ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS DIRECTORIO FRANCISCANO Escritos de San Francisco de Asis ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Indice: Admoniciones [Adm] pâg. 3 Alabanzas del Dios Altisimo [AID] pâg. 11 Alabanzas en todas las Horas [AlHor] pâg. 11 Audite, Poverelle [Audite] pâg. 13 Bendiciôn a fray Bernardo [BenBer] pâg. 13 Benedici on a fray Leon [BenL] pâg. 14 Cântico del Hermano Sol [Cant] pâg. 14 Carta a San Antonio [CtaAnt] pâg. 16 Carta a las Autoridades [CtaA] pâg. 16 Carta a los Clerigos I [CtaClel] pâg. 17 Carta a los Clerigos II [CtaCle2] pâg. 18 Carta a los Custodios I [CtaCusl] pâg. 19 Carta a los Custodios II [CtaCus2] pâg. 20 Carta a los Fieles I [CtaFl] pâg. 20 Carta a los Fieles II [CtaF2] pâg. 22 Carta a fray Leon [CtaL] pâg. 27 1 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Carta a un Ministro [CtaM] pag. 28 Carta a toda la orden [CtaO] pag. 29 Exhortacion a la Alabanza de Dios [ExhAD] pag. 33 Exposiciôn del Padre nuestro [ExpPN] pag. 34 Forma de Vida de Santa Clara [FVCl] pag. 35 Oficio de la Pasiôn del Senor [Ofp] pag. 35 Oraciôn ante el Crucifijo [Orsd] pag. 52 Regla Bulada [Rb1r] pag. 53 Regla no Bulada [Rnblr] pag. 58 Regla para los Eremitorios [Rer] pag. 76 Saludo a la B. Virgen Maria [SalVM] pag. 76 Saludo a las Virtudes [SalVir] pag. 77 Testamento [Test] pag. 77 Testamento de Siena [TestS] pag. 80 Ùltima Voluntad a Santa Clara [UltVol] pag. 80 Verdadera Alegria [VerAl] pag. 80 2 ESCR1T0S COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS ADMONICIONES [Adm] Cap. I: Del cuerpo del Senor IDice el Senor Jesûs a sus discipulos: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre sino por mi. 2Si me conocierais a mi, ciertamente conoceriais también a mi Padre; y desde ahora lo conoceréis y lo habéis visto. 3Le dice Felipe: Senor, muéstranos al Padre y nos basta. 4Le dice Jesûs: /.Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me habéis conocido? Felipe, el que me ve a mi, ve también a mi Padre (Jn 14,6-9). 5E1 Padre habita en una luz inaccesible (cf. 1 Tim 6,16), y Dios es espiritu (Jn 4,24), y a Dios nadie lo ha visto jamas (Jn 1,18). 6Por eso no puede ser visto sino en el espiritu, porque el espiritu es el que vivifica; la carne no aprovecha para nada (Jn 6,64). 7Pero ni el Hijo, en lo que es igual al Padre, es visto por nadie de otra manera que el Padre, de otra manera que el Espiritu Santo. 8De donde todos los que vieron al Senor Jesûs segûn la humanidad, y no vieron y creyeron segûn el espiritu y la divinidad que él era el verdadero Hijo de Dios, se condenaron. 9Asi también ahora, todos los que ven el sacramento, que se consagra por las palabras del Senor sobre el altar por mano del sacerdote en forma de pan y vino, y no ven y creen, segûn el espiritu y la divinidad, que sea verdaderamente el santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor Jesucristo, se condenan, lOcomo lo atestigua el mismo Altisimo, que dice: Esto es mi cuerpo y mi sangre dei nuevo testamento, [que sera derramada por muchos] (cf. Mc 14,22.24); lly: Quien corne mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna (cf. Jn 6,55). 12De donde el espiritu del Senor, que habita en sus fieles, es el que recibe el santisimo cuerpo y sangre del Senor. 13Todoslos otros que no participan del mismo espiritu y se atreven a recibirlo, comen y beben su condenaciôn (cf. 1 Cor 11,29). 14De donde: Hijos de los hombres, /.hasta cuândo seréis de pesado corazôn? (Sal 4,3). 15/,Por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? (cf. Jn 9,35). 16Ved que diariamente se humilia (cf. Fil 2,8), como cuando desde el trono real (Sab 18,15) vino al ûtero de la Virgen; 17diariamente viene a nosotros él mismo apareciendo humilde; 18diariamente desciende del seno del Padre (cf. Jn 1,18) sobre el altar en las manos del sacerdote. 19Y como se mostrô a los santos apôstoles en carne verdadera, asi también ahora se nos muestra a nosotros en el pan sagrado. 20Y como ellos, con la mirada de su came, solo veian la came de él, pero, contemplândolo con ojos espirituales, creian que él era Dios, 21 asi también nosotros, viendo el pan y el vino con los ojos corporales, veamos y creamos firmemente que es su santisimo cuerpo y sangre vivo y verdadero. 22Y de este modo siempre esta el Senor con sus fieles, como él mismo dice: 3 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumaciôn dei siglo (cf. Mt 28,20). Cap. II: Del mal de la propia voluntad IDijo el Senor a Adân: Come de todo ârbol, pero del ârbol de la ciencia del bien y del mal no comas (cf. Gén 2,16.17). 2Podia corner de todo ârbol del paraiso, porque, mientras no contravino a la obediencia, no pecô. 3Corne, en efecto, del ârbol de la ciencia del bien, aquel que se apropia su voluntad y se enaltece del bien que el Senor dice y obra en él; 4y asi, por la sugestiôn del diablo y la transgresiôn del mandamiento, vino a ser la manzana de la ciencia del mal. 5De donde es necesario que sufra la pena. Cap. III: De la perfecta obediencia IDice el Senor en el Evangelio: El que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser discipulo mio (Le 14,33); 2y: El que quiera salvar su vida, la perderâ (Le 9,24). 3Deja todo lo que posee y pierde su cuerpo el hombre que se ofrece a si mismo todo entero a la obediencia en manos de su prelado. 4Y todo lo que hace y dice que él sepa que no es contra la voluntad del prelado, mientras sea bueno lo que hace, es verdadera obediencia. 5 Y si alguna vez el sùbdito ve cosas mejores y mâs ùtiles para su aima que aquellas que le ordena el prelado, sacrifique voluntariamente sus cosas a Dios, y apliquese en cambio a cumplir con obras las cosas que son del prelado. 6Pues ésta es la obediencia caritativa (cf. 1 Pe 1,22), porque satisface a Dios y al prôjimo. 7Pero si el prelado le ordena algo que sea contra su alma, aunque no le obedezea, sin embargo no lo abandone. 8Y si a causa de eso sufriera la persecution de algunos, âmelos mâs por Dios. 9Pues quien sufre la persecution antes que querer separarse de sus hermanos, verdaderamente permanece en la perfecta obediencia, porque da su vida (cf. Jn 15,13) por sus hermanos. lOPues hay muchos religiosos que, so pretexto de que ven cosas mejores que las que les ordenan sus prelados, miran atrâs (cf. Le 9,62) y vuelven al vômito de la propia voluntad (cf. Prov 26,11; 2 Pe 2,22); lléstos son homicidas y, a causa de sus mal os ejemplos, hacen que se pierdan muchas aimas. Cap. IV: Que nadie se apropie la prelacia INo he venido a ser servido, sino a servir, dice el Senor (cf. Mt 20,28). 2Aquellos que han sido constituidos sobre los otros, glorieuse de esa prelacia tanto, cuanto si 4 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS hubiesen sido destinados al oficio de lavar los pies a los hermanos. 3 Y cuanto mas se turban por la pérdida de la prelacia que por la pérdida del oficio de lavar los pies, tanto mas acumulan en la boisa para peligro de su aima (cf. Jn 12,6). Cap. V: Que nadie se ensoberbezca, sino que se glorie en la cruz del Senor 1 Considera, oh hombre, en cuân grande excelencia te ha puesto el Senor Dios, porque te creô y formô a imagen de su amado Hijo segùn el cuerpo, y a su semejanza (cf. Gén 1,26) segùn el espiritu. 2Y todas las criaturas que hay bajo el cielo, de por si, sirven, conocen y obedecen a su Creador mejor que tù. 3Y aun los demonios no lo crucificaron, sino que tu, con ellos, lo crucificaste y todavia lo crucificas deleitândote en vicios y pecados. 4^De qué, por consiguiente, puedes gloriarte? 5Pues, aunque fueras tan sutil y sabio que tuvieras toda la ciencia (cf. 1 Cor 13,2) y supieras interpretar todo género de lenguas (cf. 1 Cor 12,28) e investigar sutilmente las cosas celestiales, de ninguna de estas cosas puedes gloriarte; 6porque un solo demonio supo de las cosas celestiales y ahora sabe de las terrenas mas que todos los hombres, aunque hubiera alguno que hubiese recibido del Senor un conocimiento especial de la suma sabiduria. 7De igual manera, aunque fueras mas hermoso y mas rico que todos, y aunque también hicieras maravillas, de modo que ahuyentaras a los demonios, todas estas cosas te son contrarias, y nada te pertenece, y no puedes en absoluto gloriarte en ellas; 8por el contrario, en esto podemos gloriarnos: en nuestras enfermedades (cf. 2 Cor 12,5) y en llevar a cuestas a diario la santa cruz de nuestro Senor Jesucristo (cf. Le 14,27). Cap. VI: De la imitaciôn del Senor iConsideremos todos los hermanos al buen pastor, que por salvar a sus ovejas sufriô la pasiôn de la cruz. 2Las ovejas del Senor le siguieron en la tribulaciôn y la persecution, en la vergüenza y el hambre, en la enfermedad y la tentation, y en las demâs cosas; y por esto recibieron del Senor la vida sempiterna. 3De donde es una gran vergüenza para nosotros, siervos de Dios, que los santos hicieron las obras y nosotros, recitândolas, queremos recibir gloria y honor. Cap. VII: Que el buen obrar siga a la ciencia IDice el Apôstol: La letra mata, pero el espiritu vivifica (2 Cor 3,6). 2Son 5 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS matados por la letra aquellos que ùnicamente desean saber las palabras solas, para ser tenidos por mas sabios entre los otros y poder adquirir grandes riquezas que dar a consanguineos y amigos. 3Y son matados por la letra aquellos religiosos que no quieren seguir el espiritu de la divina letra, sino que desean mas bien saber ùnicamente las palabras e interpretarlas para los otros. 4Y son vivificados por el espiritu de la divina letra aquellos que no atribuyen al cuerpo toda la letra que saben y desean saber, sino que, con la palabra y el ejemplo, la devuelven al altisimo Senor Dios, de quien es todo bien. Cap. VIII: Del pecado de envidia, que se ha de evitar IDice el Apôstol: Nadie puede decir: Senor Jesûs, sino en el Espiritu Santo (1 Cor 12,3); 2y: No hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno (Rom 3,12). 3Por consiguiente, todo el que envidia a su hermano por el bien que el Senor dice y hace en él, incurre en el pecado de blasfemia, porque envidia al mismo Altisimo (cf. Mt 20,15), que dice y hace todo bien. Cap. IX: Del amor IDice el Senor: Amad a vuestros enemigos, [haced el bien a los que os odian, y orad por los que os persiguen y calumnian] (Mt 5,44). 2En efecto, ama de verdad a su enemigo aquel que no se duele de la injuria que le hace, 3sino que, por amor de Dios, se consume por el pecado del aima de su enemigo. 4Y muéstrele su amor con obras. Cap. X: Del castigo del cuerpo IHay muchos que, cuando pecan o reciben una injuria, con frecuencia acusan al enemigo o al prôjimo. 2Pero no es asi, porque cada uno tiene en su poder al enemigo, es decir, al cuerpo, por medio del cual peca. 3Por eso, bienaventurado aquel siervo (Mt 24,46) que tiene siempre cautivo a tal enemigo entregado en su poder, y se guarda sabiamente de él; 4porque, mientras haga esto, ningùn otro enemigo, visible o invisible, podrâ danarle. Cap. XI: Que nadie se altéré por el pecado de otro 6 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 1 Al siervo de Dios nada debe desagradarle, excepto el pecado. 2Y de cualquier modo que una persona peque, si por esto el siervo de Dios se turba y se encoleriza, y no por caridad, atesora para si una culpa (cf. Rom 2,5)· 3E1 siervo de Dios que no se encoleriza ni se conturba por cosa alguna, vive rectamente sin propio. 4Y bienaventurado aquel que no retiene nada para si, devolviendo al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios (Mt 22,21). Cap. XII: De cômo conocer el espiritu del Senor lAsi se puede conocer si el siervo de Dios tiene el espiritu del Senor: 2si, cuando el Senor obra por medio de él algùn bien, no por eso su carne se exalta, porque siempre es contraria a todo lo bueno, 3sino que, mas bien, se tiene por mâs vil ante sus propios ojos y se estima menor que todos los otros hombres. Cap. XIII: De la paciencia IBienaventurados los pacificos, porque serân llamados hijos de Dios (Mt 5,9). El siervo de Dios no puede conocer cuânta paciencia y humildad tiene en si, mientras todo le suceda a su satisfaction. 2Pero cuando venga el tiempo en que aquellos que deberian causarie satisfaction, le hagan lo contrario, cuanta paciencia y humildad tenga entonces, tanta tiene y no mâs. Cap. XIV: De la pobreza de espiritu IBienaventurados los pobres de espiritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3). 2Hay muchos que, perseverando en orationes y oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, 3pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados enseguida se perturban. 4Estos no son pobres de espiritu, porque quien es de verdad pobre de espiritu, se odia a si mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (cf. Mt 5,39). Cap. XV: De la paz IBienaventurados los pacificos, porque serân llamados hijos de Dios (Mt 5,9). 7 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 2Son verdaderamente pacificos aquellos que, con todo lo que padecen en este siglo, por el amor de nuestro Senor Jesucristo, conservan la paz en el aima y en el cuerpo. Cap. XVI: De la limpieza del corazôn IBienaventurados los limpios de corazôn, porque ellos verân a Dios (Mt 5,8). 2Son verdaderamente limpios de corazôn quienes desprecian las cosas terrenas, buscan las celestiales y no dejan nunca de adorar y ver, con corazôn y aima limpios, al Senor Dios vivo y verdadero. Cap. XVII: Del humilde siervo de Dios IBienaventurado aquel siervo (Mt 24,46) que no se exalta mas del bien que el Senor dice y obra por medio de él, que del que dice y obra por medio de otro. 2Peca el hombre que quiere recibir de su prôjimo mas de lo que él no quiere dar de si al Senor Dios. Cap. XVIII: De la compasiôn del prôjimo IBienaventurado el hombre que soporta a su prôjimo segùn su fragilidad en aquello en que querria ser soportado por él, si estuviera en un caso semejante (Gai 6,2; Mt 7,12). 2Bienaventurado el siervo que devuelve todos los bienes al Senor Dios, porque quien retiene algo para si, esconde en si el dinero de su Senor Dios (Mt 25,18), y lo que creia tener se le quitarâ (Le 8,18). Cap. XIX: Del humilde siervo de Dios IBienaventurado el siervo que no se tiene por mejor cuando es engrandecido y exaltado por los hombres, que cuando es tenido por vil, simple y despreciado, 2porque cuanto es el hombre delante de Dios, tanto es y no mas. 3 j Ay de aquel religioso que ha sido puesto en lo alto por los otros, y por su voluntad no quiere descender! 4Y bienaventurado aquel siervo (Mt 24,46) que no es puesto en lo alto por su voluntad, y siempre desea estar bajo los pies de los otros. 8 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Cap. XX: Del religioso bueno y dei religioso vano IBienaventurado aquel religioso que no encuentra placer y alegria sino en las santisimas palabras y obras del Senor, 2y con ellas conduce a los hombres al amor de Dios con gozo y alegria (cf. Sal 50,10). 3jAy de aquel religioso que se deleita en las palabras ociosas y vanas y con ellas conduce a los hombres a la risa! Cap. XXI: Del religioso frivolo y locuaz IBienaventurado el siervo que, cuando habla, no manifiesta todas sus cosas con miras a la recompensa, y no es ligero para hablar (cf. Prov 29,20), sino que prevé sabiamente lo que debe hablar y responder. 2j Ay de aquel religioso que no guarda en su corazôn los bienes que el Senor le muestra (cf. Le 2,19.51) y no los muestra a los otros con obras, sino que, con miras a la recompensa, ansia mas bien mostrarlos a los hombres con palabras! 3É1 recibe su recompensa (cf. Mt 6,2.16), y los oyentes sacan poco fruto. Cap. XXII: De la correcciôn IBienaventurado el siervo que soporta tan pacientemente la advertencia, acusaciôn y reprensiôn que procede de otro, como si procediera de si mismo. 2Bienaventurado el siervo que, reprendido, benignamente asiente, con vergüenza se somete, humildemente confiesa y gozosamente satisface. 3Bienaventurado el siervo que no es ligero para excusarse, sino que humildemente soporta la vergüenza y la reprensiôn de un pecado, cuando no incurriô en culpa. Cap. XXIII: De la humildad IBienaventurado el siervo a qui en se encuentra tan humilde entre sus sübditos, como si estuviera entre sus senores. 2Bienaventurado el siervo que permanece siempre bajo la vara de la correcciôn. 3Es siervo fiel y prudente (cf. Mt 24,45) el que, en todas sus ofensas, no tarda en castigarse interiormente por la contriciôn y exteriormente por la confesiôn y la satisfaction de obra. Cap. XXIV: Del verdadero amor 9 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DEASÎS Bienaventurado el siervo que ama tanto a su hermano cuando esta enfermo, que no puede recompensarle, como cuando esta sano, que puede recompensarle. Cap. XXV: De nuevo sobre lo mismo Bienaventurado el siervo que ama y respeta tanto a su hermano cuando esta lejos de él, como cuando esta con él, y no dice nada detrâs de él, que no pueda decir con caridad delante de él. Cap. XXVI: Que los siervos de Dios honren a los clérigos IBienaventurado el siervo que tiene fe en los clérigos que viven rectamente segùn la forma de la Iglesia Romana. 2Y jay de aquellos que los desprecian!; pues, aunque sean pecadores, nadie, sin embargo, debe juzgarlos, porque solo el Senor en persona se reserva el juzgarlos. 3Pues cuanto mayor es el ministerio que ellos tienen del santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor Jesucristo, que ellos reciben y ellos solos administran a los demâs, 4tanto mas pecado tienen los que pecan contra ellos, que los que pecan contra todos los demâs hombres de este mundo. Cap. XXVII: De la virtud que ahuyenta al vicio IDonde hay caridad y sabiduria, alli no hay temor ni ignorancia. 2Donde hay paciencia y humildad, alli no hay ira ni perturbaciôn. 3Donde hay pobreza con alegria, alli no hay codicia ni avaricia. 4Donde hay quietud y meditaciôn, alli no hay preocupaciôn ni vagancia. 5Donde esta el temor de Dios para custodiar su atrio (cf. Le 11,21), alli el enemigo no puede tener un lugar para entrar. 6Donde hay misericordia y discretion, alli no hay superfluidad ni endured mi ento. Cap. XXVIII: Hay que esconder el bien para que no se pierda 10 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS IBienaventurado el siervo que atesora en el cielo (cf. Mt 6,20) los bienes que el Senor le muestra, y no ansia manifestarios a los hombres con la mira puesta en la recompensa, 2porque el Altisimo en persona manifestarâ sus obras a todos aquellos a quienes le plazca. 3Bienaventurado el siervo que guarda en su corazôn los secretos del Senor (cf. Le 2,19.51). ALABANZAS DEL DIOS ALTISIMO [AID] ITù eres santo, Senor Dios ùnico, que haces maravillas (Sal 76,15). 2Tù eres fuerte, tù eres grande (cf. Sal 85,10), tù eres altisimo, tù eres rey omnipotente, tù, Padre santo (Jn 17,11), rey del cielo y de la tierra (cf. Mt 11,25). 3Tù eres trino y uno, Senor Dios de dioses (cf. Sal 135,2), tù eres el bien, todo el bien, el sumo bien, Senor Dios vivo y verdadero (cf. 1 Tes 1,9). 4Tù eres amor, caridad; tù eres sabiduria, tù eres humildad, tù eres paciencia (Sal 70,5), tù eres belleza, tù eres mansedumbre, tù eres seguridad, tù eres quietud, tù eres gozo, tù eres nuestra esperanza y alegria, tù eres justicia, tù eres templanza, tù eres toda nuestra riqueza a satisfaction. 5Τύ eres belleza, tù eres mansedumbre; tù eres protector (Sal 30,5), tù eres custodio y defensor nuestro; tu eres fortaleza (cf. Sal 42,2), tù eres refrigerio. 6Τύ eres esperanza nuestra, tù eres fe nuestra, tù eres caridad nuestra, tù eres toda dulzura nuestra, tù eres vida eterna nuestra: Grande y admirable Senor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador. ALABANZAS QUE SE HAN DE DECIR EN TODAS LAS HORAS [ALHOR] 1 Santo, santo, santo Senor Dios omnipotente, el que es y el que era y el que ha de venir (cf. Ap 4,8): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 2Digno eres, Senor Dios nuestro, de recibir la alabanza, la gloria y el honor y la bendiciôn (cf. Ap 4,11): 1 1 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DEASÎS Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 3Digno es el cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la divinidad y la sabiduria y la fortaleza y el honor y la gloria y la bendiciôn (Ap 5,12): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 4Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espiritu Santo: Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 5Criaturas todas del Senor, bendecid al Senor (Dan 3,57): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 6Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que teméis a Dios, pequenos y grandes (cf. Ap 19,5): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 7Los cielos y la tierra alâbenlo a él que es glorioso (cf. Sal 68,35; Sal Rom): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 8Y toda criatura que hay en el cielo y sobre la tierra, y las que hay debajo de la tierra y del mar, y las que hay en él (cf. Ap 5,13): Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 9Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo: Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. lOComo era en el principio y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos. 1 lOraciôn: Omnipotente, santisimo, altisimo y sumo Dios, todo bien, sumo bien, total bien, que eres el solo bueno (cf. Le 18,19), a ti te ofrezeamos toda alabanza, toda gloria, toda gracia, todo honor, toda bendiciôn y todos los bienes. Hâgase. Hâgase. Amén. 12 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS "AUDITE": CANTO DE EXHORTACIÔN PARA LAS DAMAS POBRES DE SAN DAMIAN [AUDITE] lEscuchad, pobrecillas, por el Senor Hamadas, que de muchas partes y provincias habéis sido congregadas: vivid siempre en la verdad, que en obediencia murais. 2No miréis a la vida de fuera, porque la del espiritu es mejor. Yo os ruego con gran amor que tengâis discretion de las limosnas que os da el Senor. 3Las que estân por enfermedad gravadas y las otras que por ellas estân fatigadas, unas y otras soportadlo en paz, 4porque muy cara venderéis esta fatiga, porque cada una sera reina en el cielo coronada con la Virgen Maria. BENDICION A Fr. BERNARDO [BenBer] 1 Escribe como te digo: 2E1 primer hermano que me dio el Senor fue fray Bernardo, y él fue el que primero comenzô y cumpliô perfectisimamente la perfection del santo 13 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Evangelio distribuyendo todos sus bienes a los pobres; 3por lo cual y por otras muchas prerrogativas, estoy obligado a amarlo mas que a ningùn otro hermano de toda la Religion. 4Por eso, quiero y mando, como puedo, que, quienquiera que sea ministro general, lo ame y honre como a mi mismo, 5y que también los otros ministros provinciales y los hermanos de toda la Religion lo tengan en vez de mi. BENDICION A Fr. LEON (BenL) 1E1 Senor te bendiga y te guarde; te muestre su faz y tenga misericordia de ti. 2Vuelva su rostro a ti y te dé la paz (Nùm 6,24-26). 3E1 Senor te bendiga, hermano Leon (cf. Nùm 6,27b). CÂNTICO DEL HERMANO SOL [Cânt] o ALABANZAS DE LAS CRIATURAS lAltisimo, omnipotente, buen Senor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendiciôn. 2A ti solo, Altisimo, corresponden, y ningùn hombre es digno de hacer de ti menciôn. 3Loado seas, mi Senor, con todas tus criaturas, especialmente el senor hermano sol, el cual es dia, y por el cual nos alumbras. 14 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASIS 4Y él es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altisimo, lleva significaciôn. 5Loado seas, mi Senor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas. 6Loado seas, mi Senor, por el hermano viento, y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo, por el cual a tus criaturas das sustento. 7Loado seas, mi Senor, por la hermana agua, la cual es muy ùtil y humilde y preciosa y casta. 8Loado seas, mi Senor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche, y él es bello y alegre y robusto y fuerte. 9Loado seas, mi Senor, por nuestra hermana la madré tierra, la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba. lOLoado seas, mi Senor, por aquellos que perdonan por tu am or, y soportan enfermedad y tribulaciôn. 1 IBienaventurados aquellos que las soporten en paz, porque por ti, Altisimo, coronados serân. 12Loado seas, mi Senor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningùn hombre viviente puede escapar. 13 i Ay de aquellos que mueran en pecado mortal ! : bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santisima voluntad, 15 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASIS porque la muerte segunda no les harâ mal. 14Load y bendecid a mi Senor, y dadle gracias y servi die con gran humildad. CARTA A SAN ANTONIO [CtaAnt] 1A fray Antonio, mi obispo, el hermano Francisco, salud. 2Me agrada que ensenes sagrada teologia a los hermanos, con tal que, en el estudio de la misma, no apagues el espiritu de oraciôn y devociôn, como se contiene en la Régla. CARTA A LAS AUTORIDADES DE LOS PUEBLOS [CtaA] IA todos los "podestà" y cônsules, jueces y gobernantes de toda la tierra y a todos los demâs a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro pequenuelo y despreciable siervo en el Senor Dios, os desea a todos vosotros salud y paz. 2Considerad y ved que el dia de la muerte se aproxima (cf. Gén 47,29). 30s ruego, por tanto, con la reverencia que puedo, que no echéis en olvido al Senor ni os apartéis de sus mandamientos a causa de los cuidados y preocupaciones de este siglo que tenéis, porque todos aquellos que lo echan al olvido y se apartan de sus mandamientos, son malditos (cf. Sal 118,21), y serân echados por él al olvido (Ez 33,13). 4Y cuando llegue el dia de la muerte, todo lo que creian tener, se les quitarâ (cf. Le 8,18). 5Y cuanto mas sabios y poderosos hayan sido en este siglo, tanto mayores tormentos sufrirân en el infierno (cf. Sab 6,7). 6Por lo que os aconsejo firmemente, como a senores mios, que, habiendo pospuesto todo cuidado y preocupaciôn, recibâis benignamente el santisimo cuerpo y la santisima sangre de nuestro Senor Jesucristo en santa memoria suya. 7Y tributad al Senor tanto honor en medio del pueblo que os ha sido encomendado, que cada tarde se anuncie por medio de pregonero o por medio de otra serial, que se rindan alabanzas y gracias por el pueblo entero al Senor Dios omnipotente. 8Y si no hacéis 16 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS esto, sabed que tendréis que dar cuenta ante el Senor Dios vuestro, Jesucristo, en el dia del juicio (cf. Mt 12,36). 9Los que guarden consigo este escrito y lo observen, sepan que son benditos del Senor Dios. CARTA A LOS CLÉRIGOSI [CtaClel] Primera redaction 1 Consideremos todos los clérigos el gran pecado e ignorancia que tienen algunos acerca del santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor Jesucristo, y de sus sacratisimos nombres, y de sus palabras escritas que consagran el cuerpo. 2Sabemos que no puede existir el cuerpo, si antes no es consagrado por la palabra. 3Nada, en efecto, tenemos ni vemos corporalmente en este siglo del Altisimo mismo, sino el cuerpo y la sangre, los nombres y las palabras, por las cuales hemos sido hechos y redimidos de la muerte a la vida (1 Jn 3,14). 4Por consiguiente, todos aquellos que administran tan santisimos misterios, y sobre todo quienes los administran indebidamente, consideren en su interior cuân viles son los calices, los corporales y los manteles donde se sacrifica el cuerpo y la sangre del mismo. 5Y hay muchos que lo colocan y lo abandonan en lugares viles, lo llevan miserablemente, y lo reciben indignamente, y lo administran a los demâs sin discernimiento. 6Asimismo, sus nombres y sus palabras escritas son a veces hollados con los pies; 7porque el hombre animal no percibe las cosas que son de Dios (1 Cor 2,14). 8^,No nos mueven a piedad todas estas cosas, siendo asi que el mismo piadoso Senor se entrega en nuestras manos, y lo tocamos y tomamos diariamente por nuestra boca? 9^ Acaso ignoramos que tenemos que caer en sus manos? lOPor consiguiente, enmendémonos de todas estas cosas y de otras pronta y firm emente; 1 ly dondequiera que estuviese indebidamente colocado y abandonado el santisimo cuerpo de nuestro Senor Jesucristo, que se retire de aquel lugar y que se ponga en un lugar precioso y que se cierre. 12Del mismo modo, dondequiera que se encuentren los nombres y las palabras escritas del Senor en lugares inmundos, que se recojan y se coloquen en lugar decoroso. 13Todos los clérigos estân obligados por encima de todo a observar todas estas cosas hasta el fin. 14Y los que no lo hagan, sepan que tendrân que dar cuenta ante nuestro Senor Jesucristo en el dia del juicio (cf. Mt 12,36). 15Quienes hagan copiar este escrito, para que sea mejor observado, sepan que son benditos del Senor Dios. 17 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS CARTA A LOS CLÉRIGOS II [CtaClel] Segunda redaction IConsideremos todos los clérigos el gran pecado e ignoranda que tienen algunos acerca del santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor Jesucristo, y de sus sacratisimos nombres, y de sus palabras escritas que consagran el cuerpo. 2Sabemos que no puede existir el cuerpo, si antes no es consagrado por la palabra. 3Nada, en efecto, tenemos ni vemos corporalmente en este siglo del Altisimo mismo, sino el cuerpo y la sangre, los nombres y las palabras, por las cuales hemos sido hechos y redimidos de la muerte a la vida (1 Jn 3,14). 4Por consiguiente, todos aquellos que administran tan santisimos ministerios, y sobre todo quienes los administran sin discernimiento, consideren en su interior cuân viles son los calices, los corporales y los manteles donde se sacrifica el cuerpo y la sangre de nuestro Senor. 5 Y hay muchos que lo abandonan en lugares viles, lo llevan miserablemente, y lo reciben indignamente, y lo administran a los demâs sin discernimiento. ôAsimismo, sus nombres y sus palabras escritas son a veces hollados con los pies; 7porque el hombre animal no percibe las cosas que son de Dios (1 Cor 2,14). 8/,Νο nos mueven a piedad todas estas cosas, siendo asi que el mismo piadoso Senor se entrega en nuestras manos, y lo tocamos y tomamos diariamente por nuestra boca? 9/, Acaso ignoramos que tenemos que caer en sus manos? lOPor consiguiente, enmendémonos de todas estas cosas y de otras pronta y firmemente; 1 ly dondequiera que estuviese indebidamente colocado y abandonado el santisimo cuerpo de nuestro Senor Jesucristo, que se retire de aquel lugar y que se ponga en un lugar precioso y que se cierre. 12Del mismo modo, dondequiera que se encuentren los nombres y las palabras escritas del Senor en lugares inmundos, que se recojan y se coloquen en un lugar decoroso. 13 Y sabemos que estamos obligados por encima de todo a observar todas estas cosas segùn los preceptos del Senor y las constituciones de la santa madré Iglesia. 14Y el que no lo haga, sepa que tendra que dar cuenta ante nuestro Senor Jesucristo en el dia del juicio (cf. Mt 12,36). 15Quienes hagan copiar este escrito, para que sea mejor observado, sepan que son benditos del Senor Dios. 18 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS CARTA A LOS CUSTODIOS I [CtaCusl] IA todos los custodios de los hermanos menores a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro siervo y pequenuelo en el Senor Dios, os desea salud con los nuevos signos del cielo y de la tierra, que son grandes y muy excelentes ante Dios, pero que son estimados en muy poco por muchos religiosos y por otros hombres. 20s ruego, mas que si se tratara de mi mismo, que, cuando os parezca bien y veâis que conviene, supliquéis humildemente a los clérigos que veneren sobre todas las cosas el santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor Jesucristo y sus santos nombres y sus palabras escritas que consagran el cuerpo. 3Los calices, los corporales, los ornamentos del altar y todo lo que concieme al sacrificio, deben tenerlos preciosos. 4Y si el santisimo cuerpo del Senor estuviera colocado en algùn lugar paupérrimamente, que ellos lo pongan y lo cierren en un lugar precioso segùn el mandato de la Iglesia, que lo lleven con gran veneraciôn y que lo administren a los otros con discernimiento. 5También los nombres y las palabras escritas del Senor, dondequiera que se encuentren en lugares inmundos, que se recojan y que se coloquen en un lugar decoroso. 6Y en toda predicaciôn que hagâis, recordad al pueblo la penitencia y que nadie puede salvarse, sino quien recibe el santisimo cuerpo y sangre del Senor (cf. Jn 6,54). 7Y cuando es consagrado por el sacerdote sobre el altar y cuando es llevado a alguna parte, que todas las gentes, de rodillas, rindan alabanzas, gloria y honor al Senor Dios vivo y verdadero. 8Y que de tal modo anunciéis y prediquéis a todas las gentes su alabanza, que, a toda hora y cuando suenan las campanas, siempre se tributen por el pueblo entero alabanzas y gracias al Dios omnipotente por toda la tierra. 9Y sepan que tienen la bendiciôn del Senor Dios y la mia todos mis hermanos custodios a los que llegue este escrito y lo copien y lo tengan consigo, y lo hagan copiar para los hermanos que tienen el oficio de la predicaciôn y la custodia de los hermanos, y prediquen hasta el fin todo lo que se contiene en este escrito. 10Y que esto sea para ellos como verdadera y santa obediencia. Amén. 19 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASIS CARTA A LOS CUSTODIOS II [CtaCusl] IA todos los custodies de los hermanos menores a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, el mas pequeho de los siervos de Dios, os desea salud y santa paz en el Senor. 2Sabed que a los ojos de Dios hay algunas cosas extremadamente altas y sublimes, que a veces son estimadas entre los hombres como viles y abyectas; 3y otras, que ante Dios son tenidas como vilisimas y abyectas, son apreciadas y extraordinarias entre los hombres. 40s ruego ante el Senor Dios nuestro, cuanto puedo, que deis a los obispos y a los otros clérigos las letras que tratan del santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor; 5y que retengâis en la memoria lo que os recomendamos acerca de esto. 6De las otras letras que os envio para que las deis a los "podestà", cônsules y gobernadores, y en las que se contiene que se publiquen por pueblos y plazas las alabanzas de Dios, haced en seguida muchas copias, 7y con gran diligencia ofrecédselas a aquellos a quienes deban darse. CARTA A LOS FIELESI [CtaFl] (Primera redacciôn) (Exhortaciôn a los hermanos y hermanas de la penitencia) jEn el nombre del Senor! Cap. I: De aquellos que hacen penitencia 1 Todos los que aman al Senor con todo el corazôn, con toda el aima y con toda la mente, con todas las fuerzas, y aman a sus prôjimos como a si mismos (cf. Mt 22,37.39; Mc 12,30), 2y odian a sus cuerpos con sus vicios y pecados, 3y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Senor Jesucristo, 4y hacen frutos dignos de penitencia: 5jOh cuân bienaventurados y benditos son ellos y ellas, mientras hacen taies cosas y en taies cosas perseveran!, ôporque descansarâ sobre ellos el espiritu del Senor (cf. Is 11,2) y harâ en ellos habitaciôn y morada (cf. Jn 14,23), 7y son hijos del Padre celestial (cf. Mt 5,45), cuyas obras hacen, y son esposos, hermanos y madrés de nuestro Senor Jesucristo (cf. Mt 12,50). 8Somos esposos cuando, por el Espiritu Santo, el alma fiel se une a nuestro 20 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Senor Jesucristo. 9Somos para él hermanos cuando hacemos la voluntad del Padre que esta en los cielos (Mt 12,50); lOmadres, cuando lo llevamos en nuestro corazôn y en nuestro cuerpo (cf. 1 Cor 6,20), por el amor divino y por una conciencia pura y sincera; y lo damos a luz por medio de obras santas, que deben iluminar a los otros como ejemplo (cf. Mt 5,16). lljOh euan glorioso, santo y grande es tener un Padre en los cielos! 12jOh cuân santo, consolador, bello y admirable, tener un tal esposo! 13 jOh cuân santo y cuân amado, placentero, humilde, pacifico, dulce, amable y sobre todas las cosas deseable, tener un tal hermano y un tal hijo: Nuestro Senor Jesucristo!, quien dio la vida por sus ovejas (cf. Jn 10,15) y orô al Padre diciendo: 14Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado en el mundo; tuyos eran y tù me los has dado (Jn 17,11 y 6). 15Y las palabras que tù me diste, se las he dado a ellos, y ellos las han recibido y han creido de verdad que sali de ti, y han conocido que tù me has enviado (Jn 17,8). 16Ruego por ellos y no por el mundo (cf. Jn 17,9). 17Bendicelos y santificalos, y por ellos me santificô a mi mismo (Jn 17,17.19). 18No ruego solo por ellos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, han de creer en mi (Jn 17,20), para que sean santificados en la unidad (cf. Jn 17,23), como nosotros (Jn 17,11). 19Y quiero, Padre, que, donde yo esté, estén también ellos conmigo, para que vean mi gloria (Jn 17,24) en tu reino (Mt 20,21). Amén. Cap. II: De aquellos que no hacen penitencia IPero todos aquellos y aquellas que no viven en penitencia, 2y no reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Senor Jesucristo, 3y se dedican a vicios y pecados, y que andan tras la mala concupiscencia y los malos deseos de su carne, 4y no guardan lo que prometieron al Senor, 5y sirven corporalmente al mundo con los deseos carnales y las preocupaciones dei siglo y los cuidados de esta vida: 6Apresados por el diablo, cuyos hijos son y cuyas obras hacen (cf. Jn 8,41), 7estân ci egos, porque no ven la verdadera luz, nuestro Senor Jesucristo. 8No tienen la sabiduria espiritual, porque no tienen al Hijo de Dios, que es la verdadera sabiduria del Padre; 9de ellos se dice: Su sabiduria ha sido devorada (Sal 106,27), y: Malditos los que se apartan de tus mandatos (Sal 118,21). lOVen y conocen, saben y hacen el mal, y ellos mismos, a sabiendas, pierden sus aimas. 11 Ved, ciegos, engahados por vuestros enemigos, por la came, el mundo y el diablo, que al cuerpo le es dulce hacer el pecado y le es amargo hacerlo servir a Dios; 12porque todos los vicios y pecados salen y proceden del corazôn de los hombres, como dice el Senor en el Evangelio (cf. Mc 7,21). 13Y nada tenéis en este siglo ni en el futuro. 14Y pensais poseer por largo tiempo las vanidades de este siglo, pero estais engahados, porque vendra el dia y la hora en los que no pensais, no sabéis e ignorais; enferma el 21 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS cuerpo, se aproxima la muerte y asi se muere de muerte amarga. 15Y dondequiera, cuando quiera, como quiera que muere el hombre en pecado mortal sin penitencia ni satisfaction, si puede satisfacer y no satisface, el diablo arrebata su aima de su cuerpo con tanta angustia y tribulation, que nadie puede saberlo sino el que las sufre. 16Y todos los talentos y poder y ciencia y sabiduria (2 Par 1,12) que pensaban tener, se les quitarâ (cf. Le 8,18; Mc 4,25). 17Y lo dejan a patientes y amigos; y ellos toman y dividen su hacienda, y luego dicen: Maldita sea su aima, porque pudo darnos mas y adquirir mas de lo que adquiriô. 18Los gusanos comen el cuerpo, y asi aquéllos perdieron el cuerpo y el aima en este breve siglo, e irân al infiemo, donde serân atormentados sin fin. 19A todos aquéllos a quienes lleguen estas letras, les rogamos, en la caridad que es Dios (cf. 1 Jn 4,16), que reciban benignamente, con amor divino, las susodichas odoriferas palabras de nuestro Senor Jesucristo. 20Y los que no saben leer, hagan que se las lean muchas veces; 21y reténganlas consigo junto con obras santas hasta el fin, porque son espiritu y vida (Jn 6,64). 22Y los que no hagan esto, tendrân que dar cuenta en el dia del juicio (cf. Mt 12,36), ante el tribunal de nuestro Senor Jesucristo (cf. Rom 14,10). CARTA A LOS FIELES Π [CtaF2] (Segunda redaction) En el nombre del Senor, Padre e Hijo y Espiritu Santo. Amén. 1A todos los cristianos religiosos, clérigos y laicos, hombres y mujeres, a todos los que habitan en el mundo entero, el hermano Francisco, su siervo y sùbdito: obsequio con reverencia, paz verdadera del cielo y sincera caridad en el Senor. 2Puesto que soy siervo de todos, estoy obligado a serviras a todos y a administraros las odoriferas palabras de mi Senor. 3Por eso, considerando en mi espiritu que no puedo visitaros a cada uno personalmente a causa de la enfermedad y debilidad de mi cuerpo, me he propuesto anunciaros, por medio de las présentes letras y de mensajeros, las palabras de nuestro Senor Jesucristo, que es la Palabra del Padre, y las palabras del Espiritu Santo, que son espiritu y vida (Jn 6,64). 22 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS [La Palabra del Padre encamada: el Senor Jesucristo] 4E1 altisimo Padre anunciô desde el cielo, por medio de su santo ângel Gabriel, esta Palabra del Padre, tan digna, tan santa y gloriosa, en el seno de la santa y gloriosa Virgen Maria, de cuyo seno recibiô la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad. 5É1, siendo rico (2 Cor 8,9), quiso sobre todas las cosas elegir, con la beatisima Virgen, su Madré, la pobreza en el mundo. 6Y cerca de la pasiôn, celebrô la Pascua con sus discipulos y, tornando el pan, dio las gracias y lo bendijo y lo partio dici endo: Tomad y corned, éste es mi cuerpo (Mt 26,26). 7Y tornando el câliz dijo: Esta es mi sangre del Nuevo Testamento, que sera derramada por vosotros y por muchos para remisiôn de los pecados (Mt 26,27). 8Después orô al Padre diciendo: Padre, si es posible, que pase de mi este câliz (Mt 26,39). 9Y se hizo su sudor como gotas de sangre que caian en tierra (Le 22,44). lOPuso, sin embargo, su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre, hâgase tu voluntad (Mt 26,42); no como yo quiero, sino como quieras tù (Mt 26,39). 11Y la voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, que él nos dio y que naciô por nosotros, se ofreciera a si mismo por su propia sangre como sacrificio y hostia en el ara de la cruz; 12no por si mismo, por quien fueron hechas todas las cosas (cf. Jn 1,3), sino por nuestros pecados, 13dejândonos ejemplo, para que sigamos sus huellas (cf. 1 Pe 2,21). 14Y quiere que todos nos salvemos por él y que lo recibamos con nuestro corazôn puro y nuestro cuerpo casto. 15Pero son pocos los que quieren recibirlo y ser salvos por él, aunque su yugo sea suave y su carga ligera (cf. Mt 11,30). [Prâctica de la vida cristiana] 16Los que no quieren gustar cuân suave sea el Senor (cf. Sal 33,9) y aman las tinieblas mas que la luz (Jn 3,19), no queriendo cumplir los mandamientos de Dios, son malditos; 17de ellos se dice por el profeta: Malditos los que se apartan de tus mandatos (Sal 118,21). 18Pero, joh cuân bienaventurados y benditos son aquellos que aman a Dios y hacen como dice el mismo Senor en el Evangelio: Amarâs al Senor tu Dios con todo el corazôn y con toda la mente, y a tu prôjimo como a ti mismo (Mt 22,37.39)! 19Por consiguiente, amemos a Dios y adorémoslo con corazôn puro y mente pura, porque él mismo, buscando esto sobre todas las cosas, dijo: Los verdaderos adoradores adorarân al Padre en espiritu y verdad (Jn 4,23). 20Pues todos los que lo adoran, lo deben adorar en el Espiritu de la verdad (cf. Jn 4,24). 21Y digâmosle alabanzas y oraciones dia y noche (Sal 31,4) diciendo: Padre nuestro, que estâs en el cielo (Mt 6,9), porque es preciso que oremos siempre y que no desfallezcamos (cf. Le 18,1). 23 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASIS 22Ciertamente debemos confesar al sacerdote todos nuestros pecados; y recibamos de él el cuerpo y la sangre de nuestro Senor Jesucristo. 23Quien no corne su carne y no bebe su sangre (cf. Jn 6,55. 57), no puede entrar en el reino de Dios (Jn 3,5). 24Sin embargo, que coma y beba dignamente, porque quien lo recibe indignamente, corne y bebe su propia condenaciôn, no distinguiendo el cuerpo del Senor (1 Cor 11,29), esto es, que no lo discierne. 25Ademâs, hagamos frutos dignos de penitencia (Le 3,8). 26Y amemos al prôjimo como a nosotros mismos (cf. Mt 22,39). 27Y si alguno no quiere amarlo como a si mismo, al menos no le cause mal, sino que le haga bien. 28Y los que han recibido la potestad de juzgar a los otros, ejerzan el juicio con misericordia, como ellos mismos quieren obtener dei Senor misericordia. 29Pues habrâ un juicio sin misericordia para aquellos que no hayan hecho misericordia (Sant 2,13). 30Asi pues, tengamos caridad y humildad; y hagamos limosnas, porque la limosna lava las aimas de las manchas de los pecados (cf. Tob 4,11; 12,9). 31En efecto, los hombres pierden todo lo que dejan en este siglo; llevan consigo, sin embargo, el precio de la caridad y las limosnas que hicieron, por las que tendrân del Senor premio y digna remuneraciôn. 32Debemos también ayunar y abstenernos de los vicios y pecados (cf. Eclo 3,32), y de lo superfluo en comidas y bebida, y ser catôlicos. 33Debemos también visitar las iglesias frecuentemente y venerar y reverenciar a los clérigos, no tanto por ellos mismos si fueren pecadores, sino por el oficio y administration del santisimo cuerpo y sangre de Cristo, que sacrifican en el altar, y reciben, y administran a los otros. 34Y sepamos todos firmemente que nadie puede salvarse sino por las santas palabras y por la sangre de nuestro Senor Jesucristo, que los clérigos dicen, anuncian y administran. 35Y ellos solos deben administrer, y no otros. 36Y especialmente los religiosos, que han renunciado al siglo, estân obligados a hacer mas y mayores cosas, pero sin omitir éstas (cf. Le 11,42). 37Debemos tener odio a nuestro cuerpo con sus vicios y pecados, porque dice el Senor en el Evangelio: Todos los males, vicios y pecados salen del corazôn (Mt 15,1819; Mc 7,23). 38Debemos amar a nuestros enemigos y hacer bien a los que nos tienen odio (cf. Mt 5,44; Le 6,27). 39Debemos observar los preceptos y consejos de nuestro Senor Jesucristo. 40Debemos también negarnos a nosotros mismos (cf. Mt 16,24) y poner nuestro cuerpo bajo el yugo de la servidumbre y de la santa obediencia, como cada uno lo haya prometido al Senor. 41Y que ningùn hombre esté obligado por obediencia a obedecer a nadie en aquello en que se comete delito o pecado. 42Mas aquel a quien se ha encomendado la obediencia y que es tenido como el mayor, sea como el menor (Le 22,26) y siervo de los otros hermanos. 43 Y haga y tenga 24 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS para con cada uno de sus hermanos la misericordia que querria se le hiciera a él, si estuviese en un caso semejante (cf. Mt 7,12). 44Y no se irrite contra el hermano por el delito del mismo hermano, sino que, con toda paciencia y humildad, amonéstelo benignamente y sopôrtelo. 45No debemos ser sabios y prudentes segùn la carne, sino que, por el contrario, debemos ser sencillos, humildes y puros. 46Y tengamos nuestro cuerpo en oprobio y desprecio, porque todos, por nuestra culpa, somos misérables y pûtridos, hediondos y gusanos, como dice el Senor por el profeta: Yo soy gusano y no hombre, oprobio de los hombres y desprecio de la plebe (Sal 21,7). 47Nunca debemos desear estar por encima de los otros, sino que, por el contrario, debemos ser siervos y estar sujetos a toda humana criatura por Dios (1 Pe 2,13). [Bienaventuranza de la vida teologal] 48Y sobre todos ellos y ellas, mientras hagan taies cosas y perseveren hasta el fin, descansarâ el espiritu del Senor (Is 11,2) y harâ en ellos habitation y morada (cf. Jn 14,23). 49Y serân hijos del Padre celestial (cf. Mt 5,45), cuyas obras hacen. 50Y son esposos, hermanos y madrés de nuestro Senor Jesucristo (cf. Mt 12,50). 51Somos esposos cuando, por el Espiritu Santo, el aima fiel se une a Jesucristo. 52Somos ciertamente hermanos cuando hacemos la voluntad de su Padre, que esta en el cielo (cf. Mt 12,50); 53madres, cuando lo llevamos en nuestro corazôn y en nuestro cuerpo (cf. 1 Cor 6,20), por el amor y por una conciencia pura y sincera; y lo damos a luz por medio de obras santas, que deben iluminar a los otros como ejemplo (cf. Mt 5,16). 54jOh euan glorioso y santo y grande, tener un Padre en los cielos! 55jOh cuân santo, consolador, bello y admirable, tener un esposo! 56jOh cuân santo y cuân amado, placentero, humilde, pacifico, dulce, amable y sobre todas las cosas deseable, tener un tal hermano y un tal hijo!, que dio su vida por sus ovejas (cf. Jn 10,15) y orô al Padre por nosotros diciendo: Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado (Jn 17,11). 57Padre, todos los que me has dado en el mundo eran tuyos y tù me los has dado (Jn 17,6). 58Y las palabras que tù me diste se las he dado a ellos; y ellos las han recibido y han reconocido verdaderamente que sali de ti, y han creido que tù me has enviado (Jn 17,8); ruego por ellos y no por el mundo (cf. Jn 17,9); bendicelos y santificalos (Jn 17,17). 59Y por ellos me santifico a mi mismo, para que sean santificados en (Jn 17,19) la unidad, como también nosotros (Jn 17,11) lo somos. 60Y quiero, Padre, que, donde yo esté, estén también ellos conmigo, para que vean mi gloria (Jn 17,24) en tu reino (Mt 20,21). 25 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 61Y a aquel que tanto ha soportado por nosotros, que tantos bienes nos ha traido y nos traerâ en el futuro, y a Dios, toda criatura que hay en los cielos, en la tierra, en el mar y en los abismos rinda alabanza, gloria, honor y bendiciôn (cf. Ap 5,13), 62porque él es nuestro poder y nuestra fortaleza, y solo él es bueno, solo él altisimo, solo él omnipotente, admirable, glorioso y solo él santo, laudable y bendito por los infinitos siglos de los siglos. Amén. [De los que no hacen penitencia] 63Pero todos aquellos que no viven en penitencia, y no reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Senor Jesucristo, 64y se dedican a vicios y pecados; y los que andan iras la mala concupiscencia y los malos deseos, y no guardan lo que prometieron, 65y sirven corporalmente al mundo con los deseos carnales, los cuidados y preocupaciones de este siglo y los cuidados de esta vida, 66enganados por el diablo, cuyos hijos son y cuyas obras hacen (cf. Jn 8,41), estân ci egos, porque no ven la verdadera luz, nuestro Senor Jesucristo. 67No tienen la sabiduria espiritual, porque no tienen en si al Hijo de Dios, que es la verdadera sabiduria del Padre; de ellos se dice: Su sabiduria ha sido devorada (Sal 106,27). 68Ven, conocen, saben y hacen el mal; y ellos mismos, a sabiendas, pierden sus almas. 69Ved, ciegos, enganados por nuestros enemigos, a saber, por la carne, el mundo y el diablo, que al cuerpo le es dulce hacer el pecado y amargo servir a Dios, porque todos los males, vicios y pecados salen y proceden del corazôn de los hombres, como dice el Senor en el Evangelio (cf. Mc 7,21.23). 70Y nada tenéis en este siglo ni en el futuro. 71Pensâis poseer por largo tiempo las vanidades de este siglo, pero estais enganados, porque vendra el dia y la hora en los que no pensais y no sabéis e ignorais. 72Enferma el cuerpo, se aproxima la muerte, vienen los parientes y amigos diciendo: Dispôn de tus bienes. 73He aqui que su mujer y sus hijos y los parientes y amigos fingen llorar. 74Y mirando alrededor los ve llorando, se mueve por un mal movimiento, y pensando dentro de si dice: He aqui mi aima y mi cuerpo y todas mis cosas, que pongo en vuestras manos. 75Verdaderamente es maldito este hombre, que confia y expone su aima y su cuerpo y todas sus cosas en tales manos; 76por eso el Senor dice por el profeta: Maldito el hombre que confia en el hombre (Jer 17,15). 77Y al punto hacen venir al sacerdote; el sacerdote le dice: «^Quieres recibir la penitencia de todos tus pecados?» 78Responde: «Quiero». «^Quieres satisfacer segùn puedes, con tus bienes, por tus pecados y por aquello en que defraudaste y enganaste a la gente?» 79Responde: «No». Y el sacerdote le dice: «0Por qué no?» 80«Porque lo he dejado todo en manos de los parientes y amigos.» 81Y comienza a perder el habla, y asi muere aquel 26 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS miserable. 82Y sepan todos que dondequiera y como qui era que muera el hombre en pecado mortal sin satisfaction -si podia satisfacer y no satisfizo-, el diablo arrebata su aima de su cuerpo con tanta angustia y tribulation, cuanta ninguno puede saberlo, sino el que las sufre. 83Y todos los talentos y poder y ciencia que pensaba tener (cf. Le 8,18), se le quitarâ (Mc 4,25). 84Y lo déjà a parientes y amigos, y ellos tomarân y dividirân su hacienda, y luego dirân: «Maldita sea su aima, porque pudo darnos mas y adquirir mas de lo que adquiriô». 85Los gusanos comen el cuerpo; y asi aquél pierde el cuerpo y el aima en este breve siglo, e ira al infiemo, donde sera atormentado sin fin. [Despedida] 86En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo. Amén. 87Yo, el hermano Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y os conjuro, en la caridad que es Dios (cf. 1 Jn 4,16) y con la voluntad de besaros los pies, que recibâis con humildad y caridad éstas y las demâs palabras de nuestro Senor Jesucristo, y que las pongâis por obra y las observéis. 88Y a todos aquellos y aquellas que las reciban benignamente, las entiendan y envien copia de las mismas a otros, y si en ellas perseveran hasta el fin (Mt 24,13), bendigalos el Padre y el Hijo y el Espiritu Santo. Amén. CARTA A Fr. LEON [CtaL] IHermano Leon, tu hermano Francisco te desea salud y paz. 2Asi te digo, hijo mio, como una madré, que todo lo que hemos hablado en el camino, brevemente lo resumo y aconsejo en estas palabras, y si después tù necesitas venir a mi por consejo, pues asi te aconsejo: 3Cualquiera que sea el modo que mejor te parezea de agradar al Senor Dios y seguir sus huellas y pobreza, hazlo con la bendiciôn del Senor Dios y con mi obediencia. 4Y si te es necesario en cuanto a tu aima, para mayor consuelo tuyo, y quieres, Leon, venir a mi, ven. 27 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS CARTA A UN MIMSTRO [CtaM] 1A fray N., ministro: El Senor te bendiga (cf. Nùm 6,24). 2Acerca dei caso de tu aima, te digo, como puedo, que todo aquello que te impide amar al Senor Dios, y quienquiera que sea para ti un impedimento, trâtese de frailes o de otros, aun cuando te azotaran, debes tenerlo todo por gracia. 3 Y asi lo quieras y no otra cosa. 4Y tenlo esto por verdadera obediencia al Senor Dios y mi, porque sé firmemente que ésta es verdadera obediencia. 5 Y ama a aquellos que te hacen esto. 6Y no quieras de ellos otra cosa, sino cuanto el Senor te dé. 7Y âmalos en esto; y no quieras que sean mejores cristianos. 8Y que esto sea para ti mas que el eremitorio. 9Y en esto quiero conocer si tù amas al Senor y a mi, siervo suyo y tuyo, si hicieras esto, a saber, que no haya hermano alguno en el mundo que haya pecado todo cuanto haya podido pecar, que, después que haya visto tus ojos, no se marche jamâs sin tu misericordia, si pide misericordia. 10Y si él no pidiera misericordia, que tù le preguntes si quiere misericordia. 11Y si mil veces pecara después delante de tus ojos, âmalo mas que a mi para esto, para que lo atraigas al Senor; y ten siempre misericordia de tales hermanos. 12Y, cuando puedas, haz saber a los guardianes que, por tu parte, estas resuelto a obrar asi. 13 Y de todos los capitules de la Régla que hablan de los pecados mortales, con la ayuda del Senor, en el capitulo de Pentecostés, con el consejo de los hermanos, haremos un capitulo de este tenor: 14Si alguno de los hermanos, por instigation del enemigo, pecara mortalmente, esté obligado por obediencia a recurrir a su guardian. 15Y todos los hermanos que sepan que ha pecado, no lo avergüencen ni lo difamen, sino tengan gran misericordia de él, y mantengan muy oculto el pecado de su hermano; porque no necesitan médico los sanos sino los que estân mal (Mt 9,12). 16De igual modo, estén obligados por obediencia a enviarlo a su custodio con un companero. 17Y el custodio mismo que lo atienda con misericordia, como él querria que se le atendiera, si estuviese en un caso semejante (cf. Mt 7,12). 18Y si cayera en un pecado venial, confiéselo a un hermano suyo sacerdote. 19Y si no hubiera alii sacerdote, confiéselo aun hermano suyo, hasta que tenga un sacerdote que lo absuelva canônicamente, como se ha dicho. 20Y éstos no tengan en absoluto potestad de imponer otra penitencia sino ésta: Vete, y no quieras pecar mas (cf. Jn 8,11). 21 Para que este escrito sea mejor observado, tenlo contigo hasta Pentecostés; alli estarâs con tus hermanos. 22Y, con la ayuda del Senor Dios, procuraréis completar estas cosas y todas las otras que se echan de menos en la Régla. 28 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS CARTA A TODA LA ORDEN [CtaO] lEn el nombre de la suma Trinidad y de la santa Unidad, Padre e Hijo y Espiritu Santo. Amén. 2A todos los reverendos y muy amados hermanos, a fray A., ministro general de la religion de los Hermanos Menores, su senor, y a los demâs ministros generales que lo serân después de él, y a todos los ministros y custodios y sacerdotes de la misma fraternidad, humildes en Cristo, y a todos los hermanos sencillos y obedientes, primeras y ùltimos, 3el hermano Francisco, hombre vil y caduco, vuestro pequenuelo siervo, os desea salud en aquel que nos redimiô y nos lavô en su preciosisima sangre (cf. Ap 1,5); 4al oir su nombre, adoradlo con temor y reverenda, rostro en tierra (cf. 2 Esd 8,6); su nombre es Senor Jesucristo, Hijo del Altisimo (cf. Le 1,32), que es bendito por los siglos (Rom 1,25). 5Oid, senores hijos y hermanos mios, y prestad oidos a mis palabras (Hch 2,14). 6Inclinad el oido (Is 55,3) de vuestro corazôn y obedeced a la voz del Hijo de Dios. 7Guardad en todo vuestro corazôn sus mandamientos y cumplid perfectamente sus consejos. 8Confesadlo, porque es bueno (Sal 135,1), y ensalzadlo en vuestras obras (Tob 13,6); 9porque por esa razon os ha enviado al mundo entero, para que de palabra y de obra deis testimonio de su voz y hagâis saber a todos que no hay omnipotente sino él (cf. Tob 13,4). lOPerseverad en la disciplina (Heb 12,7) y en la santa obediencia, y lo que le prometisteis con bueno y firme proposito cumplidlo. HComo a hijos se nos ofrece el Senor Dios (Heb 12,7). 12Asi pues, os ruego a todos vosotros, hermanos, besândoos los pies y con la caridad que puedo, que manifestéis toda reverencia y todo honor, tanto cuanto podâis, al santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor Jesucristo, 13en el cual las cosas que hay en los cielos y en la tierra han sido pacificadas y reconciliadas con el Dios omnipotente (cf. Col 1,20). [A los hermanos sacerdotes] 14Ruego también en el Senor a todos mis hermanos sacerdotes, los que son y serân y desean ser sacerdotes del Altisimo, que siempre que quieran celebrar la misa, 29 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS puros y puramente hagan con reverencia el verdadero sacrificio del santisimo cuerpo y sangre de nuestro Senor Jesucristo, con intenciôn santa y limpia, y no por cosa alguna terrena ni por temor o amor de hombre alguno, como para agradar a los hombres (cf. Ef 6,6; Col 3,22); 15sino que toda la voluntad, en cuanto la gracia la ayude, se dirija a Dios, deseando agradar al solo sumo Senor en persona, porque alli solo él mismo obra como le place; 16porque, como él mismo dice: Haced esto en memoria mia (Le 22,19; 1 Cor 11,24); si alguno lo hace de otra manera, se convierte en Judas el traidor, y se hace reo del cuerpo y de la sangre del Senor (cf. 1 Cor 11,27). 17Recordad, hermanos mios sacerdotes, lo que esta escrito de la ley de Moisés, cuyo transgresor, aun en cosas materiales, moria sin misericordia alguna por sentencia del Senor (cf. Heb 10,28). 18jCuânto mayores y peores suplicios merecerâ padecer quien pisotee al Hijo de Dios y profane la sangre de la alianza, en la que fue santificado, y ultraje al Espiritu de la gracia! (Heb 10,29). 19Pues el hombre desprecia, profana y pisotea al Cordero de Dios cuando, como dice el Apôstol, no distingue (1 Cor 11,29) ni disci erne el santo pan de Cristo de los otros alimentos y obras, y o bien lo corne siendo indigno, o bien, aunque sea digno, lo come vana e indignamente, siendo asi que el Senor dice por el profeta: Maldito el hombre que hace la obra de Dios fraudulentamente (cf. Jer 48,10). 20Y a los sacerdotes que no quieren poner esto en su corazôn de veras los condena diciendo: Maldeciré vuestras bendiciones (Mal 2,2). 210idme, hermanos mios: Si la bienaventurada Virgen es de tal suerte honrada, como es digno, porque lo llevô en su santisimo seno; si el Bautista bienaventurado se estremeciô y no se atreve a tocar la cabeza santa de Dios; si el sepulcro, en el que yaciô por algùn tiempo, es venerado, 22jcuân santo, justo y digno debe ser quien toca con sus manos, toma en su corazôn y en su boca y da a los demâs para que lo tomen, al que ya no ha de morir, sino que ha de vivir eternamente y ha sido glorificado, a quien los ângeles desean contemplar! (1 Pe 1,12). 23Ved vuestra dignidad, hermanos sacerdotes (cf. 1 Cor 1,26), y sed santos, porque él es santo (cf. Lev 19,2). 24Y asi como el Senor Dios os ha honrado a vosotros sobre todos por causa de este ministerio, asi también vosotros, sobre todos, amadlo, reverenciadlo y honradlo. 25Gran miseria y miserable debilidad, que cuando lo tenéis tan présente a él en persona, vosotros os preocupéis de cualquier otra cosa en todo el mundo. 26jTiemble el hombre entero, que se estremezca el mundo entero, y que el cielo exulte, cuando sobre el altar, en las manos del sacerdote, esta Cristo, el Hijo del Dios vivo (Jn 11,27)! 27jOh admirable celsitud y asombrosa condescendenda! jOh humildad sublime! jOh sublimidad humilde, pues el Senor dei universo, Dios e Hijo de Dios, de tal manera se humilia, que por nuestra salvaciôn se esconde bajo una pequena forma de pan! 30 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 28Ved, hermanos, la humildad de Dios y derramad ante él vuestros corazones (Sal 61,9); humillaos también vosotros para que seâis ensalzados por él (cf. 1 Pe 5,6; Sant 4,10). 29Por consiguiente, nada de vosotros retengâis para vosotros, a fin de que os reciba todo enteros el que se os ofirece todo entero. 30Amonesto por eso y exhorto en el Senor que, en los lugares en que moran los hermanos, se celebre solamente una misa por dia, segùn la forma de la santa Iglesia. 31Y si en un lugar hubiera muchos sacerdotes, que el uno se contente, por amor de la caridad, con oir la celebration del otro sacerdote; 32porque el Senor Jesucristo colma a los présentes y a los ausentes que son dignos de él. 33E1 cual, aunque se vea que esta en muchos lugares, permanece, sin embargo, indivisible y no conoce detrimento alguno, sino que, siendo uno en todas partes, obra como le place con el Senor Dios Padre y el Espiritu Santo Parâclito por los siglos de los siglos. Amén. [A todos los hermanos] 34Y, porque el que es de Dios oye las palabras de Dios (cf. Jn 8,47), debemos, en consecuencia, nosotros, que mas especialmente estamos dedicados a los divinos oficios, no solo oir y hacer lo que dice Dios, sino también custodiar los vasos y los demas libros litûrgicos, que contienen sus santas palabras, para que nos pénétré la celsitud de nuestro Creador y nuestra sumisiôn al mismo. 35Por eso, amonesto a todos mis hermanos y los animo en Cristo para que, en cualquier parte en que encuentren palabras divinas escritas, las veneren como puedan, 36y, por lo que a ellos respecta, si no estân bien guardadas o se encuentran indecorosamente esparcidas en algùn lugar, las recojan y las guarden, honrando al Senor en las palabras que hablô (3 Re 2,4). 37Pues muchas cosas son santificadas por las palabras de Dios (cf. 1 Tim 4,5), y el sacramento del altar se realiza en virtud de las palabras de Cristo. 38Ademâs, yo confieso todos mis pecados al Senor Dios, Padre e Hijo y Espiritu Santo, a la bienaventurada Maria, perpetua virgen, y a todos los santos del cielo y de la tierra, a fray H., ministro de nuestra religion, como a venerable senor mio, y a los sacerdotes de nuestra Orden y a todos los otros hermanos mios benditos. 39En muchas cosas he pecado por mi grave culpa, especialmente porque no he guardado la Regia que prometi al Senor, ni he rezado el oficio como manda la Régla, o por negligencia, o con ocasiôn de mi enfermedad, o porque soy ignorante e iletrado. 40Por tanto, a causa de todas estas cosas, ruego como puedo a fray H., mi senor ministro general, que haga que la Regia sea observada inviolablemente por todos; 41y que los clérigos recen el oficio con dévotion en la presencia de Dios, no atendiendo a la melodia de la voz, sino a la 31 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS consonancia de la mente, de forma que la voz concuerde con la mente, y la mente concuerde con Dios, 42para que puedan aplacar a Dios por la pureza del corazôn y no recrear los oidos del pueblo con la sensualidad de la voz. 43Pues yo prometo guardar firmemente estas cosas, asi como Dios me dé la gracia para ello; y transmitiré estas cosas a los hermanos que estân conmigo para que sean observadas en el oficio y en las demâs constituciones regulares. 44Y a cualesquiera de los hermanos que no quieran observar estas cosas, no los tengo por catôlicos ni por hermanos mios; tampoco quiero verlos ni hablarles, hasta que hagan penitencia. 45Esto lo digo también de todos los otros que andan vagando, pospuesta la disciplina de la Régla; 46porque nuestro Senor Jesucristo dio su vida para no perder la obediencia de su santisimo Padre (cf. Fil 2,8). 47Yo, el hermano Francisco, hombre inûtil e indigna criatura del Senor Dios, digo por el Senor Jesucristo a fray H., ministro de toda nuestra religion, y a todos los ministros generales que lo serân después de él, y a los demâs custodios y guardianes de los hermanos, los que lo son y los que lo serân, que tengan consigo este escrito, lo pongan por obra y lo conserven diligentemente. 48Y les suplico que guarden solicitamente lo que estâ escrito en él y lo hagan observar mâs diligentemente, segùn el beneplâcito del Dios omnipotente, ahora y siempre, mientras exista este mundo. 49Benditos vosotros del Senor (Sal 113,13), los que hagâis estas cosas, y que el Senor esté eternamente con vosotros. Amén. [Oraciôn] 50Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios, danos a nosotros, misérables, hacer por ti mismo lo que sabemos que tù quieres, y siempre querer lo que te place, 51para que, interiormente purificados, interiormente iluminados y abrasados por el fuego del Espiritu Santo, podamos seguir las huellas (cf. 1 Pe 2,21) de tu amado Hijo, nuestro Senor Jesucristo, 52y por sola tu gracia llegar a ti, Altisimo, que, en Trinidad perfecta y en simple Unidad, vives y reinas y eres glorificado, Dios omnipotente, por todos los siglos de los siglos. Amén. 32 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS EXHORTACION A LA ALABANZA DE DIOS [ExhAD] ITemed al Senor y dadle honor (Ap 14,7). 2Digno es el Senor de recibir alabanza y honor (cf. Ap 4,11). 3Todos los que teméis al Senor, alabadlo (cf. Sal 21,24). 4Dios te salve, Maria, llena eres de gracia, el Senor es contigo (Le 1,28). 5Alabadlo, cielo y tierra (cf. Sal 68,35 - Sait. Rom.). 6Alabad todos los rios al Senor (cf. Dan 3,78). 7Bendecid, hijos de Dios, al Senor (cf. Dan 3,82). 8Éste es el dia que hizo el Senor, exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24 - Sait. Rom). jAleluya, aleluya,aleluya! jRey de Israel! (Jn 12,13). 9Todo espiritu alabe al Senor (Sal 150,6). lOAlabad al Senor, porque es bueno (Sal 146,1); todos los que leéis esto, bendecid al Senor (Sal 102,21 - Sait. Rom.). 1 ITodas las criaturas, bendecid al Senor (cf. Sal 102,22). 12Todas las aves del cielo, alabad al Senor (cf. Dan 3,80; Sal 148,7-10). 13Todos los nihos, alabad al Senor (cf. Sal 112,1). 14Jôvenes y virgenes, alabad al Senor (cf. Sal 148,12). 15Digno es el cordero, que ha sido sacrificado, de recibir alabanza, gloria y honor (cf. Ap 5,12). 16Bendita sea la santa Trinidad e indivisa Unidad. 17San Miguel Arcângel, defiéndenos en el combate. 33 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS EXPOSICION DEL PADRE NUESTRO [ExpPN] lOh santisimo Padre nuestro: creador, redentor, consolador y Salvador nuestro. 2Que estas en el cielo: en los ângeles y en los santos; iluminândolos para el conocimiento, porque tu, Senor, eres luz; inflamândolos para el amor, porque tû, Senor, eres amor; habitando en ellos y colmândolos para la bienaventuranza, porque tû, Senor, eres sumo bien, etemo bien, del cual viene todo bien, sin el cual no hay ningûn bien. 3Santificado sea tu nombre: clarificada sea en nosotros tu noticia, para que conozcamos cual es la anchura (cf. Ef 3,18) de tus beneficios, la largura de tus promesas, la sublimidad de la majestad y la profundidad de los juicios. 4Venga a nosotros tu reino: para que tû reines en nosotros por la gracia y nos hagas llegar a tu reino, donde la vision de ti es manifiesta, la dilecciôn de ti perfecta, la compania de ti bienaventurada, la fruiciôn de ti sempiterna. 5Hâgase tu voluntad en la tierra como en el cielo: para que te amemos con todo el corazôn (cf. Le 10,27), pensando siempre en ti; con toda el aima, deseândote siempre a ti; con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti, buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, gastando todas nuestras fuerzas y los sentidos del aima y del cuerpo en servicio de tu amor y no en otra cosa; y para que amemos a nuestro prôjimo como a nosotros mismos, atrayéndolos a todos a tu amor segûn nuestras fuerzas, alegrândonos del bien de los otros como del nuestro y compadeciéndolos en sus males y no dando a nadie ocasiôn alguna de tropiezo (cf. 2 Cor 6,3). 6Danos hoy nuestro pan de cada dia: tu amado Hijo, nuestro Senor Jesucristo: para memoria e inteligencia y reverencia del amor que tuvo por nosotros, y de lo que por nosotros dijo, hizo y padeciô. 7Perdona nuestras ofensas: por tu misericordia inefable, por la virtud de la pasiôn de tu amado Hijo y por los méritos e intercesiôn de la beatisima Virgen y de todos tus elegidos. 8Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden: y lo que no perdonamos plenamente, haz tû, Senor, que lo perdonemos plenamente, para que, por ti, amemos verdaderamente a los enemigos, y ante ti por ellos devotamente intercedamos, no devolviendo a nadie mal por mal (1 Tes 5,15), y nos apliquemos a ser provechosos para todos en ti. 34 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASIS 9No nos dejes caer en la tentation: oculta o manifiesta, sùbita o importuna. 10Y libranos dei mal: pasado, présente y futuro. Gloria al Padre, etc. FORMA DE VIDA PARA SANTA CLARA [FVC1] 1 Ya que por divina inspiration os habéis hecho hijas y siervas dei altisimo y sumo Rey, el Padre celestial, y os habéis desposado con el Espiritu Santo, eligiendo vivir segùn la perfection del santo Evangelio, 2quiero y prometo tener siempre, por mi mismo y por mis hermanos, un cuidado amoroso y una solicitud especial de vosotras como de ellos. OFICIO DE LA PASIÔN DEL SENOR [OfP] [Introduction] Comienzan los salmos que dispuso nuestro muy bienaventurado padre Francisco para reverentia y memoria y alabanza de la pasiôn del Senor. Se ha de decir uno de ellos por cada hora dei dia y de la noche. Y comienzan desde las completas del Viernes Santo [que se decian al final del dia del Jueves Santo], porque en aquella noche fue traicionado y apresado nuestro Senor Jesucristo. Y adviértase que asi decia el bienaventurado Francisco este oficio: primero decia la oration que el Senor y Maestro nos ensenô: Santisimo Padre nuestro, etc., con las alabanzas, a saber: Santo, santo, santo, como se contiene mas arriba. Terminadas las alabanzas con la oration, comenzaba esta antifona: Santa Virgen Maria. Francisco decia en primer lugar los salmos de Santa Maria; después decia otros salmos que habia elegido y, al final de todos esos salmos, decia los salmos de la pasiôn. Terminado el salmo, decia esta antifona: Santa Virgen Maria. Terminada la antifona, se habia concluido el oficio. 35 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Parte I Para el triduo sacro de la semana santa y ferias del ano Completas Antifona: Santa Virgen Maria Salmo I IOh Dios, te conté mi vida, * y tù pusiste mis lâgrimas en tu presencia (Sal 55,8b9)· 2Todos mis enemigos tramaban males contra mi (Sal 40,8 - Salterio Romano=R), * y juntos celebraron consejo (cf. Sal 70,10c - Salterio Galicano=G). 3 Y me devolvieron mal por bien, * y odio por mi amor (cf. Sal 108,5). 4En lugar de amarme, me criticaban, * pero yo oraba (Sal 108,4). 5Padre santo mio (Jn 17,11), rey del cielo y de la tierra, no te alejes de mi, * porque la tribulaciôn esta cerca y no hay quien me ayude (Sal 21,12 - R). 6Retrocedan mis enemigos * el dia en que te invoque; asi conoceré que tù eres mi Dios (Sal 55,10 - cf. R). 7Mis amigos y mis compaheros se acercaron y se quedaron en pie firente a mi, * y mis allegados se quedaron lejos de pie (Sal 37,12 - R). 8Alejaste de mi a mis conocidos, * me consideraron como abominaciôn para ellos, fui traicionado y no hui a (Sal 87,9 - cf. R). 9Padre santo (Jn 17,11), no alejes tu auxilio de mi (Sal 21,20); * Dios mio, atiende a mi auxilio (cf. Sal 70,12). lOVen en mi ayuda, * Senor, Dios de mi salvaciôn (Sal 37,23). Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antifona: 36 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 1 Santa Virgen Maria, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a ti entre las mujeres, 2hija y esclava del altisimo y sumo Rey, el Padre celestial, Madré de nuestro santisimo Senor Jesucristo, esposa del Espiritu Santo: 3ruega por nosotros con san Miguel arcângel y con todas las virtudes de los cielos y con todos los santos ante tu santisimo amado Hijo, Senor y maestro.- Gloria al Padre. Como era. Adviértase que la sobredicha antifona se dice en todas las horas; y se dice en lugar de la antifona, de la capitula, del himno, dei versiculo y de la oraciôn; y asi se hace en maitines y en todas las horas. Ninguna otra cosa decia en ellas, sino esta antifona con sus salmos. Para terminar el oficio, el bienaventurado Francisco decia siempre: Oraciôn: Bendigamos al Senor Dios vivo y verdadero: tributémosle siempre alabanza, gloria, honor, bendiciôn y todos los bienes. Amén. Amén. Hâgase. Hâgase. Maitines Antifona: Santa Virgen Maria Salmo II 1 Senor, Dios de mi salvaciôn, * de dia y de noche clamé ante ti (Sal 87,2). 2Llegue mi oraciôn a tu presencia, * inclina tu oido a mi sùplica (Sal 87,3). 3Atiende a mi aima y rescâtala, * por causa de mis enemigos, librame (Sal 68,19). 4Porque tù eres quien me sacô (R) dei vientre materno, ' mi esperanza desde los pechos de mi madré; * desde su seno fui lanzado a ti (Sal 21,10). 5Desde el vientre de mi madré eres tù mi Dios; * no te apartés de mi (Sal 21,11). 6Tù conoces mi oprobio y mi confusion * y mi vergüenza (Sal 68,20). 7En tu presencia estân todos los que me atribulan; * improperio y miseria esperô mi corazôn (Sal 68,21). 8Y esperé que alguien se contristara conmigo, y no lo hubo; * y que alguien me consolara, y no lo encontré (Sal 68,21). 9Oh Dios, los inicuos se alzaron contra mi, * y la sinagoga de los poderosos anduvo buscando mi aima; y no te pusieron a ti ante sus ojos (Sal 85,14). 37 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS lOFui contado con los que bajan a la fosa; * llegué a ser como un hombre sin ayuda, libre entre los muertos (Sal 87,5-6). 1 ITù eres mi Padre santisimo, * Rey mio y Dios mio (Sal 43,5). 12Atiende a mi ayuda, * Senor, Dios de mi salvaciôn (Sal 37,23). Prima Antifona: Santa Virgen Maria Salmo III ITen piedad de mi, oh Dios, ten piedad de mi, * porque mi aima confia en ti (Sal 56,2). 2Y esperaré a la sombra de tus alas, * hasta que pase la iniquidad (Sal 56,2). 3Clamaré al santisimo Padre mio altisimo, * al Senor, que ha sido mi bienhechor (cf. Sal 56,3). 4Enviô desde el cielo y me librô, * entregô al oprobio a los que me pisoteaban (Sal 56,4). 5Enviô Dios su misericordia y su verdad; * librô mi aima (Sal 56,4-5 - R) de mis fortisimos enemigos y de aquellos que me odiaron, porque se hicieron fuertes contra mi (Sal 17,18). 6Prepararon un lazo para mis pies, * y doblegaron mi aima (Sal 56,7). 7Cavaron ante mi una fosa, * y cayeron en ella (Sal 56,7). 8Mi corazôn esta preparado, oh Dios, mi corazôn esta preparado; * cantaré y recitaré un salmo (Sal 56,8). 9Levântate, gloria mia, levântate, arpa y citara; * me levantaré a la aurora (Sal 56,9). lOTe confesaré entre los pueblos, Senor, * y te recitaré un salmo entre las gentes (Sal 56,10). 1 IPorque tu misericordia se ha engrandecido hasta los cielos; * y hasta las nubes, 38 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS tu verdad (Sal 56,11). 12Âlzate sobre los cielos, oh Dios; * y sobre toda la tierra, tu gloria (Sal 56,12). Adviértase que el predicho salmo se dice siempre en prima. Tercia Antifona: Santa Virgen Maria Salmo IV ITen piedad de mi, oh Dios, porque me ha pisoteado el hombre, * todo el dia hostigândome me ha atribulado (Sal 55,2). 2Mis enemigos me han pisoteado todo el dia, * porque son muchos los que guerrean contra mi (Sal 55,3). 3Todos mis enemigos maquinaban males contra mi, * pronunciaron una palabra inicua contra mi (Sal 40,8-9 - cf. R). 4Los que acechaban mi alma * celebraron consejo juntos (Sal 70,10). 5Salian fuera * y hablaban (Sal 40,7 - R) sobre eso mismo (Sal 40,8 - G). 6Todos los que me vieron se rieron de mi, * hicieron muecas y movieron la cabeza (Sal 21,8). 7Y yo soy gusano y no hombre, * oprobio de los hombres y desecho del pueblo (Sal 21,7). 8Me he convertido en gran oprobio para mis vecinos, mas que todos mis enemigos, * y en temor para mis conocidos (Sal 30,12). 9Padre santo (Jn 17,11), no alejes tu auxilio de mi, * mira por mi defensa (Sal 21,20). lOAtiende a mi ayuda, * Senor, Dios de mi salvaciôn (Sal 37,23). Sexta 39 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Antifona: Santa Virgen Maria Salmo V 1A voz en grito clamé al Senor, * a voz en grito supliqué al Senor (Sal 141,2). 2En su presencia derramo mi oraciôn, * y ante él expongo mi tribulacion (Sal 141,3)· 3Cuando me va faltando el aliento, * y tù conoces mis senderos (Sal 141,4). 4En este camino por donde andaba, * los soberbios me escondieron un lazo (Sal 141,4 - cf. R). 5Yo miraba a la derecha, y veia, * y no habia quien me conociese (Sal 141,5). 6No tengo adonde huir, * y no hay quien cuide de mi alma (Sal 141,5). 7Porque por ti soporté el oprobio, * la confusion cubriô mi rostro (Sal 68,8). 8Me he convertido en extrano para mis hermanos, * y en peregrino para los hijos de mi madré (Sal 68,9). 9Padre Santo (Jn 17,11), el celo de tu casa me devorô, * y los oprobios de los que te censuraban cayeron sobre mi (Sal 68,10). 10Y se alegraron a mi costa y se reunieron, * se acumularon sobre mi los azotes y de improviso (Sal 34,15). 1 ISe multiplicaron mas que los cabellos de mi cabeza * los que me odiaron sin causa (Sal 68,5). 12Se hicieron fuertes los enemigos que me perseguian injustamente; * devolvi entonces lo que no habia robado (Sal 68,5). 13Levantândose testigos inicuos, * me preguntaban lo que no sabian (Sal 34,11). 14Me devolvian mal por bien (Sal 34,12) y me criticaban, * porque seguia la bondad (Sal 37,21). 15Tù eres mi Padre santisimo, * Rey mio y Dios mio (Sal 43,5). 16Atiende a mi ayuda, * Senor, Dios de mi salvaciôn (Sal 37,23). 40 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Nona Antifona: Santa Virgen Maria Salmo VI IOh todos vosotros los que pasâis por el camino, * atended y ved si hay dolor como mi dolor (Lam 1,12). 2P orque me rodearon perros innumerables, * me asediô el consejo de los mal vados (Sal 21,17). 3Ellos me miraron y contemplaron, * se repartieron mis vestidos y echaron a suerte mi tûnica (Sal 21,18-19). 4Taladraron mis manos y mis pies, * y contaron todos mis huesos (Sal 21,17-18 R). 5Abrieron su boca contra mi, * como leôn que apresa y ruge (Sal 21,14). 6Estoy derramado como el agua, * y todos mis huesos estân dislocados (Sal 21,15). 7Y mi corazôn se ha vuelto como cera que se derrite * en medio de mis entrahas (Sal 21,15-R). 8Se secô mi vigor como una teja, * y mi lengua se me pegô al paladar (Sal 21,16). 9Y me dieron hiel para mi comida, * y en mi sed me dieron vinagre (Sal 68,22). 10Y me llevaron al polvo de la muerte (cf. Sal 21,16), * y aumentaron el dolor de mis llagas (Sal 88,27). 11 Yo dormi y me levanté (Sal 3,6 - R), * y mi Padre santisimo me recibiô con gloria (cf. Sal 72,24). 12Padre santo (Jn 17,11), sostuviste mi mano derecha ' y me guiaste segùn tu voluntad, * y me recibiste con gloria (Sal 72,24 - R). 13Pues, /,qué hay para mi en el cielo?; * y fuera de ti, ^qué he querido sobre la tierra? (Sal 72,25). 41 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 14Mirad, mirad, porque yo soy Dios, dice el Senor; * seré ensalzado entre las gentes y seré ensalzado en la tierra (cf. Sal 45,11). 15Bendito el Senor Dios de Israel (Le 1,68), que redimiô las aimas de sus siervos con su propia santisima sangre, * y no abandonarâ a ninguno de los que esperan en él (Sal 33,23 - R). 16Y sabemos que viene, * que vendra a juzgar la justicia (cf. Sal 95,13 - R). Visperas Antifona: Santa Virgen Maria Salmo VII IPueblos todos, batid palmas, * aclamad a Dios con gritos de jùbilo (Sal 46,2). 2Porque el Senor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra (Sal 46,3). 3Porque el santisimo Padre del cielo, nuestro Rey antes de los siglos, * enviô a su amado Hijo desde lo alto y realizô la salvaciôn en medio de la tierra (Sal 73,12). 4Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarân los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12). 5Cantadle un cântico nuevo, * cantad al Senor, toda la tierra (Sal 95,1). 6Porque grande es el Senor y muy digno de alabanza, * mâs temible que todos los dioses (Sal 95,4). 7Familias de los pueblos, ofreced al Senor, ' ofreced al Senor gloria y honor, * ofreced al Senor gloria para su nombre (Sal 95,7-8). 80freced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y seguid hasta el fin sus santisimos preceptos (cf. Le 14,27; 1 Pe 2,21). 9Tiemble en su presencia la tierra entera; * decid entre las gentes que el Senor reinô desde el madero (Sal 95,9-10 - G/R). Hasta aqui se dice a diario desde el Viernes Santo hasta la fiesta de la Ascension. Y en la fiesta de la Ascension se anaden estos versiculos: 42 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS ΙΟΥ subiô al cielo, y esta sentado a la derecha del santisimo Padre en el cielo; elévate sobre el cielo, oh Dios, * y sobre toda la tierra, tu gloria (Sal 56,12). 11Y sabemos que viene, * que vendra a juzgar la justicia (cf. Sal 95,13 - R). Y adviértase que, desde la Ascension hasta el Adviento del Senor, se dice a diario y del mismo modo este salmo, a saber: Pueblos todos, con los sobredichos versiculos, diciendo Gloria al Padre alli donde se termina el salmo, a saber: que vendra a juzgar la justicia. Adviértase que los sobredichos salmos se dicen desde el Viernes Santo hasta el domingo de Resurrecciôn. También se dicen desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento del Senor y desde la octava de la Epifania hasta el domingo de Resurrecciôn, exceptuados los domingos y fiestas principales, en que no se dicen; por el contrario, se dicen todos los otros dias. Parte II Para el tiempo pascual En el Sâbado Santo, a saber, acabado el dia del sâbado Completas Antifona: Santa Virgen Maria Salmo VIII lOh Dios, ven en mi auxilio; * Senor, date prisa en socorrerme. 2Queden confundidos y avergonzados * los que buscan mi aima. 3Que retrocedan y se ruboricen * los que me desean males. 4Que retrocedan al punto ruborizados * los que me dicen: Bravo, bravo. 5Que se gocen y se alegren en ti todos los que te buscan, * y digan siempre: ‘Magnificado sea el Senor’, los que aman tu salvaciôn. 6Mas yo soy necesitado y pobre; * oh Dios, ayùdame. 43 ESCRITOS ( DMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 7Mi auxilio y mi libertador eres tù; * Senor, no tardes (Sal 69,2-6). Y se dice a diario en completas, hasta la octava de Pentecostés. Domingo de Resurrection Maitines Antifona: Santa Virgen Maria Salmo IX ICantad al Senor un cântico nuevo, * porque ha hecho maravillas (Sal 97,1). 2Su diestra ha sacrificado a su amado Hijo, * y su santo brazo (cf. Sal 97,1). 3E1 Senor ha dado a conocer su salvation, * ante la mirada de las gentes ha revelado su justicia (Sal 97,2). 4En aquel dia enviô el Senor su misericordia, * y de noche su cântico (Sal 41,9). 5Éste es el dia que hizo el Senor, * exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24). 6Bendito el que viene en el nombre del Senor; * Dios es Senor, y él nos iluminô (Sal 117,26-27). 7Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarân los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12). 8Familias de los pueblos, ofreced al Senor, ' ofreced al Senor gloria y honor, * ofreced al Senor gloria para su nombre (Sal 95,7-8). Hasta aqui se dice a diario desde el domingo de Resurrection hasta la fiesta de la Ascension en todas las horas, excepto en visperas y en completas y prima. Y la noche de la Ascension se anaden estos versiculos: 9Reinos de la tierra, cantad a Dios, * cantad un salmo al Senor (Sal 67,33). lOCantad un salmo a Dios, que se eleva sobre los cielos, * hacia el oriente (Sal 67,33-34). 1 IHe aqui que lanza él su voz, su voz poderosa: ' Dad gloria a Dios en Israel; * su 44 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS magnificencia y su poder en las nubes (Sal 67,34-35). 12Admirable es Dios en sus santos; * el Dios de Israel darâ poder y fortaleza a su pueblo; bendito sea Dios (Sal 67,36). Gloria. Y adviértase que este salmo se dice a diario desde la Ascension dei Senor hasta la octava de Pentecostés, con los sobredichos versiculos, en maitines, y en tercia y sexta y nona, diciendo Gloria al Padre alii donde se dice: bendito sea Dios, y no en otro lugar. Adviértase también que se dice del mismo modo solo en maitines de los domingos y fiestas principales, desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento del Senor, y desde la octava de Epifania hasta el Jueves Santo, porque en este dia el Senor comiô la pascua con sus discipulos; igualmente, cuado se quiera, se puede decir otro salmo en maitines o en visperas, a saber: Te ensalzaré, Senor, etc. [Sal 29], como esta en el salterio; y esto desde el domingo de Resurrecciôn hasta la fiesta de la Ascension, y no mas alla. Prima Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Ten piedad de mi, oh Dios, como antes [Sal III] Tercia, Sexta y Nona Se dice el Salmo: Cantad, como antes [Sal IX] Visperas Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII] Parte III Para los domingos y fiestas principales Comienzan otros salmos que dispuso igualmente nuestro muy bienaventurado padre Francisco, que han de decirse, en lugar de los sobredichos salmos de la pasiôn del Senor, los domingos y las fiestas principales, desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento, y desde la octava de Epifania hasta el Jueves Santo; entiende bien que se han 45 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS de decir ese dia porque es la pascua del Senor. Completas Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Oh Dios, ven en mi auxilio, como esta en el salterio [Sal VIII] Maitines Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Cantad, como antes [Sal IX] Prima Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Ten piedad de mi, oh Dios, como antes [Sal III] Tercia Antifona: Santa Virgen Maria Salmo X lAclamad al Senor, tierra entera, ' decid un salmo en honor de su nombre, * dadle gloria en alabanza suya (Sal 85,1-2). 2Decid a Dios: Qué terribles son tus obras, Senor; * por la grandeza de tu fuerza, te adularân tus enemigos (Sal 65,3). 3Que toda la tierra te adore y salmodie para ti, * que diga un salmo en honor de tu nombre (Sal 65,4). 4Venid, oid y os contaré, todos los que teméis a Dios, * cuânto ha hecho él a mi aima (Sal 65,16). 5A él clamé con mi boca, * y lo alabé con mi lengua (Sal 65,17 - R). 6Y desde su santo templo escuchô mi voz, * y mi clamor llegô a su presencia (Sal 17,7). 46 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 7Bendecid, pueblos, a nuestro Senor; * y haced que se oiga la voz para su alabanza (cf. Sal 65,8). 8Y serân benditas en él todas las tribus de la tierra, * todos los pueblos lo engrandecerân (Sal 71,17). 9Bendito el Senor, Dios de Israel (Le 1,68), * el ùnico que hace grandes maravillas (Sal 71,18). 10Y bendito su nombre glorioso para siempre; * y toda la tierra se llenarâ de su gloria. Amén, amén (Sal 71,19). Sexta Antifona: Santa Virgen Maria Salmo XI IQue te escuche el Senor en el dia de la tribulaciôn, * que te proteja el nombre del Dios de Jacob (Sal 19,2). 2Que te envie auxilio desde el santuario, * y que desde Siôn mire por ti (Sal 19,3). 3Que se acuerde de todos tus sacrificios, * y que tu holocausto le sea grato (Sal 19,4). 4Que te concéda lo que tu corazôn desea, * y que confirme todos tus designios (Sal 19,5). 5Nos alegraremos en tu salvaciôn, * y en el nombre del Senor Dios nuestro seremos engrandecidos (Sal 19,6 - R). 6Que el Senor colme todas tus peticiones; ' ahora conozco que (Sal 19,7) el Senor enviô a Jesucristo, su Hijo, * y juzgarâ a los pueblos con justicia (Sal 9,9). 7Y el Senor se ha hecho refugio de los pobres, ' ayuda oportuna en la tribulaciôn; * y que esperen en ti los que conocen tu nombre (Sal 9,10-11 - R). 8Bendito el Senor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho mi protector y mi refugio * en el dia de mi tribulaciôn (Sal 58,17). 9Ayuda mia, a ti te salmodiaré, ' porque tù, oh Dios, eres mi protector, * Dios mio, misericordia mia (Sal 58,18). 47 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Nona Antifona: Santa Virgen Maria Salmo XII lEn ti, Senor, esperé, no sea confundido para siempre; * en tu justicia librame y sâlvame (Sal 70,1-2). 2Inclina a mi tu oido, * y sâlvame (Sal 70,2). 3Sé tù para mi un Dios protector ' y un lugar fortificado, * para que me salves (Sal 70,3). 4Porque tù, Senor, eres mi esperanza, * mi confianza, Senor, desde mi juventud (Sal 70,5). 5En ti estoy apoyado desde el seno materno, ' desde el vientre de mi madré eres tù mi protector; * en ti esta siempre mi canciôn (Sal 70,6). 6Que se llene mi boca de alabanza, ' para que yo cante tu gloria, * tu grandeza todo el dia (Sal 70,8). 7Escùchame, Senor, porque tu misericordia es benigna; * mirame segûn la inmensidad de tus misericordias (Sal 68,17). 8Y no apartés tu rostro de tu siervo; * escûchame enseguida, porque estoy atribulado (Sal 68,18). 9Bendito el Senor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho mi protector y mi refugio * en el dia de mi tribulation (Sal 58,17). lOAyuda mia, a ti te salmodiaré, ' porque tû, oh Dios, eres mi protector, * Dios mio, misericordia mia (Sal 58,18). Visperas Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII] 48 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Parte IV Para el tiempo del Adviento del Senor Comienzan otros salmos que igualmente dispuso nuestro muy bienaventurado padre Francisco, que se han de decir, en lugar de los sobredichos salmos de la pasiôn del Senor, desde el Adviento dei Senor hasta la vigilia de Navidad, y no mas alla. Completas Antifona: Santa Virgen Maria Salmo XIII l^Hasta cuando, Senor, me olvidarâs por siempre? * /.Hasta cuando apartarâs tu rostro de mi? 2ύ Hasta cuando tendré congojas en mi alma, * dolor en mi corazôn cada dia? 3/,Hasta cuando triunfarâ mi enemigo sobre mi? * Mira y escûchame, Senor, Dios mio. 4Ilumina mis ojos para que nunca me duerma en la muerte, * para que nunca diga mi enemigo: He prevalecido contra él. 5Los que me atribulan se alegrarian si yo cayera; * pero yo he esperado en tu misericordia. 6Mi corazôn exultarâ en tu salvaciôn; cantaré al Senor que me colmô de bienes, * y salmodiaré al nombre del Senor altisimo (Sal 12,1-6). Maitines Antifona: Santa Virgen Maria Salmo XIV ITe alabaré, Senor, santisimo Padre, Rey del cielo y de la tierra, * porque me has 49 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS consolado (cf. Is 12,1). 2Τύ, oh Dios, eres mi Salvador; * actuaré confiadamente y no temeré (cf. Is 12,2). 3Mi fuerza y mi alabanza es el Senor, * y se ha hecho salvaciôn para mi (Is 12,2). 4Tu diestra, Senor, se ha engrandecido en la fortaleza; ' tu diestra, Senor, hiriô al enemigo, * y en la inmensidad de tu gloria derribaste a mis adversarios (Ex 15,6-7). 5Que lo vean los pobres y se alegren; * buscad a Dios y vivirâ vuestra aima (Sal 68,33). 6Alâbenlo el cielo y la tierra, * el mar y cuanto se mueve en ellos (Sal 68,35). 7Porque Dios salvarâ a Siôn, * y se reconstruirân las ciudades de Judâ (Sal 68,36 - R). 8Y habitarân alli, * y la adquirirân en herencia (Sal 68,36). 9Y la estirpe de sus siervos la poseerâ, * y los que aman su nombre habitarân en ella (Sal 68,37). Prima Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Ten piedad de mi, oh Dios, como antes [Sal III] Tercia Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Aclamad al Senor, como antes [Sal X] Sexta Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Que te escuche el Senor, como antes [Sal XI] Nona Antifona: Santa Virgen Maria 50 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Salmo: En ti, Senor, esperé, como antes [Sal XII] Visperas Antifona: Santa Virgen Maria Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII] Adviértase también que no se dice todo el salmo, sino hasta el versiculo [9]: Tiemble en su presencia la tierra entera; pero entiéndase bien que se ha de decir todo el versiculo [8]: Ofreced vuestros cuerpos. Acabado este versiculo, se dice alli: Gloria al Padre, y asi se dice a diario en Visperas, desde Adviento hasta la vigilia de Navidad. Parte V Para el tiempo de la Navidad del Senor hasta la octava de Epifania Visperas de la Navidad del Senor Antifona: Santa Virgen Maria Salmo XV IGritad de gozo a Dios, nuestra ayuda (Sal 80,2); * aclamad al Senor Dios vivo y verdadero con gritos de jùbilo (cf. Sal 46,2). 2Porque el Senor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra (Sal 46,3). 3Porque el santisimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos (Sal 73,12), ' enviô a su amado Hijo de lo alto, * y naciô de la bienaventurada Virgen santa Maria. 4É1 me invocô: lu eres mi Padre; * y yo lo constituiré mi primogénito, excelso sobre los reyes de la tierra (Sal 88,27-28). 5En aquel dia enviô el Senor su misericordia, * y de noche su cântico (Sal 41,9). 6Éste es el dia que hizo el Senor, * exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24). 7Porque un santisimo nino amado se nos ha dado, ' y naciô por nosotros (cf. Is 9,6) de camino y fue puesto en un pesebre, * porque no ténia lugar en la posada (cf. Le 51 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 2,7). 8Gloria al Senor Dios en las alturas, * y en la tierra, paz a los hombre de buena voluntad (cf. Lc 2,14). 9Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarân los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12). lOCantadle un cântico nuevo, * cantad al Senor, toda la tierra (Sal 95,1). 1 IPorque grande es el Senor y muy digno de alabanza, * mas temible que todos los dioses (Sal 95,4). 12Familias de los pueblos, ofreced al Senor, ' ofreced al Senor gloria y honor, * ofreced al Senor gloria para su nombre (Sal 95,7-8). 13Ofreced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y seguid hasta el fin sus santisimos preceptos (cf. Lc 14,27; 1 Pe 2,21). Adviértase que este salmo se dice desde la Natividad del Senor hasta la octava de Epifania, en todas las horas. Si alguno quiere decir este of icio del bienaventurado Francisco, digalo asi: primero diga el Padre nuestro, con las alabanzas, a saber: Santo, santo, santo. Acabadas las alabanzas con la oraciôn, como esta mas arriba, se comienza la antifona: Santa Maria, con el salmo que esta establecido para cada hora del dia y de la noche. Y digase con gran reverencia. ORACION ANTE EL CRUCIFIJO DE SAN DAMIAN [ORSD] Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazôn y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Senor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento. 52 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS REGLA BULADA [Rb=l R] Capitulo I jEn el nombre del Senor! Comienza la vida de los Hermanos Menores: ILa regia y vida de los Hermanos Menores es ésta, a saber, guardar el santo Evangelio de nuestro Senor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin propio y en castidad. 2E1 hermano Francisco promete obediencia y reverencia al senor papa Honorio y a sus sucesores canônicamente elegidos y a la Iglesia Romana. 3 Y los otros hermanos estén obligados a obedecer al hermano Francisco y a sus sucesores. Capitulo II De aquellos que quieren tomar esta vida, y como deben ser recibidos. ISi algunos quisieran tomar esta vida y vinieran a nuestros hermanos, envienlos a sus ministros provinciales, a los cuales solamente y no a otros se concéda la licencia de recibir hermanos. 2Y los ministros examinenlos diligentemente de la fe catôlica y de los sacramentos de la Iglesia. 3Y si creen todo esto y quieren confesarlo fielmente y guardarlo firmemente hasta el fin, 4y no tienen mujer o, si la tienen, también la mujer ha entrado ya en un monasterio o, emitido ya por ella el voto de continencia, les ha dado licencia con la autorizaciôn del obispo diocesano, y siendo de una tal edad la mujer, que de ella no pueda originarse sospecha, 5diganles la palabra del santo Evangelio (cf. Mt 19,21, y paralelos), que vayan y vendan todas sus cosas y se apliquen con empeno a distribuirlas a los pobres. 6Si esto no pudieran hacerlo, les basta la buena voluntad. 7Y guârdense los hermanos y sus ministros de preocuparse de sus cosas temporales, para que libremente hagan de sus cosas lo que el Senor les inspire. 8Con todo, si buscan consejo, que los ministros puedan enviarlos a algunas personas temerosas de Dios, con cuyo consejo sus bienes se distribuyan a los pobres. 9Después concédanles las ropas del tiempo de probation, a saber, dos tûnicas sin capilla, y cordon y panos menores y caparôn hasta el cordon, 10a no ser que a los mismos ministros alguna vez les parezca otra cosa segùn Dios. 11Y finalizado el ano de la probation, sean recibidos a la obediencia, prometiendo guardar siempre esta vida y Regia. 12Y de ningùn modo les sera licito salir de esta religion, conforme al mandato del senor Papa, 13porque, segùn el santo Evangelio, nadie que pone la mano al arado y mira atrâs, es apto para el reino de Dios (Le 9,62). 14Y los que ya promet!eron obediencia, tengan una tûnica con capilla, y 53 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS otra sin capilla los que quieran tenerla. 15Y quienes se ven obligados por la necesidad, puedan llevar calzado. 16Y todos los hermanos vistanse de ropas viles, y puedan reforzarlas de sayal y otros retazos con la bendiciôn de Dios. 17A los cuales amonesto y exhorto que no desprecien ni juzguen a los hombres que ven vestidos de telas suaves y de colores, usar manjares y bebidas delicadas, sino mas bien que cada uno se juzgue y desprecie a si mismo. Capitulo III Del oficio divino y del ayuno, y como los hermanos deben ir por el mundo. ILos clérigos recen el oficio divino segùn la ordenaciôn de la santa Iglesia Romana, excepto el salterio, 2por lo que podrân tener breviarios. 3 Y los lai cos digan veinticuatro Padrenuestros por maitines; por laudes, cinco; por prima, tercia, sexta y nona, por cada una de estas horas, siete; por visperas, doce; por completas, siete; 4y oren por los difuntos. 5Y ayunen desde la fiesta de Todos los Santos hasta la Natividad del Senor. 6Mas la santa cuaresma que comienza en la Epifania y dura cuarenta dias continuos, la cual consagrô el Senor con su santo ayuno (cf. Mt 4,2), los que voluntariamente la ayunan, benditos sean del Senor, y los que no quieren, no estén obligados. 7Pero ayunen la otra, hasta la Resurrecciôn del Senor. 8Y en los otros tiempos no estén obligados a ayunar, sino el viernes. 9Pero en tiempo de manifiesta necesidad no estén obligados los hermanos al ayuno corporal. lOAconsejo de veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Senor Jesucristo que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras (cf. 2 Tim 2,14), ni juzguen a los otros; 11 sino sean apacibles, pacificos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente, como conviene. 12Y no deben cabalgar, a no ser que se vean obligados por una manifiesta necesidad o enfermedad. 13En cualquier casa en que entren, primero digan: Paz a esta casa (cf. Le 10,5). 14Y, segùn el santo Evangelio, séales licito comer de todos los manjares que les ofrezean (cf. Le 10,8). Capitulo IV Que los hermanos no reciban dinero. 1 Mando firmemente a todos los hermanos que de ningùn modo reciban dinero o pecunia por si o por interpuesta persona. 2Sin embargo, para las necesidades de los enfermos y para vestir a los otros hermanos, los ministros solamente y los custodies, 54 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS por medio de amigos espirituales, tengan solicite cuidado, segun los lugares y tiempos y frias regiones, como vean que conviene a la necesidad; 3esto siempre salvo que, como se ha dicho, no reciban dinero o pecunia. Capitulo V Del modo de trabajar. ILos hermanos a quienes el Senor ha dado la gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, 2de tal suerte que, desechando la ociosidad, enemiga del aima, no apaguen el espiritu de la santa oraciôn y devociôn, al cual las demâs cosas temporales deben servir. 3Y como pago del trabajo, reciban para si y sus hermanos las cosas necesarias al cuerpo, excepto dinero o pecunia, 4y esto humildemente, como conviene a siervos de Dios y seguidores de la santisima pobreza. Capitulo VI Que nada se apropien los hermanos, y del pedir limosna y de los hermanos enfermos. ILos hermanos nada se apropien, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna. 2Y como peregrinos y forasteros (cf. 1 Pe 2,11) en este siglo, sirviendo al Senor en pobreza y humildad, vayan por limosna confiadamente, 3y no deben avergonzarse, porque el Senor se hizo pobre por nosotros en este mundo (cf. 2 Cor 8,9). 4Esta es aquella eminencia de la altisima pobreza, que a vosotros, carisimos hermanos mios, os ha constituido herederos y reyes dei reino de los cielos, os ha hecho pobres de cosas, os ha sublimado en virtudes (cf. Sant 2,5). 5Esta sea vuestra porciôn, que conduce a la tierra de los vivientes (cf. Sal 141,6). 6Adhiriéndoos totalmente a ella, amadisimos hermanos, por el nombre de nuestro Senor Jesucristo, ninguna otra cosa jamâs querâis tener debajo dei cielo. 7Y, dondequiera que estén y se encuentren los hermanos, muéstrense familiares mutuam ente entre si. 8 Y confiadamente manifieste el uno al otro su necesidad, porque, si la madré cuida y ama a su hijo (cf. 1 Tes 2,7) carnal, ^cuânto mas amorosamente debe cada uno amar y cuidar a su hermano espiritual? 9Y, si alguno de ellos cayera en enfermedad, los otros hermanos le deben servir, como querrian ellos ser servidos (cf. Mt 7,12). 55 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Capitulo VII De la penitencia que se ha de imponer a los hermanos que pecan. ISi algunos de los hermanos, por instigaciôn del enemigo, pecaran mortalmente, para aquellos pecados acerca de los cuales estuviera ordenado entre los hermanos que se recurra a solos los ministros provinciales, estén obligados dichos hermanos a recurrir a ellos cuanto antes puedan, sin tardanza. 2Y los ministros mismos, si son presbiteros, con misericordia impônganles penitencia; y si no son presbiteros, hagan que se les imponga por otros sacerdotes de la orden, como mejor les parezca que conviene segùn Dios. 3 Y deben guardarse de airarse y conturbarse por el pecado de alguno, porque la ira y la conturbaciôn impiden en si mismos y en los otros la caridad. Capitulo VIII De la elecciôn dei ministro general de esta fraternidad y dei capitulo de Pentecostés. 1 Todos los hermanos estén obligados a tener siempre por ministro general y siervo de toda la fraternidad a uno de los hermanos de esta religion, y estén firmemente obligados a obedecerle. 2En falleciendo el cual, hâgase la elecciôn del sucesor por los ministros provinciales y custodios en el capitulo de Pentecostés, al que los ministros provinciales estén siempre obligados a concurrir juntamente, dondequiera que fuese establecido por el ministro general; 3y esto una vez cada très ahos o en otro plazo mayor o menor, segùn fuere ordenado por dicho ministro. 4Y si en algùn tiempo apareciera a la generalidad de los ministros provinciales y custodios que el dicho ministro no es suficiente para el servi cio y utilidad comûn de los hermanos, estén obligados los dichos hermanos, a quienes esta confiada la elecciôn, a elegirse en el nombre del Senor otro para custodio. 5Y después dei capitulo de Pentecostés, que los ministros y custodios puedan, cada uno, si quisieran y les pareciera que conviene, convocar a sus hermanos a capitulo una vez ese mismo ano en sus custodias. Capitulo IX De los predicadores. ILos hermanos no prediquen en la diôcesis de un obispo, cuando éste se lo haya denegado. 2Y ninguno de los hermanos se atreva en absoluto a predicar al pueblo, a no 56 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS ser que haya sido examinado y aprobado por el ministro general de esta fraterni dad, y por él le haya sido concedido el oficio de la predicaciôn. 3 Amonesto también y exhorte a los mismos hermanos a que, en la predicaciôn que hacen, su lenguaje sea ponderado y sincero (cf. Sal 11,7; 17,31), para provecho y edificaciôn del pueblo, 4anunciândoles los vicios y las virtudes, la pena y la gloria con brevedad de sermon; porque palabra abreviada hizo el Senor sobre la tierra (cf. Rom 9,28). Capitulo X De la amonestaciôn y correction de los hermanos. ILos hermanos que son ministros y siervos de los otros hermanos, visiten y amonesten a sus hermanos, y corrijanlos humilde y caritativamente, no mandândoles nada que sea contrario a su aima y a nuestra Régla. 2Mas los hermanos que son sùbditos recuerden que, por Dios, negaron sus propias voluntaries. 3Por lo que firmemente les mando que obedezcan a sus ministros en todo lo que al Senor prometieron guardar y no es contrario al aima y a nuestra Regia. 4Y dondequiera haya hermanos que sepan y conozcan que no pueden guardar espiritualmente la Régla, a sus ministros puedan y deban recurrir. 5Y los ministros recibanlos caritativa y benignamente, y tengan tanta familiaridad para con ellos, que los hermanos puedan hablar y obrar con ellos como los senores con sus siervos; 6pues asi debe ser, que los ministros sean siervos de todos los hermanos. 7Amonesto de veras y exhorto en el Senor Jesucristo que se guarden los hermanos de toda soberbia, vanagloria, envidia, avaritia (cf. Le 12,15), cuidado y solicited de este siglo (cf. Mt 13,22), detraction y murmuraciôn, y los que no saben letras, no se cuiden de aprenderlas; 8sino que atiendan a que sobre todas las cosas deben desear tener el Espiritu del Senor y su santa operation, 9orar siempre a él con puro corazôn y tener humildad, patienda en la persecution y en la enfermedad, lOy amar a esos que nos persiguen, nos reprenden y nos acusan, porque dice el Senor: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen y os calumnian (cf. Mt 5,44). 1 IBienaventurados los que padecen persecution por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,10). 12Mas el que persevere hasta el fin, éste sera salvo (Mt 10,22). Capitulo XI Que los hermanos no entren en los monasterios de monjas. 57 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS IMando firmemente a todos los hermanos que no tengan sospechosas relaciones o consejos con mujeres, 2y que no entren en los monasterios de monjas, fuera de aquellos a quienes les ha sido concedida una licencia especial por la Sede Apostôlica; 3y no se hagan padrinos de hombres o mujeres, para que, con esta ocasiôn, no se origine escândalo entre los hermanos o respecto a los hermanos. Capitulo XII De los que van entre los sarracenos y otros infieles. ICualesquiera hermanos que, por divina inspiraciôn, quieran ir entre los sarracenos y otros infieles, pidan la correspond!ente licencia de sus ministros provinciales. 2Pero los ministros a ninguno le concedan la licencia de ir, sino a aquellos que vean que son idôneos para enviar. 3Con miras a todo lo dicho, impongo por obediencia a los ministros que pidan del senor Papa uno de los cardenales de la santa Iglesia Romana, que sea gobernador, protector y corrector de esta fraternidad, 4para que, siempre sùbditos y sujetos a los pies de la misma santa Iglesia, estables en la fe catôlica (cf. Col 1,23), guardemos la pobreza y humildad y el santo Evangelio de nuestro Senor Jesucristo, que firmemente hemos prometido. REGLA NO BULADA [Rnb=l R] Prôlogo 1 jEn el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo! 2Esta es la vida del Evangelio de Jesucristo, que el hermano Francisco pidiô al senor papa que se la concediera y confirmara; y él se la concediô y confirmô para si y para sus hermanos, présentes y futuros. 3E1 hermano Francisco y todo el que sea en el futuro cabeza de esta religion, prometa obediencia y reverencia al senor papa Inocencio y a sus sucesores. 4Y todos los otros hermanos estén obligados a obedecer al hermano Francisco y a sus sucesores. 58 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Cap. I: Que los hermanos deben vivir sin propio y en castidad y obediencia ILa regia y vida de estos hermanos es ésta, a saber, vivir en obediencia, en castidad y sin propio, y seguir la doctrina y las huellas de nuestro Senor Jesucristo, quien dice: 2Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dâselo a los pobres, y tendras un tesoro en el cielo; y ven, sigueme (Mt 19,21; cf. Lc 18,22). 3Y: Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo y tome su cruz y sigame (Mt 16,24). 4Del mismo modo: Si alguno quiere venir a mi y no odia padre y madré y mujer e hijos y hermanos y hermanas, y aun hasta su vida, no puede ser discipulo mio (Lc 14,26). 5Y: Todo el que haya dejado padre o madré, hermanos o hermanas, mujer o hijos, casas o campos por mi, recibirâ cien veces mas y poseerâ la vida eterna (cf. Mt 19,29; Mc 10,29; Lc 18,29). Cap. II: De la admisiôn y vestidos de los hermanos ISi alguno, queriendo por inspiration divina tomar esta vida, viene a nuestros hermanos, sea recibido benignamente por ellos. 2Y si esta decidido a tomar nuestra vida, guârdense mucho los hermanos de entrometerse en sus negocios temporales, y preséntenlo a su ministro cuanto antes puedan. 3E1 ministro, por su parte, recibalo benignamente y confôrtelo y expôngale diligentemente el tenor de nuestra vida. 4Hecho lo cual, el susodicho candidato, si quiere y puede espiritualmente y sin impedimento, venda todas sus cosas y apliquese con empeno a distribuirlas todas a los pobres. 5Guârdense los hermanos y el ministro de los hermanos de entrometerse en absoluto en sus negocios; 6y no reciban dinero alguno ni por si mismos ni por medio de persona interpuesta. 7Sin embargo, si se encuentran en la indigentia, por causa de la necesidad pueden los hermanos recibir, como los demâs pobres, las cosas necesarias al cuerpo, exceptuado el dinero. 8Y cuando el candidato regrese, el ministro concédale para un ano las ropas del tiempo de probation, a saber, dos tûnicas sin capilla, y el cordon y los panos menores y el caparôn hasta el cordon. 9Y finalizado el ano y término de la probation, sea recibido a la obediencia. lODespués no le sera licito entrar en otra religion, ni «vaguear fuera de la obediencia», conforme al mandato del senor papa y segûn el Evangelio; porque nadie que pone la mano al arado y que mira atrâs, es apto para el reino de Dios (Lc 9,62). 11Y si viniera alguno que no puede dar sus bienes sin impedimento, pero tiene voluntad espiritual, que los deje y le basta. 12Ninguno sea recibido contra la forma e institution de la santa Iglesia. 13Mas los otros hermanos, los que ya promet!eron obediencia, tengan una tûnica 59 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS con capilla y otra sin capilla, si fuera necesario, y cordon y panos menores. 14Y todos los hermanos vistanse de ropas viles, y puedan reforzarlas de sayal y otros retazos con la bendiciôn de Dios; porque dice el Senor en el Evangelio: Los que visten de ropa preciosa y viven en delicias (Le 7,25) y los que se visten con vestidos muelles, en las casas de los reyes estân (Mt 11,8). 15Y aunque se les llame hipôcritas, no cesen, sin embargo, de obrar bien, y no busquen vestidos caros en este siglo, para que puedan tener un vestido en el reino de los cielos. Cap. III: Del oficio divino y del ayuno IDice el Senor: Esta clase de demonios no puede salir sino con ayuno y oraciôn (cf. Mc 9,26); 2y de nuevo: Cuando ayunâis, no os pongâis tristes como los hipôcritas (Mt 6,16). 3Por eso, todos los hermanos, ya clérigos ya laicos, recen el oficio divino, las alabanzas y las oraciones, tal como deben hacerlo. 4Los clérigos recen el oficio y oren por los vivos y por los muertos segùn la costumbre de los clérigos. 5Y por los defectos y negligencias de los hermanos digan cada dia el Miserere mei Deus (Sal 50) con el Padrenuestro; 6y por los hermanos difuntos digan el De profundis (Sal 129) con el Padrenuestro. 7Y pueden tener solamente los libros necesarios para cumplir su oficio. 8Y también a los laicos que saben leer el salterio les sea permitido tenerlo. 9Pero a los otros, que no saben letras, no les sea permitido tener libro alguno. lOLos laicos digan el Credo y veinticuatro Padrenuestros con el Gloria al Padre, por maitines; y por laudes, cinco; por prima, el Credo y siete Padrenuestros con el Gloria al Padre; por tercia, sexta y nona, por cada una de estas horas, siete; por visperas, doce; por completas, el Credo y siete Padrenuestros con el Gloria al Padre; por los muertos, siete Padrenuestros con el Requiem aetemam; y por los defectos y negligencias de los hermanos, très Padrenuestros cada dia. 11E igualmente, todos los hermanos ayunen desde la fiesta de Todos los Santos hasta Navidad, y desde Epifania, cuando nuestro Senor Jesucristo comenzô a ayunar, hasta Pascua. 12Mas en otros tiempos no estén obligados a ayunar, segùn esta vida, sino el viernes. 13Y séales licito corner de todos los manjares que les ofrezean, segùn el Evangelio (cf. Le 10,8). Cap. IV: De los ministros y de los otros hermanos: como han de organizarse 60 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS IjEn el nombre del Senor! 2Todos los hermanos que son constituidos ministros y siervos de los otros hermanos, coloquen a sus hermanos en las provincias y en los lugares en que estén, visitenlos con frecuencia y amonéstenlos espiritualmente y confôrtenlos. 3Y todos mis otros frailes benditos obedézcanles diligentemente en aquello que mira a la salvaciôn del aima y no es contrario a nuestra vida. 4Y compôrtense entre si como dice el Senor: Todo cuanto queréis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos (Mt 7,12); 5y: No hagas al otro lo que no quieres que se te haga (Tob 4,15). 6Y recuerden los ministros y siervos que dice el Senor: No he venido a ser servido sino a servir (Mt 20,28), y que, porque les ha sido confiado el cuidado de las aimas de los hermanos, si algo de ellos se pierde por su culpa y mal ejemplo, tendrân que dar cuenta en el dia del juicio ante el Senor Jesucristo (cf. Mt 12,36). Cap. V: De la correcciôn de los hermanos que tropiezan IPor lo tanto, custodiad vuestras aimas y las de vuestros hermanos, porque es horrendo caer en las manos del Dios vivo (Heb 10,31). 2Y si alguno de los ministros ordenara a alguno de los hermanos algo contra nuestra vida o contra su aima, no esté obligado a obedecerle, porque no es obediencia aquella en la que se comete delito ο pecado. 3 Sin embargo, todos los hermanos que estân bajo los ministros y siervos, consideren razonable y caritativamente los hechos de los ministros y siervos. 4Y si vieren que alguno de ellos camina carnalmente y no espiritualmente, en comparaciôn de la rectitud de nuestra vida, si no se enmendare después de la tercera amonestaciôn, denùncienlo al ministro y siervo de toda la fraternidad en el capitulo de Pentecostés, sin que lo impida contradiction alguna. 5Y si entre los hermanos hubiera en cualquier parte algùn hermano que quiere caminar carnalmente y no espiritualmente, los hermanos con quienes esta, amonéstenlo, instrùyanlo y corrijanlo humilde y caritativamente. 6Y si después de la tercera amonestaciôn no quisiera enmendarse, envienlo cuanto antes puedan a su ministro y siervo o notifiquenselo, y que el ministro y siervo haga de él como mejor le parezca que conviene segùn Dios. 7Y guârdense todos los hermanos, tanto los ministros y siervos como los otros, de turbarse o airarse por el pecado o mal del otro, porque el diablo quiere echar a perder a muchos por el delito de uno solo; 8por el contrario, ayuden espiritualmente como mejor puedan al que pecô, porque no necesitan médico los sanos sino los que estân mal (cf. Mt 9,12 y Mc 2,17). 61 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 9Igualmente, ninguno de los hermanos tenga en cuanto a esto potestad o dominio, maxime entre ellos. lOPues, como dice el Senor en el Evangelio: Los principes de las naciones las dominan, y los que son mayores ejercen el poder en ellas (Mt 20,25); no sera asi entre los hermanos (cf. Mt 20,26a). 11Y todo el que quiera Hegar a ser mayor entre ellos, sea su ministro (cf. Mt 20,26b) y siervo. 12Y el que es mayor entre ellos, hâgase como el menor (cf. Le 22,26). 13Y ningùn hermano haga mal o hable mal al otro; 14sino, mas bien, por la caridad del espiritu, sirvanse y obedézeanse voluntariam ente los unos a los otros (cf. Gai 5,13). 15Y ésta es la verdadera y santa obediencia de nuestro Senor Jesucristo. 16Y sepan todos los hermanos que, como dice el profeta (Sal 118,21), cuantas veces se aparten de los mandatos del Senor y vagueen fuera de la obediencia, son malditos fuera de la obediencia mientras permanezean en tal pecado a sabiendas. 17Y sepan que, cuando perseveren en los mandatos del Senor, que prometieron por el santo Evangelio y por la vida de ellos, estân en la verdadera obediencia, y benditos sean del Senor. Cap. VI: Del recurso de los hermanos a los ministros y que ningùn hermano se llame prior ILos hermanos, en cualquier lugar que estén, si no pueden observar nuestra vida, recurran cuanto antes puedan a su ministro y manifiéstenselo. 2Y el ministro apliquese a proveerles tal como él mismo querria que se hiciese con él, si estuviera en un caso semejante (cf. Mt 7,12). 3 Y ninguno se llame prior, sino todos sin exception llâmense hermanos menores. 4Y el uno lave los pies del otro (cf. Jn 13,14). Cap. VII: Del modo de servir y trabajar 1 Todos los hermanos, en cualquier lugar en que se encuentren en casa de otros para servir o trabajar, no sean mayordomos ni cancilleres, ni estén al frente de las casas en que sirven; ni acepten ningùn oficio que engendre escândalo o cause detrimento a su aima (cf. Mc 8,16); 2sino que sean menores y sùbditos de todos los que estân en la misma casa. 3Y los hermanos que saben trabajar, trabajen y ejerzan el mismo oficio que conocen, si no es contrario a la salud del aima y puede realizarse con decoro. 4Pues dice el profeta: Corneras del fruto de tu trabajo; eres feliz y te ira bien (Sal 127,2 - R); 5y el apôstol: El que no quiere trabajar, no coma (cf. 2 Tes 3,10); 6y: Cada uno permanezea 62 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS en el arte y oficio en que fue llamado (cf. 1 Cor 7,24). 7Y por el trabajo podrân recibir todas las cosas necesarias, excepto dinero. 8Y cuando sea necesario, vayan por limosna como los otros pobres. 9Y séales permitido tener las herramientas e instrumentes convenientes para sus oficios. lOTodos los hermanos apliquense a sudar en las buenas obras, porque esta escrito: Haz siempre algo bueno, para que el diablo te encuentre ocupado. 11Y de nuevo: La ociosidad es enemiga del aima. 12Por eso, los siervos de Dios deben perseverar siempre en la oraciôn o en alguna obra buena. 13Guârdense los hermanos, dondequiera que estén, en eremitorios o en otros lugares, de apropiarse ningùn lugar ni de defenderlo contra nadie. 14Y cualquiera que venga a ellos, amigo o adversario, ladrôn o bandolero, sea recibido benignamente. 15 Y dondequiera que estén los hermanos y en cualquier lugar en que se encuentren, deben volver a verse espiritual y caritativamente y honrarse unos a otros sin murmuraciôn (1 Pe 4,9). 16Y guârdense de manifestarse extemamente tristes e hipôcritas sombrios; manifiéstense, por el contrario, gozosos en el Senor (cf. Fil 4,4), y alegres y convenientemente amables. Cap. VIII: Que los hermanos no reciban dinero 1E1 Senor manda en el Evangelio: Mirad, guardaos de toda malicia y avaricia (cf. Le 12,15); 2y: Guardaos de la solicited de este siglo y de las preocupaciones de esta vida (cf. Le 21,34). 3Por eso, ninguno de los hermanos, dondequiera que esté y adondequiera que vaya, en modo alguno tome ni reciba ni haga que se reciba pecunia o dinero, ni con ocasiôn del vestido ni de libros, ni como precio de algùn trabajo, mâs aùn, con ninguna ocasiôn, a no ser por manifiesta necesidad de los hermanos enfermos; porque no debemos estimar y reputar de mayor utilidad la pecunia y el dinero que los guijarros. 4Y el diablo quiere obcecar a los que codician la pecunia o la reputan mejor que los guijarros. 5Guardémonos, por tanto, los que lo dejamos todo (cf. Mt 19,27), de perder por tan poca cosa el reino de los cielos. 6Y si en algùn lugar encontramos dinero, no nos preocupemos de él mâs que del polvo que hollamos con los pies, porque es vanidad de vanidades y todo vanidad (Eclo 1,2). 7Y si por casualidad sucediera, lo que Dios no permita, que algùn hermano recogiera o tuviera pecunia o dinero, exceptuado solamente el caso de la predicha necesidad de los enfermos, tengâmoslo todos los hermanos por falso fraile y apôstata y ladrôn y bandolero y quien tiene la boisa (cf. Jn 12,6), a no ser 63 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DEASÎS que se arrepienta de veras. 8Y de ningùn modo reciban los hermanos ni hagan recibir, ni pidan ni hagan pedir como limosna pecunia ni dinero para casas o lugares; ni vayan con nadie que pide pecunia o dinero para taies lugares. 9Pero otros servicios, que no son contrarios a nuestra vida, pueden los hermanos prestarlos a esos lugares con la bendiciôn de Dios. lOCon todo, en caso de manifiesta necesidad de los leprosos, los hermanos pueden pedir limosna para ellos. HGuârdense mucho, no obstante, de la pecunia. 12Igualmente, guârdense todos los hermanos de ir recorriendo tierras a causa de alguna ganancia indecorosa. Cap. IX: Del pedir limosna ITodos los hermanos empéhense en seguir la humildad y pobreza de nuestro Senor Jesucristo, y recuerden que ninguna otra cosa dei mundo entero debemos tener, sino que, como dice el Apôstol: teniendo alimentos y con qué cubrirnos, estamos contentos con eso (cf. 1 Tim 6,8). 2Y deben gozarse cuando conviven con personas de baja condition y despreciadas, con pobres y débiles y enfermos y leprosos y los mendigos de los caminos. 3Y cuando sea necesario, vayan por limosna. 4Y no se avergüencen, sino mas bien recuerden que nuestro Senor Jesucristo, el Hijo de Dios vivo (Jn 11,27) omnipotente, puso su faz como roca durisima (Is 50,7), y no se avergonzô. 5Y fue pobre y huésped y viviô de limosna él y la bienaventurada Virgen y sus discipulos. 6Y cuando la gente les ultraje y no quiera darles limosna, den gracias de ello a Dios; porque a causa de los ultrajes recibirân gran honor ante el tribunal de nuestro Senor Jesucristo. 7Y sepan que el ultraje no se imputa a los que lo sufren, sino a los que lo infieren. 8Y la limosna es herencia y justitia que se debe a los pobres y que nos adquiriô nuestro Senor Jesucristo. 9Y los hermanos que trabajan adquiriéndola tendrân una gran recompensa, y hacen que la ganen y la adquieran los que se la dan; porque todo lo que dejarân los hombres en el mundo perecerâ, pero, de la caridad y de las limosnas que hicieron, tendrân premio del Senor. 10Y confiadamente manifieste el uno al otro su necesidad, para que le encuentre lo necesario y se lo suministre. 11Y cada uno ame y cuide a su hermano, como la madré ama y cuida a su hijo (cf. 1 Tes 2,7), en las cosas para las que Dios le dé su gracia. 12Y el que no come, no juzgue al que corne (Rom 14,3). 13Y en cualquier tiempo en que sobrevenga la necesidad, sea licito a todos los hermanos, dondequiera que estén, servirse de todos los manjares que pueden corner los 64 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS hombres, como el Senor dice de David, el cual cornio los panes de la proposition (cf. Mt 12,4), que no era licito comer sino a los sacerdotes (Mc 2,26). 14Y recuerden lo que dice el Senor: Velad, no sea que se sobrecarguen vuestros corazones con la crapula y la embriaguez y las preocupaciones de esta vida, y venga sobre vosotros aquel repentino dia; 15pues vendra como un lazo sobre todos los que habitan sobre la faz del orbe de la tierra (cf. Le 21,34-35). lôlgualmente, también en tiempo de manifiesta necesidad, todos los hermanos obren, respecto a las cosas que les son necesarias, segùn la gracia que el Senor les dé, porque la necesidad no tiene ley. Cap. X: De los hermanos enfermos ISi alguno de los hermanos, dondequiera que esté, cayera enfermo, los otros hermanos no lo abandonen, sino designen a uno o mas hermanos, si fuera necesario, que le sirvan como querrian ellos ser servidos (cf. Mt 7,12); 2pero, en caso de extrema necesidad, pueden confiarlo a alguna persona que se haga cargo de lo necesario para su enfermedad. 3 Y ruego al hermano enfermo que dé gracias de todo al Creador; y que desee estar tal cual le quiere el Senor, ya sano ya enfermo, porque a todos los que Dios prédestiné) a la vida eterna (cf. Hch 13,48), los instruye con el aguijôn de los azotes y enfermedades y con el espiritu de compunciôn, como dice el Senor: Yo a los que amo, los corrijo y castigo (Ap 3,19). 4Y si alguno se turba o irrita, sea contra Dios sea contra los hermanos, o si tal vez exige con inquietud medicinas, anhelando en demasia liberar la came que pronto morirâ y que es enemiga del aima, eso le viene dei malo y él es carnal, y no parece ser de los frailes, porque ama mâs el cuerpo que el aima. Cap. XI: Que los hermanos no difamen ni denigren, sino que se amen mutuamente 1Y todos los hermanos guârdense de calumniar y de contender de palabra (cf. 2 Tim 2,14); 2empénense, mâs bien, en guardar silendo siempre que Dios les concéda la gracia. 3 Y no litiguen entre si ni con otros, sino procuren responder humildemente, di ciendo: Soy un siervo inûtil (cf. Le 17,10). 4Y no se irriten, porque todo el que se irrite contra su hermano, sera reo en el juicio; el que diga a su hermano ‘raca’, sera reo ante la asamblea; el que le diga ‘fatuo’, sera reo de la gehenna de fuego (Mt 5,22). 5Y âmense mutuamente, como dice el Senor: Este es mi mandamiento, que os améis los unos a los otros, como os amé (Jn 15,12). 6Y muestren por las obras (cf. Sant 2,18) el amor que se tienen mutuamente, como dice el Apôstol: No amemos de palabra y de boca, sino de obra y de verdad (1 Jn 3,18). 7Y a nadie difamen (cf. Tit 3,2). 8No murmuren, no 65 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASIS denigren a otros, porque escrito esta: Los murmuradores y los detractores son odiosos a Dios (cf. Rom 1,29). 9Y sean modestos, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres (cf. Tit 3,2). lONojuzguen, no condenen. 11Y, como dice el Senor, no consideren los pecados minimos de los otros (cf. Mt 7,3; Le 6,41); 12al contrario, recapaciten mas bien en los suyos propios con amargura de su alma (Is 38,15). 13Y esfuércense en entrar por la puerta angosta (Le 13,24), porque dice el Senor: Angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida; y pocos son los que lo encuentran (Mt 7,14). Cap. XII: De las malas miradas y del trato con mujeres 1 Todos los hermanos, dondequiera que estén o que vayan, guârdense de las malas miradas y del trato con mujeres. 2Y ninguno se aconseje con ellas, o vaya de camino él solo con ellas, o coma a la mesa en un mismo piato. 3Los sacerdotes hablen honestamente con ellas administrândoles la penitencia u otro consejo espiritual. 4Y ninguna mujer en absoluto sea recibida a la obediencia por hermano alguno, sino, una vez que le haya si do dado el consejo espiritual, que ella haga penitencia donde quiera. 5 Y vigilémonos mucho todos y mantengamos puros todos nuestros miembros, porque dice el Senor: El que mira a una mujer para desearla, ya cometiô adulterio con ella en su corazôn (Mt 5,28); 6y el Apôstol: /,0 es que ignorais que vuestros miembros son templo del Espiritu Santo? (1 Cor 6,19); por consiguiente, al que profane el templo de Dios, Dios lo destruirâ a él (1 Cor 3,17). Cap. XIII: Evitar la fornicaciôn ISi alguno de los hermanos, instigândolo el diablo, fornicara, sea despojado del hâbito que perdio por su torpe iniqui dad, y que lo deje del todo y sea expulsado absolutamente de nuestra religion. 2Y después, que haga penitencia de los pecados (cf. 1 Cor 5,4-5). Cap. XIV: Como deben ir los hermanos por el mundo iCuando los hermanos van por el mundo, nada lleven para el camino, ni boisa, ni alfoija, ni pan, ni pecunia, ni bastôn (cf. Le 9,3; 10,4; Mt 10,10). 2Y en cualquier casa en que entren, digan primero: Paz a esta casa (cf. Le 10,5). 3Y, permaneciendo en la misma 66 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS casa, coman y beban de lo que haya en ella (cf. Le 10,7). 4No resistan al malvado, sino, al que les pegue en una mejilla, preséntenle también la otra (cf. Mt 5,39 y Le 6,29). 5Y al que les quite el manto, no le prohiban que se lleve también la tûnica (cf. Le 6,29). 6Den a todo el que les pida; y al que les quite lo que es de ellos, no se lo reclamen (cf. Le 6,30). Cap. XV: Que los hermanos no cabalguen llmpongo a todos mis hermanos, tanto clérigos como laicos, sea que van por el mundo o que moran en los lugares, que de ningùn modo tengan bestia alguna ni consigo, ni en casa de otro, ni de algùn otro modo. 2Y no les sea permitido cabalgar, a no ser que se vean precisados por enfermedad o gran necesidad. Cap. XVI: De los que van entre sarracenos y otros infieles IDice el Senor: Mirad, yo os envio como ovejas en medio de lobos. 2Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10,16). 3Por eso, cualquier hermano que quiera ir entre sarracenos y otros infieles, vaya con la licencia de su ministro y siervo. 4Y el ministro déles la licencia y no se oponga, si los ve idôneos para ser enviados; pues tendra que dar cuenta al Senor (cf. Le 16,2), si en esto o en otras cosas procediera sin discernimiento. 5Y los hermanos que van, pueden conducirse espiritualmente entre ellos de dos modos. 6Un modo consiste en que no entablen litigios ni contiendas, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios (1 Pe 2,13) y confiesen que son Cristianos. 7E1 otro modo consiste en que, cuando vean que agrada al Senor, anuncien la palabra de Dios, para que crean en Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espiritu Santo, creador de todas las cosas, y en el Hijo, redentor y Salvador, y para que se bauticen y hagan cristianos, porque el que no vuelva a nacer del agua y del Espiritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios (cf. Jn 3,5). 8Estas y otras cosas que agraden al Senor, pueden decides a ellos y a otros, porque dice el Senor en el Evangelio: Todo aquel que me confiese ante los hombres, también yo lo confesaré ante mi Padre que esta en los cielos (Mt 10,32). 9Y: El que se avergüence de mi y de mis palabras, también el Hijo del hombre se avergonzarâ de él cuando venga en su majestad y en la majestad del Padre y de los ângeles (cf. Le 9,26). 10Y todos los hermanos, dondequiera que estén, recuerden que ellos se dieron y que cedieron sus cuerpos al Senor Jesucristo. 11Y por su amor deben exponerse a los enemigos, tanto visibles como invisibles; porque dice el Senor: El que pierda su aima por 67 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS mi causa, la salvarâ (cf. Le 9,24) para la vida eterna (Mt 25,46). 12Bienaventurados los que padecen persecuciôn por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,10). 13 Si me persiguieron a mi, también a vosotros os perseguirân (Jn 15,20). 14Y: Si os persiguen en una ciudad, huid a otra (cf. Mt 10,23). 15Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres y os maldigan y os perseguirân y os expulsen y os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, y cuando digan mintiendo toda clase de mal contra vosotros por mi causa (Mt 5,11; Le 6,22). 16Alegraos aquel dia y saltad de gozo (Le 6,23), porque vuestra recompensa es mucha en los cielos (cf. Mt 5,12). 17Y yo os digo a vosotros, amigos mios: no os aterroricéis por ellos (cf. Le 12,4), 18y no temâis a aquellos que matan el cuerpo (Mt 10,28) y después de esto no tienen mâs que hacer (Le 12,4). 19Mirad que no os turbéis (Mt 24,6). 20Pues en vuestra paciencia poseeréis vuestras aimas (Le 21,19); 2ly el que persevere hasta el fin, éste serâ salvo (Mt 10,22; 24,13). Cap. XVII: De los predicadores INingùn hermano predique contra la forma e instituciôn de la santa Iglesia y a no ser que le haya sido concedido por su ministro. 2Y guârdese el ministro de concederlo sin discernimiento a alguien. 3Sin embargo, todos los hermanos prediquen con las obras. 4Y ningùn ministro o predicador se apropie el ministerio o servicio de los hermanos o el oficio de la prédication, sino que, a cualquier hora que le fuere ordenado, deje su oficio sin contradiction alguna. 5Por eso, suplico en la caridad que es Dios (cf. 1 Jn 4,16) a todos mis hermanos predicadores, orantes, trabaj adores, tanto clérigos como lai cos, que se esfuercen por humillarse en todas las cosas, 6por no gloriarse ni gozarse en si mismos ni ensalzarse interiormente por las palabras y obras buenas, mâs aùn, por ningùn bien, que Dios hace o dice y obra alguna vez en ellos y por medio de ellos, segùn lo que dice el Senor: Pero no os gocéis porque los espiritus se os someten (Le 10,20). 7Y sepamos firmemente que no nos pertenecen a nosotros sino los vicios y pecados. 8Y debemos gozarnos mâs bien cuando vayamos a dar en diversas tentaciones (cf. Sant 1,2) y cuando soportemos, por la vida eterna, cualquier clase de angustias o tribulaciones del alma o del cuerpo en este mundo. 9Todos los hermanos, por consiguiente, guardémonos de toda soberbia y vanagloria. 10Y protejâmonos de la sabiduria de este mundo y de la prudentia de la carne (Rom 8,6). 1 IPues el espiritu de la carne quiere y se esfuerza mucho en tener palabras, 68 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS pero poco en las obras; 12y no busca la religion y santidad en el espiritu interior, sino que quiere y desea tener una religion y santidad que aparezca exteriormente a los hombres. 13Y éstos son aquellos de quienes dice el Senor: En verdad os digo, recibieron su recompensa (Mt 6,2). 14Por el contrario, el espiritu del Senor quiere que la carne sea mortificada y despreciada, vil y abyecta. 15Y se aplica con empeno a la humildad y la paciencia y a la pura y simple y verdadera paz del espiritu. 16Y siempre desea, sobre todas las cosas, el temor divino y la sabiduria divina y el amor divino del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo. 17Y devolvamos todos los bienes al Senor Dios altisimo y sumo, y reconozcamos que todos los bienes son de él, y démosle gracias por todos a él, de quien proceden todos los bienes. 18Y el mismo altisimo y sumo, solo Dios verdadero, tenga y a él se le tributen y él reciba todos los honores y reverencias, todas las alabanzas y bendiciones, todas las gracias y gloria, de quien es todo bien, solo el cual es bueno (cf. Le 18,19). 19Y cuando veamos u oigamos decir o hacer el mal o blasfemar contra Dios, nosotros bendigamos y hagamos bien y alabemos a Dios (cf. Rom 12,21), que es bendito por los siglos (Rom 1,25). Cap. XVIIE Como deben reunirse los ministros ICada ministro podrâ reunirse con sus hermanos todos los anos, donde les plazca, en la fiesta de San Miguel Arcângel, para tratar de las cosas que pertenecen a Dios. 2Ahora bien, todos los ministros que estân en las regiones ultramarinas y ultramontanas vendrân una vez cada très anos, y los otros ministros una vez cada ano, al capitulo de Pentecostés, junto a la iglesia de Santa Maria de la Porciùncula, a no ser que el ministro y siervo de toda la fraternidad haya ordenado otra cosa. Cap. XIX: Que los hermanos vivan catôlicamente 1 Todos los hermanos sean catôlicos, vivan y hablen catôlicamente. 2Pero si alguno se desviara de la fe y vida catôlica de palabra o de hecho y no se enmendara, sea expulsado absolutamente de nuestra fraternidad. 3Y tengamos a todos los clérigos y a todos los religiosos por senores nuestros en aquellas cosas que miran a la salud del aima y no nos desvien de nuestra religion; y veneremos en el Senor el orden y oficio y 69 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DEASÎS ministerio de ellos. Cap. XX: De la penitencia y de la recepciôn del cuerpo y de la sangre de nuestro Senor Jesucristo 1Y mis hermanos benditos, tanto clérigos como laicos, confiesen sus pecados a sacerdotes de nuestra religion. 2Y si no pueden, confiésenlos a otros sacerdotes discretos y catôlicos, sabiendo firmemente y considerando que, de cualquier sacerdote catôlico que reciban la penitencia y absolution, serân sin duda alguna absueltos de sus pecados, si procuran cumplir humilde y devotamente la penitencia que les haya sido impuesta. 3Pero si entonces no pudieran tener sacerdote, confiésense con un hermano suyo, como dice el apôstol Santiago: Confesaos mutuamente vuestros pecados (Sant 5,16). 4Mas no por esto dejen de recurrir al sacerdote, porque la potestad de atar y desatar ha sido concedida a solos los sacerdotes. 5Y asi, contritos y confesados, reciban el cuerpo y la sangre de nuestro Senor Jesucristo con gran humildad y veneration, recordando lo que dice el Senor: El que corne mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna (cf. Jn 6,54); 6y: Haced esto en conmemoraciôn mia (Le 22,19). Cap. XXI: De la alabanza y exhortation que pueden hacer todos los hermanos 1Y todos mis hermanos pueden anunciar, siempre que les plazca, esta exhortation y alabanza, u otra semejante, entre cualesquiera hombres, con la bendiciôn de Dios: 2Temed y honrad, alabad y bendecid, dad gracias (1 Tes 5,18) y adorad al Senor Dios omnipotente en Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espiritu Santo, creador de todas las cosas. 3Haced penitencia (cf. Mt 3,2), haced frutos dignos de penitencia (cf. Le 3,8), porque pronto moriremos. 4Dad y se os darâ (Le 6,38). 5Perdonad y se os perdonarâ (cf. Le 6,37). 6Y, si no perdonâis a los hombres sus pecados (Mt 6,14), el Senor no os perdonarâ vuestros pecados (Mc 11,25); confesad todos vuestros pecados (cf. Sant 5,16). 7Bienaventurados los que mueren en penitencia, porque estarân en el reino de los cielos. 8jAy de aquellos que no mueren en penitencia, porque serân hijos del diablo (1 Jn 3,10), cuyas obras hacen (cf. Jn 8,41), e irân al fuego eterno (Mt 18,8; 25,41)! 9Guardaos y absteneos de todo mal y perseverad hasta el fin en el bien. Cap. XXII: De la amonestaciôn de los hermanos 70 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS IConsideremos todos los hermanos lo que dice el Senor: Amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian (cf. Mt 5,44 par.), 2porque nuestro Sehor Jesucristo, cuyas huellas debemos seguir (cf. 1 Pe 2,21), Hamo amigo a quien lo traicionaba (cf. Mt 26,50) y se ofreciô espontâneamente a quienes lo crucificaron. 3Por lo tanto, son amigos nuestros todos aquellos que injustamente nos acarrean tribulaciones y angustias, afrentas e injurias, dolores y tormentos, martirio y muerte; 4a los cuales debemos amar mucho, porque, por lo que nos acarrean, tenemos la vida etema. 5Y tengamos odio a nuestro cuerpo con sus vicios y pecados; porque el diablo quiere arrebatamos, mientras vivimos carnalmente, el amor de Jesucristo y la vida eterna, y perderse a si mismo junto con todos en el infierno; 6porque nosotros, por nuestra culpa, somos hediondos, misérables y contrarios al bien, pero prontos y voluntariosos para el mal, porque como dice el Senor en el Evangelio: 7Del corazôn proceden y salen los malos pensamientos, adulterios, fornicaciones, homicidios, hurtos, avaricia, maldad, dolo, impudicia, envidia, falsos testimonios, blasfemia, insensatez (cf. Mc 7, 21-22; Mt 15.19). 8Todos estos males proceden de dentro, del corazôn del hombre (cf. Mc 7,23), y éstos son los que manchan al hombre (Mt 15,20). 9Pero ahora, después que hemos dejado el mundo, no tenemos ninguna otra cosa que hacer sino seguir la voluntad del Sehor y agradarle a él. lOGuardémonos mucho de ser terreno junto al camino, o rocoso o espinoso, segùn lo que dice el Sehor en el Evangelio: 1 ILa semilla es la palabra de Dios (Le 8,11). 12Y la que cayô junto al camino y fue pisoteada (cf. Le 8,5), son aquellos que oyen (Le 8,12) la palabra y no la entienden (cf. Mt 13,10); 13y al punto (Mc 4,15) viene el diablo (Le 8,12) y arrebata (Mt 13,19) lo que fue sembrado en sus corazones (Mc 4,15), y quita de sus corazones la palabra, no sea que creyendo se salven (Le 8,12). 14Y la que cayô sobre terreno rocoso (cf. Mt 13.20) , son aquellos que, al oir la palabra, al instante la reciben con gozo (Mc 4,16; Le 8,13). 15Pero, llegada la tribulaciôn y persecution por causa de la palabra, inmediatamente se escandalizan (Mt 13,21), y éstos no tienen raiz en si mismos, sino que son inconstantes (cf. Mc 4,17), porque creen por un tiempo y en el tiempo de la tentation retroceden (Le 8,13). 16Y la que cayô entre espinas, son aquellos (Le 8,14) que oyen la palabra de Dios (cf. Mc 4,18), pero la preocupaciôn (Mt 13,22) y las fatigas (Mc 4,19) de este siglo y la falacia de las riquezas (Mt 13,22) y las demâs concupiscencias, entrando en ellos, sofocan la palabra y se quedan sin dar fruto (Mc 4,19). 17Y la que fue sembrada en buen terreno (Mt 13,23; Le 8,15), son aquellos que, oyendo la palabra con corazôn bueno y ôptimo (Le 8,15), la entienden y (cf. Mt 13,23) la retienen y producen fruto en la paciencia (Le 8,15). 18Y por eso nosotros los hermanos, como dice el Sehor, dejemos que los muertos entierren a sus muertos (Mt 8,22). 71 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 19Y guardémonos mucho de la malicia y sutileza de Satanâs, que quiere que el hombre no tenga su mente y su corazôn dirigidos a Dios. 20Y dando vueltas, desea llevarse el corazôn del hombre so pretexto de alguna recompensa o ayuda, y sofocar en su memoria la palabra y preceptos del Senor, queriendo cegar el corazôn del hombre por medio de los negocios y cuidados dei siglo, y habitar alli, como dice el Senor: 21Cuando el espiritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares âridos y secos en busca de descanso (Mt 12,43); 22y, al no encontrarlo, dice: Volveré a mi casa, de donde sali (Lc 11,24). 23Y al venir la encuentra desocupada, barrida y adomada (Mt 12,44). 24Y va y toma a otros siete espiritus peores que él, y, habiendo entrado, habitan alli, y las postrimerias de aquel hombre son peores que los principios (cf. Lc 11,26). 25Por lo tanto, hermanos todos, guardémonos mucho de perder o apartar del Senor nuestra mente y corazôn so pretexto de alguna merced u obra o ayuda. 26Mas en la santa caridad que es Dios (cf. 1 Jn 4,16), ruego a todos los hermanos, tanto los ministros como los otros, que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupaciôn y solicitud, dei mejor modo que puedan, hagan servir, amar, honrar y adorar al Senor Dios con corazôn limpio y mente pura, que es lo que él busca sobre todas las cosas; 27y hagâmosle siempre alii habitation y morada (cf. Jn 14,23) a aquél que es Senor Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espiritu Santo, que dice: Vigilad, pues, orando en todo tiempo, para que seâis considerados dignos de huir de todos los males que han de venir, y de estar en pie ante el Hijo del Hombre (Lc 21,36). 28Y cuando estéis de pie para orar (Mc 11,25), decid (Lc 11,2): Padre nuestro, que estas en el cielo (Mt 6,9). 29Y adorémosle con puro corazôn, porque es preciso orar siempre y no desfallecer (Lc 18,1); 30pues el Padre busca taies adoradores. 31Dios es espiritu, y los que lo adoran es preciso que lo adoren en espiritu y verdad (cf. Jn 4,23-24). 32Y recurramos a él como al pastor y obispo de nuestras almas (1 Pe 2,25), que dice: Yo soy el buen pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi aima por mis ovejas. 33Todos vosotros sois hermanos; 34y no llaméis padre a ninguno de vosotros en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que esta en el cielo. 35Ni os llaméis maestros; porque uno es vuestro maestro, el que esta en el cielo (cf. Mt 23,8-10). 36Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis todo lo que querâis y se os darâ (Jn 15,7). 37Dondequiera que hay dos o très congregados en mi nombre, alli estoy en medio de ellos (Mt 18,20). 38He aqui que yo estoy con vosotros hasta la consumaciôn dei siglo (Mt 28,20). 39Las palabras que os he hablado son espiritu y vida (Jn 6,64). 40Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6). 4IRetengamos, por consiguiente, las palabras, la vida y la doctrina y el santo evangelio de aquel que se dignô rogar por nosotros a su Padre y manifestarnos su nombre diciendo: Padre, glorifica tu nombre (Jn 12,28), y glorifica a tu Hijo, para que tu 72 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Hijo te glorifique a ti (Jn 17,1). 42Padre, manifesté tu nombre a los hombres que me diste (Jn 17,6); porque las palabras que tù me diste se las he dado a ellos; y ellos las han recibido, y han reconocido que sali de ti, y han creido que tù me has enviado. 43Yo ruego por ellos, no por el mundo, 44sino por éstos que me diste, porque tuyos son y todas mis cosas tuyas son (Jn 17,8-10). 45Padre santo, guarda en tu nombre a los que me diste, para que ellos sean uno como también nosotros (Jn 17,11). 46Hablo estas cosas en el mundo para que tengan gozo en si mismos. 47Yo les he dado tu palabra; y el mundo los ha odiado, porque no son dei mundo, como tampoco yo soy dei mundo. 48No te ruego que los saques dei mundo, sino que los guardes dei maligno (Jn 17,13-15). 49Glorifîcalos en la verdad. 50Tu palabra es verdad. 51Como tù me enviaste al mundo, también yo los envié al mundo. 52Y por éstos me santifico a mi mismo, para que sean ellos santificados en la verdad. 53No ruego solamente por éstos, sino por aquellos que han de creer en mi por medio de su palabra (cf. Jn 17,17-20), para que sean consumados en la unidad, y conozca el mundo que tù me enviaste y los amaste como me amaste a mi (Jn 17,23). 54Y les haré conocer tu nombre, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos (cf. Jn 17,26). 55Padre, los que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean tu gloria (Jn 17,24) en tu reino (Mt . 20,21) Amén. Cap. XXIII: Oraciôn y acciôn de gracias 1 Omnipotente, santisimo, altisimo y sumo Dios, Padre santo (Jn 17,11) y justo, Senor rey del cielo y de la tierra (cf. Mt 11,25), por ti mismo te damos gracias, porque, por tu santa voluntad y por tu ùnico Hijo con el Espiritu Santo, creaste todas las cosas espirituales y corporales, y a nosotros, hechos a tu imagen y semejanza, nos pusiste en el paraiso (cf. Gn 1,26; 2,15). 2Y nosotros caimos por nuestra culpa. 3Y te damos gracias porque, asi como por tu Hijo nos creaste, asi, por tu santo amor con el que nos amaste (cf. Jn 17,26), hiciste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen la beatisima santa Maria, y quisiste que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz y sangre y muerte. 4Y te damos gracias porque ese mismo Hijo tuyo vendra en la gloria de su majestad a enviar al fuego eterno a los malditos, que no hicieron penitencia y no te conocieron, y a decir a todos los que te conocieron y adoraron y te sirvieron en penitencia: Venid, benditos de mi Padre, recibid el reino que os esta preparado desde el origen dei mundo (cf. Mt 25,34). 5Y porque todos nosotros, misérables y pecadores, no somos dignos de nombrarte, imploramos suplicantes que nuestro Senor Jesucristo, tu Hijo amado, en quien bien te complaciste (cf. Mt 17,5), junto con el Espiritu Santo Parâclito, te dé 73 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DEASÎS gracias por todos como a ti y a él os place, él que te basta siempre para todo y por quien tantas cosas nos hi ciste. Aleluya. 6Y a la gloriosa madré, la beatisima Maria siempre Virgen, a los bienaventurados Miguel, Gabriel y Rafael, y a todos los coros de los bienaventurados serafines, querubines, tronos, dominaciones, principados, potestades (cf. Col 1,15), virtudes, ângeles, arcângeles, a los bienaventurados Juan Bautista, Juan Evangelista, Pedro, Pablo, y a los bienaventurados patriarcas, profetas, Inocentes, apôstoles, evangelistas, discipulos, mârtires, confesores, virgenes, a los bienaventurados Elias y Enoc, y a todos los santos que fueron y que serân y que son, humildemente les suplicamos por tu amor que te den gracias por estas cosas como te place, a ti, sumo y verdadero Dios, eterno y vivo, con tu Hijo carisimo, nuestro Senor Jesucristo, y el Espiritu Santo Parâclito, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya (Ap 19,3-4). 7Y a todos los que quieren servir al Senor Dios dentro de la santa Iglesia catôlica y apostôlica, y a todos los ôrdenes siguientes: sacerdotes, diaconos, subdiâconos, acôlitos, exorcistas, lectores, ostiarios y todos los clérigos, todos los religiosos y religiosas, todos los donados y postulantes, pobres y necesitados, reyes y principes, trabajadores y agricultores, siervos y senores, todas las virgenes y continentes y casadas, laicos, varones y mujeres, todos los nihos, adolescentes, jôvenes y ancianos, sanos y enfermos, todos los pequenos y grandes, y todos los pueblos, gentes, tribus y lenguas (cf. Ap 7, 9), y todas las naciones y todos los hombres en cualquier lugar de la tierra, que son y que serân, humildemente les rogamos y suplicamos todos nosotros, los hermanos menores, siervos inûtiles (Le 17,10), que todos perseveremos en la verdadera fe y penitencia, porque de otra manera ninguno puede salvarse. 8Amemos todos con todo el corazôn, con toda el aima, con toda la mente, con toda la fuerza (cf. Mc 12,30) y fortaleza, con todo el entendimiento (cf. Mc 12,33), con todas las fuerzas (cf. Le 10,27), con todo el esfuerzo, con todo el afecto, con todas las entrahas, con todos los deseos y voluntades al Senor Dios (Mc 12,30 par), que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el aima y toda la vida, que nos creô, nos redimiô y por sola su misericordia nos salvarâ (cf. Tob 13,5), que a nosotros, misérables y miseros, pûtridos y hediondos, ingratos y malos, nos hizo y nos hace todo bien. 9Por consiguiente, ninguna otra cosa deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos plazca y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo verdadero 74 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS Dios, que es pleno bien, todo bien, total bien, verdadero y sumo bien, que es el solo bueno (cf. Le 18,19), piadoso, manso, suave y dulce, que es el solo santo, justo, verdadero, santo y recto, que es el solo benigno, inocente, puro, de quien y por quien y en quien (cf. Rom 11,36) es todo el perdôn, toda la gracia, toda la gloria de todos los penitentes y de todos justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en los cielos. lOPor consiguiente, que nada impida, que nada separe, que nada se interponga. 1 lEn todas partes, en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, diariamente y de continuo, todos nosotros creamos verdadera y humildemente, y tengamos en el corazôn y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y ensalcemos sobremanera, magnifiquemos y demos gracias al altisimo y sumo Dios eterno, Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espiritu Santo, creador de todas las cosas y Salvador de todos los que creen y esperan en él y lo aman a él, que es sin principio y sin fin, inmutable, invisible, inénarrable, inefable, incomprensible, inescrutable (cf. Rom 11,33), bendito, laudable, glorioso, ensalzado sobremanera (cf. Dan 3,52), sublime, excelso, suave, amable, deleitable y todo entero sobre todas las cosas deseable por los siglos. Amén. Cap. XXIV: Conclusion 1 jEn el nombre del Senor! Ruego a todos los hermanos que aprendan el tenor y sentido de las cosas que estân escritas en esta vida para salvaciôn de nuestra aima, y que frecuentemente las traigan a la memoria. 2E imploro a Dios que El, que es omnipotente, trino y uno, bendiga a todos los que enserian, aprenden, conservan, recuerdan y practican estas cosas, cuantas veces repiten y hacen lo que alli esta escrito para salud de nuestra aima; 3y ruego a todos, besândoles los pies, que las amen mucho, las custodien y las guarden. 4Y de parte de Dios omnipotente y del senor papa, y por obediencia, yo, el hermano Francisco, mando firmemente e impongo que nadie suprima nada de lo que esta escrito en esta vida ni anada en la misma escrito alguno (cf. Dt 4,2; 12,32), y que no tengan los hermanos otra régla. 5Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo, como era en el principio y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. 75 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASIS REGLA PARA LOS EREM1TOR1OS [REr] lAquellos que quieren vivir como religiosos en los eremitorios, sean très hermanos o cuatro a lo mas; dos de ellos sean madrés, y tengan dos hijos o uno por lo menos. 2Los dos que son madrés lleven la vida de Marta, y los dos hijos lleven la vida de Maria (cf. Le 10,38-42); y tengan un cercado en el que cada uno tenga su celdilla, en la cual ore y duerma. 3 Y digan siempre las completas del dia inmediatamente después de la puesta del sol; y esfuércense por mantener el silencio; y digan sus horas; y levântense a maitines y busquen primeramente el reino de Dios y su justicia (Mt 6,33). 4Y digan prima a la hora que conviene, y después de tercia se concluye el silencio; y pueden hablar e ir a sus madrés. 5Y cuando les plazca, pueden pedirles limosna a ellas como pobres pequenuelos por amor del Senor Dios. 6Y después digan sexta y nona; y digan visperas a la hora que conviene. 7Y en el cercado donde moran, no permitan entrar a persona alguna, ni coman alli. 8Los hermanos que son madrés esfuércense por permanecer lejos de toda persona; y por obediencia a su ministro guarden a sus hijos de toda persona, para que nadie pueda hablar con ellos. 9Y los hijos no hablen con persona alguna, sino con sus madrés y con su ministro y su custodio, cuando a éstos les plazca visitarlos con la bendiciôn del Senor Dios. 10Y los hijos asuman de vez en cuando el oficio de madrés, alternativamente, por el tiempo que les hubiera parecido conveniente establecer, para que solicita y esforzadamente se esfuercen en guardar todo lo sobredicho. SA LL DO A LA BIENA VE M l RADA VIRGEN MARIA [SALVM] 1 Salve, Senora, santa Reina, santa Madré de Dios, Maria, que eres virgen hecha iglesia 2y elegida por el santisimo Padre del cielo, a la cual consagrô El con su santisimo amado Hijo y el Espiritu Santo Parâclito, 3en la cual estuvo y esta toda la plenitud de la gracia y todo bien. 4Salve, palacio suyo; salve, tabernaculo suyo; salve, casa suya. 5 Salve, vesti dura suya; salve, esclava suya; salve, Madré suya 6y todas vosotras, santas virtudes, que sois infundidas por la gracia e iluminaciôn del Espiritu Santo en los corazones de los fieles, para que de infieles hagâis fieles a Dios. 76 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS SALUDO A LAS VIRTUDES [SalVir] 1 i Salve, reina sabiduria!, el Senor te salve con tu hermana la santa pura sencillez. 2jSenora santa pobreza!, el Senor te salve con tu hermana la santa humildad. 3jSenora santa caridad!, el Senor te salve con tu hermana la santa obediencia. 4jSantisimas virtudes!, a todas os salve el Senor, de quien venis y procedéis. 5No hay absolutamente ningùn hombre en el mundo entero que pueda tener una de vosotras si antes él no muere. 6E1 que tiene una y no ofende a las otras, las tiene todas. 7Y el que ofende a una, no tiene ninguna y a todas ofende (cf. Sant 2,10). 8Y cada una confunde a los vicios y pecados. 9La santa sabiduria confunde a Satanâs y todas sus malicias. lOLa pura santa sencillez confunde a toda la sabiduria de este mundo (cf. 1 Cor 2,6) y a la sabiduria del cuerpo. 1 ILa santa pobreza confunde a la codicia y avari cia y cuidados de este siglo. 12La santa humildad confunde a la soberbia y a todos los hombres que hay en el mundo, e igualmente a todas las cosas que hay en el mundo. 13La santa caridad confunde a todas las tentaciones diabolicas y carnales y a todos los temores carnales (cf. 1 Jn 4, 18). 14La santa obediencia confunde a todas las voluntaries corporales y carnales, 15y tiene mortificado su cuerpo para obedecer al espiritu y para obedecer a su hermano, 16y esta sujeto y sometido a todos los hombres que hay en el mundo, 17y no ùni cam ente a solos los hombres, sino también a todas las bestias y fieras, 18para que puedan hacer de él todo lo que quieran, en la medida en que les fuere dado desde arriba por el Senor (cf. Jn 19,11). TESTAMENTO [Test] 1E1 Senor me dio de esta manera a mi, hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia: porque, como estaba en pecados, me parecia extremadamente amargo ver a los leprosos. 2Y el Senor mismo me condujo entre ellos, y practiqué la misericordia con ellos. 3Y al apartarme de los mismos, aquello que me parecia amargo, se me convirtiô en dulzura del aima y del cuerpo; y después me detuve un poco, y sali dei siglo. 4Y el Senor me dio una tal fe en las iglesias, que asi sencillamente oraba y decia: 5Te 77 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS adoramos, Senor Jesucristo, también en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. 6Después, el Senor me dio y me da tanta fe en los sacerdotes que viven segùn la forma de la santa Iglesia Romana, por el orden de los mismos, que, si me persiguieran, quiero recurrir a ellos. 7Y si tuviera tanta sabiduria cuanta Salomon tuvo, y hallara a los pobrecillos sacerdotes de este siglo en las parroquias en que moran, no quiero predicar mâs alla de su voluntad. 8Y a éstos y a todos los otros quiero temer, amar y honrar como a mis senores. 9Y no quiero en ellos considerar pecado, porque disciemo en ellos al Hijo de Dios, y son senores mios. 10Y lo hago por esto, porque nada veo corporalmente en este siglo dei mismo altisimo Hijo de Dios, sino su santisimo cuerpo y su santisima sangre, que ellos reciben y ellos solos administran a los otros. 11Y quiero que estos santisimos misterios sean sobre todas las cosas honrados, venerados y colocados en lugares preciosos. 12Los santisimos nombres y sus palabras escritas, dondequiera que los encuentre en lugares indebidos, quiero recogerlos y ruego que se recojan y se coloquen en lugar honroso. 13 Y a todos los teôlogos y a los que nos administran las santisimas palabras divinas, debemos honrar y venerar como a quienes nos administran espiritu y vida (cf. Jn 6,64). 14Y después que el Senor me dio hermanos, nadie me ensahaba qué deberia hacer, sino que el Altisimo mismo me revelô que deberia vivir segùn la forma del santo Evangelio. 15 Y yo hice que se escribiera en pocas palabras y sencillamente, y el senor Papa me lo confirmo. 16Y aquellos que venian a tomar esta vida, daban a los pobres todo lo que podian tener (Tob 1,3); y estaban contentos con una tûnica, forrada por dentro y por fuera, el cordon y los panos menores. 17Y no queriamos tener mâs. 18Los clérigos deciamos el oficio como los otros clérigos; los laicos decian los Padrenuestros; y muy gustosamente permaneciamos en las iglesias. 19Y éramos iletrados y sùbditos de todos. 20Y yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y quiero firmemente que todos los otros hermanos trabaj en en trabajo que conviene al decoro. 21Los que no saben, que aprendan, no por la codicia de recibir el precio del trabajo, sino por el ejemplo y para rechazar la ociosidad. 22Y cuando no se nos dé el precio del trabajo, recurramos a la mesa del Senor, pidiendo limosna de puerta en puerta. 23E1 Senor me revelô que dijésemos el saludo: El Senor te dé la paz. 24Guârdense los hermanos de recibir en absoluto iglesias, moradas pobrecillas y todo lo que para ellos se construya, si no fueran como conviene a la santa pobreza que hemos prometido en la Régla, hospedândose alli siempre como forasteros y peregrinos (cf. 1 Pe 2,11). 25Mando firmemente por obediencia a todos los hermanos que, dondequiera que estén, no se atrevan a pedir documento alguno en la Curia romana, ni por si mismos ni por interpuesta persona, ni para la iglesia ni para otro lugar, ni con miras a la predicaciôn, ni por persecution de sus cuerpos; 26sino que, cuando en algùn lugar no sean recibidos, huyan a otra tierra para hacer penitencia con la bendiciôn de Dios. 78 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS 27Y firmemente quiero obedecer al ministro general de esta fraternidad y al guardian que le plazca darme. 28Y del tal modo quiero estar cautivo en sus manos, que no pueda ir o hacer mâs alla de la obediencia y de su voluntad, porque es mi senor. 29Y aunque sea simple y esté enfermo, quiero, sin embargo, tener siempre un clérigo que me rece el oficio como se contiene en la Regia. 30Y todos los otros hermanos estén obligados a obedecer de este modo a sus guardianes y a rezar el oficio segùn la Régla. 31Y los que fuesen hallados que no rezaran el oficio segùn la Régla y quisieran variarlo de otro modo, o que no fuesen catôlicos, todos los hermanos, dondequiera que estén, por obediencia estân obligados, dondequiera que hallaren a alguno de éstos, a presentarlo al custodio mâs cercano del lugar donde lo hallaren. 32Y el custodio esté firmemente obligado por obediencia a custodiario fuertemente dia y noche como a hombre en prisiôn, de tal manera que no pueda ser arrebatado de sus manos, hasta que personalmente lo ponga en manos de su ministro. 33Y el ministro esté firmemente obligado por obediencia a enviarlo con algunos hermanos que dia y noche lo custodien como a hombre en prisiôn, hasta que lo presenten ante el senor de Ostia, que es senor, protector y corrector de toda la fraternidad. 34Y no digan los hermanos: "Esta es otra Régla"; porque ésta es una recordaciôn, amonestaciôn, exhortaciôn y mi testamento que yo, hermano Francisco, pequenuelo, os hago a vosotros, mis hermanos benditos, por esto, para que guardemos mâs catôlicamente la Régla que hemos prometido al Senor. 35Y el ministro general y todos los otros ministros y custodios estén obligados por obediencia a no anadir ni quitar en estas palabras. 36Y tengan siempre este escrito consigo junto a la Regia. 37Y en todos los capitulos que hacen, cuando leen la Regia, lean también estas palabras. 38Y a todos mis hermanos, clérigos y laicos, mando firmemente por obediencia que no introduzcan glosas en la Régla ni en estas palabras diciendo: "Asi han de entenderse". 39Sino que asi como el Senor me dio el decir y escribir sencilla y puramente la Régla y estas palabras, asi sencillamente y sin glosa las entendâis y con santas obras las guardéis hasta el fin. 40Y todo el que guarde estas cosas, en el cielo sea colmado de la bendiciôn del altisimo Padre y en la tierra sea colmado de la bendiciôn de su amado Hijo con el santisimo Espiritu Parâclito y con todas las virtudes de los cielos y con todos los santos. 41Y yo, hermano Francisco, pequenuelo, vuestro siervo, os confirmo, todo cuanto puedo, por dentro y por fuera, esta santisima bendiciôn. 79 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS TESTAMENTO DE SIENA [TestS] lEscribe como bendigo a todos mis hermanos, los que estân en nuestra religion y los que vendrân a ella hasta el fin dei siglo... 2Puesto que, a causa de la debilidad y dolores de la enfermedad, no tengo fuerzas para hablar, brevemente declaro a mis hermanos mi voluntad en estas très palabras, a saber: 3que, en serial del recuerdo de mi bendiciôn y de mi testamento, siempre se amen mutuamente, 4siempre amen y guarden la santa pobreza, nuestra sehora, 5y que siempre se muestren fieles y sumisos a los prelados y todos los clérigos de la santa madré Iglesia. ÙLTIMA VOLUNTAD ESCRITA A SANTA CLARA [ULTVOL] 1 Yo, el hermano Francisco, pequehuelo, quiero seguir la vida y la pobreza del altisimo Senor nuestro Jesucristo y de su santisima Madré, y perseverar en ella hasta el fin; 2y os ruego, mis sehoras, y os doy el consejo de que siempre vivais en esta santisima vida y pobreza. 3Y protegeos mucho, para que de ninguna manera os apartéis jamâs de ella por la ensehanza o consejo de algui en. DE LA VERDADERA Y PERFECTA ALEGRIA |VerAl] 1E1 mismo fray Leonardo refiriô alli mismo que cierto dia el bienaventurado Francisco, en Santa Maria, llamô a fray Leon y le dijo: «Hermano Leon, escribe». 2E1 cual respondiô: «Heme aqui preparado». 3«Escribe -dijo- cuâl es la verdadera alegria. 4Viene un mensajero y dice que todos los maestros de Paris han ingresado en la Orden. Escribe: No es la verdadera alegria. 5Y que también, todos los prelados ultramontanos, arzobispos y obispos; y que también, el rey de Francia y el rey de Inglaterra. Escribe: No es la verdadera alegria. 6También, que mis frailes se fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; también, que tengo tanta gracia de Dios que sano a los enfermos y hago muchos milagros: Te digo que en todas estas cosas no esta la verdadera alegria. 7Pero ^,cuâl es la verdadera alegria? 8Vuelvo de Perusa y en una noche profunda 80 ESCRITOS COMPLETOS DE SAN FRANCISCO DE ASÎS llegô acâ, y es el tiempo de un invierno de lodos y tan frio, que se forman canelones del agua fria congelada en las extremidades de la tûnica, y hieren continuamente las piemas, y mana sangre de tales heridas. 9Y todo envuelto en lodo y frio y hielo, llego a la puerta, y, después de haber golpeado y llamado por largo tiempo, viene el hermano y pregunta: ^Quién es? Yo respondo: El hermano Francisco. 10Y él dice: Vete; no es hora decente de andar de camino; no entrarâs. 11E insistiendo yo de nuevo, me responde: Vete, tù eres un simple y un ignorante; ya no vienes con nosotros; nosotros somos tantos y taies, que no te necesitamos. 12Y yo de nuevo estoy de pie en la puerta y digo: Por amor de Dios recogedme esta noche. 13Y él responde: No lo haré. 14Vete al lugar de los Cruciferos y pide alli. 15Te digo que si hubiere tenido paciencia y no me hubiere alterado, que en esto esta la verdadera alegria y la verdadera virtud y la salvaciôn del aima.» 81