revestirla y envolverla por en­ tero. El oro, para conservor su belleza y su brilla debe ser puro. Del mismo modo, la fidelidad entre es­ posos debe ser integra e incontaminada; como empiece a alterarse, se acabô la confianza, la paz y la fe litidad. Digno de 1 entacïôn es el oro — como se quejaba dolorosamente el profeta4 — que se ha obscurecido y ha perdido su color bellisimo; pero mas dignos de llorarse son todavia los esposos, cuva fidelidad se echa a perder; su oro, diremos con Ezequiel6, se convierte en basura; todo el tesoro de su hermosa concordia se disgrega en desoladora mescolanza de sospechas, desconfianzas, reproches, para acabar con demasiada frecuencia en irrémédiables males. Ved por que vuestro primer ofrecimiento al recién nacido Nino Jesûs debe ser la resolution de guardar cons­ tante y atenta fidelidad a vuestras promesas matri­ moniales. • III EL INCIENSO: EL SACRAMENTO 2. Los Magos llevaron también a Jesûs incienso oloroso. Con el oro le habian honrado como a Rey; con el incienso rendian homenaje a su divinidad. Tam­ bién vosotros, oh esposos cristianos, tenéis una ofren4 Thren., 4. ’· B E*·. 7. *9- DONES NUPCIALES 137 da rica en suaves aromas que ofrecer a Dios, y para la cual el sacramento del matrimonio os ofrece los medios necesarios. Este aroma, que espartira dulce fragancia en toda vuestra vida, que convertira vuestras obras de cada dia, aun las mas humildes, en otros tantos actos capaces de procuraros en el cielo la vision intuitiva de Dios, este incienso invisible, pero real, es la gracia sobrenatural. Esta gracia, recibida por el bautismo, renovada con la penitencia y aumentada con la Eucaristia, os ha sido dada a ti­ tulo especial por el sacramento del matrimonio con nuevos auxilios que corresponden a vuestros nuevos deberes. Y asi llegcds a ser mas ricos que los Magos. El estado de gracia es mas que un suave perfume, por intimo y penetrante que sea, que dé a vuestra vida natural un aroma de cielo; es la verdadera ele­ vation de vuestras aimas al orden sobrenatural, que os hace participes de la naturaleza divina8. |Qué cuidado no debéis tener, pues, para conservor y aun para aumentar semejante tesorol Ofreciéndolo a Dios, no lo perdéis, antes bien lo confiais al mejor y mas seguro custodio. kr.v.i 5FÎ’: I LA MIRRA: LOS HIIOS 3. Finalmente, los Magos, queriendo honrar a Je­ sûs, no solo como a Rey y Dios, sino también como a hombre, le ofrecieron en don la mirra, esto es, una •2 Petr., I, 4. -Λ ·v· T38 X- 4 FIO XII Λ LOS ESPOSOS especie de goma o resina, de la cual se Servian los antiguos, espetialmente los egipcios, para conservor los restes de los seres queridos. Tal vez os sorprenda que Nos veamos en este aroma el simbolo de vues­ tra tercera ofrenda, del tercer bien dei matrimonio cristiano, que es el deber y el honor de engendrar hijos. Notad, sin embargo, que en toda nueva generaciôn se continûa y prolonga la linea de los abuelos. Los hijos son imagen viva de los abuelos, que vienen como a resucitar en ellos y dan la mono a la generation de manana por intermedio de la présente. En los hijos veréis como que reviven y obran del ante de vosotros, muchas veces con sus mismas facciones y su misma fisonomia moral, y especialmente con sus traditiones de fe, de honor y de virtud, la doble serie de vuestros antepasados. En este sentido la mirra conser/a, perpetùa y renueva incesantemente la vida de una familia. Porque la familia es como un arbol de tronco robusto y de copa lozana, del cual cada ge­ neration forma una rama. Asegurar la continuidad de su crecimiento es un honor tal, que las familias mas nobles y màs ilustres son aquellas cuyo arbol genealogico extiende màs profundamente sus raices en la tierra de los antepasados. OFRENDA ANIMOSA Es bien cierto que el cumplimiento de este deber tiene sus dificultades, quizà mas que el de los dos 1 RONES NUPCIALES ISO precedentes. La mirra, esta substancia conservadora y preservadora, es de sabor amargo; los naturalis­ tes, desde Plinio, asi lo ensenan, y su mismo nom­ bre lo insinua; pero este amargor no hace sino aumentar su virtud benéfica. En el Antiguo Testamen­ to leemos que se empleaba como perfume7; sus flo­ res son simbolo de amor puro y ardiente8. En el San­ to Evangelio se lee que los soldados dieron a beber al divino Crucificado vino mezclado con mirra9, bebida que solia darse a los ajusticiados para aliviar algùn tanto sus dolores. Son otros tantos simbolos que vosotros podéis meditar. Nos vamos a detenemos solamente en uno: las innegables dificultades que una bella corona de hijos trae consigo, sobre todo en nuestros tiempos de vida cara y en las familias poco acomodadas, exigen va­ lor, sacrificio, quizas heroismo. Pero como el amargor saludable de la mirra, asi la aspereza temporanea de los deberes conyugales préserva, ante todo, a los esposos de una culpa grave, que es fuente funesta de mina para las familias y para las naciones. Ademas, estas mismas dificultades, animosamente arrostradas, les aseguran la conservacion de la gracia sacramen­ tal y abundantes socorros divinos. Finalmente, ellas alejan dei hogar domestico los elementos ponzonosos de disgregacion, cuales el egoismo, la constante rebusca de la comodidad, la falsa y viciosa educaciôn 7 Cant... 3. 6. 8 Ih. • Me., 15, 23· I ρίο XII A LOS ESPOSOS 140 de la prole voluntariam ente restringida. En cambio, a vuestro mismo lado, jcucmtos ejemplos os harem ver una fuente aun natural de cdegria y de mutuo aliento en los esfuerzos que algunos padres hacen para pro­ curai el pan cotidiano a su casa y numerosa proie venida al mundo en el hogar familiar bajo la mirada de Diosl Ved aqui, amados noveles esposos, los tesoros que habéis recibido de Dios, y que en esta semana de la Epifania vosotros mismos podéis ofrecer al divino Nino del Pesebre, con la promesa de cumplir valerosamente los deberes del matrimonio. En prendet de las gracias divinas, portadoras de la ayuda necesaria, el Padre Santo impartiô de corazon a los noveles esposos la Apostôlica Bendiciôn. — Nada podemos ofrecer a Dios, sino lo que É1 mismo nos ha dado. — Por el matrimonio Cristiano Dios ofrece a los esposos très dones: la fidelidad conyugal, la gracia dei sacramento y la pro· creation de los hijos. — La fidelidad conjugal es base y medida de la felitidad del hogar doméstico. — El intienso invisible, pero real y oloroso, de toda vida hu­ mana es la gracia sobronatural; por ella participamos de la natu- raleza divina. — Si bien una hermosa corona de hijos exige de los padres valor, sacrificio y tal vez heroismo, ellos asegur felitidad de la familia y atraen la abund auxilios. con todo la cia de los divinos EL MATRIMONIO CATÔLICO 17, Enero, 1940. f· TRADICIÔN VENERANDA Ya con ocasiôn de la fiesta de San Pedro habia exhortado el Papa a los esposos a visitor el glorioso sepulcro del Principe de los Apôstoles, para implorai su patrocinio y confirmarse mas en el amor y adhesion al Vicario de Cristo. Hoy, con motive de la fiesta de la Catedra de San Pedro en Roma, insiste sobre el mismo argumento, presentândolo bajo una luz nueva. Existe en Roma la piadosa y antigua costumbre (seguida mds de una vez aun por Augustos Personajes) que los nuevos esposos hagan una devota vi­ sita a la Patriarcal Basilica Vaticana, para renovar su profesion de catolicos e imploror para su nuevo hogar la perseveranda en la fe. Vosotros, amados hijos e hijas, por circunstancia particularmente feliz, habéis venido aqui en la misma vigilia del dia en que la Iglesia celebra la fiesta de la Câtedra de San Pe­ dro en Roma. I42 ρίο XII A LOS ESPOSOS Iréis, pues, si no lo habéis hecho ya, o volveréis con mayor fervor a postraros y a rezar en el templo màximo de la cristiandad, no solo ante la tumba del Principe de los Apostoles, sino también en el fondo del àbside, ante el grandiose relicario de bronce en el cual el genio de Bernini encerro la Câtedra en que, segùn la tradiciôn, se sento San Pedro. LA GLORIOSA CATEDRA Esta invitacién del Papa bien, se puede calificar de feliz sugerencia, para que los fieles aprecien, como se merece, esta reliquia considerada y exaltada por nuestros mayores como simbolo de nuestra fe. Porque no pocos visitantes de la Patriarcal Basilica Vaticana, faites de tiempo o de conocimientos historicos, apenas se detienen delante del altar de la Câtedra. Alla en el fondo del abside se levanta un altar, encima del cual cuatro estatuas de bronce, muy barrocas, que represent1 a San Agustin, San Ambrosio, San Atanasio y San Juan Crisôstomo, sostienen reverentes una como silla también de bronce, que parte por si, parte por el sitio, no siempre se llega a distinguir claramente. En realidad, les peregrinos que estan acostumbrados 41 a ver en sus iglesias y en aquel sitio de màximo honor un cuadro o una estatua, encuemran muy original lo de San Pedro. No obstante, esto que aqui ven es digna custodia de la antiquisima Câtedra de modéra con incrustaciones de marfil, desde la cual San Pedro, como obispo de Roma y Sumo Pontifice de toda la Iglesia, instruia en la fe a los primeros cristianos. Bien merece, pues, tal silla un puesto de honor en la maxima iglesia de la Cristiandad. Digna es de profunda veneraciân, porque la Câtedra de San Pedro es simbolo de la fe rristiana. • ill .’»C U' EL MATRIMONIO CATÔLICO J 43 4 < « SAM PEDRO ENSENA Pio XII, recordando la funciôn excelsa de esta Câtedra, renueva la memoria de su significado, que ve realizado en la sucesiôn de los Papas. l La catedra es el asiento mas o menas elevado, mas o menas solemne, desde donde el maestro ensena. Mirad, pues, la catedra, desde la cual el primer Papa dirigia la palabra a los primeras cristianos, como ahora Nos os hablamos, incitandoles a la vigilanda contra el demonio, que anda girando alrededor como leon rugiente en busca de presa que devorar *, exhortândoles a la firmeza en la fe, para no ser arrastrados por los errores de los falsos profetas2. La ensenanza de Pedro se continûa por sus sucesores, y se continuard inmutablemente a través de los siglos, porque esta es la misiôn confiada por el mismo Cristo al Cabeza de la Iglesia. Para mostrar el cardcter universal e indefectible de esta ensenanza, la sede del primado espiritual se establedô en Roma después de providencial repara­ tion; como noto Nuestro gran Predecesor, San Leon I, Dios cuidô de que las nadones estuviesen reunidas en un solo imperio, cuya cabeza era Roma, a fin de que desde ella la luz de la verdad revelada para sal­ vation de todas las gentes se difundiese mas eficazmente por todos sus miembros 1 i Petr., 5, 8-9« 9 2 Pctr ’ Sermo 82, c. 3-5. ·1ί[1 yj i ?! ; : .i « 4Û 1 I44 ρίο XII A LOS ESPOSOS SAN PEDRO VIVE EN EL PAPA Los sucesores de Pedro, mortales como todos los demâs hombres, pasan mas o menos râpidamente. Pero el primado de Pedro subsistirà siempre en Roma con la ayuda especial que le fué prometida, cuando Jesus le encargé que confirmara a sus hermanos en la fe4. Cualquiera que sea el nombre, el rostro, el origen humano de cada Papa, es siempre Pedro quien vive en él; es Pedro quien dirige y gobiema; es sobre todo Pedro quien ensena y difunde sobre el mundo la luz de la verdad liberadora. Esto hizo decir a un gran orador sagrado, que Dios ha establecido en Roma una câtedra etema: «Pedro vivira en sus suce­ sores; Pedro hablarà siempre desde su câtedra.» 6 LA CUSTODIA DE LA GREY « Pues he aqui la grave amonestaciôn, que — como ya insinuâmes — dirigia él a los cristianos de su tiempo: Hubo falsos prefetas en el pueblo de Dios, como vendrân entre vosotros maestros embusteros... Asi que vosotros, oh hermanos, avisados ya, estad alerta, no sea que, seducidos de los insensatos, vengdis a caer de vuestra firmeza También a vosotros, oh caros noveles esposos, 6 Bossuet, Sermôn sobre la unidad de la Iglesia, •Cfr. 2 Petr., 3, EL MATRIMONIO CATÔLïCO 145 también a vosotros os podra ocurrir aun aqui, en nuestra Italia profundamente catolica, en la cual nuestra santa religion es «la unica religion del Es­ tado» y se reconoce al matrimonio «base de la familia» una, «dignidad conforme a las tradiciones catolicas del pueblo» podra ocurrir, decimos, que os encontréis con propagandistes de doctrinas corruptoras de la fe. Podra ser que oigdis a veces alrededor vuestro tratar la religion como cosa accesoria, si no nociva, con respecto a las urgentes preocupaciones de la vida material. Quiza se ensalzarà en vuestra presencia un sentimentalismo religioso sin dogmas; se afirmaran errores y prejuicios contrarios a lo que el Catecismo os ensena acerca dei matrimonio, de su unidad y de su indisolubilidad; oiréis decir que el ma­ trimonio cristiano impone a los esposos obligaciones excesivas, imposibles de cumplir. Imposibles, en verdad, para las solas fuerzas humanas; mas por esta contais, en el estado de gracia, con fuerzas divinas, que el sacramento ha puesto y conserva en vosotros. Nada de lo que Dios manda esta por encima de estas fuerzas sobrenaturales, que estân en vosotros y con vosotros colaboran: «Todas las cosas me son posibles en Aquel que me conforta» 78, exclamaba el Apôstol. «No yo, sino la gracia de Dios que esta conmigo.» * 7 Cfr., Trattato e Concordato Jra la S. Sede e I’Italia. •1 Cor., ις. το. ’Philip., 4, 13. u6 ρίο XII A LOS ESPOSOS DOCTRINA FUNDAMENTAL Ninguno piense que es© «estad alerter», y es© peligro de encontrarse con «propagandistas de doctrinas destructoras de la fe», sea un m©ro aviso preventive. Por desgracia — como ob­ serva Ρίο XII — no es raro encontrar nombres y escritos, ejemplos y escuelas, segun los cuales la religion es cosa d© «sentimenta­ lisme sin dogmas». Pero importa sobr© todo a los esposos ©star alerta, cuando esa actitud antidogmatica ataca el matrimonio. El matrimonio catélico tiene principios doctrinales y normas d© derecho que, no solo se basan ©n la naturaleza misma, sino qu© dependen también del Evangelio; por consiguiente, tienen estrecha conexi on con el dogma. ^Cuâles son esos principios? Ya qu© el Papa ha hecho menciôn del caiecismo, no estarà demâs resumir aqui lo que este ensena: 1) El ccntrato matrimonial es una institucion de derecho na­ tural y divino. No es, por lo tanto, como quisieran los citados propagandistes, un hecho casual de la evoluciôn, qu© s© pueda regular conform© al capricho de cada cual o de la sociedad civil en centra del derecho natural y divino. Por consiguient©, la doc­ trina sobre las uniones libres © inestables es contraria a la razon y a la f©. » ; 2) El fin principal dei matrimonio es la prccreaciôn y educacion d© los hijos; la mutua ayuda de los esposos y la satisfac­ ciôn del deseo natural son fines secundarios. 3) El divino Legislador, Jesucristo, estableciô la indisolubilidad dei matrimonio, contra las antiguas cos:umbres contrarias que aboliô y que por espedales motives fueron algun tiempo permitldas. Son, por lo tanto, contrarios a la ley d© Dios todos los actos o vinculos que destruyen la unidad y la fidelidad del vinculo unico. Por ningùn motivo ni autoridad puede ser disuelto el vinculo EL MATRIMONIO CATÔLICO 147 matrimonial existente entre fieles cristianos, si es en todas sus cartes perfecto. 4) Por ser el matrimonio cristiano un Sacramento, la Iglesia tiene facultad para establecer impedimentos y juzgar en las causas matrimoniales acerca del vinculo. Como consecuencia de esto, el poder civil no puede establecer leyes acerca del vinculo del matrimonio entre cristianos, sino sola'· mente acerca de algunos efectos dei mismo. Sobre este ùltimo punto Leon XIII escribio oportunamente (Encicl. «Arcanum») que to dos los Jefes de Estado, que quieran prestar oidos a la razôn, que quieran ser de verdad prudentes y mirar por el bien de sus pueblos, deberian congratularse de que las sagradas leyes del marimonio establecidas por la Iglesia fuesen observadas, y servirse de la ayuda de esta para la tutela y prosperidad de las familias y de las costumbres, mas bien que mirarla sospechosamente como a enemiga y juzgar su acciôn como ilegitima intro mision en el derecho ajeno. FIRMEZA EN LA FE No tengcds, pues, miedo a vuestros deberes, por muy graves que os parezcan. Recordad que el dia en que Pedro, pescador de Galilea, carente de auxilios humanos, después de fundar la Iglesia de Antioquia y recorrer muchas regiones, vino a establecer definitivamente en Roma su catedra y la de sus sucesores, era, segùn la comparacion de san Leon Magno10 como un hombre que se entrase por una selva de fieras enfurecidas, o que avanzase por un océano agitado por las mùltiples corrientes del paganisme, las cua- pio XII A LOS ESPOSOS T48 les de todos los angulos dei Imperio confluicm en la Ciudad; y no obstante él caminô sobre este mar con mayor seguridad aun que sobre el lago de Genesaret, porque habia sido divinamente confirmado en la fe. Pedid a San Pedro esta firmeza en la fe. Enfonces vuestras mismas obligaciones de esposos cristianos ya no os parecerân demasiado arduas. Al contrario! las cumpliréis con alegria y seguiréis en pleno si­ glo XX las instmcciones que daba el primer Papa a los esposos de su tiempo: « Asimismc las mujeres sean obedientes a sus maridos: a fin de que con eso, si algunos no creen por medio de la predicaciôn de la palabra, sean ganados sin ella por solo el trato con sus mujereS; considerando la pureza de la vida que llevan... Maridos, vosotros igualmente habéis de cohabitar con vuestras muieres, tratândolas con honor y discrecion, como a sexo mas flaco y como a coherederas de la gracia de la vida etema» u. Nada os preservarà mejor de los vanos deseos de cambiar, de insconstancias frivolas, de peligrosas experiendas, como el saberos unidos el uno a la otra para siempre en el estado que habéis libremente esccgido. Pedro os ha repetido hoy sus ensenanzas; el mis­ mo Pedro por mono de su sucesor patemalmente os bendice. u i Petr EL MATRIMONIO CATÔLICO 149 — En el Papa, cualquiera que sea, es siempre San Pedro quien vive, gobiema y ensena. — En todo tiempo y lugar hay que estar en guardia contra los que propagem ialsas doctrinas; enfonces es la hora de estrechaise mas fuertemente en torno a la catedra de S L Pedro. — Rechazar prontamente todos los errores y prejuicios con- trarios a lo que el cartecismo ensena acerca de la unidad e indisolubilidad dei matrimonio. — Ninguna de las obligaciones que la Iglesia impone a los casados es imposible de observarse con la ayuda da la gracia divina. Μ ASPECTOS DE LA NUEVA VIDA 24, Enero, 1940. Si, hablando en general, San Pablo es justamente tenido por el ” la gracia del Senor que esta 101 Cor-, <5, 10. ASPECTOS DE LA NUEVA VIDA 157 conmigo no ha sido estéril en mi, antes yo he colaborado con la gracia divina. Al levantarse después del golpe prodigioso recibido ante las puertas de Damasco, Pablo habria podido creer que aquel golpe fulmineo bastaba para transformarlo definitivamente de perseguidor en Apôstol. Pero no. La gracia de Dios exige, para lograr plenamente su efecto, la libre y asidua colaboraciôn de nuestra voluntad personal. Saulo, bien que plenamente convertido y llamado al apostolado, permaneciô tres dias inmôvil en Damasco, dado a la oraciôn y al ayuno u. Y antes de volver a Jerusalén, viviô tres anos retirado, primero en Arabia y después en Damasco. Solo enfonces se dirigio a la Ciudad Santa para ver a Pedro, con quien permaneciô quin­ ce dias13. Ahora estaba dispuesto para la accion apostolica, es decir, para un trabajo que habia de ser siempre una colaboraciôn de su voluntad con la gra­ cia. Gratia Dei mecum. u NO FUEGOS ARTIFICIALES Asi que tampoco vosotros debéis pensar que, para asegurar la perseverancia en vuestra vocaciôn, es decir, en el cumplimiento de los deberes matrimo niales, o para garantizar la felicidad de vuestro hogar domestico, baste, como suele decirse, con , i y » W .Λ * 162 PIO XII A LOS ESPOSOS mado el padre de los huérfanos, no tuvo otros cuidados que los de su madré. Con cuànta prudencia esta sencilla campesina sin instrucciôn, pero guiada por el Espiritu Santo, educase a su hijo en el sentido mas pleno y mas profundo de la palabra, puede decirse que la misma Iglesia lo ha reconocido, elevando al honor de los altares al que en la fiesta de hoy honramos con el nombre de San Juan Bosco. Este humilde sacerdote, que llegô a ser mas tarde una de las glorias mas puras de la Iglesia y de Italia, fué un educador maravilloso, y por esto su vida os ofrece a vosotros, amados hijos e hijas, futuros padres y ma­ drés de familia, las mas provechosas y saludables lecciones. TESOROS CONFIADOS POR DIOS Cuando Dios confia a esposos cristianos un nino, parece como repetirles lo que la hija de Faraôn dijo a la madré del pequeno Mcisés: «Toma este nino y criamelo.» 1 En la intenciôn de Dios los padres son los primeros educadores de sus hijos. Hay que reconocer, sin embargo, que en las actuales circunstancias de la vida social, la urgente preocupaciôn por el pan de cada dia les hace a veces dificil el cumplir plenamente con deber tan esencial. Tal era asimismo el estado de cosas, cuando Juan Bosco sona- EDUCADORES DE ALMAS 163 ba ya en ayudar y, si preciso fuera, en substituir a los padres en este su grave oficio. Que el estaba providencialmente destinado a esta mision, se lo decia el corazôn con un incentivo precoz; como una reve­ lation de ello tuvo su alma en un sueno de sus pri­ meras anos, en el cual vio cômo unos animales sal­ vajes se convertian sûbitamente en mansos corderillos, que él dociles llevaba a los pastos. Para hacerse idea de cômo llevé a la practica este sueno, conviene recordar la education que recibio y la que diô después; una y otra van juntas en él; la madré que él tuvo explica en gran parte que padre fué él para los otros. EDUCACIÔN RELIGIOSA Al fundar don Bosco su primera casa de educa­ tion y ensenanza, quiso llamarla «no laboratorio, sino oratorio», como conté él mismo, porque pretendia hacer de ella ante todo un lugar de oracién, «una jglesuela donde reunir a los jovencitos». Pero era kgualmente su ideal que el oratorio llegase a ser fcomo el hogar doméstico de los jovenes que alli se lecogiesen. ^No séria quiza porque «marné Margarifc» habia hecho de la casita de los Becchi una espeKe de oratorio? Imaginaos alli a la joven viuda con B: : très pequenos arrodillados para rezar las oracio&s de la manana y de la noche; vedles con sus vesBitos de los dias festivos, que ella ha sacado con IÔ4 PIO χπ Α L0S ESPOSOS mucho cuidado del armario, dirigirse, cual angelillos, a la aldea de Murialdo para asistir a la santa Misa. Por las tardes, después de la frugal comida, cuyo ùnico dulce era un pedazo de pan bendito, vedlos reunidos alrededor de la madré, que les recuerda los mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia, las grandes lecciones dei Catecismo, los medios de salvaciôn; después les cuenta con la delicada poesia de las almas puras y de la imaginacion popular la historia trâgica del dulce Abel y de Cain el malo, el idilio de Isaac y Rebeca, el misterio inefable de Belén, la muerte dolorosa del buen Jesûs puesto en Cruz por nosotros en el Cal vario. jQuién puede medir la influenda profunda de las primeras lecciones maternas! A ellas atribuia don Bosco, ya ordenado de sacerdote, su tiema y confiada devociôn a Maria Santisima y a la sagrada Eucaristia; devociones am­ bas que otro sueno le mostrô como las dos columnas, a las cuales las aimas de sus alumnos, combatidos como fragiles naves en el mar tempestuoso del mun­ do, deben fuertemente amarrarse para encontrar la salvadôn y la paz. EDUCACIÔN RACIONAL Asi que la religion es el primer fundamento de la buena educacién. Pero a ella queria don Bosco que se asociara la razon iluminada por la fe. La verda­ dera razén, como indica el origen mismo de la pala- EDUCADORES DE ALMAS 165 bra latina «ratio», consiste principalmente en la medida y el buen seso, en el equilibria y la equidad. Por ejemplo, £ seria coherente querer corregir en el nino los defectos en que delante de él se incurre cada dia? iQuererlo sumiso y obediente, si en su presencia se critica a los jefes y superiores eclesiésticos o civi­ les, si se desobedecen los mandatos de Dios y las leyes justas del Estado? Seria razonable querer que vuestros hijos sean leales, si vosotros sois maliciosos; sinceros, si sois mentirosos; generosos, si sois egoistas; caritatives, si sois avares; dulces y pacientes, si sois violentos e iracundos? La mejor de todas las lecciones es siempre la del ejemplo. En casa de los Becchi, «marna Margarita» no prodigaba las exhortaciones al trabajo. Pero, comoquiera que el cabeza de familia habia fallecido, la animosa viuda echaba mono por si misma al arado, a la hoz, al bieldo, y con su ejemplo — leemos — cansaba a los mismos gananes, tornados a j ornai en tiempo de la siega y de la trilla. Juan, a los cuatro anos de edad, tomaba ya parte en el trabajo comûn, deshilachando los tallos de canamo y, avanzado en edad, dedicaba todo el tiempo al trabajo, reservando tan solo cinco horas al sueno, del que ademâs se privaba totalmente una noche cada semana. En esto, hay que confesarlo, sobrepasaba los justos limites de la razén humana. Pero es que la razén sobrenatural de los santos admite, sin imponerlos a otros, taies excesos de generosidad, 166 ρίο XII A LOS ESPOSOS porque su prudentia se inspira en el invencible deseo de agradar a Dios, y su fervor es estimulado por el temor filial de desagradarle y por el deseo ardentisimo del bien. EDUCACIÔN ASIDUA Desagradar al padre o a la madré es el supremo dolor de un nino bien educado. Esto habia experimentado también Juan Bosco en casa de sus padres, donde una ligera senal, una mirada entristecida de su madré bastaban para que se arrepintiese hasta de un primer movimiento de celos infantiles. Por esto queria él que el educador emplease como principal medic de action una solititud constante, animada por una temura verdaderamente paternal. Asi que los pa­ dres deben dedicar a sus hijos el mejor tiempo de que disponen, en vez de malgastarlo, lejos de ellos, en distractiones peligrosas o en sitios a donde les sonrojaria condutirlos. Con un amor dirigido por la razon y con esta ra­ zon iluminada por el espiritu de fe y por providen­ tielles ensenanzas, la education familiar no estara sujeta a aquellos déplorables saltos que con demasiada frecuentia la comprometen: altemativas de in­ dulgente debilidad y de severidad cenuda; transitas de una condescendentia culpable, que déjà al nino sin guia, a la correction violenta, que le déjà sin arrimo. En cambio, la experimentada temura del padre ο EDUCADORES DE ALMAS 167 de la madré,, a la cual corresponde la Have de la confianza de los hijos, distribuye con igual moderacion, porque es duena de si misma, y con éxito igual, por­ que posee el corazôn de los hijos, los elogios merecidos y los necesarios reproches: «Procura hacerte querer, decia San Juan Bosco, y entonces te haras >111 obedecer con toda facilidad.» |Que vosotros también, oh noveles esposos, futuros padres y madrés de fami­ lia, poddis reproducir en vuestras casas algo de ese santo ideal! — Cuando Dios os monda un nino, parece decir: «toma este nino y enamelo». — En Ia intencion de Dios, los padres son los primeros educa- dores de sus hijos. — El porvenir de éstos depende en gr parte de aquellos. — «La religion es la base principal de la buena educacion.» — La mejor leccion es siempre la del ejemplo. — «Desagradar al padre o a la madré es el supremo dolor de un nino bien educado.» — Saliar inmodererd crm ente de un exceso de temura a un ex­ ceso de severidad no es dar buena educacion. — «Procura hacerte amar — decia San Juan Bosco — y entonces te haras obedecer con suma facilidad.» EL CENACULO DE LA ORACIÔN 27, Maizo, 1940 Fué esta audiencia una de las pocas en que el Padre Santo no se dirigio primeramente a los novoles esposos, sino a los otros grupos de peregrinos allf présentes. El motive hay que buscarlo en la disposition lôgica do su discurso, cuya primera parte dirigida a las Religiosas del Cenaculo y a una reunion do Celadoras del Apostolado de la Oraciôn, sirviô de preliminar a una afectuosa aplicacion del tema a la familia. El saludo es comun para todos. LA PAZ CON VOSOTROS En esta semana de Pascua, amados hijos e hijas, no creemos poderos recibir con un saludo mas afectuosamente paternal que aquel que el mismo Jesûs dirigio en la tarde de la Resurreccion a sus dis­ cipulos reunidos en el Cenaculo: «Pax vobis, la paz sea con vosotros.» 1 El cristiano saludo quo acaba do pronunciar ol Papa, adquiero en sus labios, en los prosentes dias, el valor de un ansioso y confiado augurio. Este ano la primavera llegô entristecida por la 1Jn., 20, 19. 17O PIO XII A LOS ESPOSOS guerra, que enfonces precisamente entraba en su fase mas cruenta. En los designios de Dios, el saludo pascual de «Paz», aun cuando no alcance su cabal significado de paz para todos, sino al con­ trario vuele por encima de la tierra como la primera paloma que Noé mandara desde el area, sera al menos feliz augurio de aquella paz interior de resignaciôn y de penitencia que gozan los justos, cualesquiera que sean los acontecimientos que a su aire dedor se produzean. Precisamente de esta paz interior se deriva, cuando la mayoria de los hombres la posee, la paz exterior universal. El Padre Santo sugiere opertunamente el secreto para lograr esa paz del saludo pascual. LA CASA: LUGAR DE ORAŒÔN Nos patemolmente os saludamos, oh amados noveles esposos, ante quienes la vida se abre como un sendero florido. Pero bien sabéis vosotros que este camino, si ahora os conduce por entre flores de pri­ mavera, a través de voiles umbrosos, tendra tam­ bién para vosotros, como para todos, asperas subidas y pendientes peligrosas, y quiza también horas de tempestad. Tened, pues, también vosotros un cenacu­ lo, un lugar de retiro y de oracién, en vuestra propia casa. Alli, después de las jomadas mas duras, encontraréis descanso en la fidelidad a vuestras promesas y en la union perfecta de vuestras almas: «perseve­ rantes unanimiter»; alli viviréis bajo la mirada de Ma­ ria: «cum... Maria matre lesu», ante cuya imagen os τ EL CENACULO DE LA ORACIÔN reuniréis cada noche para rezar en familia: «unani­ miter in oratione». Mejor todavia: teda vuestra vida personal y familiar puede convertirse en una oraciôn incesante: «perseverantes unanimiter in oratione». El Apostolado de la Oraciôn os da un medio para ello en el ofrecimiento de obras de la manana. Como la varilla magica de los cuentos de hadas, que cambia en oro cuanto toca, asi este ofrecimiento, hecho en estado de gracia por el cristiano, que por su medio endereza a Dios todas sus obras para las grandes necesidades de la Iglesia y de las aimas, puede ele­ vor a la dignidad de actos sobrenaturales de apos­ tolado aun las mas pequenas y modestas acciones. El campesino arando el campo, el empleado en la oficina, el comerciante detrâs del mostrador, el ama de casa en la cocina pueden convertirse — como ya hemos dicho — en colaboradores de Dios, que de ellos espera y con ellos ejecuta las humildes obras propias de los deberes de su estado. EL APOSTOLADO DE LA ORACIÔN El Apostolado de la Oraciôn, que el Padre Santo menciona y recomienda a las familias, es una «Asociaciôn piadosa de celo y de oraciones en union del Sagrado Corazon de Jésus». Tiene su centro en Roma y esta extendido por todo el mundo. Los inscrites suman varias decenas de millones. Sus actlvidades son muchas, MH· casi todas de caracter interno, entre las cuales puede cada cual escoger las que mas le gusten. Aquello a que todo inserito viene obligado (crunque no baio pena de pecado mortal ni venial) es I ? Λ * 'a - t 172 PIO XII A LOS ESPOSOS por lo menos a oirecer cada dia sus oraciones, obras y padecimientos al Corazon Divino en reparation de los pecados de los hombres y para la intention particular que todos los meses se anuncia y que ha sido apro ba da y bendecida por Su Santidad. Asi se eleva al tielo de todas las partes del mundo una oraciôn comun, universal, continua para un mismo fin y en union del Corazon Sacratisimo de Jesûs. A la intention general se le junta también otra misional. H Apostolado de la Oration esta establecido en casi todas las parroquias; fomenta la Consagraciôn de las familias al Sagrado Corazôn, de lo cual hablô ya el Papa a los recién casados en el discurso del 4 de Junio de 1939, y entre los ninos organiza los Pequenos Cruzados del Sagrado Corazôn. 1· eetado matrimonial, ti bien conduce por camino» de 3 flares y a través de valles umbrosos, liene también àsperas cuestas y peligrosa» pendientes y rachas de lempestad. hogar domestico debe ser también un lugar de retiro y de oration. — Toda la vida personal y f ···· iliar puede convertirai en una oraciôn incesante, Especialmen te por la» noches deberia Juntars· la f *-'·■ • 0·· —· *··'*. ) , I i TRILOGÎA DE PRIMAVERA 3. Abril, 1940. RUINAS EN FLOR La primavera, en pleno triunfo, ha traido como de la mono a la Ciudad Etema centenares de noveles esposos. Son los mas afortunados. Porquo, si para todos tiene la primavera romana especiales atractivos, para las timidas parejas que se proponen pasar en Roma los primeros dias de su nueva vida, acompaüadas por el eco, que todavia su corazôn repite, de mil felices augurios de felicidad completa, este viaje y esta estancia debe imprimirles imborrables recuerdos. Su exterior rebosa de intima dicha, sus dorados ensuenos son ya una realidad. Todo les habla de afecto, de paz, de vida. Aun las antiguas ruinas de las fermas de Diocleciano, las columnas de los foros, las bôvedas de ruinosas basilicas esta revestidas de verde, y las campestres margaritas coronan sus altas cùspides. Los prados, jardines y paseos estân en plena floraciôn. Inquietas bandadas de golondrinas, que Henan de chirridos el cielo, rozan con sus alas las bôvedas, las cupulas, las torres. Todo esto es para nosotros — se susurran entre si los esposos —. Esta es nuestra pri­ mavera... Enajenados con taies pensamientos se encaminan hacia San Pedro, cuya grandiosa cupula parece erguirse para hablar 174 pio XII A LOS ESPOSOS con el mismo sol... El Papa les espera para hablarles precisa­ mente de una triple primavera: la de la naturaleza, la de la vida, la de la fe. CANCION DE PRIMAVERA . · Guiados por un pensamiento de fe, habéis venido, amados noveles esposos, a invocar sobre la prima­ vera de vuestra vida Nuestra Apostolica Bendiciôn, precisamente cuando la primavera de la naturaleza os blinda sus sonrisas. Pues es también un pen­ samiento de fe el que quisiéramos sugeriros, invitandoos a escuchar por unos instantes en tomo vuestro y dentro de vosotros mismos lo que poetas y artistas llaman la canciôn de la primavera. El saludo del Papa es amable como una flor regalada. Ahora da principio a sus ensenanzas. El discurso de hoy es ciertamente uno de los mas hermosos que hayan oido los recién casados. LA TRILOGÎA Si très notas son necesarias y suficientes para fijar con su acorde el tono de una composiciôn musical, la cancion de la primavera podria condensarse para el cristiano en très notas, cuya armonia templa su aima, haciendola concorde con el mismo Dios: la fe, la esperanza y la caridad. La trilogia està anunciada. El Padre Santo comienza desarroHondo el primer capitulo: la fe, Su ensenanza es profunda γ praç- TRILOGÎA DE PRIMAVERA 175 Üca. La fe, fundamento del cristianismo, debe allmentar toda nuestra vida en cualesquiera clrcunstancias. Siempre y en todas •I·· rtes debemos creer que Dios existe, vigila, juzga. AI principio de su augusto discurso parece como si el Papa quisiera aludir a las dificultades actuales de la guerra: ante tamanas convulsio­ nes podria alguno verse tentado a preguntar: si Dios existe ipor que no impide tantos desastres y ruinas? El Padre Santo res­ ponde: LA FE 1. La fe, como bien sabéis, es una virtud teologal, por la cual creemos en Dios, a quien no vemos con los ojos del cuerpo; en su Bondad infinita, velada a veces a la vista humana por su Justicia; en su Omnipotencia, a la cual, segun el razonamiento prematuro de los hombres, parece contradecir su longanimidad misteriosa. Ahora el fiel retomo de la primavera os recuerda que Dios, aunque parezca mudable, es en realidad inmutable, porque es etemo; que todas y cada una de sus disposiciones se cumplen a su tiempo, que cada uno de sus planes se verifica en la hora fijada por su Providenda. Ayer estabamos todavia en inviemo, y todo en la naturaleza parecia muerto; las nubes veîaban el firmamento, la nieve cubria las monta­ nas, el sol languidecia estéril. Pero sùbitamente el cielo se ilumina de nuevo. El viento tempestuoso enmudece, çl sol brilla con mayores fulgores y bajo sus T76 PIO XII A LOS ESPOSOS tibios rayos, en el seno de la tierra, palpita de nuevo la vida. Asi que las obras de Dios nunca mueren; no hay inviemo al que no suceda la primavera, y lo que parecia ser la mueite de la naturaleza no es sino el preludio de su resurrecciôn. Vosotros, pues, amados esposos, a quienes la pri­ mavera de la vida abre sus puertas, entrad en ella con fe profunda en Dios, con confianza firme en su bondad y en su poder. Podrân sobreveniros algunas pruebas; Dios mismo parecera en cierios momenios como que os déjà solos en lucha con las dificultades, como hiciera un padre que se oculta un instante para medir bien las fuerzas de su hijito. Su justicia, como la de un padre, podrà permitir que el dolor del cuer­ po o del aima os purifiquen, ofreciéndoos el instru­ mento de una penitencia reparadora. Algunas nubes podrân cruzar por el cielo, hoy tan azulado, de vuestro amor reciproco, velando por algun tiempo su esplendor. Reavivad entonces vuestra fe en Dios; reanimad la fe en vuestras promesas, la fe en la gracia dei sacramento, la fe en la dulzura pacificadora de las reconciliaciones prontas y sinceras, que ellas son tambien en cierto modo una primavera, porque traen después dei frio y de la tormenta el retomo del céfiro, de la luz y de la paz. 1* Ir > * - TRILOGÎA DE PRIMAVERA 177 LA ESPERANZA 2. A la leccion de la fe anade la primavera la de la esperanza. El sol, si desentorpece la tierra y suelta el manto de nieve de las montanas, no abrasa todavia la tierra con los fuegos que han de darle todo el esplendor de su ornamento y el espléndido pulular de su fecundidad. La savia ablanda los troncos y tallos y abre en las ramas los hûmedos labios de los brotes, pero los àrboles no agitan al viento todavia la cabellera de su follaje. Muy pronto resonard en los nidos el canto de los pajarillos. |La vida continua! La esperanza — ese goce de una felicidad deseada y esperada, pero de la cual no se tiene aùn mas que la promesa o la prenda — se manifiesta con fuerza en la primavera en toda la creaciôn. En el orden sobrenatural la esperanza es, como la fe, virtud teologal, es decir, que une personalmente al hombre con Dios. Ella no levanta todavia el vélo de la fe, para que vean nuestros ojos el etemo y di­ vino objeto de la contemplaciôn celeste; pero si que trae al aima que corresponde a la gracia la seguridad de su posesiôn futura, fundada en la promesa infalible del Redentor; de ello le da al aima una pren­ da y corno un ejemplo anticipado en la resurreccion del Dios humanado, verificada en primaveral aurora. El canto de la esperanza resuena ciertamente en ‘3 17» ρίο XII A LOS ESPOSOS esa primavera de vuestro corazôn. Casarse es, como para las palomas en abril, construir el nido. Ahora también el hogar domestico, ese nido de la joven familia, se construye muchas veces poco a poco solamente, con mucha fatiga y solicitud, en la cavidad de dura roca o sobre algùn ramo que el viento sacude; pero semeiante trabajo se hace con alegria, porque se emprende con esperanza. Fundar una familia no es solamente vivir para si mismo, desarrollar en si utilmente las fuerzas del cuerpo, las facultades del espiritu, las cualidades sobrenaturales del aima; es multiplicor la vida, es decir, es querer como resucitar y revivir, a pesar del tiempo y de la muerte, en las generaciones venideras, cuyo largo desarrollo en la serie indefinida de los tiempos se goza uno en no poaer alcanzar con la vista. îDesdichados de aquellos esposos que no han comprendido y gustado la dulzura de esta esperanza! Pero |mas infelices todavia y mas culpables aquellos que obrando en contra de las leyes del Criador, la restringen o le niegan la entrada en el nido familiari Quizas se acuerden demasiado tarde que ellos mis­ mos, solo por un efimero placer abrieron ante su ho­ gar la puerta de aquel abismc del cual huye deste rrada toda esperanza. TRILOGÎA DE PRIMAVERA 179 LA C ARID AD 3. La caridad, fincdmente, pone también su nota — y puede decirse la nota dominante — en la canciôn de la primavera, porque ella es por encima de todo un himno de amor. El amor puro y verdadero consiste en el don de si mismo; es el ansia de difusiôn y de do­ nation total, que es esencial en la Bondad, y por la cual Dios, Bondad infinita, Caridad substantial, se ha movido como a derramarse en la création. La fuerza expansiva del amor es tan grande, que no admite limites. Asi como el Criador ama desde toda la eternidad a las criaturas, que El quiere, por un deseo omnipotente de su misericordia, llamar de la nada al ser andando los tiempos: «in caritate perpetua dilexi te; ideo attraxi te miserans» x; asi el Verbo Encamado, que habito entre los hombres, «cum dilexisset suos, qui erant in mundo, in finem dilexit eos» s, como hubiese amado a los suyos que vivian en el mundo, los amo hasta el fin. Mirad, amados hijos e hijas, como esta necesidad de dar y de darse se manifiesta y resplandece actualmente en la naturaleza. «El aire, el agua y la tierra esta de amor llena», exclama el Poeta ensalzando las bellezas de la primavera *. La vida se difunde, y esa su magnificentia en el don de si misma, no 1 Jereni., 31, 3. 3Jn., 13, ï. 8 Petrarca. Soneto 2C9· l8o PÎO XII A LOS ESPOSOS es sino palida imagen de la de Dios. Y si tal es Ia amplitud de las divinas larguezas en el orden natural, todavia es mucho mas maravillosa en el orden de la gracia, que sobrepasa mas alla de todo limite las posibilidades de la criatura humana. EL MUTUO HOLOCAUSTO Escuchad ahora, caros esposos, lo que os dice el corazôn. Le oiréis cantor el himno generoso y des· interesado que llega hasta la entrega total de si. Este deseo imperioso de mutuo holocausto solamente quedarà satisfecho en vosotros, si esta entrega reci­ proca, sancionada por una promesa sagrada, es sin mengua, sin reserva, sin revccaciôn cdguna, a se­ mejanza del don que de vosotros mismos debéis ofrecer a Dios. La caridad es una; el vinculo establecido entre vosotros tiene algo de divino en su origen, como la misma religion, y por eso mismo de etemo en sus consecuencias. Manteneros fieles a él, a pesar de las pruebas, de las borrascas, de las tentaciones, es un ideal que puede parecer superior a las fuerzas huma­ nas, pero que llegarà a ser una realidad sobrena­ tural, si correspcndéis a la gracia dei sacramento, la cual os ha sido dada precisamente para consolidor vuestra union en la sangre del Redentor, union indi­ visible como la de Cristo con su Iglesia. TRILOGÎA DE PRIMAVERA NO — La fe, la esper • 0· i8i OLVIDES za y la caridad tempiL··· y ponen en con- son •a· .cia con Dios el aima cristi ··· — Los designios de Dios se cumplen siempre en el tiempo y hora fijados por su Providentia. — Cu ··· do Dios parece ausentarse y dejamos solos en la lucha con las dificultades, la fe debe recordamos que le tenemos mas cerca que nunca. — La primavera, que tr largo invierno de nuevo se despierta. es la imagen de la esper ··« za cristi .a, por la cual gozamos de una felicidad deseada y esperada, pero que solo poseemos en prenda y promesa. — El duro irabaio de fabricarse un nido se lleva a cabo con gozo, si se emprende con esper • a· — Infelices aquellos esposos que no han comprendido ni gus- tado la dulzura de esta esper • lia za. or puro y verdadero consiste en el don de si mismo. imagen de la Bondad divina que se ha difundido por toda la création. — Si la amplitud de las divinas larguezas es inconmensurable en el orden nartural, mucho mas lo es y mas maravillosamente en el orden de la gracia. — El amor, deseo imperioso de mutuo holocausto, procura la felicidad solamente cuando esa entrega reciproca, s ··· tionada con sagrada promesa, es sin mengua, sin reserva, sin revocation al· guna, a semej • aa za del don que de vosotros mismos debéis hacer a Dios. '·■ MODELO DE NAZARET 10, Abril, 1940. SAN JOSÉ La paternal exhortacion del Padre Santo, precisament© ©n la fiesta del Patrocinio de San José, fu© casi toda para los fuiuros padres en su calidad de cabezas y custodies de nuevas familias. En la providencial distribuciôn de cometidos dispuesta por Dios en el pequeûo mundo del hogar domestico 1© compete al padre una buena part©, y ciertament© la d© maxima responsabilidad para la buena marcha de la familia. Como es el esposo quien le da ©1 nombre y quien tien© sobr© ©Ila la maxima autoridad, asi 1© correspond© a ©1 la direcciôn d© la casa, el >ΐπ|·Τ· amparo vigi­ lant© de la ©sposa e hij’os y la educacion de ©stos. Llamado a colaborar en alguna manera ccn Dios ©n la creaciôn de nuevos dignidad. Para qu© la nueva familia seres, participa de una gr prosper© y sea dichosa, sera menester que el le dedique el esfuerzo d© su trabajo, d© su corazon y d© su ment©. La ©sposa ε© apoyarà ©n el, como la vid ©η ©1 olmo, y los hijos brotarân de ellos como de una misma planta los racimos de uva. Dios, sapiente en sus planes y en la ejecucion d© los mismos, >111 ha querido dar un modelo d© la familia perfecta a los qu© tien© predestinados para formor part© d© su Iglesia. El modela nos lo ···· ···· ρίο XII A LOS ESPOSOS présenté en. Nazaret: San José, como cabeza; Maria, como esposa y madré; Jesus, como hijo. La familia de Nazaret muchas leccio­ nes ha dado ya a los esposos. La de hoy sera especïalmente para ••et los cabêzas dé familia. · . Al recibiros en torno a Nos, oh amados noveles esposos, J como podria Nuestra memoria no acordarse de San José, castisimo esposo de la Virgen Ma­ ria, Patrono de la universal Iglesia, cuya fiesta ce­ lebra hoy la sagrada liturgia? Si todos los cristianos tienen motivo para confiai en la proteccién dei glo­ rioso Patriarca, vosotros tenéis ciertamente para semejante gracia un titulo especial. FORMAR A CRISTO EN LOS HIJOS Todos los cristicmos son hijos de la Iglesia. Esta santa y dulcisima madré da a las almas, por medio del bautismo, aquella misteriosa participaciôn de la naturaleza divina, que se llama gracia, y después de haberlas en tal guisa engendrado para la vida sobrenatural, nunca las abandona, sino que mediante los Sacramentos les procura el alimento que ha de con­ servor y desarrollar su vida. Asi que ella puede parangonarse con la Virgen Maria, Nuestra Seriora, de la cual tomé el Verbo la naturaleza humana, cuya vida sostuvo y alimento ella con maternales cuidados. Ahora bien, en cada uno de los hijos de la Igle­ sia se debe formor a Cristo \ y todos deh^-n nmcurar i Gai EL MODELO DE NAZARET ISS crecer «in virum perfectum, in mensuram aetatis ple­ nitudinis Christi» 3, hasta hacerse varones perfectos, a la medida de la edad plena de Cristo. Pero, iquien velarà sobre esta madré y este Jesùs? Vosotros lo habéis comprendido bien: El que hace unos veinte siglos fué llamado para esposo de Maria, el padre putativo de Jesûs, el cabeza de la Sagrada Familia. jCuanta solicitud no puso él en el cumplimiento de tau sublime mision! Nos quisiéramos conocerla bien en sus particularidades mas menu· das. Pero este varén predilecto de las divinas confianzas, que debia servir como de vélo del doble misterïo de la Encarnacion del Verbo y de la Matemidad virginal de Maria, parece ester en su vida terrena como oculto en la sombra. Sin embargo de esto, los raros y breves pasajes del Evangelio, en que se habla de él, bastan para mostrar qué cabeza de familia fué San José, y, por lo tanto, qué modelo y qué pa­ trono tan singular es él para vosotros, jovenes es­ posos. EL PADRE PUTATIVO DE JESÛS Custodio fidelisimo dei precioso deposito que Dios le confiara, Maria y el divino Nino nacido de ella, velaba ante todo por su vida material. Cuando, por obedecer el edicto de Augusto, se puso en camino hacia la ciudad de David, llamada Belén, para hacerse ins2 Eph., 4, 13. PÎO XII A LOS ESPOSOS 186 •3? cribir en el registre del censo, no quiso dejar sola en Nazaret a su virgen esposa, que estaba a punto de ser madre de Dios. A falta de mas pormenores del texto evangelic©, las almas piadosas gustan de imaginarse αύη mas intimamente los cuidados que él prodigaria enfonces a la Virgen y luego al recién nacido Nino. Figuranselo levantando la pesada puerta del albergue lleno, semejante al «khan» de los modemos poblados orientales; de alii dirigiéndose en vano a los parientes y amigos; y por ùltimo, rechazado en todas partes, esforzandose por ordenar a lo menos un poco la cueva y limpiarla. Vedle cômo tiene entre sus manos viriles las manitas temblantes de frio dei Nino Jésus, a fin de calentarlas. Un poco mas tarde, avisado por el angel del peligro que corria su tesoro, «levantandose, tomo al Nino y a su Madre de noche» y por arenosas veredas, apertan­ do dei camino zarzas y piedras, los conduio a Egipto. Alii trabajô duramente para mantenerlos. Y por efecto de un nuevo aviso del cielo, los volviô a llevar, a costa de las mismas fatigas, a la ciudad de Nazaret, en Galilea. Aqui ensenaba a Jesûs, el divino Aprendiz, a manejar la sierra y la garlopa, y salia a veces a trabaiar fuera de casa, a donde volvia por la tarde deseoso de tomar a ver a aquellos dos seres queridisimos, que lo esperaban a la puerta con una sonrisa, •Mt. A IS/ EL MODELO DE NAZARET y con los que se sentaba a la mesa para su frugal comida. LA DIVINA PROVIDENCIA Asegurar a la esposa y los hijos el pan de cada dia es el mas urgente cuidado del padre de familia. |0h, que tristeza da ver descaecer a aquellos que se ama, porque no hay nada mas en el armario, nada en la boisai Pero la Providenda, que condujo de la mono al antiguo José, cuando, entregado y vendido por sus hermanos, fué primero esclavo y después superinten­ dente y senor de la tierra de Egipto4 y proveedor de su familiala Providenda que llevo al segundo José a aquel mismo pais, a donde llegé falto de todo, sin conocer a los habitantes, ni las costumbres, ni la lengua, y de donde, no obstante esto, volvié sono y salvo con Maria, siempre diligente, y Jesûs, que crecia en sabiduria, edad y graciala Providenda ^ya no va a tener hoy la misma bondad compasiva, el mismo ilimitado poder? jOh! temamos mas bien que los hombres olviden las palabras de nuestro Senor Jesucristo en el Evangelic: Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demas se os dora por anadidura \ Dad a Dios animosa y lealmente lo que El tiene derecho a esperar de vosotros: todo el esfuerzo personal posible, la obedienda que se le * Gen., 41, 43; 45, 9· ’ Ib-, 45, »8. ’Le., 2, 52. ’ Mt.» 6. 33. ρίο XII A LOS ESPOSOS iS8 debe como α Senor Supremo, la confianza en El como en el mejor de los padres. Entonces podréis contar con lo que espérais de El, y que El os prome­ tte», cuando dijo: «Mirad los pajarillos del cielo; mirad los linos dei campo, y no os aflijàis por el dia de manana» 9. SABER PEDIR Sabei pedir a Dios lo que uno necesita, es el se­ creto de la craciôn y de su fuerza, y es también una ensenanza que os da San José. El Evangelic, es cierto, no nos dice expresamente que rezos se tenian en la casa de Nazaret. Pero la fidelidad con que la Sagrada Familia observaba las prâcticas religiosas, por si hacia falta decirlo, si que esta explicitamente atestiguada, cuando, por ejemplo, San Lucas 0 nos cuenta que Jesûs con Maria y José se dirigian a Jerusalén, para celebrar la Pascua, segun la costumbre de aque11a festividad. Fécil, pues, résulta y agradable repré­ sentasse a ]a Sagiada Familia en Nazaret a la hora de la acostumbrada oracién. A la hora del alba dorada o del crepûsculo violâceo de Palestine, en la pequena terraza de su blanca casita, mirando hacia Jerusalén, Jesûs, Maria y José se ponen de rodillas; José, como cabeza de familia, dirige los rezos, pero Jésus se los inspira, y Maria junta su voz dulce a la grave del santo Patriarca. ’ lb._ 6, 26, 34. 41 sigs, MODELO DE NAZARET i8ç jFuturos cabezas de familial Considered e imitad este ejemplo demasiadamente olvidado hoy por los hombres. En el confiado recurso a Dios encontreréis, no solo bendiciones sobrencrturales, sino también la mejor manera de asegurer el «Pan cotidiano», tan ansiosa y laboriosamente buscado, y por ventura en vano. Como delegados y représentantes del Padre que està en los cielos y «que es el principio y la cabeza de toda esta gran familia que esta en el cielo y sobre la tierra» ", pedidle que, asi como os ha dado algo de su ternura, os dé también algo de su poder, para sobrellevar la cara, pero a veces pesada, cargo del cuidado de la familia. — Tus hijos son hijos también de la Iglesia. Consecuenda: en coda uno de ellos se debe formai a Cristo. — El cuidado mas urgente del padre de familia es asegurar a la esposa e hijos el pan de cada dia. — Dios ha prometido tener especial providenda de aquellos que le sirven con hdelidad. La obedienda y la confianza en Él dan derecho a contar con sus promesas. — El a secreto para obtener de Dios lo que necesite la familia es la oradon, espedalmente la hecha en comun. 10 Eph., 3, iS. < ' EL AROMA DE CASA, LA ORACION 17, Abril, 1940 EL PORQUÉ DE LA ORACIÔN 111 Si es verdad que uno se considera miembro de la familia humana fundândose en el precepto de la caridad, con mucha mas razôn debe sentirse miembro de los pueblos cristianos y especialmente los catélicos. San Pablo nos ensena que todos los miembros de la Iglesia formâmes un solo cuerpo, cuya cabeza es Cristo. No séria razonable que los miembros de este unico y dignisimo cuerpo mistico se desinteresasen reciprocamente del propio bienestar, so pretexto de que les demâs miembros pertenecen a naciones, lenguas y pueblos diversos y lejanos. Es évidente que el medio mas fâcil para cooperar y concurrir al bienestar de todo el cuerpo mistico — y por motives de caridad universal, al bien­ estar de toda la humanidad, sin excluir ningun individuo o naciôn — es rogar a Dios por todos. |Cuàn distinta de la present© seria la vida de este mundo, si todos, todos tuviesen una conciencia catolica fundada en el unico Padre y Redentor, Cristo lesusl Ved aqui, amados hijos e hijas, alguno de los frutos espirituales que de la familiar y cotidiana audiencia con Dios podéis reportor. Pensando en las solici­ tudes que ante el agitado mundo de nuestros dias afligen el corazôn del Papa, dad a vuestras oraciones un sentido verdaderamente catôlico. Orad con la Igle- EL AROMA DE LA CASA, LA ORACIÔN 201 sia y por la Iglesia. Orad, a fin de que todos los hom­ bres escuchen con animo docil las Hamadas angustiosas y las câlidas exhortaciones de Nuestro amor paterno; y que se acuerden de que todos son hijos de Dios, y asi experimenten de nuevo el sentimiento de fratemidad universal, que es el fundamento necesario de la concordia entre los pueblos y de la paz tan suspirada. — Quien ama de verdad a nuestro amabih'simo Salvador se ;π acerca con frecuencia a la sagrada Comuniôn. — Dios esta dispuesto a concedernos sus audiendas en todo 4 momento: el medio mas s en cillo para obtenerlas es la oracion. — j Cuantas aimas se han librado del infierno, depuesta su obstinaciôn en el pecado, gracias al examen de concienda, siquiera breve, practicado todas las noches! — A la audienda de Dios, esto es, a la oracion conviene ir en familia. — Sea vuestra oracion verdaderamente catolica: orad con la Iglesia y por la Iglesia. ; UN PROTECTOR 8, Mayo, 1940. Las parejas de noveles esposos, que aisladamente o en pequenos grupos, viniendo del otro lado del Tiber, se encaminaban hacia Ia ciudad leonina, al pasar el rio hubieron de contemplar magnificamente vestida de sol la gigantesca mole del Castillo de Sant­ angelo. jRuda y vetusta belleza que atrae las miradas y arranca del pecho palabras de admiracionl Pocos sin duda atinarian en que aquel dia el Angel de bronce que, envainando simbôlicamente la espada, corona el mas alto pinâculo de la torre adrlana, celebraba la fiesta del principe de ellos, del glorioso arcangel San Miguel; y menos aun sospecharian que el Padre Santo les iba a hablar precisamente de el. Muy oportunamente par cierto. Porque, si bien las sonadoras parejas que pasan rozando los muros de este castillo, que ha desafiado las batallas de los siglos y de los hombres, resultan a su lado pequefiisimas, hay con todo una muy grande semejanza de simbolo entre la ingente mole, que el angel protege, y las débiles criaturas que atraviesan su sombra. LA FORTALEZA DE LA FAMILIA Elios han fundado y representan una familia cristiana, una casa cristiana. Y la casa cristiana es, segun los planes de Dios, ρίο XII A LOS ESPOSOS 204 una verdadera fortaleza. El sacramento del matrimonio es una base œàs sôlida que las rocas en que se apoya este antiguo monumento. Los muros, que son las virtudes cristianas bien entendidas y practicadas, pueden resistir cualesquiera asaltos. En el interior de la casa cristiana nacerân los nuevos pimpollos que han de vivir etemamente; no son, por consiguiente, como la mole del castillo, destinado a sepulcro. En aquella morarà Jesûs mismo, trayendo consigo mas riquezas, que no amontonaron jeûnas los augustos moradores de la torre adriana. Ambas fortalezas conocen las batallas, pero de una manera también semejante vela sobre una y otra el arcàngel San Miguel, el vencedor de las batallas de Dios, bajo cuya protecciôn y tutela estân tcdos los hombres y muy especialmente las familias. He aqui el tema del présente discurso del Papa. >41* >111 EL ARCANGEL SAN MIGUEL De la pléyade de Santos que ella venera, escoge la Iglesia algunos para patronos de los fieles en los diversos estados y en las varias edades de la vida. Esto ya lo sabiais, amados recién casados; pero tal vez os sorprenda el oir que Nos invocamos sobre vosotros la protecciôn del Arcàngel San Miguel, cuya apariciôn celebra hoy la Iglesia, y hacia el cual no experimentâis quizà a primera vista otro sentimiento que el de cierto temor reverencial. La iconografia sagrada nos lo présenta con los trazos severos del guerrero que aterra al demonio. Después de la sagrada Escritura, que llama a Miguel uno de los primeros entre los celestes principes \ y caudillo de las milicias ‘Dan.. 10, fj. •·· UN PROTECTOR 205 angelicas contra Satanas3, la Liturgia lo présenta exactamente de la misma manera: cuando desciende del cielo se agita el mar y tiembla la tierra; cuando enarbola la cruz salvadora como un estandarte de victoria, arroja del alto cielo con rayos a los espiritus rebeldes8. ®I VENGADOR DE LOS DERECHOS DE DIOS Pero podria parecer que, màs que otros, el hom­ bre y la mujer que dejan a su padre y a su madré 4 para emprender juntos el misterioso camino de la vida, deben temer a este vengador de los derechos de Dios. Como tai, en efecto, les recuerda casi instinüvamente al querubin que, con llameante espada en la memo, arrojo del paraiso terrenal a la primera parej a humanaB. •J -, CON PIEDAD CASI FRATERNA Sin embargo, aunque ese temor no carezca de cieria apariencia de razon, son mas fuertes los moti­ ves de confianza y de esperanza. Porque a la misma hora de aquella tragedia inicial de la humanidad, cuando nuestros primeras padres se alejaban envueltos en la obscura y fria niebla del anatema, una nube ligera, semejante a la que debia ver un dia el profeta Elias e, aparecia ya sobre el horizonte, anuncian* Apoc., 12 3 Re?· 18, 44· 7. 3 Brev. Rom.t 8 mayo. I 4 Cff, Gen·, a, 24. 7^ V 'ita I — ■ Λ. 2O6 ρίο XII A LOS ESPOSOS do la rociada bienhechora de los grandes perdones: Miguel con la milicia de los cmgeles fieles entreveia la maravilla de la Encarnacion divina y de la Redencion del humano linaje. Lejos de envidiar a éste, como el orgulloso Lucifer, el honor de la union hipostatica, y obediente, conforme a su nombre y a su divisa; «Quis ut Deusl », al Senor que no tiene par, adorô con todos los àngeles buencs al Verbo Encarnado Asi es que no ha dejado nunca de amar a los hombres, por los cuales sien te una piedad como de hermano, y cuanto mas se esfuerza Satanas para precipitarlos en el infiemo, tanto mas trabaja el glorioso Arcàngel para conducirlos de nuevo al Paraiso perdido. CUSTODIO DE LAS ALMAS DE LOS SANTOS Introducir las almas ante Dios en la gloria del cielo, es el cometido que la liturgia y la tradicion atribuyen a San Miguel. «Este es — dice el Oficio di­ vino en la fiesta de hoy — Miguel Arcangel, principe de la milicia angélica; su culto es una fuente de beneficios para los pueblos, y su oraciôn conduce cd reino de los cielos... El Arcangel Miguel ha venido con gran multitud de angeles, y el Senor le ha confiado las aimas de los santos, a fin de que las conduzca al paraiso de delicias» Y en el Ofertcrio de la Misa de Difuntos la Iglesia suplica al Senor: «que estas aimas T Hcbr., i. 6. * Brei’· Ram., I. c. i 207 UN PROTECTOR no ccrigan en las timebias, sino que el abanderado San Miguel las conduzca a la luz santa». PREBOSTE DEL PARAtSO No creeds, sin embargo, que este «Preboste del Paraiso», constituido por Dios principe de todas las aimas que se han de salvor, «constitui te principem super omnes animas suscipiendas» e, espere la hora del supremo traspaso para manifestar a los hombres su bondad. Muy caro, pues, oh amados esposos, debe seros su patrocinio, que os ayudarà a recibir en este mundo las aimas, a las que, obedientes a las leyes del Criador, prepararéis una morada corporal. Fuera de que San Miguel os sostendra ademas en vuestra misiôn, tornando a su cuidado a vosotros y a vuestros hijos. .h PATRONO DE LOS ENFERMOS Porque es devocién muy antigua el invocor al gran Arcangel como a protector de la salud y pa­ trono de los enfermas Todos, al venir aqui, habéis podido ver la mole adriana y saludar la estatua de bronce que se levanta en su cumbre y de la cual toma el célébré mausoleo el nombre de Castel San­ tangelo. Aquella imagen parece velar desde alia ’ Ib-, 10 /Icta. Sanet, Sept., t. VIII. pp. 49; 65-66. a I *1 Λ a1 i 2O8 w ·*<£»< ρίο XII A LOS ESPOSOS arriba sobre la vida y la salud de los romanos, y recordarles como hace 1.350 arios, esto es, en el 590, cuando la peste desolaba a la ciudad, el Papa San Gregorio Magno, yendo en procesiôn con el clero y el pueblo para impetrar del cielo el cese dei castigo, vio, segùn es tradiciôn, en lo alto dei monumento aparecerse el arcangel San Miguel, que enfundaba la espada en serial de que el castigo divino habia terminado u. Vosotros, pues, amados hijos e hijas, que con las alegrias de la familia vislumbrâis también sus de­ beres y aiânes, pedid a San Miguel que aleje de vuestros hogares las angustias que la salud precaria de los nirios o el peligro de epidemia o la crisis misma de su desarrollo ocasionan al corazon de los padres. Por lo demâs, la sombra bienhechora del Castillo de Santangelo se extiende mucho mas alla de los con­ fines de la ciudad. San Miguel, poderoso para socorrer al mundo entero, parece otorgar con todo una especial protection a los hijos de nuestra cara Italia, como nos lo recuerda precisamente la festividad de hoy. Porque, a la verdad, su apariciôn milagrosa en la cima del monte Gargano “, unos 150 arios antes de la peste de Roma, como se narra en el Breviario Ro­ mano, hizo comprender que el Arcangel San Miguel tomaba aquel lugar bajo su particular tutela, con lo cual queria al mismo tiempo manifestor su deseo de que alii se tributase culto a Dios en memoria suya y de los santos àngeles. υ Ib;. p· 7-· H »is«. UN PROTECTOR 20Ç CENTINELA DE LA IGLESIA Pero la Iglesia invoca al Arcàngel principalmente como a protector de la salud de las almas, rnucho mas preciosa que la del cuerpo y siempre amenazada de contagio por el mal. Sin duda la Iglesia esta segura de que las potencias infemales no prevaleceran contra ella13; pero sabe también que, especialmente para que florezca la vida cristiana en todos los individuos y en todos los pueblos, se debe implorar el socorro divino, y que Dios tiene por ministros suyos a los àngeles M. Por esta razon todas las mananas, al fin de la santa Misa, reza el sacerdote juntamente con los fieles: «Arcangel San Miguel, defiéndenos en la batalla...; lanza en el infiemo, con el di­ vino poder, a Satanas y a les otros malignos espiritus, que andan dispersos por el mundo para la perdiciôn de las almas.» Poeas veces semejante recurso parecio mas urgente que ahora. El mundo, intoxicado por la mentira y la deslealtad, herido por los excesos de la violencia, ha perdido la sanidad moral y la alegrfa, perdiendo con ello la paz. Si bien después de! pecado original la tierra no puede ser ya un paraiso, podria ser con todo y deberia ser y permanecer una morada de concordia fraterna entre los hombres y entre los pueblos. “Mt., 14 Ps., 103, 4· 14 " ·*· J ■ ·χ\ I / K . 9 210 PIO ΧΠ A LOS ESPOSOS ANGEL DE LA PAZ Al contrario, el incendio de la guerra arde en va­ rias naciones y amenaza invadir otras. Nuestro co­ razon se conmueve especialmente por vosotros, amados hijos e hijas, y por tantos otros noveles esposos de tcdos los paises, que en esta tragica primavera han unido sus destinas. ^Como, sin un estremecimiento de horror, ver perfilarse, aunque solo de lejos, so­ bre estos jôvenes hogares, donde sonrie la esperanza, el espectro terrible de la guerra? Pero si las fuerzas humanas no parecen actualmente eficaces para el pronto restablecimiento de una paz justa, leal y duradera, siempre puede el hombre solicitor la in­ tervention de Dios. Entre Dios y los hombres, el Senor ha puesto como mediadora a su dulcisima Madre la Virgen Maria. jDignese la «Madré amable», la «Vir­ gen poderosa», la «Auxiliadora de los cristianos», que con mayores fervores y ansias la invocan en este mes de mayo y màs especialmente hoy bajo el titulo de Reina del santisimo Rosario de Pompeya, unir de nuevo bajo el manto de su temura, en la paz de su sonrisa, a sus hijos tan cruelmente divididosl jDignese, como canta hoy también la Iglesia en la sagrada liturgia, «el angel de la paz, Miguel, des­ cender del tielo a nuestras moradas y, ejertiendo su SM UN PROTECTOR misiôn pacificadora, relegar al infiemo las guerres, ocasiôn de tantas làgrimasl » u N Ο — El Arcàngel San Miguel, aunque es el vengador de los derechos de Dios, ama con todo a los hombres con [···· amor y piedad • ••4 de her ··!···!· — Pedid a San Miguel que aleje de vuestros hogares las angustias que la salud precaria de los ninos o el peligro de contagio o la crisis misma del crecimiento ocasionan al corazon de los padres. Μ Arcangel es sobre todo protector de la salud del aima, much© màs preciosa que la del cuerpo. — Si después del pecado original la tierra ya no puede ser un parais©, podria y deberia ser siempre una morada de concordia fratema entre los hombres y los pueblo». 1 * s * < îr ->·.< · EL REINO DEL SAGRADO CÛRAZÔN 5, Junio, 1940. EN LA SALA DUCAL Los noveles esposos que asistieron a esta audiencia no olvidarân ciertamente la bellisima sala donde se reunieron, conocida con el nombre de Sala Ducal. Durante la breve espera del Padre Santo pudieron admirar, huéspedes privilegiados del Vaticano, el cumulo de bellezas que alli labrô la mono de Bemini por voluntad de Alejandro VU. A las innumerables pinturas y esculturas que habrân cautivado sus ojos al atravesar las distintas estancias del Palacio, hay que juntar las obras maestras de Mateo de Siena, Lorenzo de Bolonia y Juan Fiammingo que adornan la sala en que el Sumo Pontifice les dirigio la palabra. De todo ello habrân sacado la impresion de que la casa que hoy les acogiô amorosa es una noble casa, el palacio mas noble de la tierra, morada del Padre comûn de les fieles, y al mismo tiempo casa de todos sus hijos. UN COTEJO Pero quiza por la mente de muchos de los presentee habra cruzado en rapido vuelo el grato recuerdo de aquella otra casita nueva, reciente y fresca todavia, aquella que de un modo parti' 214 PÎO XII A LOS ESPOSOS çularisimo es y Hainan suya. iHabrân establecido un cotejo entre esta y aquélla? ^Habrân renunciado a toda comparaciôn en vista de que su casita, nacida huérfana de nobles antepasadcs, carece de estatuas y lienzos que los recuerden? Pues bien, hoy les dijo el Popa que su casa puede Uegar a ser aun exteriormente noble, incomparablemente mas noble que cualquier dorado palacio aristocrcrtico con alardes de blasones y estatuas, si sobre sus blancas paredes expusieren devotamente la efigie del rey de reyes, Jesu· cristo Nuestro Senor. En otra ocasiôn aludiô ya el Padre Santo a la entronizacion del Sagrado Corazon de Jesus en la familia, juntamente con la consagraciôn de la misma al divino Rey. Hoy vuelve a ocuparse del mismo argumento y ya desde el exordio présenta a Jesus, Soberano de la familia, como el ùnico que puede y sabe dar la paz verdadera. • #ll EL AMOR DE LA PAZ ^Cômo podriamos, amados noveles esposos, no hablaros del Sagrado Corazon de Jesûs en este mes dedicado a É1 y en esta octava de su fiesta? ^Cômo podriamos no hablaros del Sagrado Corazon, fuente inexhausta de humana y divina temura, en un tiempo en que vuestro joven afecto, tremulo unas veces de esperanza — al apuntar en vuestro cielo los suenos que iluminan vuestro porvenir — y otras veces de temor — por la explosion de violencias que obscurecen la convulsa edad présente —, se pregunta angustiosamente si existe todavia algùn rincôn de la tierra, donde dos corazones humanos puedan amarse en el sosiego de la paz? Λί r< EL REINO DEL SDO. CORAZÔN 215 La paz, a lo mènes la del aima, compatible con las agitaciones dei mundo exterior, Jesucristo nos invita a buscarla en su Corazon Sagrado. «Aprended de mi, nos dice, que soy manso y humilde de corazon y hallaréis descanso para vuestras aimas» \ Asistir a la escuela de Jesûs, aprender de su Corazon la dulzura y la humildad, divinos remedies contra la violentia y el orgullo, de donde manan todas las culpas y todas las desventuras de los hombres2, es el camino de la paz, asi para los individuos como para las propias nationes. Sera también para vosotros la fuente de la felicidad que desedis y que Nos augurâmes para vuestro hogar domestico. LA NOBLEZA DE LA CASA CRISTIANA En una de las revelationes amorosisimas, que tanto impulso han dado en los tiempos modernos a la gran devotion al Sagrado Corazon de Jesûs, prometio nuestro Senor entre otras cosas, que «dondequiera que la irnagen de su Corazon estuviere expuesta y fuere singularmente honrada, atraerà sobre la casa toda suerte de bendiciones». Confiados, pues, en la palabra divina, podéis y querréis tiertamente aseguraros les beneficios de semejante promesa, con­ servando en vuestra casa con los honores que le son debidos la irnagen del Sagrado Corazon. Las fami­ lias nobles se han preciado siempre de mostrar es1 Mt 29 9 Ecdi 9 9 i j I! ί · *'5 JF «k.·. ii H 2l6 ρίο XII A LOS ESPOSOS culpidas en màrmol, fundidas en bronce o pintaaas en lienzos las figuras de sus grandes antepasados, que los descendientes contemplan y admiran con sentimiento de legitimo orgullo en sus palacios o castillos. Pero <*,por ventura es necesario ser noble o que el retrato de un familiar sea una obra de arte, para que el corazon se conmueva ante la imagen del abuelo o del padre? Son innumerables las pobres habitaciones donde en tosco marco se guarda cuidadosamente una sencilla fotografia, tal vez y a amarilia o con los trazos borrosos por el tiempo, recuerdo, sin embargo, inestimable y precioso de un ser querido, a quien en una noche de luto se cerraron los pàrpados y los labios, y se diô sepultura al cadâver, perdiéndose asi su presencia sensible, pero ante cuyo pâlido retrato créé uno, a pesai de los anos, ver brillar todavia la dulce mirada, oir la voz familiar, sen­ tir las caricias de su mono. EXPUESTA Y HONRADA jCuânta delicadeza y humanidad en recordar esa cara costumbre de las familias de curio antiguo! Pues bien, Jesus no es ningun extrario para las familias cristianas; É1 es a un tiempo su padre y su hermano. Pero hay una diferencia esendal entre los retratos de los antepasados y la imagen del Sagrado Corazon, que convieno sea expuesta y honrada en todas las casas. Cualquiera puede comprenderla fâcilmente. Mientras los primeras solo renuevan en nuestro corazon el recuerdo y las virtudes de les seres queridos, la imagen del Senor, ademâs de esto, es simbolo de su el reino del sdo. corazon 217 pres&ncia efectiva, presencia de Padre, de Rey y de Providente supremo. Conviene, pues, amados esposos cristianos, hermanos de Jesûs, que la imagen de su Corazon «que tanto ha amado a los hombres», sea expuesta y hon­ rada en vuestra morada, como la del pariente mas allegadc, mas querido, y que É1 derrame los tesoros de sus bendiciones sobre vuestras personas, sobre vuestros hijos, sobre vuestras empresas. «Expuesta y honrada»: esto quiere decir que esta imagen no debe solamento velar vuestro descanso, en una ha­ bitation privada, sino que debe darsele lealmente un puesto de honor sobre la puerta de entrada, en el comedor o en la sala de visitas, o en otro lugar de paso frecuente. Porque dice Jesûs en el Evangelio, que «a cualquiera que pûblicamente me reconotiere delante de los hombres, le reconoceré yo delante de mi Padre que esta en los cielos» *. «Honrada»: quiere esto decir que ante la pretiosa estatua o la modesta imagen dei Sagrado Corazon una mono solicita pondra de cuando en cuando algunas flores, encendera una vela y aun, en prenda constante de fe y de amor, alimentara la luz de una làmpara, y que ante la misma imagen se réunira todas las noches la familia para tributarie en comûn su homenaje, expresarle humildemente su arrepentimiento y pedirle nuevas bendiciones. 8 Mt.» io, 31. 2l8 ρίο XII A LOS ESPOSOS t HONOR ACTIVO Otra diferenda consiste en que el tener expuesta la imagen divina de Jesus equivale a una consagraciôn. Esta palabra sig­ nifica que la familia esta dedicada al culto y al servicio del roy divino y que huye todo pens lento y acte prof au LO, esto es, contrario a su voluntad. • III En una palabra, el Sagrado Corazon sera debidamente honrado en una casa, cuando todos y cada uno de sus moradores le reconozcan como a Rey de amor, lo cual se expresa diciendo que la familia le esta consagrada, puesto que el don total de si a una causa o persona santa se llama consagraciôn. Ahora bien, el Corazon de Jesûs se ha comprometido a colmar de gracias especiales a todos aquellos que de esta manera se consagraren a Él. «Nuestro Senor me ha prometido, escribia Santa Margarita Maria Alacoque, que todos los que se consagraren a este Co­ razon Divino no pereceran jamas.» Pero quien se consagra debe cumplir todas las obligaciones que de semejante acto se derivan. Cuan­ do el Sagrado Corazon reina de verdad en una familia — y ciertamente tiene derecho a reinar en todas partes —, es menester que todo en esa bendita casa, personas y cosas, esté envuelto en una atmosfera de fe y de piedad. jLejos, por lo tanto, de ella cuanto pudiera contristor al Corazon Divino: placeres peligrosos, infidelidades, intemperantias, libros, revistas, ■»> V',·· · ·Γ> H * * * *3 ' * ù <·‘4 M :· ■ EL REINO DEL SDO. CORAZÔN 219 figuras hostiles a la religion y a sus ensenanzas! |Lejos, en el trato social, aquellas condescendendas, hoy demasiado frecuentes, que quisieran conciliar la verdad con el error, la licencia con la moral, la injusticia egoista y avara con las obligaciones de la caridad cristianal jLejos ciertas maneras de andar por caminos intermedios entre la virtud y el vicio, en­ tre el cielo y el infiemol .·< ‘.1 $85 4 FRUTOS SALUDABLES Evidentemente, les frutos que de este feliz régimen de consa­ graciôn se derivan son muchisimos. Los pequeüos sacrificios exigidos por Jesûs de los que a Él se consagran, compénsalos Él con exceso en el tiempo y en la eternidad; aqui en la tierra, con ccasiôn de las inevitables dificultades y adversidades de la vida; alla en el cielo, manifestando su divino rostro con todos los esplendores de la gloria. En la familia consagrada a Jesûs, padres e hijos siéntense bajo la mirada de Dios y viven en intimidad con Él; de aquf que sean dociles a los mandatos de Dios y a los préceptes de la Iglesia. Ante la ima­ gen del Rey del cielo, hecho su amigo terreno y su huésped perenne, afrontan sin temor, pero no sin me­ rito, todas las fatigas que sus deberes cotidianos les exigen, todos los sacrifiâtes que dificultades extraor­ dinarias imponen, todas las pruebas que traen consigo las disposiciones de la divina Providenda, todos los duelos y todas las tristezas que, no solo la muerte, F 220 PIO XII A LOS ESPOSOS sino la vida misma inévitablement© siembra cual pun· zantes espinas en los senderos de aqui abajo. jOjala seeds de éstos, mis amados hijos e hijas! Viviendo ya en este mundo unidos a Jesûs, recibiéndole con frecuencia en la sagrada Comunion, vene­ rando todos los dias su imagen, dejaréis esta tierra para ir a contemplar etemamente la refulgente y beatificadora realidad del Corazôn Divino en el cielo. Con este augurio, y como preludio y prenda de las mas abundantes gracias, Nos os damos a vosotros y a todas las personas que os son caras Nuestra pa­ ternal Apostôlica Bendiciôn. N O — Al lado del Corazôn de Jesus es posible hallar sitio donde dos corazones humanos puedan amarse en sosiego y en paz. — «Dondequiera que la imagen del Sagrado Corazôn fuere ex- puesta y singularmente honrada, atraerà ella toda suerte de bendiciones.» — La imagen del Sagrado Corazôn debe exponerse en sitio donde todos puedan verla frecuentemente; équivale esto a reco···· nocer a Jesûs como a soberano dueno de Ia familia. — La familia que se consagra al Sagrado Corazôn contrae la obligaciôn de observar la ley divina. Con ello puede esperar cou toda certeza el favor del auxilio divino. » ANSIAS Y ESPERANZAS 19, Junio, 1940. SOLICITUD PATERNAL El présente discurso de S. S. Pio XII, en el que se reflejan los borrascosos dias de ese junio de guerra, no se olvidarà facilmente. Ante la mirada profunda del Papa parecen desfilar negras sombras, que el violento turbiôn de la guerra agita, causando hondisima pena a su corazôn de Padre comûn de los fieles; pero ello no impide que se entrevean a ratos en el cielo de su aima algunos claros luminosos de firmisima confianza serena en el sacratisimo Corazôn de Jésus. El Papa descubre a sus hijos sus penas y sus esperanzas. Las familias que ahora emprenden un nuevo camino necesitan, màs que las otras, mirar con confianza el parvenir; para animarlas el Papa les cfrece un àncora, un faro, una base segura de esperanza en el Corazôn mismo de Jesu­ cristo, quien ama a la familia como a cosa enteramente suya. Las palabras del Papa tienen un calor y emociôn que conmueven y tranquilizan. «IN HOC SIGNO VINCES. Hace cuarenta y un anos, en una hora dificil para la sociedad cristiana, aunque menas angustiosa que 222 PIO XII A LOS ESPOSOS la présente, Nuestro glorioso Predecesor, Leon XIII, en su Enciclica «Annum sacrum» recordaba como en tiempo que la Iglesia estaba oprimida bajo el yugo de los Césares, un joven Emperador vio en el cielo una cruz, serial y causa de proxima victoria, y anadia: «Ved aqui que hoy se ofrece a nuestras miradas otro felicisimo y divinisimo signo: el Corazôn Sacratisimo de Jesûs, coronado con la cruz y despidiendo entre Hamas vivisimos resplandores. En él debemos poner toda nuestra esperanza; a él hemos de pedir y de él esperar la salvaciôn de los hombres » \ En el trastomo actual del mundo y en este mes dedicado al Sagrado Corazôn, Nos os repetimos aquellas palabras, amados noveles esposos, que mas que otros necesitâis mirar lo parvenir con confianza. Consagraos al Corazôn divino y esperad de él vuestra salvaciôn y vuestra felicidad. TRUEQUE DE CORAZONES El Papa indica mmediatamente el fin de este su discurso. A continuaciôn dira los moüvos. Dios, que ha criado al hombre por amor y para ser amado de él, no se ha contentado con solo apelar a su inteligencia y a su voluntad, sino que, para mover su corazôn, tomô Él mismo un corazôn de came. Y puesto que la serial mas manifiesta del amor 1 Leonts XIII Acta, XIX, pp. 78-79. de dos corazones es la entrega total del uno al otro, Jesûs se digna proponer al hombre ese trueque de corazones; Él nos diô el suyo en el Calvario, nos lo da cada dia miliares de veces en el altar, y a cam­ bio de él le pide al hombre su corazôn: «Praebe, fili mi, cor tuum mihi» s: |Hijo mio, dame tu corazôn! Este llamamiento universal se dirige muy particularmente a la familia, porque son especiales los favores que a la misma concede el Corazôn divino. LA FAMILIA, IMAGEN DE LA TRINIDAD >··· Constituir una familia debe estimarse como un titulo de consagracion y un motivo de confianza. El hombre, obra maestra dei Creador, ha sido hecho a imagen de Dios8. Pues bien, en la familia esta imagen adquiere, por decirlo asi, una semejanza peculiar con el divino modelo, porque como la naturaleza divina es esencialmente una en las tres dis­ tintas personas, consubstanciales y coeternas, asi la irnidad de la familia humana se actûa en la trinidad del padre, de la madré y de la proie. La fidelidad conyugal y la indisolubilidad dei matrimonio cristiano constituyen un principio de unidad, que puede parecer contrario a la parte inferior del hombre, pero que es conforme con su naturaleza espiritual; por otro lado el precepto dado a la primera pareja humana: «Cre’ Prov., 23, 26. 8 Gen.. 1, 26-27. ■i ρίο XII A LOS ESPOSOS ced y multiplicaos» al hacer de la fecundidad ley, asegura a la familia el don de perpetuarse a través de los siglos y pone en ella como un refiejo de etemidad. ( DIOS Y LA FAMILIA • t Otro motivo decisivo para esperar la victoria de la familia contra los males espirituales y temporales desencadenados hoy por el mundo, es que Dios ha tenido siempre muy especial predi· lecciôn per la insitucion familiar. Él la ha querido, la ha ordenado, la ha bendeddo infinitas veces. Y estas bendiciones las ha expresado Dios con frases maravillosas de calor, de carino y firmeza, singularmente en el caso en que la familia es considerada como elemento proximo o remoto de la redenciôn. Si tan solo dei Antiguo Testamento se recogiesen las palabras de bendicion pronuncladas en favor del matrimonio, en cuanto destinado a preparer para el Verbo divino un cuerpecito humano y para la Iglesia sus futuros miembros, se tendria la mas espléndida e insuperable antologia de textos sagrades acerca de la dignidad de la familia. Todo lo cual es para los esposos motivo de inquebrantable confianza. Una selectisima muestra de ello se la da ahora el Padre Santo. Las grandes bendiciones de la Ley antigua fueron prometidas y concedidas a la familia. No solo Noé fué salvado dei diluvio; él entré en el area «con sus hiios, su mujer y las mujeres de sus hijos» 8, y dei arca saliô incolume juntamente con ellos”; des­ pues de lo cual Dios le bendijo a él y a su descen­ denda, ordenandole que creciese y se multiplicase I t ANSIAS Y ESPERANZAS 225 hasta poblar la tierra7. Las solemnes promesas hechas a Abrahàm, no iban dirigidas a él solamente, como recuerda San Pablo en su carta a los Galatas8, sino también a su progenie, que habia de poseer la tierra prometida y habia de multiplicarse hasta hacer del patriarca el padre de muchas gentes0. Cuando Sodoma fué destruida por su iniquidad, y precisamente por sus delitos contra la familia, el fiel Lot, avisado por los dngeles fué salvado con sus hijas y yemos 10. Heredero de las promesas y de las ben­ diciones del Altisimo, el rey David canto la miseri­ cordia divina que se derramaba sobre su estirpe11 de generacién en generation “ Porque después de escogerlo, siendo pastorcito, cuando iba iras el ganado, y de darle un nombre grande, y de librarie de todos sus enemigos, el Sehor le anuncio que daria «un firme estar a su casa», es decir, una familia, de la cual cuidaria Él patemalmente: «Cuando hubieres terminado tus dias e ido a descansar con tus padres, yo levantaré después de ti tu posteridad» “ DONES DE JESUCRISTO La f ilia ya con tan largas bendiciones colmada, en cuanto preparaba el gran acontecimiento de la Redenciôn, lue nuevamente enriquecida con generosisimos dones por Jesucristo, al entrar a for r parte de su cuerpo mistico. • III UC·· T Ib., 9 ». 8 3. «6. ’Tb.. 15, 5; 17, 6. 51. 12 Ps., 89, ». “ 2 Sam, 7. 8-12. 15. 10 Gen., 19, 12. u Ps., i7i pio XII A LOS ESPOSOS En la nueva Ley nuevas gracias han sido concedidas a la familia. El sacramento hace dei matrimonio mismo un medio de santificaciôn mutua de los cônyuges y una fuente inagotable de auxilios sobrenaturales; convierte la union de los mismos en simbolo de la union de Cristo con su Iglesia; hacelos colaboradores del Padre en su obra creadora, del Hijo en su obra redentora y del Espiritu Santo en su obra iluminadora y educadora ^No es esta por ventura una verdadera predilection de Dios, un amor de su Corazon, como cantaba el Salmista, viendo los pensamientos del Corazôn divino a través de las gene­ rationes: «Cogitationes cordis eius in generatione et generationem?»14 EL IDEAL DE LA FAMILIA Pero no es esto todo. El Corazon divino da y promete todavia mas a las familias cristianas. Ante todo, ha querido dories un modela mas tangible, por decirlc asi, y mas imitable que la sublime e inaccesible Trinidad. Jesûs, «autor y consumador de la fe», que renuntio los gozos humanos, «en vista del gozo que le estaba preparado, sufriô la cruz sin hacer caso de la ignominia» “, gusto no obstante la dulzura del hogar domestico en Nazaret. Nazaret es el ideal de la familia, porque alii, a la autoridad serena y sin «Fs., 32, 11. u Hebr., 12, 2. ansias y ESPERANZAS 227 asperezas se junta la obediencia sonriente y sin vacilaciones; porque la integridad se une a la fecundidad, el trabajo a la oracion, el buen querer humano a la benevolencia divina. He aqui el ejemplo y el estimulo que Jesûs os ofrece. CÔMO CONSAGRARSE A JESÙS El concepto de consagraciôn que aqui se apunta es mucho mas amplio que el expuesto en el discurso precedente. Alli se trataba mas bien de la consagraciôn de si mismo al Corazon de Jesûs, reconociéndole como a soberano dueno y senor de la fa­ milia. Aqui, en cambio, consagraciôn significa ademcts fianza, esto es, un acto de confianza y de esperanza respecto de si mismo, de las propias cosas y de cuanto nos atafie. Y asi el objeto de esta fianza comprende la propia persona, la familia, la casa, la patria, la Iglesia, la humanidad toda. Pero su Corazon os reservaba a vosotros, cabezas de familia de los tiempos nuevos, bendiciones aun mas explicitas. Con respecto a las familias que a É1 se consagren, el Corazon Divino se ha comprometido a asistirlas y protegerlas en cualquiera necesidad en que se hallaren. |Ay! jcuântas necesidades, a veces durisimas, oprimen hoy dia a las familias, cudntas otras las amenazan! Ninguno quizd puede sentirse en los actuales tiempos sin desventura y sin preocupaciones para el futuro, y fuera de esto, en el seno de la familia, el peligro de uno engendra inquietud en todos, y el peligro comûn a todos aumenta la ansiedad de cada uno. Ahora, pues, mas que pio XII A LOS ESPOSOS nunca es el momento de volveros hacia el Sagrado Corazôn y de consagraros a É1 con todo lo que os sea mas caro. Confiadle la nueva casa que habéis fundado, y que no aspira sino a desarrollarse en sosiego aun en medio de la agitaciôn dei mundo exterior. Confiadle la casa que tal vez habéis tenido que abandonar, dejando en ella a los ancianos pa­ dres privados en adelante de vuestro apoyo. Con­ fiadle la patria, cuyo suelo fecundado por el sudor y acaso también por la sangre de vuestros abuelos, reel •Il ia de vosotros que seeds generosos en servirla. CONFIADLE LA SANTA IGLESIA He aqui que el Papa, después de présentai a los esposos como colaboradores de la obra creadora del Padre y de la educadora del Espiritu Santo, los llama ahora junto a si, para confiai juntamente con ellos al Corazon Divino la misma santa Iglesia. Supone el Papa que los esposos saben bien que la Iglesia no es solo del Papa, sino de todos y cada uno de los fieles, porque todos son miembros de ella. Confiadle con Nos la santa Iglesia, que tiene promesas de vida eterna y sabe que no sucumbird a los asaltos del infiemo, pero que, como Raquel, llora por muchos de sus hijos que no existen ya, por tantos templos suyos destruidos, tantos sacerdotes privados de ejercer su ministerio, por innumerables pobrecitas almas, ovejuelas que andan errantes por entre las ruinas de su aprisco arrasado o por los ANSIAS Y ESPERANZAS 229 desiertos del destierro, mientras el engano y la seduccion, uniendo sus esfuerzos, estudian la manera de apartarlas del ùnico verdadero Pastor divino. CONFIADLE LA HUMANIDAD El corazôn del Padre Santo rebosa de dolor inmenso por la multitud de los males actuales. Como Jesûs en el huerto de ios olivos, parece pedir a los hijos que tiene alii présentes, que lo conforten y consuelen. Con esta intima union de corazones entre padre e hijos, la comùn invocacion al Corazon Divino no dejara de apresurar la tan deseada paz cristiana. Confiadle, finalmente, al Corazon Sagrado la humanidad toda, esta humanidad dividida, lacerada, ensangrentada. Miliares de hombres han llegado a olvidarse de su bautismo, y quizas también de la ley natural que el Criador ha esculpido en el fondo de toda conciencia humana. Ojalà se acuerden nuevamente de ella con sentimientos de confusion do­ lorosa, y después de sus prevaricaciones entren de nuevo en su propio corazôn: «Mementote istud et confundamini; redite, praevaricatores, ad corl » ie. Que en ese retomo a su pasado y al de sus abuelos se acuerden de que no hay mas que un Dios, que no tiene seme jante: «Recordamini prioris saeculi, quo­ niam ego sum Deus... nec est similis mei». 17 Pero, sobre todo, mirando con amor a la imagen del Sagra­ do Corazon, se acuerden que este Dios, que no tiene «Is.. 46. 8. L· liti1 npt ■ · ·· ♦ v A* ρίο XII A LOS ESPOSOS 230 igual, se ha hecho igual a los hombres; que tiene un Corazon semejante al suyo, y que esta herido de amor para con elles; que este Corazon, palpitante en el sagrario, esta siempre dispuesto a recibir su arrepentimiento y sus suplicas, siempre abierto para derramar sobre ellos, juntamente con la elusion de su sangre, la abundanda de sus gracias, las unicas que pueden curar tedas las miserias, enjugar todas las lagrimas y reparar todas las ruinas. f 9 NO ···· 0LV1DES or de Jesûs a los hombres es tan gr ··· de, que se digna proponerles el trueque mutuo de corazones. — La familia es el model© de la Trinidad. La fidelidad conyugal es simbolo de la unidad de Dios; el padre, la madré y la prole represent •M la Trinidad en la unidad; la fecundidad, m ··· dada y bendecida por Dios, refleja su etemidad. — Je su cris to ha concedido al matrimonio innumerables gracias de santiflcaciôn. Por ello los cônyuges son colaboradores de la acciôn creadora del Padre, de la obra redentora del Hijo y de la mision iluminadora y educadora del Espiritu Santo. — La casita de Nazar et es el ideal de la familia. — Con fi en los padres cristianos al Corazon divino, no solo sus familias, sino tambien la Patria, la Iglesia y la humanidd entera. Ί ci POR UNA PAZ DURADERA 26, Junio, 1940. Discurso de amplios horizontes. Fija la angustiada mirada en ia tormenta bélica que descarga sobre Europa, el Vicario de Jesucristo senala como con el dedo a todos, y mas particularmente a los esposos présentes, temerosos por la suerte futura que pueda correr su nueva familia, el camino real para llegar a una paz perfecta y duradera. Familia, Sagrado Corazon, paz uni­ versal: he aqui tres conceptos distintos, que a primera vista se dirian totalmente independientes entre si. Sin embargo, quien preste atenciôn al augusto discurso dei Papa se persuadirà fâcilmente de que existe entre ellos, tal como aqui se tratan, intima conexion logica. En efecto, Pio XII, despues de recordar que la >ΜΙ ilia es la base de la sociedad, nos ensena que tal sera la sociedad y la humanidad toda cual sea la familia. Si esta lleva en su seno el germen de la discordia, también la sociedad y las naciones se verân abocadas a la guerra. Pasando luego a senalar uno a uno los verdaderos y profundos gérmenes de la guerra, el Papa propone en seguida su verdadero y radical remedio: copiar en si las virtudes del Principe de la Paz, Jesucristo, el cual se sacrifico generosamente por los hombres hasta el ultimo latido de su Corazon. He aqui, en sintesis, ©1 discurso del Papa, en el cual hallarân los esposos otra soberana lecaiôn sobre la altisima PÎO XII A LOS ESPOSOS 2β2 * ■’W dignidad de su estado, por cuanto la familia es la base principal de ‘oda sociedad. EXORDIO SIGNIFICATIVO El Padre Santo insinua otros dos iemas sobre los que hubiera querido extenderse, si los graves trastomos de la guerra no le exigieran cambiar de argumento: el nacimiento de San Juan Bau­ tista y la solemnidad de los Principes de los Apôstoles. Uno y otro sugieren oporîunas ensenanzas para los esposos. Mas no sin cierta contrariedad, el augusto Pontifice se ve obligado a dejarlos, para ocuparse con extrema solicitud y urgenda del problema de la paz t ardientemente deseada. ··· Nos podriamos hoy, amados noveles esposos, proponer a vuestra contemplacién el cuadro gracioso que el otro dia ofrecia la Iglesia a la piedad de los fieles: un ninito, Juan Bautista, fruto milagroso de unas nupcias por largo tiempo estériles, cuyo na­ cimiento fué acompanado de taies prodigios, que los amigos y conocidos de la familia se preguntaban estupefactos: £y quién pensais ha de ser este nino? 1 Podriamos también, arrodillândonos con vosotros junto al sepulcro de los Principes de los Apôstoles, cuya fiesta la Iglesia celebrarà solemnemente dentro de tres dias, renovar en gracia vuestra el eco de las sabias ensenanzas que San Pedro en su primera carta’ y San Pablo en la epistola a los Efesios* daban a los fieles de su tiempo. 1 Le., I, 66. Ί Petr., 3, r-7. ’Eph-, 5, 22-23. POR UNA PAZ DURADERA 233 PARA SALIR DE LA CRISIS ACTUAL Pero en una epoca tan agitada, en la cual os tor­ tura tal vez la idea del parvenir de vuestro hogar recién fundado, juzgamos que sera mas provechoso deciros unas palabras de aliento, parecidas a las que ya otras veces en este mismo mes de iunio hemos dirigido a los jovenes esposos reunidos alrededor de Nos: amados hijos e hijas, recurrid al Sagrado Co­ razon de Jesûs, consagraos enteramente a Él y viviréis tranquilos y animosos. duda de que, si se quiere salir duraderamente de la crisis actual, hace falta reedificar la sociedad sobre bases menos fragiles, es decir, mas con­ formes a la moral de Cristo, fuente primera de toda verdadera civilizaciôn. No es menos cierto que, si se quiere alcanzar semejante fin, es preciso rehacer cristianamente las familias, muchas de las cuales tienen olvidadas, con la prâctica del Evangelic, la caridad que esta réclama y la paz que reporta. Como en otros tiempos, asi en este tan agitado, la santa Iglesia, por la voz de su Cabeza visible, se muestra présente, y busca solicita el bien de todos los hombres. Observador vigi­ lante de las tendencies y movimientos sociales, el Papa ofrece al punto su accion y su guia sapientisima, para encaminar a la humanidad por los caminos de la rectitud, especlalmente cuando otras fuerzas que tienden al mismo fin, corren peligro de error en • •tel· sus nonnas directives, y también porque son ellas de suyo inca­ paces de marcar con pleno acierto las lineas maestros del orden y. -234 pio XII A LOS ESPOSOS POR UNA PAZ DURADERA 235 . 1 social. Realmente, ouosto que· no puoa© darse un orden ©stable perfecto, si no se tienen en cuenta las verdades religiosas, es del todo necesario apelar a la Iglesia, maestra infalible y autorizada de la verdad. Ya en otras ocaslones S. S. Pio XII ha insistido en la misiôn iluminadcra de la Iglesia, siempre que se traie de fundar un nuevo orden de cosas en el futuro. Hoy vuelve de nuevo sobre el tema, haciendo ver el papel importantisimo que en todo esto corresponde a la familia. FAMILIA Y SOCIEDAD La familia es el principio de la sociedad. Asi como el cuerpo humano se compone de ceiulas vivas, que no solo estan yuxtapuestas, sino que mediante sus intimas y constantes relaciones constituyen un todo orgânico, asi la sociedad esta formada, no por un conglomerado de individuos, seres esporadicos, que viven un instante y luego desaparecen, sino por la comunidad econômica y la solidaridad moral de las familias, las cuales transmittendo de generaciôn en generacion la preciosa herencia de un mismo ideal, de una misma civilization, de una misma fe religiosa, aseguran la cohesion y la continuidad de los vincu­ les sociales. San Agustin lo hacia notar hace ya quince siglos, al escribir que la familia debe ser el elemento esencial y como una célula (particula) de la ciudad. Y puesto que todas las partes estan dirigidas al fin y a la integridad del todo, sacaba la consecuencia de que la paz dei hogar domestico, en­ tre el que manda y el que obedece, ayuda a la con- cordia entre los ciudadanos. Bien lo saben aquellos que, para expulsar de la sociedad a Dios y arrojar a ésta en el desorden, se esfuerzan por arrancar de la familia el respeto y aun el recuerdo de las leyes divinas, exaltando el divorcio y la union libre, impidiendo el cometido providencial de los padres para con sus hijos, infundiendo en los esposos el temor a las fatigas materiales y a las responsabilidades de orden moral, que trae consigo el glorioso peso de una prole numerosa. Nos, deseando precaveros con­ tra semejantes peligros, os recomendamos que os consagréis al Corazôn santisimo de Jesûs. Uno de los casos mas dolorosamente tipicos de este sistema — que consiste en arrojar de la familia a Dios, para lograr expulsarlo de la sociedad — nos lo ofrece el bolchevismo de Rusia. Es increible hasta que punto se ha profanado en aquel pais la familia y a cuàntos delitos y a cuantas victimas se ha abierto el camino. Baste recordar que el fundador del bolchevismo llamô «infame mentira a la moral familiar». Mas aun, la misma convi­ venda estable del padre, la madré y los hijos en el seno de la familia séria, segun ellos, antinatural. Con esa politica de ateismo familiar se quiere llegar al olvido de Dios por parte de todo un pueblo, en otros tiempos muy reli­ gioso y aun hoy mismo reacio a la propaganda atea. >111 • III >JII LA CAUSA DE LAS DISCORDIAS Lo que ha faltado, lo que falta al mundo para vivir feliz en la paz, es el espiritu evangélico de sa­ crificio, espiritu que se echa de menos porque a me- Λ» · f * I fI A I·· I J » > S I al ··., ni PÎO XII A LOS ESPOSOS 2^6 dicta que se debilita la fe, viene a prevalecer el egoismo, que destruye y hace imposible la felicidad en comûn. De la fe se derivan el temor de Dios y la piedad, que hacen pacificos a los hombres; el amor al trabajo, que lleva al acrecentamiento aun de los bienes materiales; la equidad, que ensena y asegura la recta distribution de los mismos; la caridad, que repara asiduamente las inevitables brechas que en la justitia producen las pasiones humanas. Todas estas virtudes suponen espiritu de sacrificio, al cual esta obligado el creyente: «Quien quiera venir en pos de mi, dice Jésus, niéguese a si mismo»4. Por el contrario, asi entre los hombres como entre los pue­ blos, la codicia de cada uno no podra jamas ponerse de acuerdo con el bienestar de todos. «111 EL VALOR DE LA SANGRE HUMANA Es muy natural que todo hombre estime como un bien de gran valor su propia sangre. Efectivamente, esta tiene por funciôn transportor a los diversos teiidos los materiales nutritivos y el oxigeno que necesitan, mientras que sus corpùsculos blancos defienden el organismo de la invasion de bacterias. Uno de los primeras cuidados de los padres ha de ser, por lo tanto, transmits a sus hijos una sangre no alterada ni empobrecida por enfermedades internas, ni por contaminaciôn del exterior, ni por degeneraciôn progresiva. Acordaos, con todo, cuando Harnais a vuestros hijos herederos de vuestra sangre, que debéis referiros a algc mas alto que la mera generaciôn corporal. Vosotros sois, y asi deben ser vues- • I 1 i LINFA DE VIDA 245 tros hijos, los retonos de una estirpe de santos, como dijo Tobias a su joven esposa: «Filii sanctorum su­ mus» que es como decir, de hombres santificados y hechos participes de la naturaleza divina por me­ dio de la gracia sobrenatural. El cristiano, en virtud del bautismo por el que se le aplicaron los méritos de la sangre divina, es hijo de Dios, uno de aquellos que, como dice el evangelista San Juan, «creen en su nombre, los cuales no nacen de la sangre, ni de la concupiscenda de la came, ni por voluntad del varôn, sino que nacen de Dios»8. Por consiguiente, cuando entre bautizados se habla de transmitir la sangre heredada a los descendientes, los cuales han de vivir y morir, no como animales irracionales, sino como hombres y cristianos, es necesario no restringir el sentido de aquella palabra a lo puramente bio­ logico y material, sino que hay que extenderlo a lo que es como la savia nutritiva de la vida intelectual y espiritual: el patrimonio de la fe, la virtud, el ho­ nor, transmitido por los padres a su progenie, y mil veces mas predoso que la sangre — por muy rica que sea — infundida en sus venas. LOS CRISTIANOS, PRINCIPES DE SANGRE Los miembros de las familias nobles se glorian de ser de sangre ilustre; y este brillo, fundado en tes 2 Tob., 8, 5. << i e 18 9 Ig • I' 246 ρίο XII A LOS ESPOSOS meritos de los antepasados, implica en sus herederos algo bien diverso de las solas ventajas fisicas. Pero todos los que han recibldo la gracia del bautismo pueden llamarse «Principes de sangre», y de sangre, no solamen te real, sino divina. Inspirad, pues, amados noveles esposos, en los hijos que Dios os diere, una tan grande estima de esta nobleza sobrenatural, que estén prontos a padecerlo todo, antes que perder tan preciado tesoro. LOS TESOROS DE LA SANGRE DIVINA Para apreciarlo todavia mejor, pensad en el provecho que él os trae. Ya conocéis la historia de la primera Pascua en el Antiguo Testamento; sabéis que, cuando el Senor envié a su angel para que exterminera a los primogénitos de los Egipcios, ordené a los hijos de Israel que inmolasen un cordero sin macula y senalasen con su sangre las puertas de sus casas; el éngel viendo esta senal pasaria de largo y no heriria de muerte a los hijos del pueblo escogido *. Toda la tradicién, empezando por los Apéstoles y los Padres, ha visto en este cordero la figura de Cristo, inmolado en la ciuz, a fin de que los hombres senalados con su sangre redentora, se salvasen de la muerte etema. Mas, con todo, por muy puro que fuese el cordero pascual, Dios no quiso en la antigua Ley aceptar la efusién de su LINFA DE VIDA 247 sangre como un homenaje, sino como un rito pro­ visioned. Otra cosa muy distinta es la sangre hu­ mana, asi por el valor de su funciôn como por su dignidad simbôlica. Derramada por mono criminal, pide venganza ante Dios, como la sangre de Abel5. Dada en cambio por caridad para con el prôjimo, constituye el mayor acto posible de amor’, como el que Cristo cumpliô con nosotros. Precisamente par­ que la sangre de las victimas animales era incapaz de borrar los pecados dei mundo, el Verbo se en­ corna, ofreciéndose a si mismo al Padre en sacri­ ficio de adoration y de expiation7; en la plenitud de su libertad8 entregô Él su vida y derramô su san­ gre para el rescate de la humanidad pecadora. DERRAMAMIENTO REDENTOR Este derramamiento redentor comenzô ocho dias después de su nacimiento con el rito de la Circuncision del Senor; prosiguiô mas tarde durante las ho­ ras dolorosas de su Pasiôn: en las angustias de la agonia en Gethsemani, bajo los azotes de la flagelacion y la coronation de espinas en el pretorio; se consumé, finalmente, en el Ccdvario, en donde su corazén fué traspasado, a fin de que estuviera siempre abierto para nosotros. La sangre, que Jesûs de­ rramô de esta suerte en sacrificio, y que le convir6Gen., 4, ίο. e Jn., 15, 13. 7 Hebr., 10. 8 L·., 53, 7; Jn._ 10, ly. ■4 , 248 1 LINFA DE VIDA pio XII A LOS ESPOSOS tiô a É1 en «Mediador de la nue va alianza», como dice San Pablo, «habla mejor que la de Abel» aqui la voz del perdôn apaga la dei delito, porque el grito de misericordia y de perdôn es de un Hornbre-Dios. 249 Pilato se lava las manos ante el pueblo, despues de haber firmado la sentencia de muerte contra el Jus­ to M; jamôs, hasta el fin de los siglos, se borrara de su memoria la mancha de la sangre divina: «passus sub Pontio Pilato». FRUTOS PERENNES HUELLAS INDELEBLES Ixi3 huellas que la prociosisima sangre d© Cristo puode ctejar en el hombre son de dos manoras: o como senal de vida, o como senal de condonacion; en uno y otro caso todo depende de el. En el bautismo, por ejemplo, el aima recibe de aquella sangre la marca saludable del rescale, la cual se denomina carâcter y es indeleble. Si el alma, con la cooperaciôn de su voluntad, conserva la gracia, el lavatorio de la sangre divina es para ella fuente de salvaciôn. Si, por el contrario, el aima menosprecia su acciôn bionhechora, y renovando la locura del pueblo deicida, quo Pis* firiô a Barrabâs, la rechaza y deeprecia, enfonces también permanocen esas senales en el alma, pero como veredicto de condenadcn y de etema ruina. Renovad, pues, en vuestros corazones, amados hijos e hijas, la saludable devociôn a la Preciosisima Sangre; la senal que ella imprimiô en vosotros por el bautismo es, como bien sabéis, indeleble. En la naturaleza misma la sangre derramada parece adherirse a las manos del delincuente, como el delito y el remordimiento se pegan a su conciencia: la poesia y el arte dramâtico se han ocupado de esa tenaz persistenda de efectos impresioncmtes; y en vano • Hebr Esposos cristianos, de vosotros depende el dar a la sangre de Cristo en vuestras aimas y en las de vuestros hijos la voz del perdôn o la voz de la vin­ dicta. Su impronta, si la guard cris siempre viva y bri­ llante en su frescura primitiva, no habla sino de rescate y de misericordia; pero si la obscurecéis y man­ chots con el fango del pecado, se cambia en estigma de condenaciôn. Con todo, aun entonces, os queda un refugio: aunque vuestras culpas fuesen innumerables, podéis siempre por medio de un sincero arrepentimiento lavar nuevamente vuestra veste bautismal en la sangre del Cordero n, que mana siempre en gracia vuestra en los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristia. Asi que esta senal, piadosamente preservada o humilde y valientemente reconquistada, sera vuestra protecciôn, cuando pase por encima de vosotros y de vuestra posteridad el Angel ejecutor de la justicia divina. Es mas; desde ahora y por todo el tiempo de vuestra vida podéis apropiaros, convirtiéndolo en grito de amor, el que fue 10 Mt., 27; 24. H Cfr. Apoc., I, 5; 7, 14. - ·· pio XII A LOS ESPOSOS 25O grito de odio en boca de los judios: «Sanguis eius super nos et super filios nostros* u: jCaiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! jSenor Jesûs — exclamaréis — que habéis derramado vuestra san­ gre preciosa por todos los pecadores, haced que como lluvia de gracias redentoras caiga de nuevo sobre nosotros, sobre los que nos son caros, y especialmente sobre aquellos que, si a Vos pluguiere, serdn los herederos de nuestra sangre! — Uno de los primeras cuidados de los padxos ha de set el de transmitir a los hijos una sangre pura, no alterada ni empo- brecîda por enfermedades internas o contagios externos o por degeneracién progresiva. — Los hijos deben llamarse herederos de la sangre de sus padres por algo de mas alto y noble que por la sola generation corporal· — Los hijos deben ser los vastagos de una generacién de santos. — Para los cristianos la transmisién de la sangre de los aniepasados a los descendientes, ha de significor también legar a éstos el patrimonio de fe, de virtud y de honor de aquéllcs. — Los cristianos que por el bautismo recibieron una como trans­ fusion de la sangre de Cristo, y que por ella h an sido regenerados, deben considerarse como Principes de Sangre divina. EL OLVIDO DE LAS OFENSAS 10, Julio, 1940. mAs sobre la preciosisima sangre La paz, a cuyo restablecimiento el Vicario de Jesucristo ha exhortado en otras ocasiones a todos sus hijos, proximos y îejanos, no se obtiene con solos deseos. La paz es fruto de obras, de renuncias y de sacrificios concretos. Y puesto que es en bien de todos, justo es que todos y cada uno contribuyan a ella en la medida de sus fuerzas. Uno de los aspectos principales del mantenimiento de la paz es el que se refiere al perdon de las ofensas, las cuales se dan por desgracia con mucha frecuencia mientras vivimos en este mundo, tanto entre los pueblos, como entre los individuos particulares. De esto, pues, trata el Papa en el présente discurso, sacando admirable partido dei terna dei discurso anterior, la Preciosisima Sangre de nuestro Senor Jesucristo. En el mes de iulio la Iglesia celebra con particu­ lares honores, como bien sabéis, amados hijos e hijas, la fiesta de la Preciosisima Sangre de nuestro Senor Jesucristo, y en la oraciôn litûrgica de este dia suplica al Padre celestial, «que constituyô a su Uni­ genito Hijo Redentor dei mundo y quiso ser aplacado 252 PÎO XII A LOS ESPOSOS con su sangre» \ nos concéda experimental sus be­ neficos efectos. Este fué el argumento de Nuestra breve alocucion en la audiencia del miércoles pasado; y este serà también el de la présente — aunque bajo otro aspecto —; porque el misterio de la sangre divina generosamente derramada es inagotable, como su misma fuente, y el meditar sobre la obra redentora, es decir, sobre el mds magnanimo de los perdones, es en la hora présente mas saludable y oportuno que nunca. TORRENTES DE SANGRE Sobre este mundo visible aparecen en el trans­ curso de los siglos a la vista horrorizada, no solo manchas, sino torrentes de sangre, que cubren ciudades destruidas y campos devastados. Ahora, la sangre derramada por la violencia hace brotar con harta frecuencia el rencor, y el rencor del corazon humano es profundo como un abismo, que llama a otro abismo, al modo que tras una ola viene otra y que una calamidad llama a otras. Mirad, en cambio, el mundo de las almas. T MMbien aqui fluyen rios de sangre, pero esta sangre derramada por amor no trae consigo sino el perdôn de las injurias. El Corazon del HombreDios, de donde mana, es ciertamente un abismo: «Cor lesu, virtutum omnium abyssus» ’, pero un abis­ mo de virtud, que del fondo de los corazones llama 1 Brev. Rom., i julio. ’ Cfr. Ps.. 41, 8. ’Lit. de S. Corde lesu, 11. >.·3 EL OLVIDO DE LAS OFENSAS 253 a otro abismo de dulzura y de misericordia. Desde que Cristo ofrecio su sangre por ella, la humanidad creyente esta sumergida en un océano de bondad y respira una atmôsfera de perdon. He aqui, pues, dos diversos derramamientos de sangre: el que nace dei odio y siembra y multiplica el odio, y el que procede del >111 or del Hombre-Dios, y es precio de redenciôn y de perdon de las mayores ofensas, los pecados. DERRAMAMIENTO GENEROSO ^Hobéis visto como a veces en la tarde de un bochomoso dia de verano un aguacero refresca la tierra? En pocos instantes, en montes y valles las trombas de agua ablandan el terreno; cuando el cielo comienza a serenarse y mientras el arco iris despliega en el firmamento todavia gris su cinta de siete colores, levantase del suelo hûmedo un vaho cargado de olores végétales; diriase que es el aliento tibio de un gran organismo viviente, crvido de ex­ pansion. Con la caricia de este perfume del agua el arbol roto — como decia Job 4 —, que parecia muerto, cobra nueva esperanza y muy presto recobra la cabellera de su follaje. Es una pdlida imagen de los beneficios con que los torrentes de la sangre redentora han fecundado la tierra. Si las cataratas del cielo, abiertas durante cuarenta dias, bastaron a sumergirla6, ^como la sangre divina que desde hace 7, n sîgs. ü pio XII A LOS ESPOSOS 254 I diecinueve siglos brota del Corazon de Jesûs en mi* liares de altares, no ha de inundar y como impregnar el mundo de las almas? Tai vez entreviera Da­ vid esta efusion bienhecnora, cuando hablô de una lluvia copiosa que Dios reservaba a su heredad: «Pluviam voluntariam Mil. segregabis, Deus, hereditati tuae» *. La lluvia, ccndicion esencial para la fertilidad de la Palestina y gran recompensa con que premiaba Dios la obediencia a sus mandatos 7, simbolizaba de esta suerte, aunque imperfectamente, la regeneraciôn del linaje humano por medio de la sangre de Cristo. EL PERDÔN DE LAS OFENSAS lento de la sangre de Jesus, preordinado El generoso derr para la redencion del mundo, es el caso de perdôn mas grande de toda la historia. Ante t ta generosidad jcômo palidecen les pequenos perdones de los hombres, aun aquellos que parecen heroicos! La razon es esta: que mien'ras los hombres no hacen sino perdonar a sus iguales, Jesucristo, Dios, por su pasiôn y muerte perdonô a criaturas suyas. Examinemos, pues, con generosidad las leyes del perdôn que Dios ha impuesto a sus criaturas. • tiiieen Por lo demôs, no estaria en la verdad quien creyese que en el Antiguo Testamento no se ensenaba ya el perdôn de las ofensas. Porque a este respecto se encuentran en él preciosas y sabias adverten­ das, en espedal para vosotros, amados noveles es• Ps-, 67, 10. 7 Deut.. Il, 11. EL OLVIDO DE LAS OFENSAS » 255 posos: «Echa en olvido todas las injurias que recibas del prôjimo», dice el Eclesiastico8; ahora bien, olvidarlas es quiza mas duro aùn que perdonarlas. Perdonad, pues, ante todo, y Dios os concédera la gra­ cia de que olvidéis. Pero, por encima de todo, arrojad de vosotros el deseo de venganza, que el Senor condenaba y a en el Antiguo Testamento por estas pa­ labras: «No procures la venganza ni conserves la me­ moria de la injusticia de tus conciudadanos» B. Con otras palabras se podria decir hoy: Guardaos del resentimiento contra vuestros vecinos; aquella fami­ lia que habita encima o debajo o enfrente de vos­ otros; aquel propietario que vive pared por medio; aquel comerciante que os hace competenda; aquel pariente cuya conducta os humilia. La Escritura advierte todavia: «Tampoco digas: como él me tratô a mi, asi le trataré yo a él; pagaré a cada uno segûn sus obras» 10. Porque, «el que quisiere vengarse, experimentara la venganza del Senor, que llevara cuenta exacta de sus pecados» n. jQué locura es en ver­ dad tener reneor una aima pecadora que tan necesitada esta de indulgencial El sagrado autor subraya este estridente contraste: «^Un hombre conserva encono contra otro hombre, y pide a Dios la salud? «jNo usa de misericordia con otro hombre como él, y pide perdôn de sus pecados? 13 8 10, 6. 10 Prov., 34, 29. u Eccli., 28, 1. » Ib., 3-4 •Il ! '■ 11 • 1 ■· — & '1. ρίο XII A LOS ESPOSOS EN LA LEY NUEVA Es claro que después dei sacrificio de Jesucristo se exige algo mas de nosotros, lo cual se puede reducir a los très puntos siguientes: 1) perdonar en nombre de nuestro Reden tor Jesus; 2) perdonar siempre y en todo caso; 3) perdonar devolviendo bien por mal. El primer articulo del cédigo cristiano del perdôn se desprende claramente de todo el contexto del discurso de Ρίο XII. El segundo lo indica el mismo Papa al hablar del «perdôn incansable». La razcn de ello es clara. Nuestros creditos — digâmoslo asi — contra los demâs hombres nunca podrân ser tan grandes, como son los que Dies tiene contra nosotros mismos. Porque éstos son en derta manera infinitos, ya si mirâmes los bénéficias que de Él hemos recibido, asi en el orden natural como en el sobrenatural, ya si consideramos los muchos pecados en que caemos y que se nos perdonan por les sacramentos. iQue parangon puede establecerse entre las ofensas que nuestros prôjimos nos infieren y las que nosotros inferimos a Dios? Y ^que, si pensâmes ademas que nuestros semejantes son la imagen de Dios y que cualquiera cosa que hagamos a nuestros hermanos lo hacemos a Dios mismo? La ley crîstiana es, pues, tan firme como puesta en razon: perdonar siempre. 141 Pero sobre todo después que la nueva Alianza entre Dios y los hombres fué sellada con la sangre de Jesucristo13, se hizo general la ley del perdôn incansable y del encono cambiado en amor: «Oh Pe­ dro— respondié Jesus al apcstol que le interrogaba —, no solo siete veces deberâs perdonar a tu hermano, sino hasta setenta y siete veces» es decir, que el cristiano debe estar pronto a perdonar sin 11l8, 22. EL OLVIDO DE LAS OFENSAS 257 mitaciôn ni termino alguno las ofensas que recibe del projimo. Y el divino Maestro ensené todavia: «Cuando os pusiereis a orar, si tenéis algo contra alguno, perdonadle, a fin de que vuestro Padre que esta en los cielos, también os perdone vuestros pecados» M. RENCOR TROCADO EN AMOR Exigir el perdôn de las ofensas es nota caractenstica de nuestra santa religion. Ningun sistema, ninguna filosofia, ninguna reli­ gion pagana se atreviô nunca a exigir tanto de sus seguidores. El cristianismo lo exige, porque Jesucristo lo ha practicado antes que nadie. Y ni siquiera basta no volver mal por mal. «Habéis oido (anadia Jesûs) que fué dicho: Amaras a tu projimo y tendras odio a tu enemigo. — Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen» ie. Ved ahi la doctrina cristiana del amor y del perdôn, doctrina que exige tal vez grandes sacrificios. AM A R AUN A LOS ENEMIGOS En este tiempo de guerra preséntase a la conciencia del crisliane un grave problema. Ciertamente, no es la primera vez que se ofrece y discute, pero la moral cristi a, constrenida por des­ gracia con harta frecuencia a enfrentarse con el hecho de la guerra, lo tiene resuelto desde hace siglos, sin invalidar en lo mas minimo la ley crîstiana de la caridad, y por otra parte • Il «Mc., h, 25· ”Mt., 5, 43-44· 258 PIO XII A LOS ESPOSOS reafirmando el deber de piedad filial de les ciudadanos para con la patria. Si es muy dificil determinor cuando una guera es justa y cuando no, o si es defensive o agresiva, resulta empero mas fâcil para cada individuo tranquilizar su conciencia acerca de la conducta que debe seguin Esta conciencia se funda en el deber comprobado de servir fielmente a la Patria. Deber civico y ciistiano a la vez, que no solo hace licito y obligatorio el recurso a las armas, sino que es el mayor estimulo para los grandes heroismos. Pero tambien hay que dar por bien sentado esto otro, a saber, que el sentimiento de la defensa de la Patria no debo transformarse nunca en odio vindicativo. Y nadie debe escandalizarse de semejante soluciôn — razonable y noble a un tiempo —, porque la guerra en si no debe considerarse como una consecuencia de la ley cristiana, sino todo lo contrario, como el resultado y efecto de la incomprehension y vlolaciôn de las leyes cristlanas. Esto dijo expresamente el Papa en el discurso precedente. Pero sea de ello lo que fuere, los deberes de todos ante el hecho doloroso de la guerra son los que ahora va a decir el Padre Santo. En la hora presente, per ejemplo, hay peligro de que el noble y legitimo sentimiento dei amor patrio dégénéré en el ànimo de no pocos en pasiôn vengativa, en orgullo insatiable en unos, en rencor incu­ rable en otros. El cristiano, al defender leal y valerosamente a su Patria, debe con todo abstenerse de odiar a los mismos a quienes se ve obligado a com­ batif. En los campos de batalla vese al personal de ambulancias, enfermeros y enfermeras, prodigarse generosamente en cuidar a los enfermos y heridos, sin distintion alguna de nationalidad. Pero ^es de ve­ ras necesario llegcrr hasta el umbral de lq muerte, Lil F π ï il EL OLVXDO DE LAS OFENSAS 259 para que los hombres se reconozcan por hermanos? Esta caridad admirable, pero quizas tardia, no basta; es necesario que con la meditaciôn y la practica del Evangelio la muchedumbre de los cristianos adquiera la conciencia de los vinculos fraternos que los unen en el seno de una redencion comùn por los méritos de la sangre de Jesucristo, y que en esta misma sangre, convertida en bebida suya, encuentren las aimas fuerza, a veces heroica, para perdonarse mutuamente Qo cual no excluye el restablecimiento de la justicia 0 del derecho violado); sin ello jamas sera posible la concordia verdadera y durable. TAMBIÉN EN FAMILIA El perdôn y el amor no son por lo demas actos que deban practicarse tan solo en el caso anormal de una conflagraciôn entre naciones. Todos los dias tenemos ocasion prcpicia para ejercitar la ccridad. Ved aqui lo que sugiere el Papa respecto de la vida domestica. Pero queremos volver con el pensamiento a vos­ otros, amados noveles esposos. En el camino que habéis emprendido £no tendréis quiza algùn dia que practicar el olvido de las ofensas en un grado supe­ rior, segun algunos, a las fuerzas humanas? Aunque por dicha el caso es raro entre esposos verdaderamente cristianos, no es con todo imposible, porque el diablo y el mundo asedian el corazon, cuyos im­ pulsos, siempre prontos, trabajan la came, que es ■k I I? 200 XII A LOS ESPOSOS débil1T. Y sin ir tan lejos, en la misma vida cotidiana icuantas ocasiones de pequenas diferencias, cuantos choques ligeros, que pueden crear entre los es­ posos, si no se pone remedio a tiempo, un estado de latente y dolorosa aversioni Mas tarde, entre padres e hijos: si bien se debe hacer valer la autoridad, mantener los derechos al yespeto, salvaguardandolos con avisos, reprensiones y, si fuere preciso, con castigos, |cuan deplorable seria con todo que por parte del padre o de la madré se mostrase la màs minima apariencia de resentimiento o de venganza personal! Esta basta muchas veces para sacudir o destruir en el corazôn del nino la confianza y el afecto filial. UN EJEMPLO: SAN JUAN GUALBERTO Perdonar de corazon, perdonar siempre, amar a los enemigcs parece demasiado a los ojos del mundo. En verdad seria asi, si • til no contaramos con la gracia de Dios. Pero cuando Dios impone una otligacion, podemos estar seguros de que Él nos concédera les auxilios necesarios para cumpliila. iQueréis un ejemplo clàsico? Nos lo ofrece el Padre Santo al evocor Ια memoria de San Juan Gualherto. Pasado manana, 12 de julio, el calendario eclesiastico conmemora la fiesta de un gran Santo italiano, Juan Gualberto, nacido en Florencia, de noble familia, hacia fines dei siglo décimonono; su historia muestra hasta dônde puede llegar el perdôn de las ofensas y como Dios lo recompensa. Juan montcido **Cfr. Mc., 14, 38, EL OLVIDO DE LAS OFENSA3 201 a caballo, armado de punta en blanco y con escolta de soldados, se dirigia a la ciudad por un estrecho sendero, cuando improvisadamente se encontre» ante el asesino de un proximo pariente suyo muy querido. Este, solo y desarmado, viéndose perdido, se echo de rodillas y extendiô los brazos en cruz esperando la muerte. Pero Juan por respeto a aquella sagrada serial le perdoné la vida, lo levantô y lo dejc partir libremente. Después, prosiguiendo su ca­ mino, entre» en la iglesia de San Miniato, para orar, y entonces vio que la imagen del Crucificado inclinaba la cabeza hacia él con un gesto de infinita ternura. Profundamente conmcvido resolvié no combatir mas sino por Dios; cortése por sus propias ma­ nos la hermosa cabellera y tomé el habito monas­ tico: su victoria sobre si mismo fué el preludio de una larga vida de santidad“. PERDONAD Y SERÉIS PERDONADOS Amados hijos e hijas, vosotros no tendréis probablemente que practicar un acto de heroismo tan exraordinario, como tampoco recibiréis probablemente un favor tan prodigioso. Pero bien deberéis estar dispuestos cada dia a perdonar las ofensas que reci biereis en la vida familiar o social; igualmente cada dia, arrodillados ante la imagen de Cristo Crucifiwjrfa Sanci., julio, t. III. pp. 313: 343-344- λ ΓΙΟ ΧΠ A LOS ESPOSOS cado, repetiréis: «Padr© nuestro..., perdônanos nuestras deudas, asi como nosotros perdonamos a nuestros deudores» “. Y aunqu© no viereis entonces de una manera sensible que Cristo inclina sonriente hacia vosotros su cabeza coronada de espinas, sabed con todo y creed con f© firme y confianza absoluta que de aquella trente divina, de las manos y los pies de Jesûs, nuestro Salvador — y sobre todo de su Corazôn siempre abierto—, brotarà la sangre redentora derramando en vuestras almas tanto màs copiosamente sus cl as de perdôn cuanto con mayor generosidad vosotros mismos hubiereis perdonado. NO OLVIDES — Mientras la sangre que la violencia derraraa provoca con horta Irecuencia toda una cadena de odios, la sangre derramada por nuestro Seâor Jesucriso trae consigo el anxor y el perdôn. — Por la abundante pension de la sangre de Jésus jcuântas aimas se han salvadol — ;Qué locura sentir rencor el aima pecadora que liene tanta necesidad de indulgencia! — El cristiano debe estai siempre dispuesto a perdonar sin limitaciôn ni termine alguno. — El amor y el servicio de la Patria, ni aun en tiempo de guerra, debe convertiras en sed de venganza. — No les faltan a los esposos frecuentes ocasiones en que practical el olvido de pequeûas ofensas, de pequeûos choques y diierencias, a fin de conserva? la concordia mutua. — Toda venganza, aun pequeûa, del padro o de la madré contra sus hijos, destruye y arranca del corazôn de éstos la confianza y el alecto filial. » Mt., 6. i2. MENS A JE DE CARIDAD 17, Julio, 1940. EJERCICIO COTIDIANO También en el discurso de hoy puede verse un cercano reflejo de los trabajosos tiempos que el mundo cone. Palabras de odio, noticias de matanzas y catâstrofes vuelan de un continente a otrc, como para hacer creer que fatalmente de tiempo en tiempo una borrasca de tragedia debe abaürse sobre la pobre humanidad. Si es verdad que a las veces no se puede restablecer la justicia sino por medios violentos, también es sumamente doloroso asistir al mar de duelos y de ruinas que la caridad cristiana hublese podido muy fâcilmente evitar a los pueblos, si éstos la hubiesen aprendido del Corazôn de lesûs, y hubiesen imitado siquiera en parte el heroismo de los Santos de la Iglesia Catélica. «Mensaje de caridad» puede, pues, llamarse el présente discurso del Padre comûn de las naciones. Mensaje concreto que ofrece a •tn todos algunos ejemplos maravillosos de amor heroico para con el prcjimo, en quien debemos reconocer al mismo Dios. De taies heroismos sacarân sin duda los esposos estimulos eficaces para practical cotidianamente esta virtud. que es la reina de todas, la caridad, uno de cuyos efectos es el de transformor la casa en un paraiso terrestre. ρίο XII A LOS ESPOSOS jCuônta humanidad y delicadeza rezuma este discurso del Papal Con tacto exquisito describe el ambiente câlido de amor reciproco de la casa cristiana. Las palabras de Ρίο XII son oro molido, que los esposos guardarân como un verdadero tesoro. TRES HEROES DE LA CARIDAD ··■' En algunas partes hay la costumbre de celebror todos los anos una «Semana de la bondad» o «de la caridad». Si esta costumbre hubiese de extenderse a toda la gran familia cristiana, la época mas apropiada para ello seria tal vez esta segunda decena de julio, ya que en los tres dias que siguen inmediatamente al de hoy recurre, segùn el calendario de la Iglesia universal, la fiesta de tres santos que son verdaderas maravillas de bondad; llamanse Camilo de Lelis, Vicente de Paul y Jeronimo Emi· liano. Los très han ejercitado por manera admirable la ley de oro de la caridad; mas el esplendor de ese oro tiene en cada uno de ellos reflejos especiales. Camilo se consagrô principalmente a los enfermas, a los incurables, a los moribundos. Vicente, el gran organizador de la beneficencia, se dedico a los desgraciados, a los desamparados de todas clases, y fundo varias Asociaciones caritativas de hombres y de mujeres, entre las cuales son de todos conocidas las Hijas de la Caridad, de alas blancas como la inocencia, amplias como el amor, palpitantes como el celo. Jeronimo se compadeciô especialmente MENSA JE DE CARIDAD 265 de los poores hijos del pueblo, de los huérfanos privados de ternura, abcmdonados por las calles, desnudos de todo. Los très sufrieron con los que sufrian, y olvidados de sus propios dolores participaron de los padecimientos ajenos, a fin de aligerar su peso. CARIDAD PARA CON LOS DÉBILES Restringiendo hoy Nuestras palabras, necesariamente breves, al primero de los très Santos nombrados, Nos os exhortâmes, amados hijos e hijas, a seguir su luminoso ejemplo, teniendo cuidado de los enfermizos y de los que yacen en el lecho del dolor, ora los tengais en casa, ora en derredor vuestro. La palabra enfermizo, de enferma — derivado del latin «infirmus», no firme, que no puede estar en pie — indica un ser sin fuerzas, sin firmeza. Ahora bien, en toda familia hay dos clases principalmente de seres débiles, que necesitan mayormente de solicitud y afecto: los ninos y los viejos. LOS NIflOS Aun los animales irracionales sienten instintos de ternura para con sus pequenos. ^Cômo, pues, va a ser necesario inculcarosla a vosotros, noveles espo­ sos y futuros padres cristianos? Sin embargo, puede acontecer que el exceso de rigor o la falta de comprensiôn levante como una barrera entre el corazon ρίο XII A LOS ESPOSOS 206 de los hijos y el de los padres. San Pablo decia: «Me he hecho flaco con los flacos...; me he hecho todo a todos, para salvarlos a todos» \ Es una gran cualidad la de saber hacerse pequeno con los pequenos, nino con los ninos, sin comprcmeter con todo la autoridad patema o materna. LOS ANCIANOS Después conviene, siempre en el circulo de la familia, asegurar a los ancianos aquel respeto y tranquilidad, queremos decir, aquellas delicadas atenciones que necesitan. jLos ancianos! A veces, quiza inconscientemente, se es duro con elles por sus pequenas exigencies, sus inocentes manias, surcos abiertos por el tiempo en sus aimas, como las arrugas que surcan su rostro, pero que debian hacerlos màs dignos de veneraciôn a los ojos de todos. Se in­ clina uno facilmente a reprochantes que no hacen nada, en lugar de agradecerles, como seria justo, lo que han hecho. Se rie tal vez un poco por la pérdida de su memoria y no siempre se reconoce la sabiduria de sus juicios. En sus ojos, ofuscados por las lagrimas, se busca en vano la llama del entusiasmo, pero no se sabe ver la luz de la resignacion, en la que ya se enciende el deseo de los esplendores eternes. Por dicha, estos ancianos. que suben con paso vacilante las escaleras o que mueven lentamente su blanca ca» O»r.. Q» 22. •v> ί; ■ •I* 9 ·* f MENSAJE DE CARIDAD 267 beza temblorosa en un àngulo de habitaciôn, son con mucha frecuencia el abuelo o abuela, el padre o la madré, a quienes se lo debéis todo. Sea vuestra edad la que fuere, estais obligados, como bien sabéis, al precepto dei decalogo: «Honra a tu padre y a tu madré» 2. No habéis de ser, pues, del nûmero de aque­ llos hijos ingratos que no cuidan a sus ancianos pa­ dres, y que después, al llegarles el tumo, se ven ellos mismos no raras veces abandonados, cuando la edad los hace necesitados de ayuda. h I* I LOS ENFERMOS Pero cuando se habla de compasién hacia los en­ fermas, se piensa de ordinario en las personas de toda edad, a quienes aflige un mal fisico pasajero o crônico. A socorrer semejantes padecimientos os ani­ mera sobre todo el ejemplo de San Camilo. La llama de su celo resplandecio, no solo en los hospitales, sino también fuera de ellos; sin esperar a que los enfer­ mas fuesen a él, iba él mismo a curarlos y consolarlos en sus casas. Porque en aquel tiempo, como desde hacia siglos, en muchas casas habia valetudinarios: ciegos, estropeados, paraliticos, y enfermos de calen­ tures, tuberculosis, cancer. Y ^no los hay también hoy? Amados novel es esposos, si Dios préserva de enfermedades vuestra familia — como de corazôn os in. 12. «. kL > • ? 1 208 ρίο XII A LOS ESPOSOS deseamos — acordaos entonces con mayor motivo de las miserias ajenas y consagraos, cuanto os sea posible y os permitan vuestras obligaciones, a las obras de asistencia y de caridad. LOS QUE PADECEN En el jardin de la humanidad, desde que dejé de llamarse para siempre el paraiso terrestre, ha madurado y madurarà siempre uno de los amargos frutos del pecado original: el dolor. Instintivamente el hom­ bre lo aborrece y lo esquiva; hasta quisiera perder su recuerdo y su vista. Pero después que Jesucristo por la Encarnacion «se aniquilé», tornando forma de siervo’; después que le plugo «escoger las cosas débiles de este mundo para confundir a las fuertes» *; después que Jesûs «en vista del gozo que le estaba preparado, sufrié la cruz, sin hacer caso de la igno­ minia» después que É1 révélé a los hombres el sentido del dolor y el intimo gozo que proporciona el don de si mismo a los que sufren: el corazén humano ha descubierto en si insospechados abismos de temura y de compasién. La fuerza, es verdad, sigue domi­ nando incontrastable en la naturaleza irracional y en las almas paganas de hoy, semej antes a aquellas que el apéstol San Pablo llamé en su üempo «sine affectione», sin corazén, y «sin misericordia», sin pie•Phil 1 Cur • IlrLr ni MENSAJE DE CARIDAD 269 dad para con los pobres y los débilese. Mas para los verdaderos cristianos la debilidad ha venido a ser un titulo al respeto, y la enfermedad un titulo al amor. Porque la caridad, al contrario del propio interés y del egoismo, no se busca a si misma sino que se da; cuanto un ser es mas débil, degraciado, necesitado o deseoso de recibir, tanto mas se ofrece a los ojos be­ nignos de ella como un objeto de predilection. EL EJEMPLO DE SAN CAMILO DE LELIS En el siglo dieciséis, en que vivié San Camilo, la organization de la beneficentia cristiana no habia alcanzado el desarrollo que hoy podemos admirar. Durante su juventud disipada Camilo fué recibido I en el hospital de San Jaime, en Roma, para ser curado. Y para obtener el derecho a quedarse por largo tiempo en aquel caritativo hospitio, procuré que se le empleara como criado; pero la pasion del juego le hizo olvidar tanto sus obligationes, que al fin fué despedido, porque, al decir de sus biégrafos, «después de probarlo una y otra vez se llego al pleno convencimiento de que era incorregible y dei todo inepto para el oficio de enfermera ». Sin embargo, él era el hombre de quien iba a servirse la gracia divina para hacerlo fundador y modelo de les «Ministros de los enfermas», es decir, de una nue va orden religiosa, ’Rom., x, 31. ’Cfr- I Cor., x3» 5· lit . •% * ‘7 ’ . >1? ..1: * ? ■Λ"' 27O PIO XII A LOS ESPOSOS cuya mision especial seria curar a los enfermas, socorrer a los contagiados, y asistir material y espiritualmente a los moribundos, no por un salario mezquino, sino por amor de Cristo paciente en los en­ fermes, y con la sola esperanza de la recompensa etema . A la eaad de diecisiete arios se le formé una llaga molesta en el empeine del pie derecho, la cual se convirtié luego poco a poco en una ùlcera purulenta e incurable, que se extendié a toda la piema, pero que no le impidié dedicarse durante cuarenta arios a aliviar toda clase de dolores, ni viajar por razén de sus fundaciones o para correr de una ciudad a otra en socorro de nuevas calamidades, como no le privé tampoco de recorrer las calles de Roma, yendo de casa en casa, subiendo, bastén en mano, las més empinadas escaleras, con el pensamiento fijo en una sola cosa, la caridad. JESUCRISTO EN LOS QUE PADECEN A esta Haga tan dolorosa llamabala él la primera misericordia de Dios: la primera, porque otras penosisimas enfermedades habian de sobrevenirle, que él recibia igualmente como testimoniales de la bondad divina. Es una idea esencialmente cristiana la de ver en el dolor una serial del amor de Dios y una fuente de gracias. Para ayudar a sus discipulos a compren- TI T ·* MENSAJE DE CARIDAD der esto, Jesucristo, no solo les impuso el precepto de la caridad como el principal de sus mandatose, ni se contento con proponerles como modèle al buen Sa­ maritano, que interrumpe su viaje para socorrer a un hombre desconocido que yacia medio muerto en el camino; Él mismo conociô y experimento en su propia came santisima toda la gama de los dolores hu­ manos. Es mas, ha querido como identificarse con todos los miembros dolientes de la humanidad. Sus discipulos le veran a Él con su divino rostro y adora­ bles llagas, a través de toda came humana, palida por la fiebre, corroida por la lepra, consumida por el cancer; y si esta came ensangrentada o fétida re­ pugna a la naturaleza, posaran sobre ella morosamente sus labios en un beso misericordioso de amor, como hizo San Camilo, como hizo Santa Isabel e hicieron también San Francisco Javier y tantos oiros Santos. Porque elles sabian que el ùltimo dia el Senor les dira: «El enfermo, el de salud delicada a quien visitasteis y socorristeis era yo: Infirmus eram et visitastis me» °. LA CARIDAD PRENDA DEL PARAfSO Participad también vosotros, amados hijos e hijas, en las obras de misericordia con limosnas, oraciones y sacrificios, con la ayuda efectiva, y aseguraos de 34-35; I5» 12. eMt, 2$, 36. ρίο XII A LOS ESPOSOS 272 - -’ J esta manera una benigna y amorosa acogida de par­ te del supremo Juez que os abrira las puertas del cielo entre esplendores de etemidad. ilia cristiana los niûos y los ancicmoe son objeto de ©speciales atencionos y aiecto. — El carino para con los pequenos no debe mermar nunca la autoridad patema o materna. — Los f··· anciano* tienen derecho al respeto, a la benevolencia y al agradecimiento, conforme al cuarto mandamiento que dice: Honrarâs a tu padre y a tu madré. — En los enfermas, scan propios o extranos, hay que ver siempre a la persona misma de Jesucristo que padece en elles. — Para los verdaderos crisüanos la debilidad fisica de los demôs es un titulo al respeto, y la enfennedad un titulo al amor. La caridad, al contrario del egoism© interesado, no se busca a si misma. [··· son senales de la miseri­ — Los dolores quo nos scbrevengan cordia de Dios. REGLA DE VIDA 24, Julio, 1940 A EJEMPLO DE SAN JAIME Este discurso de Pio XII deberia ser leido con frecuencia por todos los esposos, y aun seria conveniente que lo meditaran atentamente al principio de cada ano y aun de cada mes: ello seria como aproximarse a una fuente de energia y de calor, para cobrar nuevas fuerzas en el cumplimiento de los deberes esenciales de los esposos. En este discurso el Padre Santo se présenta zmorosamente como un amigo en medio de la familia, ofreciendole sus ensenanzas con claridad meridiana, gran comprensién y espi­ ritu prâctico. En él se contiene, en lineas generales, el programa de vida de cada dia. Se podria comparar a lo que hace el médico cuando a un cuerpo débil — todos propendemos a debilitccmos en la batalla cotidiana de la vida—, le administra algun reconstituyente en pequeüas dosis. Las palabras del Papa son amables, sus razonamientos persua­ sives, y sus patemales consejos, r.ecesarios, para que la vida conyugal de los cristianos discurra inalterablemente por la ruta que lleva a la meta senalada y exigida por el matrimonio catélico. ρίο XII A LOS ESPOSOS PEREGRINACIÔN IDEAL ■ ■ J Después del Tabeméculo» en donde vive real· mente présente, aunque de manera invisible, nues­ tro Senor Jesucristo; después de la Palestina, que ademas del santo sepucro conserva las huellas de su paso por la tierra; después de Roma, que guarda las tumbas gloriosas de los Principes de los Apéstoles; no existe quizà lugar alguno, al cual en el transcurso de los siglos hayon acudido los devotos peregrinos en tan gran nûmero, como Santiago de Compostela, capital historica de Galicia, en donde segun una tra­ dition antigua descansan los restos del Apéstol San­ tiago el Mayor. Y pues mariana se celebra su fiesta, Nos, amados hijos e hijas, deseamos acudir hoy en espiritu juntamente con vosotros a aquel célébré santuario, a fin de sacar de alli algunas provechosas enserianzas. Por tierra, siguiendo la ruta todavia visible en va­ rios paises de Europa, que en la Edad Media recorrian los peregrinos, vestidos de pario buriel y apoyados en su bordén, la duracién de la marcha nos permitiria releer las piadosas crénicas que adoman con mùltiples pormenores la vida del Santo. Mas para un viaje puramente espiritual hay bastante con lo que nos dicen los santos Evangelios y los Hechos de los Apéstoles: noticias breves, que son no obstante sufiçientes para mostrar que Santiago comenzé bien. REGLA DE VIDA 275 continuô no tan bien por un momento, pero prosiguiô luego y terminô muy bien. COMENZAR BIEN 1. Ê1 comenzé bien. El Evangelio resume en pocas lineas la llamada que Jesûs le dirigiô a él y a Juan, y la respuesta de ambos: «Elios al punto, dejadas las redes y su padre, le siguieron» \ Poco es en apariencia, pero mucho en realidad. Porque Santiago (no mo­ no s que su hermano), dejando a su padre Zebedeo en la barca, que se mecia en la ribera mientras, colgadas de la antena, se secaban las redes para la pesca, sumergia para siempre en las ondas del lago sus carinos del pasado y ponia incondicionalmente en las monos del divino Maestro sus esperanzas para el parvenir. TAMBIÉN VOSOTROS Vosotros también, amados noveles esposos, en la vida nueva a que habéis sido llamados, daos a Dios sin demora. Tomad desde hoy con seriedad las gra­ ves obligaciones que ella importa. Guardaos de seguir llevando una vida tal vez despreocupada y ligera; los jévenes, desenfrenada o indolente; las jévenes, frivola o melindrosa. Aplicad todas vuestras 1 Mt., 4, 2T-52, 276 pio Xll A LOS ESPOSOS energias a los deberes dei nuevo estado. Ha pasaclo el tiempo en que las jovencitas iban muchas veces al matrimonio sin apenas conocerlo; mas perdura todavia por desgracia el tiempo en que ciertos jovenes es­ posos creen poder permitirse al principio un periodo de libertad moral, gozando de sus derechos sin preocuparse de sus obligaciones. Grave pecado, que provoca la côlera divina; fuente de inielicidad aun temporal, cuyas consecuencias deberian infundir a todos temor, Cuando se comienza por desconocer o despreciar un deber, se le descuida siempre mas y mas; tanto se le descuida, que se acaba casi por olvidarlo, y con ello se acaban los goces que trae consigo su valerosa observanda. Y cuando vuelve su memoria y apunta el arrepentimiento, se comprende acaso con inûtiles lagrimas, que es demasiado tarde; a la pareja in­ fiel al cumplimiento de su misiôn no le queda otro remedio que agostarse sin esperanza en el desierto de su estéril egoismo. ^Quién osaria tildar do sinrazôn a cuanto acaba do decirse? <»Por ventura no so propalan con frecuencia esas teorias déplo­ rables que el Padre Santo reprende y quo quiere sean dotestadas por les esposos cristiancs? Y si se llevaren a la prâctica esas teorias, ^quien se atreveria a dudar de quo so soguirân las terri­ bles ccnsecuencas que el Papa senala y afirma? REGLA UE VJ IM 277 PERSEVERAE EN EL BIEN 2. No està todo on comenzar bien; la salvaciôn del aima solo esta prometida a los que perse veren Santiago con su impotu gonoroso habia comonzado bien; como continuo mas adelante, nos lo dice con pocas palabras el Evangelio. De parte de Jesûs, cuyo amor no padece nunca mutaciôn alguna, fue objeto de especial predilecciôn; él, su hermano Juan y Pedro, allegado suyo, formaban una triada, que Jesûs distinguio con singulares favores: ellos solos vieron aque11a especial manifestaciôn de su bondad en la resu­ rrection de la hija de Jairo su gloria en la transfi­ guration \ su tristeza al par que su obediencia en la agonia de Gethsemani Pero jprecisamente aqui dé­ jà Santiago de ser fiel a su Maestro! Y sin embargo, lo habia amado sinceramente, lo habia seguido con ardor: que no sin razon nuestro Senor habia dado a los hijos del Zebedeo el sobrenombre de «hijos del trueno» e. Su buena madré, ambitiosa como otras muchas, se atrevlô un dia a pedir a Jésus para sus hijos un sitio de preferencia en su reino; y habiendo el Senor preguntado a los interesados «^podreis be­ ber el caliz que yo beberé?», ambos a dos contestaron de buena fe: «Si, podemos» \ |Oh Santiago! tu herma­ no Juan, el apôstol del amor, estara a lo menos pre• Ib., 10. 22. ’Le., 8, 49-5^· T Mt., 20, 20. 4 Mt ** i ri ρίο XII A LOS ESPOSOS sent© en el Calvario; pero tù ^dônde estarâs entonces? La defection habia comenzado ya en Gethsemani, cuando los très apôstoles predilectos merecieron esta dolorosa queja del Maestro: «Asi es que no habéis podido velar una hora conmigo?» Y Jesûs anadiô: «Velad y orad, para que no caigàis en la tentation» 6. MEDIOS PARA PERSEVERAR Asi que, para conservor la generosidad del fervor initial, son necesarias la vigilantia y la oration. Si habéis imitado a Santiago en la bondad de sus comienzos, aprovechad esta segunda lecciôn para buscar en la vigilantia y en la oration el secreto de la perseverantia. Ciertamente, la mayor parte de los ninos de nuestros paises catôiicos aprenden esto temprano; pero, jcuon fâcil es olvidarlo! Hay jôvenes que piensan que en el mundo, a partir de tierta edad, la oration es un incienso, cuyo humo oloroso se ha de dejar a las mujeres, como tiertos perfumes de moda; otros asisten tal vez a Misa, cuando les viene en gana, pero se creen demasiado grandes para hincar sus rodillas, y no suficientemente misticos, como dicen algunos, para acercarse a la saarada Comuniôn *Ib., 26. 40-41. IKB1 REGLA DE VIDA 279 LA PRUDENCIA Ni faltan tampoco mujeres jovenes que, con todo y haber sido educadas con todo esmero por sus propias madrés, o por excelentes religiosas, se creen exentas, una vez casadas, de las mas elementcdes normas de prudencia: lecturas, espectaculos, bcdles, distracciones peligrosas, todo les està permitido. Por el contrario, en la familia verdaderamente crîstiana, el marido sabe que su aima es de la misma naturaleza y no menos frâgil que la de su mujer y de sus hijos; por esto une su oraciôn cotidiana a la suya, y asi como le complace verse rodeado por ellos al corner en familia, asi no déjà de acercarse juntamente con ellos a la mesa eucaristica. La mujer, aun antes de que pesen sobre ella las responsabilidades de la educaciôn de los hijos, se dice a si misma, como des­ pués deberd decides también a ellos, que quien juega con fuego se quema, y que quien «ama el peligro, en él perece» °; ella escucha a la divina Sabiduria, la cual proclama que la mujer adomada con la virtud de la prudencia es para el marido un don par­ ticular de Dios y no puede pensai sin espanto en la grave advertenda de la Escritura, que la apunté ya en el Antiguo Testamento y la formula explicitamente en el Nuevo, didendo que el amor desordenado dei mundo es enemigo de Dios u. * Eccli 10 Prov., 19, 14. lac. ri0 XIÏ A LOS ESPOSOS 280 REGLA DE VIDA 281 E No s© juzguen excesivamente fueites estas expresiones del Papa. El peligro y el daiîo que se derivan de las ideas corrientes sobre la vida conyugal, flageladas aqui con tanta finneza por el Vicaric de Jesucristo, son demasiado deletereas y graves, para sugerir un complaciente «dejalo correr». Nadie aprobaria la con­ ducta del medico que dejase de curai valientemente una llaga, solo por no causai dolor o dar motivo de resentimiento al paciente. Pues el Papa es a un tiempo Padre y Médico: el ama y cura a sus hijos. >111 EL GRAN MEDIO BIEN HASTA EL FIN 3. La tercera lection de Santiago nos la da su muerte. También sobre esta es breve la narration evangélica: «El rey Herodes (Agripa) maté por la espada a Santiago, hermano de Juan» \ De eu onto habia hecho el Apôstol después de la Resurecctiôn de Jesucristo, de sus viajes, de sus fatigas por la salva­ tion de las aimas, no se hace ninguna mention es­ pecial. Pero de la lectura de aquel texto se deduce que Santiago bebiô efectivamente el caliz que Jesûs le habia predicho y él habia generosamente aceptado. jMuriô Martir! Por otra parte, la flaqueza del abandono en las horas tristes de la Pasiôn le fué perdonada y olvidada por el Rendentor; la tarde misma de su gloriosa resurrection Jesus, apareciéndose a los discipulos, les dirigié, en vez de un amargo reproche, este saludo Ueno de amor: La paz sea con vosotros, Pax vobisl u. Act I Amados hijos e hijas, ya otras veces durante este mes de Julio hemos hablado de la Preciosisima Sangre de nuestro Senor; con tan saludable pensamiento terminaremos hoy también Nuestra breve exhortation. Por graves que sean los pecados de los hombres, el Corazon de Jesûs, fuente viva de su san­ gre redentora, esta siempre abierto para ellos. En los primeras momentos de la Pasiôn, todos los discipulos se escaparon, abandonando a Jesûs: «Tunc discipuli omnes, relicto eo, fugerunt» “. Todos, empero, fueron perdonados; todos, excepto aquél que, por no atreverse a confiar en el Corazon de Jesûs, se cerro con una cuerda fatal la entrada a la misericordia. Aunque fuerais culpables de todos los pecados dei mun­ do, no deberiais anadir a estos el de no admitir que la bonded de Dios es mas grande todavia que vues­ tras culpas, y capaz de perdonarlas. Prontos y gene­ rosos en el cumplimiento de vuestros deberes, fieles en la oration y en la vigilantia sobre vosotros mismos, haced vuestra la humilde sûplica que hace el sacerdote en la santa Misa antes de la Comunion: «Senor Jesûs..., que con tu muerte devolviste al mun­ do la vida, librame, por este tu sacrosanto Cueipo y Sangre, de todas mis iniquidades y de todos los 2* : ‘j i I ρίο XII Λ LOS ESPOSOS males; haz que permcmezca siempre fiel a tus mandatos, y no permitas que jamas me separe de ti.» |No, jamâs, jamas; ni en este mundo, ni en la eternidad I — Los esposos deben desde el principio tomar con toda seriedad las graves obligaciones de su nueva vida, rompiendo — si tal fuere el caso — con su vida desconsiderada o ligera, desenfrenada o indolente, frivola o caprichosa. — Es grave pecado, que provoca la ira divina, tomarse al principio del matrimonio un periodo de desenfrenada libertad moral: gozar de los derechos sin cuidarse de los deberes. — La pareja infiel a su nûsiôn no tiene otro remedio que agostarse sin esperanza en el desierto de su estéril egoismo. — Para conservai la generosidad del fervor inicicl son necesarias la prudente vigilancia y la oraciôn. SOBERANA PEDAGOGIA 31, Julio, 1940 CONDESCENDENCIA DE PADRE Como Jesûs, llamado por San Pablo «divino Pedagogo de la nueva Ley», asi su Vicario Ρίο XII cumple su mision y cargo de Maestro de las gentes segûn las circunstancias, ora en forma solemne, ora intima, propia de un verdadero padre. Tal es la lecciôn de hoy, que él explica con diligente maestria a los nume­ rosos hijos reunidos en tomo a su câtedra. El cristianismo no consiste solo en grandes ideas, en resoludones extraordinarias y •I·»· raras, en prâcticas solemnes, sino que debe acompaüar al hombre en todo momento, aun en los mas pequehos senderos y en las mas menudas circunstancias de la vida. Pequenas cosas como el descanso, las diversiones, las lecturas tienen para el cristiano gran valor, a lo menos por sus consecuencias. En todo caso, deben encuadrarse bien en el marco de la vida religiosa, porque también estas cosas son medios para el ûltimo fin. «Cualquiera cosa que hagais — advierte San Pablo—, hacedlo a gloria de Dios.» Pues bien, el Papa, que es Maestro y Pastor universal, no obstante los cuidados de su alto magisterio y del supremo gobiemo de la Iglesia, condesciende benignamente en abajarse al nivel de los simples fioles para hacerse su Pre- SOBERANA PEDAGOGÎA 284 XII A LOS ESPOSOS ceptor asiduo y >1·· amoroso. Esta paternal dignacion. del Papa debe ir.ducirnos a considerar sus persuasives ensenanzas, ya se nos den en forma de documentas solemnes, ya de sencillas exhortaciones, como lecciones de la mayor importanda. - · LAS VACACIONES CRISTIANAS verano es ordinariamente la época de las va­ caciones, palabra que suena al oido de muchos como una campana alegre, que anuncia un periodo de reposo, después de largos meses de trabajo. Vosotros mismos, amados noveles esposos, gozàis de ellas en este — quizàs breve — viaje de bodas que os ha traido a la Ciudad Etema. Las vacaciones ofrecen ocasiôn a algunas familias para veranear en cdguna vecina comarca hospitalaria o en las hermosas mon­ tanas y playas de Italia. Para otras, menos afortunadas, que no pueden abandonar su casa, las vacacio­ nes son a lo menos el tiempo en que padres e hijos viven juntos durante mds largos ratos en la paz del santuario domestico. ;*> 285 LAS ANGUSTIAS DEL PADRE COMÙN I La pazl jCuantas familias suspiran par ella hoy dial jCucmtas esposas, cucmtas madrés y novias — aunque firmemente resueltas y prontas aun a los mayores sacrificios en aras del cumplimiento del deber y del amor patrio — tienen el corazôn hecho pe- dazos por la partida de un ser querido que va a un lejano destino, quizes desconocido y muchas veces peligroso! Otras, con el animo todavia mas torturado, porque su mente agitada se pierde en la noche de una incertidumbre angustiosa, preguntan al cielo y a la tierra para saber a lo menos con certeza el paradero, tai vez tragico, de la persona amada de quien carecen de noticiasl |La paz! Blanca paloma, que no hallando donde poseuse en la tierra cubierta de cadaveres y sumergida en el diluvio de la violen­ tia, parece haber vuelto a aquella area de la nueva Alianza, que es el Corazon de Jesûs (Cor, area legem continens, etc.) \ para no salir de alii hasta que pueda coger final mente en el ôrbol del Evangelio el ramo reverdecido de la caridad fratema entre los hombres y los pueblos. DIVERSIONES SANAS Con Iodo, a pesar de la tristeza del momento, a no pocos de entre vosotros, particularmente a los jôvenes esposos, les sera dado — como de corazôn os deseamos — gozar de algun alivio. Mas para el hom­ bre el descansar no consiste solamente en extender muellemente los cansados miembros y entregarse a un sueno restaurador. El descanso humano importa sanas distractiones y de ordinario también lecturas. 1 Off. SSrri. C. I. ad Landes. SOBERANA PEDAGOGÎA 287 ρίο XII A LOS ESPOSOS 286 pues, buenas y malas lecturas, asi como hay buenas y malas palabras. Y puesto que hoy en dia no hay casi familia en donde no entren el libro, el opùsculo, el diario, y durante los ocios de las vacaciones las ocasiones de leer se multiplican, Nos quisiér •lit .os dirigiros hoy una breve exhortation sobre este argumento. LIBROS Y DISCURSOS LAS LECTURAS t El primer hombre que, deseoso de comunicar a otros hombres su pensamiento en una forma màs duradera que el sonido fugaz de la palabra, esculpiô con tosca silice acaso, en las paredes de una caver­ na, algunos signos convencionales, cuya interpre­ tation determino y explico, inventé a un tiempo la escritura y el arte de la lectura. Leer es penetror en el pensamiento de otro a través de ciertos signos grâficos mas o menos complicados. Ahora bien, comoquiera que «los pensamientos de los justos son rectos y sinceros, y fraudulentos los consejos de los impios», siguese que algunos libros, al igual que algunas palabras, son fuentes de luz, de fuerza, de libertad intelectual y moral, mientras que otros no traen sino insidias y ocasiones de pecado; esto ensehan las santas Escrituras: «Cogitationes iustorum iuditia, et consilia impiorum fraudulenta. Verba impiorum insi­ diantur sanguini; os iustorum liberabit eos» ’. Hay, ’ Prov., u, 5-$. Pero la palabra no es muchas veces sino como un relampago, que de noche o durante una tempestad puede bastar al viandante para hallar nuevamente la buena senda; asi como, por otra parte, en el camino mas seguro puede un rayo ser sufitiente para herir al viajero incauto: tai es el efecto de la buena o de la mala palabra. El libro en cambio obra menos rapidamente, pero su action perdura mas largo tiempo: es llama que puede encubrirse bajo la ceniza o order como débil lucetita en la noche, y vol­ ver a encenderse después sùbitamente, ya benefica ya devastadora; sera como la lampara del santuario, siempre dispuesta a indicar al fiel que se le acerca el lugar dei santo Tabernaculo y a su divino Huésped; o bien sera como volcan, cuyas terribles eruptiones entierran ciudades enteras en la desola­ tion y en la muerte. Vosotros deseais las conversa­ tiones agradables, las palabras juiciosas y alentadoras, y détestais con razon la blasfemia y los dis­ cursos corruptores. Buscad también, por consiguiente, los libros buenos y odiad los malos. 288 pfo XII A LOS ESPOSOS EL EJEMPLO DE SAN IGNACIO DE LOYOLA Pio XII, tomando ocasiôn de la fiesta dei dia, 31 de Julio, evoca uno de los ejemplos clàsicos que mejor muestran el bien inmenso que reporta la lectura de los buenos libros, cuando a su bienhechora influencia se junta la gracia divina. San Ignacio se convirtiô leyendo buenos libros, que se diria cayeron en sus manos por pura casualidad. El bien que de ahi se siguiô es imposible de calcular. Ante todo, él mismo vino a ser uno de los santos mas extraordinarios de los tiempos modemos: autor del admirable libro de los Ejercicios Espirituales, «libro repleto de celestial sabiduria» y «côdigo sapientisimo y universal de normas para dirigir las almas por el camino de la salvacïôn y de la perfecdàn mas encumbrada»; fundador de la Compania de Jesûs y uno de los mas dignos représentantes dei renacimiento reli­ gioso después de la reforma luterana. Contad, si podeis, el nûmero de jesuitas que han exîstido en los ultimos cuatro siglos (hoy dia pasan de 26.500k haced cuentas dei numero de aimas convertidas a Dios por su medio, ya en los parses de misiones vivas, ya en todas las naciones de Europa y America, sea en colegios y universidades, en seminarios y escuelas de todas clases, sea por medio de innumerables obras teolôgicas, cientificas y populares, diaries y revistas; computad las conversiones obtenidas por medio de los Ejercicios Espirituales, de las misiones populares, conferendas, congregadones, etc.; calculad la ayuda prestada a la Iglesia en la lucha contra los herejes, las sectas antlcatôlicas y todas las potestades del mal: pues todo ese bien inmenso se derivô y seguirà derivândose de la lectura providendal de dos excelentes libros, la Vida de Jesucristo y el Flos San­ ctorum. No estarà demâs senalar aqui los datos prindpales de la vida de San Ignado. Nadô en 1491 en Loyola (Guipûzcoa); capiton valtente y mundano fué herido en el sitio de Pamplona en 1521; SOBERANA PEDAGOGÎA 289 durante su convalecencia en Loyola se convirtiô. Hizo penltencla en Manresa, donde escribiô sus Ejercicios Espirituales, peregrino por Tierra Santa, estudiô en Barcelona, Alcala, Salamanca y Paris; fundo la Compania de Jesûs, que fué aprobada en 1540. Muriô el 31 de juüo de 1556. Fué canonizado en 1622. EL MOMENTO DE LA CONVERSION No es Nuestra intenciôn esta manana describiros los darios ocasionados por la mala prensa, sino mas bien mostraros el bien que pueden hacer las buenas lecturas, a fin de exhortaros a amarlas y a procurer su difusion. El Santo, de quien la Iglesia celebra hoy la fiesta, Ignacio de Loyola, ofrece en su vida a este respecto un ejemplo luminoso. Capitan deseoso de mucho renombre y gloria, de­ fensor intrepido de Pamplona contra los soldados dei rey de Francia, Ignacio fué herido por una bala de canon que le rompié la piema derecha y le hirié malamente la izquierda. Los franceses que entraron en la ciudadela, apreciando dignamente el valor heroi­ co por él demostrado, le trataron caballerosamente y dispusieron fuera trasladado en camilla al castillo de Loyola. Allf, mientras convalecia después de dolorosisimas operaciones, para apartar de si el aburrimiento, se habria entregado con gusto a les libros de caballeria, las novelas de amor y de aventura, en­ fonces muy en bega, como el Amadis de Gaula; pero en aquel austero castillo no se hallô ninguno de esos 19. - I SOBERANA PEDAGOGÎA PÎO XII A LOS ESPOSOS ’’ .7-· ·><*<.·' 7 JΊ 1 . I libres, sino que en su lugar le ofrecieron la «Vita Christi» de Ludolfo de Sajonia, y la «Leyenda de oro o de los Santos », de Jacobo de Voragine. A falta de otros, Ignacio se resigno a leer estos libros; pero muy pronto, de un modo insensible, se infiltré en su alma leal, primera con sorpresa, después con fuerza subyugadora, una luz mas pura, mas dulce, més resplandeciente que todo el vano esplendor de las cortes de amor, los tomeos de caballeria y las hazanas de la guerra. Ante sus ojos, todavia encendidos por la fiebre, la vision de los grandes gentileshombres de armadura damasquinada que tanto habia admirado hasta enfonces, se iba esfumando; en su lugar otros héroes, apenas entrevistos antes en algùn ins­ tante de oracién, se alzaban ante él; poco a poco en las largas noches insomnes las sombras de los mértires ensangrentados, de los monies con cugulla de pano obscuro, de las virgenes vestidas de color de lirio, descritas por Jacobo de Voragine, iban tomando cuerpo, sus figuras frias se animaban, sus facciones adquirian expresién y relieve; después y por encima de ellas, de las pâginas de Ludolfo surgia la imagen de un Rey generoso, que llamaba en seguimiento suyo para conquistor toda la tierra de infieles a le­ giones de soldadcs obedientes y a una pequena porcién de caballeros entusiastas deseosos de senalarse de un modo especial en servicio suyo. Pero este Rey soberano y Senor etemo no hablaba ya de epopeyas heroicas ni de reyertas sangrientas, donde se hiere a estocadas o a tajos. É1 decia: «Quién quisiere venir conmigo, ha de trabajar conmigo, porque, siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria» ’. El aima de Ignacio, esclarecida con esta nueva luz, se fué asi desprendiendo gradualmente de sus falaces suenos terrenos e inicié la total entrega de si mismo al Senor de todas las cosas. Amados hijos e hijas, recogeos un instante dentro de vosotros mismos e investigad con animo sincero de donde procede lo que hay de mejor en vosotros. i Por que creéis en Dios, en su Hijo encamado para la redencién dei mundo, en su Madré, Maria, a quien os dio por Madré vuestra? ^Por que observeris los mandamientos, amdis a vuestros padres, a vuestros prôjimos, a vuestra patria? S pio XII A LOS ESPOSOS riales, vuelvan a entrai en el orden de bondad establecido y mandado par el Supremo Ordenador de todas las cosas. La primera palabra, amados noveles esposos, que hoy saïga de Nuestro Corazon y de Nuestros labios sea un acto de agradecimiento a Dios, cuya paternal Providenda os ha permitido que en medio del tu­ multe de las discordias y de las armas cantaseis ante su altar vuestro càntico de amor, y a Nos con­ cede entre tantas tristezas la alegria de ser testigos de vuestra felicidad. Que Dios mismo, autor de esa vuestra union, como dice la Iglesia en la liturgia del matrimonio, sea también con su celestial auxilio quien la conserve: «ut qui te auctore iunguntur, te auxiliante serventur.» * El augusto discurso d© Pio XII consta d© tres partes: 1) El amor en Dios, el cual s© manifiesta en si mismo, ©n las criaturas y en los multiples dones de naturaleza y gracia que concede a los hombres; 2) El >1·· amor entre los hombres, que ©s reflejo del amor >11» divino y alcanza su cenit en la familia; 3) Deberes del amor conyugal para que logr© su fin, qu© ©s la verdadera y perfecta feli­ cidad de los padres y los hijos. •Ill DIOS ES AMOR 1. Dios es amor, escribe san Juan \ Amor substandal e infinito, complâcese É1 etemamente, sin deseo como sin sadedad, en la contemplation de su perfection infinita; y pues É1 es el ùnico Ser absoluto, ri 3h· '^? V*· i EL CANTICO DEL AMOR 3l9 fuera del cual no hay sino la nada, si quiere llamar a la existencia a otros seres, no puede sacarlos sino de su propia riqueza. Siendo, pues, toda criatura una derivaciôn mas o menos lejana dei Amor infinito, es fruto del amor y no se mueve sino por amor. i DIOS CREA POR AMOR t I En Ια nebulosa del caos primitivo una primera fuerza de atracciôn, es decir, un primer simbolo de amor, agrupô un dia en tomo a un nucleo los elementos côsmicos que formaron un astro; después este primero atrajo a otro; y puesto que todavia otro y otro fueron a su vez atraidos, el maravilloso cortejo de los mundos comenzô su carrera alrededor dei fir­ mamento. Pero la obra maestra de Dios es el hom­ bre, y a esta obra maestra de amor É1 le ha dado poder de amor, que no tienen las criaturas irracionales. El amor del hombre es personal, esto es, cons­ ciente; es libre, es decir, que esta sujeto al control de su voluntad responsable; y ese poder de autodeterminacion es, como canta el Alighieri, «el mayor don que Dios por su largueza hizo creando, y a su bon­ dad el mas conforme, y el que É1 mas aprecia»2 * I 2 Dante, P. V._ 19-^1 V 320 ρίο XII A LOS ESPOSOS EL SUMO DON DEL AMOR: LA GRACIA Para bien comprender las admirables palabras del Papa, conviene tener presente una distincion que nos enseria la doctrina catôlica. Una cosa es el estado natural de una criatura, y otra el estado sobrenatural. Dios podia crear al hombre, concediendole dones de alma y cuerpo proporcionados a su constituciôn o natu­ raleza; de suerte que résultera perfecto como hombre, pero sin anadirle otros dones que caen fuera de lo que estrictamente exige su naturaleza. Semejante tipo de hombre no ha existido nunca, porque Adan fué ya creado en estado sobrenatural; mas después del pecado, las penas que le fueron conminadas e impuestas manpillaron también la perfecdon de la pura naturaleza. ^En que consiste el estado sobrenatural? En dones concedidos por encima de las exigencies de la naturaleza, y son entre otros, el ser destlnado a la felicidad de la vision intuitiva de Dios, el ser participe de la naturaleza divina, el ser considerado de un modo especial bijo adoptivo de Dios. En una palabra, poseer la Gracia Santificante. Todas estas cosas son de supererogacién, y concedidas gratuitamente, sobre los mérites de la naturaleza y la persona hu mana. Por ellas la criatura es elevada a un altisimo grado de amistad con Dios. Si el hecho de que Dios diera al hombre la existencia en el estado natural es un signo de amor grande, mucho mas se manifiesta su bonded infinita en haberlo creado en el estado sobrenatural, y mas aun, después del pecado, en haberlo levantado de nuevo a ese estado por la gracia. Dios, cd dar cd hombre cueipo y cdma, le habia dado cuanto a su naturaleza convenia; las aspiraciones del hombre podian juzgarse colmadas; pero no lo fué el querer de Dios. Para pasar mas alla en el amor, hizo a la criatura humana un nuevo don sobre- EL CANTICO DEL AMOR 32I humano, la Gracia; la gracia, prodigio inescrutabl© del amor de Dios, maravilla, cuyo misterio es impe­ netrable a la humana inteligencia, y que el hombre llama «sobrenatural», que es como confesar humildemente que sobrepuja su naturaleza. Los Padres de la Iglesia, los Doctores y los San­ tos han escrito amplios tratados acerca de la elevacion del hombre a una vida superior; pero en realidad un nino del pueblo dice lo mismo, cuando recita la frase del Catecismo: «La gracia (habituai) hace al hombre participe de la naturaleza divina. » Quizas dentro de mil, diez mil anos, cuando entre estos mun­ dos incansablemente lanzados el uno hacia el otro en un giro inmenso de amor, descubra el hombre con asombro la serie continua de criaturas escalonadas por encima y por debajo de él; cuando la investigacion cientifica, los progresos de la meconica y la re­ flexion especulativa hayon conseguido unos conocimientos tan superiores a los nuestros modemos, como esos nos aparecen ahora dominando los vislumbres de la edad prehistôrica; enfonces quizas un genio, de alma enamorada de Dios, sabra traducir en lenguaje humano alguna cosa de las prodigalidades — a nosotros todavia ocultas — dei amor divino para con la criatura de su predileccion. Pero cuando este explorador dei mundo fisico y espiritual, después de habei alcanzado muchas cumbres sublimes, llegue hasta la cima inaccesible e inmaculada de la gracia, no I • I 21. JJ % 1 f ρίο XII A LOS ESPOSOS 322 hallarà todavia para describirla otras palabras que las très breves del Principe de los Apôstoles, San Pedro: «Divinae consortes naturae» la gracia nos hace participes de la naturaleza divina. EL AMOR EN LAS CRIATURAS El Papa pasa a tratar después de esa centella de amor que Dios ha encendido en las criaturas. Despues de ver, aun en el amor pur •HI ente sensible de 1 criaturas irracionales, una imagen dei amor divino, se detiene en el amor humano, cuya nobleza consiste en el acorde perfecto del cuerpo y espiritu de un ser con otro, cuya honesta bondad atrae y mueve a la mutua entrega de si, sequn la norma divina. 2. Si aun el amor puramente sensible posee una tiema y conmovedora belleza, tanto que el Senor se compara a si mismo al aguila que ensena a volar a sus polluelos, revoloteando sobre ellos *; el amor hu­ mano es sin comparaciôn mas noble, porque en él tiene parte el espiritu bajo el impulso del corazon, ese delicado testigo e interprete de la union entre el cuerpo y el aima, que armoniza las impresiones ma­ teriales del uno con los superiores sentimientos del otro. Semejante encanto del amor humano ha sido desde hace siglos el tema que ha inspirado admira­ bles obras del genio en la literatura, en la mùsica, en las artes plasticas; tema siempre antiguo y siem­ pre nuevo, sobre el cual, sin jamas agotarlo, han ’î prtr.. I, 14· ‘Petit.. _U, XX. EL CANTICO DEL AMOR 323 recamado las edades los mas elevados, poeticos y variados motives. El amor puro trasciend© toda terrena nobleza, cuando las aimas que aman viven vida sobrenatural. Esto se da solamento en la istad pura entre cristianos, en la patemidad, en la hermandad... • Ml Pero |cuàn nueva e indecible hermosura realza el amor de dos corazones humanos, cuando con el canto suyo se armoniza el himno de dos aimas que vibran de vida sobrenatural! También aqui se verifica el trueque mutuo de dones; y entonces, con la temura sensible y sus sanas alegrias, con el afecto natural y sus arranques, con la union espiritual y sus delicias, entrambos seres que se aman, se identifican en cuanto hay de mas intimo, desde la profundidad inconcusa de sus creencias hasta el vértice insupe­ rable de sus aspiraciones. «Consortium omnis vitae, divini et humani iuris communicatio» Union de por vida en la suerte, comunicacién de derechos divinos y humanos. EL AMOR CONYUGAL Mas si un tal amor ca© bajo dulco mandato y obligada cornunicacion de vida, como en el matrimonio cristiano, su nobleza se acrecienta y adquiere nuevos vuelos, por ser espejo del amor especialisimo que Cristo lego a su Iglesia. Tal es el matrimonio cristiano, modelado, segun ■' Fr. T D. de rity nupt., XXUI, Z. 324 ΓΙΟ XII A LOS ESPOSOS la célébré expresién de San Pablo, conforme a la union de Cristo con su Iglesiae. En aquél como en esta, el don de si es total, exclusive, irrevocable; en aquél como en ésta el esposo es cabeza de la esposa, que le esta sujeta como a su Senor7; en aquél como en ésta la entrega reciproca se convierte en principio de expansion y en manantial de vida. El amor etemo de Dios hizo surgir de la nada el mundo y la humanidad; el amor de Jésus a su Iglesia engendra las aimas a la vida sobrenatural; el amor del esposo cristiano a la esposa participa de estas dos efusiones divinas, desde el punto que, segùn la expresa voluntad del Creador, el hombre y la mujer preparan la morada de un aima, en la cual el Espi­ ritu Santo vivira con su gracia. Asi que los esposos, conforme a la misién providencial que les ha sido sehalada, son con toda propiedad los colaboradores de Dios y de su Cristo; sus obras tienen algo de di­ vino, y en esto también pueden llamarse «divinae consortes naturae», participes de la naturaleza di­ vina. DEBERES DEL AMOR CONYUGAL El amor conyugal esta sujeto a deberes e importa sacrificios. Mas el sacrificio conscientemente aceptado no debe tenerse por obstaculo para la felicidad, sino mas bien por algo que ayuda a purificor mas y mas el amor mismo, a preservarlo de contami[•III * Eph., 5. 32. 7 Ib., $, EL CANTICO DEL AMOR 325 naciones y a évitai los peligros de rompimiento. Conviene re­ cordar que hemos nacido en pecado, y que en castigo de ello la materia trata de escapar a los mandatos del espiritu. 3. ê,Hay que maravillarse acaso de que estes privilégiés magnificos importen graves obligaciones? La nobleza de la adoption divina obliga a los espo­ sos cristianos a no pocas renuntias y a muchos actos de valor, a fin de que la materia no detenga al espi­ ritu en sus vuelos ascendentes hacia la verdad y la virtud, y de que no lo arrastre con su peso hacia el abismo. Pero como Dios nunca manda imposibles, y cuando impone algo da también fuerzas ραία cumplirlo, el matrimonio, que es un gran sacramento, juntamen te con deberes que pueden parecer sobrehumanos, trae consigo ayudas manifiestamente sobrenaturales. CONFIANZA EN DIOS Nos tenemos la firme confianza, amados esposos, de que estos divinos auxilios os serein concedidos, porque los habéis pedido ardientemente, cuando al pie del altar vuestros corazones se han entregado mutuamente para siempre. Hoy, en este mes consagrado a Nuestra Senora del Santisimo Rosario, ha­ béis venido a implorar nuevamente la abundanda de las celestiales gracias por intercesion de la Ma­ dré misericordiosa, a quien queréis hacer Reina de ■ plO XII A LOS ESPOSOS vues^o hogar domestico, bajo la protecciôn de los Principes de los Apôstoles, cuyos sepulcros glorio­ sos habéis venerado. A todas esas prendas de felicidad para vuestro parvenir temporal y etemo, Nos juntamos Nuestra Paternal Bendiciôn Apostôlica, que de corazôn os impartîmes. :anto kay de bueno en nosotros, incluida la existencia, es ··<· obra amoroso de Dios, que en si mismo es amor. — Dios ha dado al hombre la iacultad de amar, segun las normas de su santa ley. En el amor libremente querido, cons­ ciente y recto, hallo el hombre lo felicidad. — La prueba suprema del amor con que Dios ama al hombre esta en que lo ha adornado con su gracia, que es el principio de la vida sobronaturaL — No existe amor mas noble, que el de dos aimas en estado de gracia que se quieten. — Seme jante amor impone deberes y renuncias cuales Dios mismo ayuda; por medio de ellas alcanza mas altos grados de nobleza. para las amor los SOMOS HIJOS DE SANTOS 6, Noviembre, 1940. ? PANORAMA DE INMORTALIDAD I Digna corona de los discursos precedentes es el de hoy, en que S. S. Ρίο XII pasea su mirada por el mundo de las aimas, las que estân en camino, las que aguardan, las que gozan ya del sumo Bien en la bienaventuranza etema de la gloria. Todos .•III estâmes en camino hacia nuestro ùltimo fin, hacia el que Jesu­ •ni cristo llama su Reino. Reino que, si bien no tendra plena realizaciôn sino en el cielo, comienza ya realmente aqui en la tierra para todas las aimas que viven en gracia de Dios. A este Reino bienaventurado se dirigen los esposos, mirando no solo por si mismos, sîno también por sus hijos, que en determinados plazos les van a seguir o quiza les precedan, si asi Dios lo dispusiere. Para las aimas que viven en gracia de Dios ninguna separaciôn, ni siquiera la de la muette, es mas que aparente y temporal. Ante la ferrea ley de la muerte no tienen los esposos cristianos por que entristecerse, si creen firmemente en la doctrina de Cristo y viven en union estrecha con Dios por la prâcdca de su santa ley. 3->8 ρίο XII A LOS ESPOSOS Ni para reanudar los lazos de amor que la guadana de la muerte cortara, es menester aguardar el momento feliz del encuentro en el otro mundo; porque esos lazos subsisten realmente entre las aimas que viven en gracia, aun cuando se encuentren separadas en la tierra o estén detenidas en el purgatorio o gocen ya en el cielo. Existe entre ellas la comunicaciôn de bienes y de méritos, que, aunque escapa a los sentidos, no por ello es menos real, de suerte que se puede afirmar que la familia cristiana subsiste y vive la vida intima del >··· amor. Con esto se ve cuànto importa seguir las enseüanzas del Padre Santo para entrar a formar parte dei mundo sobrenatural de las aimas. |Oh, cuàn agradecidos al Padre Santo deben mostrarse Jos esposos — y todos los fieles — por haberles encaminado por la senda de la perfecta y verdadera feliddadl Teniendo siempre ante los ojos la vision dei mundo sobrenatural, eu .tos sacrificios se hagan se verân colmados de bendiciones, los consejos recibidos serân fervorosamente practicados, les peligros evitades con resoludôn y firmeza, las pràdicas piadosas fielmente observadas. ·*·· eternamente al Poro, sobre todo, los esposos agradecerô Papa el haberles instruido tan paternalmente sobre la grandeza, la dignidad y la responsabilidad de su estado, y por haberles con tanta dignaciôn tornado como de la mono para conducirlos por el camino de la fiel observanda de sus obligadones. >111 UNIÔN CON LOS DIFUNTOS Habéis venido hasta Nos, amados noveles espo­ sos, a buscar Nuestra Bendicién para vuestro par­ venir florido de esperanzas, en estos primeros dias de Noviembre, en que la gran muchedumbre de los fieles, guiada por la voz de la santa madré, la Igle­ sia, dirige sus pasos entre lagrimas y susurros de SOMOS HIJOS DE SANTOS 329 oraciones hacia aquel rincon de tierra bendecida, donde descansan los testigos del pasado. El recuerdo de los caros desaparecidos, aunque reaviva en todos los corazones la tristeza de la separaciôn, deja no obstante sin amargura las almas que la fe sosiega. Antes bien para vosotros, en el momento en que vais a fundar una familia, es dulce y saludable pensar en aquellos que os introdujeron en el camino de la vida y os legaron un patrimonio de cristianas virtudes. Porque al renovar la memoria de sus pâlidos semblantes, tal como los contemplasteis quizà en vuestra ninez o piadosamente os los habéis representado, os podéis repetir el uno al otro con orgullo y confianza lo que el joven Tobias decia a su esposa: «Filii sanctorum sumus» \ jSomos hijos de Santos! LA COMUNIÔN DE LOS SANTOS No ignorais ciertamente que la sagrada liturgia ha unido estrechamente la conmemoracion de los fieles difuntos con la solemne festividad de todos los Santos. Esta union da singular relieve al dogma consolador de la Comuniôn de los Santos, es decir, del vinculo espiritual que une intimamente con Dios nuestro Senor y entre si las almas que viven en es­ tado de gracia. Como que estas almas se dividen en 1 Tob., 8t 5. 4. ■ I yI 330 pio XII A LOS ESPOSOS tres grupos: unas, que ya han sido coronadas en el cielo y forman la Iglesia triunfante; otras, que se encuentran detenidas en el purgatorio, para su purificaciôn plena y definitiva, que constiluyen la Iglesia purgante; otras, finalmen te, que peregrinan todavia en este mundo y forman la Iglesia militante; podria decirse que la solemnidad de todos los Santos es en cierta manera la fiesta de las très Iglesias. En la ora­ cion de la Misa de ese dia se invoca la bondad de Dios por los méritos de todos los Santos: «omnium Sanctorum tuorum merita sub una tribuisti celebritate venerari». Ahora bien, se dan méritos en las très Igle­ sias: glorificados, en la triunfante; adquiridos, que no pueden aumentar ni disminuir, pero que esperan todavia su recompensa, en la purgante; adquiridos y susceptibles de aumento, pero también de su pérdida total, en la militante. La fiesta de todos los Santos es, pues, como una gran fiesta de familia para todas las aimas que estân en gracia; esta consideracion os toca mas particularmente a vosotros, que habéis dejado ilia amada, la vuestra hasta ahora, para for­ mor otra nueva, que sera continuacién de aquélla y, si Dios quiere (como Nos se lo suplicamos juntamente con vosotros), el principio de una larga serie de otras. LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS Tal vez penséis que en el dia de todos los Santos la Iglesia pretende sencillamente glorificor a un mis- SOMOS HIJOS DE SANTOS 331 mo tiempo a todos los que ha elevado al honor de los altares. Aquel dia seria en tai caso como una recapitulaciôn anual del Martirologio Romano. Y en realidad es asi; pero no es solamente esto. En efecto, el Papa Bonifacio IV, cuando en el ano 609 ό 610 purifico el antiguo Panteôn de Roma, que le habia sido cedido por el emperador Focas, dedico aquel templo a la bienaventurada Virgen Maria y a todos los Martires ‘, e instituyô una fiesta que debia celebrarse todos los ahos en su honor *. Pero ya en el si­ glo siguiente Gregorio III dedicô en la basilica de San Pedro un oratorio «a nuestro Sechor Jesucristo, a su santisima Madré, a los santos Apôstoles, a todos los santos Martires y Confesores, y a todos los justos perfectos que descansan en toda la tierra» 4. Finalmente, Gregorio IV extendiô a la universal Iglesia la celebraciôn de la fiesta de todos los Santos B. LOS SANTOS CANONIZADOS Todos los Santos: ^qué significa esto? En primer lugar y segun el uso comûn, se designa por estas pa­ labras a los héroes del cristianismo, que en ùltima y definitiva sentencia dei magisterio infalible se de­ clara haber sido recibidos en la Iglesia triunfante, y cuyo culto ha sido prescrite a la universal Iglesia militante. Entre ellos no faltan ciertamente modèles 2 Liber Poniif. LXVITII. XCII. * Mart. Rom., 1. c. · MartyroJ, Rom.. Kai. Nov. * Lib. Pont. 332 XII A LOS ESLUSOS y patronos especiales para vosotros. Toda familia cristiana vuelve casi instintivamente sus ojos a la Santa Familia de Nazaret, y se atribuye algùn titulo particular a la protecciôn de Jesûs, Maria y José. Pero después de ellos, un gran nûmero de hombres y mujeres se han santificado en la vida familiar, como los santos cényuges Crisanto y Daria, martirizados bajo el emperador Numeriano. Hay en el cielo padres de familia admirables, como San Fernando III, rey de Castilla y Leon, que educé en la piedad a sus catorce hijos; madrés heroicas, como Santa Félicitas, romana, que — segùn las actas de su martirio — en tiempo del emperador Antonino vio con sus propics ojos a sus siete hijos muertos entre atroces tormentos, hasta que a ella misma le cortaron la cabeza. La madré fortisima, narra San Pedro Crisélogo, iba y venia entre los destrozados cadâveres de sus hijos, màs alegre que si se hall ara entre las caras cunas en donde de pequeüos les adormeciera, por­ que con los ojos interiores de la fe descubria tantas palmas cuantas eran las heridas, tantos premios cuantos eran los tormentos, tantas coronas cuantas eran las victimas'. LOS SANTOS NO CANONIZADOS Con todo, puesto que coda Santo tiene durante el ano su propia fiesta, puede creerse que la Iglesia en 9 S. P. Chrywlotii Strmc 134, Migm£, p. L.» t. 52 (col. 566). SOMOS HIJOS DE SANTOS 333 la solemnidad de Todos los Santos va mas alia de una mera recordacion sumaria de ellos. Ante todo en la Iglesia triunfante. Que en el cielo — ademds de los grandes vencedores refulgentes de luz por su canonizacion o simplemente por su beatificaciôn — hcrya muchedumbre de almas, desconocidas para la tierra, pero beatificadas por la vision intuitiva, y que su nûmero sobrepase todo humano câlculo, el apôstol San Juan, testigo de su gloria, lo déclara en el Apocalipsis: «Después de esto, vi una grande muchedumbre, que nadie podia contar... : que estaban ante el trono y delante del Cordero, revestidos de un ropaje blanco, con palmas en sus ma­ nos»; y esos escogidos, sin nombre que los distinguiera, eran «de todas las naciones y tribus y pue­ blos y lenguas» 7. Ahora encontrcris aqui nuevamente la idea de familia: «Filii sanctorum sumus.» En aquella gloriosa falange ^no tendréis quizd algunos de vuestros abuelcs o ya también alguno de vues­ tros proximos parientes? Levantando en estos dias los ojos y el alma al cielo, podéis ver con la mente alia arriba etemamente felices a algunos de los seres queridos a quienes habéis amado, y a muchos mas todavia, que en el transcurso de una serie de generaciones implantaron en la descendencia de vuestra familia la fe que vosotros queréis transmitir a otros. Qué fuerza y qué consolacién os dard el pensar que, 7 Apoc·. 7» 9· pio XII A LOS ESPOSOS 334 al dejar ©lias la tierra, no os han olvidado; que os aman siempre con la misma temura, pero con una clarividencia incomparablemente mayor para conocer vuestras necesidades y con poder para satisfacerlas; y que desde el cielo su sonrisa de bendicién descenderci, como invisible rayo de gracia, sobre cada una de las nuevas cunas de su posteridad, LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO Es mucha verdad que no podéis tener certeza ab­ soluta de su glorificacién definitiva; |es précisa ser tan pures para ser admitidos a contemplar para siem­ pre y sin vélos aquel Dios, que aun en los mismos Angeles halla imperfecciôn! 8 Aun aquel abuelo ve­ nerando, cuya vida os parece tan digna y tan rica en méritos, aun aquella buena abuelita, cuyos la­ boriosos dias terminaron con una muerte tan piadosa y tan dulce ^acaso no estan todavia en el cielo? Pero a le menos y sin vana presunciôn, apoyandoos con firme confianza en las divinas promesas, hechas a la fe y a las obras de una vida verdaderamente crisüana, podéis buscarlos en el lugar de la supre­ ma purificacion: el Purgatorio. Enfonces experimentaréis una alegria serena, pensando que aquellos se­ res queridos estân ya seguros para siempre de su salvaciôn etema, y a cubierto de todo pecado y de * Çfr. Job-, 4, - SOMOS HI JOS DE SANTOS 335 ■. · ,J %.· -X ♦· /·· .· las ocasiones de pecado, de las angustias, de las enfermedades y de todas las miserias de acd abaio. Luego, considerando las penas que padecen has­ ta verse libres de toda mancha, vuestro devoto afecto os hard prestar oido atento a sus caras voces pidiéndoos sufragios, como Job desde el abismo de sus dolores imploraba la compasiôn de sus ami­ gos9. Y comprenderéis entonces por que, si en la sagrada liturgia se prolonga la alegria de todos los Santos, durante toda la octava, las oraciones en fa­ vor de la Iglesia purgante se continûan durante todo el mes de noviembre, dedicado de un modo especial a tan piadoso sufragio. Si, pues, implorais la proteccidn de los Santos que estdn en el cielo, no dejéis de socorrer con oraciones, con limosnas y sobre todo con el santo sacrificio de la Misa a aquellos de vuestros seres queridos que estdn todavia en el Pur­ gatorio, a fin de que ellos a su vez, como piadosamente creemos, intercedan por vosotros, y siendo pronto admitidos a la fuente de todas las gracias, puedan volcarlas en beneficas oleadas sobre toda su descendenda. 3.56 SOAiOS HIJOS DE SANTOS ρίο XII A LOS ESPOSOS LOS SANTOS DE LA TERCERA IGLESIA ^Qué decir ahora de los santos de la tercera Iglesia, es decir, de los que militan todavia aqui en la iieria? Reconoced, amados hijos e hijas, que los hay y que vosotros podéis, si queréis, ser de este nûmero. Segun la etimologia màs amplia de la pala­ bra, la santidad es el estado de una persona o cosa que se reputa inviolable y sagrada. Asi Cicéron hablaba de la «matronarum sanctitas», de la santidad de aquellas esposas y madrés universalmente respetadas, cuales eran las matronas romanes En un sentido mas alto decia el Senor a los hijos de su pueblo, en el antiguo Testamento: «Sed santos, por­ que yo soy Santo» u. Y juntando al precepto la ayuda necesaria para cumplirlo, anadia: «Soy yo, el Senor vuestro, quien os santifica» En el Nuevo Testamento ser santo significa haber sido consagrado a Dios por el bautismo y conservarse en el es­ tado de gracia, conservor la vida sobrenatural, que es toda interior, y que ella sola a los ojos del Senor y de los angeles divide a los hombres en dos clases profundamente distintas: unos, privados de la gracia santiiicante, y otros elevados a la misteriosa, pero real, participation de la vida divina. Por esto en varios pasajes del Nuevo Testamento se designa a Oratio pro M. Caelio. 13, 32. 11 Lev., 19, 2. “Ib·, 20, 7. 337 los primeros cristianos con el nombre de santos. Asi, por ejemplo, San Pablo se acusa de haber metido en la cctrcel, antes de su conversion, a buen numero de santos 13. El mismo Apôstol escribia a los fieles de I Efeso: «Sois conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios» “ Y rogaba a los de Roma que «aliviaran las necesidades de los san­ tos» “. COMUNIÔN DE MÉRITOS Los santos de la tierra tienen también sus meri­ tos, que pueden redundar en provecho de los demâs hombres10 y de las almas dei purgatorio. Pero la Iglesia, nuestra Madré, sabe bien que los méritos de los vivos son precarios y que, si algunos de sus hi­ jos son y a desde ahora, en la tierra, poderosos abogados para sus hermanos, necesitan con todo tam­ bién ellos, como todos les que militan aca abajo, continua intercesién. Por esto concluye ella asi su oration en la fiesta de todos los Santos: «Concédenos, Senor, la deseada abundantia de tu propitiation, por los méritos de tantos intercesores.» UNIÔN DE SANTIDAD «Filii sanctorum sumus 1 » Asi que, amados hijos e hijas, debéis persuadiros bien de que vuestra joven ■ pio XII A LOS ESPOSOS 33» familia podrà y deberà ser una familia santa, esto es, unida inviolablemente a Dios por medio de la gracia. Inviolablemente: porque el mismo sacramen­ to que exige la indisolubilidad del vinculo conyugal, os confiera fuerza sobrenatural bastante, contra la cual, si queréis, las tentaciones y las seducciones seran siempre impotentes; las pérfidas insinuaciones dei cotidiano disgusto, del cansancio habitual, de la necesidad de novedad y de cambio, la sed de las experiendas peligrosas, los atractivos del fruto prohibido, no tendrân ningùn poder contra vosotros, si os conservâis en estado de gracia mediante la vigilan­ da, la lucha, la penitenda y la oradôn. Unidcs a Dios, seréis santos y vuestros hijos lo seran después de vosotros, porque habiendo sido desde el bautismo lavados en la sangre redentora de Cristo, habéis consagrado o sin duda consagraréis vuestro hogar do­ mestico a su Corazon divino, cuya imagen velaro vuestros dias y vuestras noches. — Si el recuerdo de nuestros caros difuntos entristece el corazén, la fe y la esperanza le dan serenidad, asegurândonos que estân unidos a nosotros en Dios. — Todos los que viven o han muerte en gracia de Dios fonnan LM·· r··· un dia en la feliddad parte de una misma familia y se reunirân e terna del delo SOMOS HIJOS DE SANTOS 339 — Las almas de los santos — ya estén en el parais©, ya esp©- ren la luz otema en el Purgatorio —, no nos olvidan, y contiηήαη amândonos con temura y socorriéndonos en nuestros necesidades. — No estando ciertos de que las aimas de nuestros p arien tes y allegados estén ya en la gloria, es deber nuestro procurai con nuestros sufragios que se vean pronto libres de las penas que acaso estén pa de ciendo. — Todos los que poseen la gracia de Dioe son santos, esto es, res» ionnan parte de la gran familia de Jesucristo y parti ci pan de los bienes sobrenaturales, — A si como debemos esperar que nuestros antepasados son santos, asi debemos procurar de conservor inviolablemente la gracia de Dios, fuente de santidacL — El supremo deber de los esposos es procurar que sus hijos vivan siempre santamente, para asi asegurar el que un dia puedan juntarse todos en la bienaventuranza del Cielo. I Jw f Pàfts. Prologo......................................................................................... Audientias cordiales ........................................................_........ EL PRIMER ENCUENTRO—26 abril 1939 ................................ Alegria com ûn. — Abundanaa ae gracias. — El sacra­ [···· mento. — Las gracias sacramentales. — Grandeza, alteza y dignidad. EL SANnFICADOR DE LAS BODAS. mayo 1939 ... ... El banqueté del milagro. — iNo tienen vinol>. — La prueba del milagro La mediation de Maria. — La presencia de Jésus. — Jesûs en la persona del Papa. LA REINA CELESTIAL.—10 mayo 1939 ................................... * > 1 En busca de una base solida. — Esposa y madré. — Action paralela: la imitation. — Copia de virtudes. EL GOZO INMUTABLE.—17 mayo 1939 ................................ La fiesta de la alegria. — El anhelo de felitidad. — | Es­ posos felices! — La verdadera y pura alegria. — Gozo y esperanza. FUNDANDO NUEVOS LARES.—24 mayo 1939 .................... Profesiôn de fe. — La futura familia. — Errores que hay que extirpar. — Por que los hijos. — Vivir cristianamente. — Dulce deber. — Amor, jerarquia, unidad. VIRTUDES DOMÉSTICAS.—31 mayo 1939 ............................... La Reina de los Nihos. — Ocaso de Mayo. — Lo que dira Maria. — El ideal perfecto. EL PAN DEL CIELO.—7 junio 1939 ......................................... Jésus mirô a las turbas. — Pan para un largo viaje. — 9 13 19 25 31 37 45 49 ÎNDICE Ρά >7? y*? La Eucaristia, complemento del matrimonio. — La Euca­ ristia es para todos. — En especial para los esposos. — Les es necesaria. — Fiesta de blancura. EL SOBERANO DE LA FAMILIA.—14 junio 1939 .................... A Jesûs por Maria. — La devociôn al Sagrado Cora­ zon. — Ceremonia intima. MISIÔN EDUCADORA.—21 junio 1939 ..................................... Fiesta de los lirios. — Bellas y santas esperanzas. — Vivir para los hijos. — Para el verdadero bien de los hijos. — Lo que puede una madré. — Un modelo: San Luis Gonzaga. — Obra maestra de la naturaleza y de la gracia. — Patrono de la juventud. EL PATROCINIO DE LOS SS. APÔSTOLES.—28 junio 1939. |Oh Roma feliz! — De San Pedro a Pio XII. — La Ben­ diciôn del Papa. — Los ojos del cuerpo mistico. — Herencia que legar. ENSERANZAS DE LA LITURGIA.—5 julio 1939 ..................... Esplendores liturgicos. — ...que envuelven el sacramen­ to. — El consentimiento. — Misa por los esposos: Introito y oraciôn. Epistola. El Evangelio. Secreta. Invocaciôn especial. — Postcomuniôn. — Paz y felicidad. GARANTÎA DE SANTIDAD.—12 julio 1939 .............................. Semejante a la Eucaristia. — Derecho constante. — Constante cooperaciôn. — Esplendidas promesas. — Solo >·«· en la familia cristiana. — De generadôn en generaciôn. LA PAZ DOMÉSTICA.—19 julio 1939........................................ El augurio del Papa. — El secreto de la felicidad. — Paz con Dios. — La paz con Dios. — Paz con los demas. — jAy de los profanadoresl SAGRADA ALIANZA.—8 noviembre 1939 ............................... Se reanudan las audiendas. — Solemnes ensenanzas. — Sintesis admirable. — Frente a la dura realidad. CADA CASA UN TEMPLO.—15 noviembre 1939 .................... Prodigies de arte. — Morada de Dios. — La casa. — El bienestar del hoqar. 55 63 71 77 85 91 99 105 ÎNDICE 343 Pàgs. ARMONÎA DE ALMAS.—22 noviembre 1939 ......................... Santa Cecilia. — Variedad de caractères. — El diapa­ son: la buena voluntad. — Conii >·· ,za, condescendenda, perdôn. — Fuera las sospechas. — Prontos al arreglo. — Perdônanos. LA CASTO AD CONYUGAL.—6 didembre 1939 .................... Visiones de blancura. — La Ini ··»· :culada. — Atradivos de la pureza. — Aun en el matrimonio. — Valor verdadero y heroioo. — Somos hijos de santos. — Tâlamo sin mancha. SONANDO EN UNA CUNA.—3 enero 1940 ............................. La poesia del belen. — El misterio de Navidad. — La dura realidad. — Atendôn a los suefios. — Como Jesûs Nino. — Educadôn cristiana. DONES NUPCIALES.—10 enero 1940 ..................................... Como los Magos. — Tres dones predosos. — El oro: la fidelidad. — El indenso: el sacr»··· Lento. mirra: los hijos. — Ofrenda animosa. EL MATRIMONIO CATÔLICO.—17 enero 1940 ..................... Tradiciôn veneranda. — La gloriosa câtedra. — San Pe­ dro vive en el Papa. — La custodia de la grey. — Doctri­ na fundamental. — Firmeza en la fe. ASPECTOS DE LA NUEVA VIDA.—24 enero 1940 .............. San Pablo, la segunda columna. — H convertido. — Lo que puede la oradôn. — Los frutos de la educadôn. — Grada / y cooperadôn. — No fuegos ·artifidales. — Cultivar' la grada. EDUCADORES DE ALMAS.—31 enero 1940 .......................... Un ejemplo. — San Juan Bosco. — Tesoros confiados por Dios. — Educadôn religiosa. — Educadôn radonal. — Educadôn asidua. EL CENACULO DE LA ORACIÔN.—27 marzo 1940 .............. La paz con vosotros. — La casa, lugar de oradôn. — El Apostolado de la oradôn. TRILOGÎA DE PRIMAVERA.—3 abril 1940 .............................. Ruinas en flor. — Candôn de Primavera. — La trilo- 111 117 125 133 141 151 161 169 173 Λ; · INDICE INDICE mutuo holocausto. EL MODELO DE NAZARET.—10 abril 1940 ........................... r a Cristo on los hijos. — El padre putativo de Jesus. — La divina Providencia. — Saber 183 ΙΙί·1 EL AROMA DE LA CASA, LA ORACIÔN.—17 abril 1940 . El porqué de la oration. — Varias maneras de orar Jesus en el Papa. — La mas hermosa audientia. — De las criaturas al Criador. — Pedid y se os dora. — Orar en comûn. — Orar cor. los hijos. — La oraciôn catoüca. UN PROTECTOR.—8 mayo 1940 Pasando el Tiber. — La fortaleza de la f Arcàngel San Miguel. — Vengador de los derechos de Dios. — Con piedad casi fraterna. — Custodio de las aimas de los santos. — Preboste del Paraiso. — Patro­ no de los enfermes. — Centinela de la Iglesia. — Angel de la paz. EL REIN O DEL SAGRADO CORAZÔN.—5 junio 1940 En la sala ducaL — Un cctejo. — El amor de la paz. — La nobleza de la casa cristiana. — «Expuesta y hcnrada». — Honor activo. — Frutos saludables. ANSI AS Y ESPER ANZAS.—19 junio 1940 ... :........................ Solititud paternal. — «In hoc signo vinces». — Trueque de corazones. — La familia, imagen de la Trinidad. — Dios y la familier- — Dones de Jesucristo. — El ideal de ilia. — Como consagrarse a Jesûs. — Confiadle la santa Iglesia. — Confiadle la humanidad. POR UNA PAZ DURADERA.—26 junio 1940 Exordio significativo. — Para salir de la crisis actual. — ilia y sociedad. — La causa de las discordias. — EU remedio universal. —· Amar eficazmente la paz. — Confianza inquebrantable. julio 1940 ................................................... LINFA DE VIDA. Firmes puntales. — Mientras corre a chorros... — La 191 sangre del Redentor. — El valor de la sangre huma­ na. — Los cristianos, principes de sangre. — Los tesoros de la sangre divina. — Derramamiento redentor. — Huellas indelebles. — Frutos perennes. 251 OLVIDO DE LAS OFENSAS.—10 julio 1940 .................... Mds sobre la Preciosisima Sangre. — Torrentes de san­ gre. — Derramamiento generoso. — El perdôn de las ofensas. — En la Ley Nueva. — Rencor cambiado en .or. — Amar aun a los enemigos. — También en familia. — Un ejemplo: S. Juan Gualberto. — Perdonad y seréis perdonados. 263 MENSAJE DE CARIDAD.—17 julio. 1940 ............................... Ejercicio cotidiano. — Tres heroes de la caridad. — Caridad para con los débiles. — Los ninos. — Los ancianos. — Los enfermas. — Los que padecen. — H ejemplo de San Camilo de Lelis. — Jesucristo en los que padecen. — La caridad prenda del paraiso. 273 REGLA DE VIDA.—24 julio 1940 ........................................... A ejemplo de San Jaime. — Peregrination ideal. — Comenzar bien. — También vosotros. — Perseveror en el bien. — Medios para perseveror. — La prudentia. — Bien hasta el fin. — El gran medio. 283 SOBERANA PEDAGOGÎA.—31 julio 1940 .............................. Condescendentia de Padre. — Las vacationes cristianas. — Las angustias del Padre comun. — Diversiones sanas. — Las lecturas. — Libros y discursos. — El ejem­ plo de San Ignacio de Loyola. — El momento de la con­ version. — La fe por el oido. — Amad los buenos libros. 295 ATENCIÔN A LAS LECTURAS.—7 agosto 1940 .................... Verano de gu erra. — El peligro de las malas lecturas. — Libros que son veneno. — Y por esto prohibidos. — Vigilarse. — Excusas peligrosas. — El veneno siempre es veneno. — Gravedad del peligro. — Consecuentias desastrosas. — Vigilar los hijos. — Semilla de discor­ dia. — Responsabilidad de los publicistas. — Eleva­ tiones sobrenaturales. >ιΰΐ·ΐιι >·ιι 203 >11» 213 221 231 241 » I·' . I ‘J I ç ! k H pt « h I 346 INDICE P îqs. EL ROSARIO EN FAMILIA,—16 octobre 1940 ......................... Don de la Santisima Virgen. — Rosas que no se mar­ ch! tan. — El Rosario en la vida. — Consentimiento renovado. — En las alegrias. — En los dolores. — Exaltaciôn. — El Rosario educa. — El Rosario gula. — El Rosario corrobora. EL CANTICO DEL AMOR.—23 octobre 1940 ............................. Dios es amor. — Dios créa por amor. — El sumo don del amor: la gracia. — El amor en las criaturas. — El amor conyugal. — Confianza en Dios. SOMOS HIIOS DE SANTOS.—6 noviembre 1940 .................... Panorama de inmortalidad. — Union con los difuntos. — La Comuniôn de los Santos. — La fiesta de Todos los Sanies. — Los Santos canonizados. — Los santos no canonizados. — Las benditas almas dei Purgatorio. — Deber de socorrerlas. — Los santos de la tercera Igle­ sia. — Comuniôn de méritos. — Union de santidad. 307 317 >111 ···· 327 Imprimi potest: Alfredo Mondria, S. J., Prep. Prov. Arag. Nihil obstat: Dr. Gabriel Solâ, Pbro. 8-XII-42. Imprimatur: f Miguel de los Santos Diaz Gômaba, Obispo A. A. de Barcelona. Deposito legal. B. 16.626 - 1958